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Trueno, el tigrecito desobediente - por ROBERTA

Había una vez un tigrecito llamado Trueno. Era travieso, juguetón y algo desobediente. Esa mañana, su madre había ido por comida y los había dejado, a él y a su hermana Brisa, en la cueva de piedra.
– No se muevan de aquí por ninguna razón, yo enseguida regreso – les había dicho la tigresa, antes de salir.
Apenas la madre se alejó, Trueno se asomó para ver con qué podía jugar.
-Trueno, no te alejes, que mamá se va a enojar – le dijo Brisa, pero Trueno no le hizo caso y salió a investigar. La hierba se hamacaba con el suave viento y unas mariposas estaban revoloteando por allí. El tigrecito comenzó a perseguirlas, y así se fue alejando de la cueva y de su hermana, que lo llamaba continuamente.
Cuando se dio cuenta, estaba bastante lejos de su hogar, y no sabía cómo regresar. Trató de orientarse, queriendo reconocer algún lugar cuando, de pronto, vio que tres cerdos salvajes lo estaban mirando. Trueno se asustó y comenzó a correr, y los tres cerdos comenzaron a correr detrás de él. Su madre le había advertido que los cerdos salvajes pueden ser muy peligrosos cuando están hambrientos.
Trueno corrió y corrió hasta casi quedar sin aliento, y al volver la vista atrás vio que a lo lejos venían sus perseguidores. De pronto vio un agujero en una piedra y decidió esconderse allí. Tal vez los cerdos seguirían su camino cuando no lo vieran más delante de ellos, pensó el tigrecito.
Cuando se metió en el hueco vio que era una cueva muy grande y pensó que allí estaría a salvo. Un olor desagradable y raro inundaba el lugar; Trueno no sabía de qué se trataba. El lugar era frío, húmedo y tuvo miedo. Además comenzaba a sentir hambre y extrañaba a su familia. Volvió a escuchar el sonido de los cerdos, lo habían perseguido hasta ahí y estaban entrando a la caverna.
De repente, del fondo del refugio surgió un rugido ensordecedor y un fuego llenó toda la estancia y avanzó hacia la salida. Trueno se escondió en un hueco de la roca y vio como unas llamaradas pasaban a su lado iluminándolo todo y llenándolo de calor.
Los cerdos huyeron despavoridos y él comenzó a temblar como una hoja al viento. Todo quedó a oscuras otra vez. Una bestia enorme, de grandes ojos rojos, toda cubierta de escamas se le acercó:
– ¿Qué haces aquí, pequeñín? – le preguntó, acercándole dos enormes orificios nasales a su hocico.
– Estoy perdido, me alejé de mi cueva y esos cerdos me perseguían…- contestó Trueno, que estaba confundido y muerto de miedo.
– No temas, me llamo Asentot, soy un dragón, y esta es mi cueva. No voy a hacerte daño.
– ¿Un dragón? No sabía que existían, nunca había visto uno.
– ¡Seguro! Eres muy pequeño y no sabes algunas cosas. Debes tener hambre, te traeré un poco de comida. Y luego regresaremos a casa, ¿eh? – dijo el dragón mientras se alejaba hacia el fondo de la cueva.
El dragón le dio algo para comer y estuvieron conversando un rato…Trueno no sabía cuánto tiempo había pasado. Al mirar hacia la entrada de la cueva vio que afuera anochecía. Todo se había cubierto de sombras.
Asentot le dijo que tendría que al alba lo llevaría de vuelta con su madre.
Se acurrucaron los dos en el fondo de la caverna y durmieron, Trueno con el morro apoyado en una de las patas del dragón. Al amanecer, se despertaron y salieron. El sol todavía no se había asomado por el horizonte y el cielo estaba completamente rojo. Asentot tomó al tigre por el cuello con su gran boca y levantó vuelo. Trueno estaba fascinado…estaba volando…no lo podía creer. Desde allí miraba la sabana extenderse a sus pies. Entre un puñado de árboles estaba su cueva, creyó reconocerla y se la señaló a Asentot.
Con extrema delicadeza el dragón apoyó al tigrecito en el suelo y le dijo:
-No vuelvas a desobedecer a tu madre, la vida no es un juego de barajas donde puedes mezclar y dar de nuevo si no te tocaron las cartas adecuadas. Esta vez tuviste suerte.
Apoyó sus fosas nasales en el morro del tigre, a modo de saludo y levantó vuelo.
La tigresa salió de la cueva y al ver a su cachorro, lo lamió con dulzura y le dijo:
– No vuelvas a hacerme esto, pequeño bandido.

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7 comentarios

  1. 1. M.L.Plaza dice:

    Hola Roberta.
    Has escrito una historia muy bonita. Me encantan los cuentos de dragones buenos y compasivos.
    La historia está bien escrita aunque por momentos es excesivamente explicativa. También repites palabras alejen,alejes,alejado, lejos,tres cerdos,empezar a correr, correr.
    El final es lo que menos me gusta. ¿Trueno y el dragón no se van a volver a ver? Si tienes un dragón protector es para disfrutarlo durante mucho tiempo.
    Me ha gustado mucho leer tu relato.
    Saludos

    Escrito el 18 enero 2019 a las 01:25
  2. 2. María Esther dice:

    Hola Roberta, he leído fácilmente tu fábula, que está bien escrita, tiene conflicto y sus personajes están bien caracterizados. El desobediente aprende la lección, viviendo una experiencia difícil que sabes plantear y desarrollar muy bien. Logras emocionar al lector,llevándolo hasta la solución del problema mostrando la bondad del dragón,la ternura de la madre,agradecida por el final feliz.
    Las tres palabras adecuadamente usadas.
    Me gustó mucho tu relato.
    Soy tu vecina en el lugar 21.
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 01:26
  3. 3. Galia dice:

    Buenas tardes Roberta, muy tierna tu fábula, me resulta un poco extraño ver un dragón tan bondadoso pero es eso, una fábula. La única observación es que no está clara la siguiente oración, calculo que le falta un verbo: “Asentot le dijo que tendría que al alba lo llevaría de vuelta con su madre”, quizás el verbo esperar.
    Nos seguimos leyendo, estoy en el 65.
    Saludos.
    Galia.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 22:30
  4. 4. ROBERTA dice:

    Hola M. L. Plaza, María Esther y Galia.
    Muchas gracias por haberme leído.
    Me costó bastante escribir esta fábula, no es tarea fácil humanizar a los animales. Creo que lo que más me gusta de ellos es que NO son humanos.
    Gracias, M.L. por tus correcciones, las tendré muy en cuenta.
    Gracias, María Esther, tu comentario es inspirador.
    Gracias, Galia…creo que la palabra que faltó es definidamente “esperar”.
    Pasaré por sus relatos.
    Saludos cordiales.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 23:06
  5. 5. Pilar dice:

    Hola Roberta!!

    Qué bien que hayas puesto al dragón de bondadoso, ya me estaba temiendo lo peor para el pequeño Trueno!!!

    A las repetidas palabras que ya te han dicho, yo sumaría «vio». Y también coincido en que a partir de cuando se adentra en la caverna resulta demasiado descriptivo y se ralentiza el ritmo. Me hubiera gustado más conocer las sensaciones del tigre ante la gran aventura que estaba viviendo y cómo se lo explicaría a su madre… Pero, así es tu historia y yo la he leído con mucho agrado: tienes buena técnica y soltura con el vocabulario;las palabras obligadas fluyen bien y de la fábula se puede extraer una enseñanza, así que… ¡Prueba superada!!
    Saludos!

    Escrito el 20 enero 2019 a las 17:46
  6. 6. ROBERTA dice:

    Hola Pilar.
    Gracias por haberme leído. Agradezco tus comentarios y,sin lugar a dudas, hubiese enriquecido mucho el relato que Trueno le hubiese contado sus densaciones a su madre. No se me ocurrió. Como dices “asi es la historia”. Gracias nuevamente.
    Saludos cordiales

    Escrito el 23 enero 2019 a las 22:15
  7. 7. Josè maría dice:

    Hola roberta muy bonito tu relato y buena fabula

    Escrito el 24 enero 2019 a las 21:13

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