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Nigrotorax - por Chus Galego

“Era un jardín maravilloso y la mañana resultaba tan plácida con el sol del incipiente verano rozando las piedras del muro que Mellifera hubiese soltado un resoplido de placer si hubiese sido humana. Pero Mellifera era una simple abeja obrera que venía a hacer su trabajo sobre las olorosas lavandas moradas, dentro de las azuladas flores del duro romero, entre los brotes amarillentos del saludable hinojo. Hubiera exhalado un gritillo de gozo intenso si fuese mujer al ver las vistosas caléndulas anaranjadas y sentir la delicada humildad de las rosadas malvas. Podía decirse que estaba contenta con su trabajo y que no aspiraba a mucho más. El sol calentaba dulcemente las hierbas afiladas y la naturaleza se llenaba de sonidos familiares. El mediodía mostraba un jardín luminoso, sin sombras en las esquinas, señorial y fiero en su desaliño. La casa parecía abandonada. Las contraventanas estaban cerradas y la noble puerta se mostraba descolorida y cubierta de polvo.

No la vio venir. Tampoco la habría conocido. Nigrotorax paseaba su cuerpo voraz entre las delicadas manzanillas y sin pensarlo levantó el vuelo al ver a Mellifera. Esta lo vio todo negro sin ser consciente de ello. Los sonidos, los colores y los olores del jardín se esfumaron de sus sentidos. Solo quedó el jardín florecido al alcance de Nigrotorax, satisfecha con su botín. Nigrotorax despedazaba a la abeja, ahora ya innombrada, común en su despellejada inexistencia, con un amago de resentimiento si hubiera sido humana pero era una simple avispa velutina, una avispa asesina. Centrada en su trabajo no percibió el leve respingo de las flores. La vida continuaba, cruel en su hermosura estival”.

***

Viorica paró su lectura para recoger unas monedas que habían caído en el platillo que tenía delante de ella. Se sentía feliz. Era Navidad y estaba de suerte. El día anterior alguien había tirado al lado del contenedor un colchón de espuma y una bolsa con dos mantas. Sintió que le había tocado la lotería. Las piernas que pasaban por delante de sus ojos, encadenadas en bolsas de papel, eran más generosas que nunca y alargaban su mano in-móvil para soltar cantarinas monedillas en el cuenquito. La suerte estaba de su parte. En el supermercado le habían dado unos yogures caducados que aún estaban buenos. Eso había dicho la señora mientras le alargaba también una bolsa de mandarinas y una barra de pan. Para celebrarlo, Viorica se compró un zumo. Se había instalado en la puerta de un cajero cerca de una cafetería donde la dejaban ir al aseo. Por la mañana la dueña le ofrecía un café con leche con dos churros. Eso era la felicidad y no quería pensar que en dos días tendría que dejar su refugio. Había encontrado el libro en el mismo contenedor, en una bolsa con juguetes infantiles aún en buen estado. Los dejó allí por si eran del gusto de algún transeúnte con niños. Pero se quedó con el libro y con una baraja de ilustraciones preciosas, con dragones y princesas coloradas. Arcadas de lejano recuerdo infantil vinieron a su boca y una nube crispada se posó en sus ojos. Los cerró para olvidar. Hoy no, hoy no quería tener malos pensamientos. Se arrebujó en la manta aterida de frío y se puso a pelar una mandarina. Le sorprendió su perfección, sin ningún gajo podrido. Quería ser feliz. Quería una Nochebuena eterna comiendo mandarinas y leyendo fábulas de jardines olorosos aunque el desenlace fuese atroz. Poco a poco empezó a oscurecer. Iban cesando los pasos y ningún paseante compulsivo dejaba ya calderilla en su plato. Volvió a la lectura. En los edificios las ventanas se iluminaban y en la calle el silencio era total, cruel en su hermosura invernal.

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11 comentarios

  1. 1. Carlos Alma dice:

    Hola Chus.
    Aquí hay dos relatos independientes o se me escapa la conexión entre ambos?
    Me gustó la premisa de la abeja y sus aventuras en el jardín. Yo creo que no era necesario el inciso para describir la casa ya que no tiene relevancia en la historia. El exceso de adjetivos hace que el leguaje suene rebuscado. En este aspecto prefiero el segundo texto donde el leguaje es más claro y conciso pero aún así describe bien la escena y las emociones.

    Un saludo y yo estoy abajo con una fábula cortita por si te apetece comentar.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 10:39
  2. 2. Anaisa dice:

    Hola, yo creo que la conexión entre los dos textos queda clara al final. El primer texto se corresponde con el libro que Viorica lee en el segundo.
    Me encantó este artificio literario, también tu capacidad para inventar nombres. Por el tono y el tema, muy personal y reconocible como tuyo… Me ha gustado.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 13:05
  3. 3. Madame Bobal dice:

    Me ha parecido muy tierno, sobre todo la escena final y encontrar la conexión con la primera parte, que me tenía algo desconcertada.
    Describes muy bien las escenas y aunque los nombres resultan originales, me parecen difíciles de recordar.
    Me ha gustado mucho.
    Un saludo.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 18:38
  4. 4. Chus Galego dice:

    Carlos Alma,
    el lenguaje rebuscado de la fábula es pretendido para diferenciarlo de la acción principal: Viorica está leyendo una fábula de un libro que encontró entre la basura. Creo que así resulta verosímil porque el narrador de la historia central (Viorica) no puede ser el autor de la fábula. Gracias por tu comentario.
    Anaisa,
    los nombres surgen de las experiencias, incluso de las experiencias lectoras. Te confesaré que Viorica es el nombre de la traductora de los libros de Ana Blandiana, esa gran escritora rumana (inevitable el pareado ripioso). Gracias por tus palabras.
    Madame Bobal,
    la fábula no es tan tierna, aunque me gusta sugerir lo cruel desviando la atención hacia la belleza. Los nombre de la abeja y de la avispa son sus correspondientes nombres científicos. Gracias por leerme.
    Buen fin de semana a los tres.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 08:28
  5. 5. Moldy Blaston dice:

    Hola Chus, buenos días. Has conseguido emocionarme. Tremendo relato, con un lenguaje que atrapa. Me lo he leído varias veces, porque he tenido que serenarme después de la primera lectura, para no lanzarme a escribirte de inmediato. Me ha encantado.
    No soy capaz de decirte más. Espero que entiendas mis limitaciones.
    Si decides darte un pequeño paseo, soy tu vecino del #74.
    Nos leemos pronto.
    Un saludo

    Escrito el 19 enero 2019 a las 08:48
  6. 6. Piquillín dice:

    Hola Chus: Me gustó mucho tu relato. Son dos textos distintos y muy bien logrados, redactados distintos de acuerdo a los distintos puntos de vista del narrador.
    Es una historia muy tierna que muestra como la literatura nos puede salvar en algunos caso.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 18:33
  7. 7. K. Marce dice:

    Saludos, Chus

    Muchas gracias por pasar a leer mi texto a voluntad. Aunque el taller nos pide que seamos concienzudos con los tres obligatorios, siempre termino haciendo un análisis a aquellos que también me visitan.

    Partiendo de ahí, deseo indicarte lo primero que me he notado.
    La frase inicial, tiene treinta y una palabras. Se sugiere que no sobrepasarse de las veinte palabras para que el texto sea entendible. Adicional, el mismo no tiene ninguna puntuación haciendo la lectura incómoda.
    Muchas personas suelen “pausar” en su mente donde ellos consideran oportuno. Pero siempre utilizo un lector electrónico mientras a voz alta leo el texto, y ese párrafo tiene ese problema a lo largo del mismo.
    Te marco, como creo que puede ser puntuado el mismo:
    «Era un jardín maravilloso, la mañana resultaba tan plácida con el sol del incipiente verano; rozando las piedras del muro que Mellifera hubiese soltado un resoplido de placer, si fuese humana. Pero, Mellifera era una simple abeja obrera. Venía a hacer su trabajo sobre las olorosas lavandas moradas, dentro de las azuladas flores del duro romero, entre los brotes amarillentos del saludable hinojo. Hubiera exhalado un gritito de gozo intenso, si fuese mujer, al ver las vistosas caléndulas anaranjadas. Sentir la delicada humildad de las rosadas malvas. Podía decirse que estaba contenta con su trabajo y que no aspiraba a mucho más. El sol calentaba dulcemente las hierbas afiladas y la naturaleza se llenaba de sonidos familiares. El mediodía mostraba un jardín luminoso, sin sombras en las esquinas, señorial y fiero en su desaliño. La casa parecía abandonada. Las contraventanas estaban cerradas y la noble puerta se mostraba descolorida y cubierta de polvo.»

    El segundo párrafo maneja una mejor puntuación. Aunque sigue con las oraciones extensas. Recuerda que una oración corta, será más comprensible.

    Se recomienda que en espacios reducidos, se trate de evitar la repetición de palabras. En estos dos párrafos (el cuento), encontramos jardín (5 veces), hubiese, trabajo, mostraba, avispa. Esto se corrige, modificando la oración, sustituyéndola por un sinónimo o incluso, eliminando la segunda palabra:
    >> pero era una simple asesina avispa velutina,
    >> El mediodía mostraba un jardín luminoso, (…) la noble puerta lucía descolorida y cubierta de polvo.
    >> Mellifera soltaría un resoplido de placer, si hubiera sido humana, /o/ Mellifera hubiese soltado un resoplido de placer, si fuese humana,

    Errores ortográficos:
    innombrada ->> innombrable (sería “sin nombre” en su defecto)
    A lo largo del texto se han usado diminutivos. No es incorrecto hacer uso de ellos, pero no colocarlos de manera seguida: monedillas ->> moneditas, cuenquillo (cuenquito), etc. Cabe mencionar que las normas de escritura nos indica cuales modificaciones tendrán determinadas palabras por su terminación. Ahora, existe también el lenguaje coloquial que si utiliza otra terminación distinta a lo que la RAE declara como válido. Las terminaciones “illa/o” son más regionales, “perro- perrillo, en lugar de perrito”. Aunque en mi región se usa mucho tal como lo pide la RAE, siempre trato de evitar el uso de diminutivos que no son realmente necesarios, y que no me funcionan para enmarcar una idea concreta. En el texto creo que algunos pueden obviarse.

    > Los sonidos, los colores y los olores del jardín –
    En este caso, hay una cacofonía involuntaria. Esto se resuelve, modificando el orden de las palabras, o cambiándolas por otras. Recuerda que los cambios no necesariamente alteran la idea.
    >> Los colores, sonidos y olores del jardín /o/ Los sonidos, los colores y los aromas del jardín

    En la segunda parte del texto (la historia de Viorica), también hay una serie de repetición de palabras. Te marco las más notorias:
    había/n (7 veces), quería (3), estaba, lectura, libro, suerte, bolsa, contenedor, ojos, aún, etc.
    > Era Navidad y estaba de suerte (…) La suerte estaba de su parte. ->> Era Navidad y estaba de suerte (…) La fortuna le sonreía. /o/ Era Navidad, se sentía afortunada(…) La suerte estaba de su parte./o/ Era Navidad y tenía suerte (…) La ventura estaba de su parte.

    No sé cómo catalogar el texto, ya que no encaja en lo que es una “escena” per se, con una introducción, un nudo y un desenlace. Siendo dos historias, era un poco difícil hilar ambas sin sacrificar algo. Por lo que me atrevería a dejarlo como un cuento corto.

    La historia se comprende en dos escenarios, el literario y el real de la niña. Aunque ambos son distintos, hay similitudes en cuanto a lo que el destino parece depararle a los más indefensos. Por lo que la segunda parte, siendo la real, me ha causado una profunda tristeza. Ya que pese a todo lo positivo que parece acontecerle a la protagonista, su calidad de vida no vislumbra en mejorar. Me gustan las historias con finales felices, y aquí no sé si existe.

    Pero alejándonos de la impresión que es muy propia del lector, creo que has creado muy bien ambos propuestas. Todo me parece bien descrito y la idea que deseabas trasmitir se ha dejado. Siendo que los dos pueden también tener un distanciamiento y leerse como historias completamente independientes. Eso me ha gustado mucho.

    Espero que tomes en cuenta a bien lo expuesto, te es entregado con el mayor de los respetos que tu trabajo merece.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 25 enero 2019 a las 00:27
  8. 8. MOT dice:

    Hola Chus.
    Tierno. Esa es la palabra que me ha venido a la cabeza una vez leído tu relato. Me ha gustado.
    Sin embargo, el primer párrafo me ha parecido muy, demasiado largo y creo, personalmente, que no aporta nada a la historia en sí, la cual se desarrolla en el segundo párrafo. Y este segundo párrafo, también desde una perspectiva estrictamente personal, lo considero muy denso, muy pastoso; algunos punto y aparte no le vendrían nada mal.
    Repito que la ternura de la historia me ha llegado hondo, una historia muy emotiva y hermosa.
    Saludos

    Escrito el 25 enero 2019 a las 19:54
  9. 9. Josè maría dice:

    Hola no veo la relación del primer párrafo con el segundo,quizás si hubieras empezado con “viorica leía un libro encontrado en la basura”…el segundo párrafo es la verdadera historia y creo que demasiado largo,pero no soy experto,me ha gustado los dos relatos pero por separados, un saludo.
    Mi relato es el 85 por si quieres pasarte

    Escrito el 26 enero 2019 a las 19:36
  10. 10. Chus Galego dice:

    Moldy:
    Gracias por leer mi relato. Me alegra que te haya emocionado. Ese es uno de los objetivos de la literatura: dejar un rastro de emoción, hacer pensar, marcar una huella en la arena de la conciencia, aunque sea leve. Gracias.
    Piquillín:
    No pretendía hacer una historia tierna; en realidad, es terrible. Pero sí es cierto que lo disfracé de cierta ternura en el lenguaje. Me gustan los contrastes.
    K.Marce:
    Mil gracias por tu trabajo. Mi relato no se merece tanto. Solo puedo agradecerte tú interés y dedicación y atenderé algunas de tus sugerencias, sobre todo en lo que se refiere a la repetición de palabra. He puesto “innombrada” a conciencia, consciente de que no existe, con el sentido de “no se puede nombrar porque ya no tiene nombre”. Sin ánimo de compararme, la invención de palabras es recurso de muchos escritores, como el clásico Quevedo o como otros más actuales, por ejemplo, el mozambiqueño Mía Couto, al que debemos el feliz hallazgo de “anonimada”, que tampoco está en la RAE. Por lo que respecta a la puntuación, no estoy de acuerdo con todo lo que me propones. Desde luego, no todo sería correcto según las normas del español peninsular. Sobre todo el primer párrafo, con esa propuesta de punto y coma que no acabo de ver. Pero, por supuesto, te estoy muy agradecida por tu esfuerzo y tus propuestas. Y sí, no es un relato tradicional con introducción, nudo y desenlace claros, ni tiene un final feliz. Me parece bien que la literatura también arañe o muerda de vez en cuando. Un abrazo.
    MOT:
    como ya he dicho más arriba, no es una historia tierna, aunque la envuelve un lenguaje inocuo.Revisaré la puntuación, ya que es un punto que me señalan otros participantes.
    José María:
    La relación entre las dos historias se ha señalado anteriormente. La clave es la frase final de cada una. Es cierto que no he puesto puntos y apartes que facilitarían la lectura. Lo tendré en cuenta en lo sucesivo.
    Gracias a todos y todas. Que paséis un buen día.

    Escrito el 27 enero 2019 a las 09:14
  11. 11. María Esther dice:

    Hola Chus, He leído tu relato, que al principio me sorprendió un poco, porque lo encontraba incoherente. Luego comprendí, pero quedé con la idea que quizás leyendo primero el de Viorica, no hubiera tenido dificultad.
    De todos modos me gustó que pudieras unir tan dolorosa historia con la lectura de un libro rescatado de la basura. Es una esperanza de redención, es algo que la sostiene unida por una tela de araña.
    Saludos, sigue escribiendo.

    Escrito el 29 enero 2019 a las 20:36

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