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Dragones en el techo - por Wanda

Web: http://unrincondelalmablog.worpress.com

ー¡Deja de temblar tanto Snoopy que no es para tanto!

La tía Layla siempre había sido algo ruda con él.

Su gran cuerpo blanco la hacía verse más grande de lo que en realidad era y sus coquetas manchas café, la distinguían como la hermana más agraciada y campeona del “best in show” canino del país.

Caminó despacio hacia un rincón del patio alejándose del miedoso perro.

Miró despectiva al asustado Beagle, que con sus largas orejas café, que más de una vez lo hicieron tropezar al correr cuando era un cachorro, se tapaba los ojos.

A la vista de un extraño, Snoopy parecía un perro ganador. Con un porte hermoso, su pelaje con colores negro, café y blanco llamaban la atención, pero la sola presencia de ese extraño lo haría correr a esconderse detrás de su madre o de su burlona tía.

Sasha regresaba a la cama después de inspeccionar el patio, tratando de calmar a su asustadizo hijo, quien miraba sombras de grandes dragones y monstruos humanos por doquier.

Esta no era muy agraciada. Una vez quiso participar en el concurso, pero fue rechazada por no portar los rasgos característicos de su raza. Su pelaje era casi en su totalidad negro, de patas blancas y orejas cortas, y el sobrepeso después de ser madre le hacía ver más baja.

Aunque su confianza y temple, causaba envidia hasta en su hermana, que siempre resultaba ganadora. Ya de avanzada edad sabía que una de sus mejores cualidades era ser una magnifica madre.

Snoopy era el único hijo que habían dejado con ella. A pesar de sus cuidados Layla lo había convertido en un manojo de nervios.

Esto la obligaba cada cierto tiempo, hacer rondas por las noches, para tratar de calmar sus ataques de pánico y convencerlo de que en el patio no habitaba ningún dragón.

Una baraja que había quedado tirada la última vez que las personas de la casa habían hecho una fiesta, agotaron la última esperanza de Sasha que el asunto fuera olvidado.

La imagen que Snoopy vio ese día lo convenció que en realidad un dragón estaba escondido en el techo, y sentía confirmado que los ruidos que escuchaba eran las garras del mítico animal.

Al día siguiente el ajetreo los despertó a todos. Los jardineros estaban cortando la mayoría de la enredadera que cubría los muros y podando la grama de extenso terreno.

Snoopy se refugió en su casita y no salió de ella en toda la tarde.

Sasha siempre desconfiada olfateo a los visitantes, manteniendo su distancia. Layla siempre aventurera y amigable olfateo y jugó con los hombres haciendo todo lo posible para llamar su atención.

Al marcharse los hombres, salieron a disfrutar la luz que entraba al patio sin tanta planta. Sasha observaba atenta a Snoopy correr tras los grillos desprotegidos sin la grama alta. Mientras tanto Layla se revolcaba de espaldas tratando de rascarse.

Una vez llegada la noche, la rutina de vigilancia de Sasha se reanudó, para darle paz mental a su hijo.

Snoopy no podía dormir aquella noche. Un aullido leve se oyó a la distancia. Observó sus alrededores y no vio a Sasha ni a Layla.

Corrió sin pensarlo siguiendo el sonido. En una esquina pudo ver a su familia, una detrás de la otra. Nuevamente escuchó ese aullido, casi como un grito de su madre que trataba de ahuyentar algo frente a ella.

Sorprendido observó un gran dragón a punto de escupir fuego, con su boca abierta como había visto en la baraja. Sus uñas y su cola larga era lo que más le atemorizaba.

Sentía su corazón a punto de explotar en su pecho, pero el temor en los ojos de Sasha, lo sacaron de aquel trance y ladró como nunca, fue casi un rugido. Corrió y saltó sobre el animal. Sintió un latigazo de su cola en la nariz, pero no le importó. Logró ahuyentarla y escuchó alerta, hasta que sus largas uñas rasguñaron el techo de la casa.

Las dos hembras corrieron hasta Snoopy agradecidas.

Ahora camina con un poco más de confianza.

Los cuentos de Layla ya no le hacen tanto miedo. Ahora es él, el que patrulla de noche. Cuando escucha un rechinido en el techo, no duda en correr a espantar al intruso. Su mamá duerme tranquila por las noches pues su hijo la cuida ahora.

Podemos decir que no hay miedo que valga si quien está en peligro es a quien más amas.

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6 comentarios

  1. 1. miguel_madriles dice:

    Gracias por tu comentario Wanda. Tu relato es tierno, no hay nada que no pueda conseguir el amor. Ánimo, sigamos escribiendo.

    Escrito el 17 enero 2019 a las 16:19
  2. Estimada colega, aquí estoy… Gracias por la invitación. Tengo algunas apreciaciones que hacerte, espero las tomes como referencia constructiva, van siempre expresadas con todo respeto. He visitado tu maravilloso blog (el cual no conocía) y he descubierto con agrado que ya has confeccionado varios interesantes relatos (incluso varios en inglés), eso demuestra que vas por muy buen camino. Literautas es un taller muy útil por lo que podemos aprender y recibir de quienes nos leen y entienden nuestro “rollo” creativo. El reto de enero era intentar confeccionar una fábula, donde los protagonistas de nuestro relato fuesen animales humanizados. Pero, al menos como yo lo veo, tu relato no logra ese requisito. Con esto no quiero decir que tu texto no posea interés, al contrario, manifiestas un bello tributo a los adorables caninos, quienes siempre sorprenden por su inalterable lealtad y amor incondicional. Puedo sugerirte, para alcanzar fabular tu relato, sustituir la voz del narrador (que es quien siempre describe las emociones de tus protagonistas), por diálogos (o pensamientos) de tus canes, e incluso del propio temible dragón. ¡Por lo demás, es otra historia original y bella, digna de estar publicada con una foto alegórica en tu blog! Mis saludos cordiales.

    Escrito el 17 enero 2019 a las 18:15
  3. 3. Chus Galego dice:

    Hola, Wanda.
    Coincido con Alfredo Manbié en que tu relato no es exactamente una fábula, aunque es un cuento enternecedor.
    Me parece que tienes algunos errores de puntuación, sobre todo con las comas. POr ejemplo, en “Aunque su confianza y temple, causaba envidia hasta en su hermana” esa coma entiendo que no es necesaria.
    También veo algunas repeticiones que se podían evitar, por ejemplo:”Miró despectiva al asustado Beagle, que con sus largas orejas café, que más de una vez…” el primer “que” podrías cambiarlo por “quien con sus largas orejas…”, con lo que, además, lograrías humanizarlo.
    En fin, son pequeñas correcciones subjetivas que puedes tener en cuenta o no.
    Por lo demás, es un relato muy tierno.
    Un saludo.

    Escrito el 18 enero 2019 a las 20:29
  4. 4. Josè maría dice:

    Hola Wanda.no se como los compañeros no encuentran la fábula ,por ejemplo. “Cuando llega la hora de ser valiente cualquiera vale”….
    Un saludo, Mi relato esta en el 85, por si quieres darte una vuelta.

    Escrito el 25 enero 2019 a las 21:47
  5. 5. Wanda Reyes dice:

    Chus y Alfredo, agradezco sus comentarios y los tomaré en cuenta. Lo único es que difiero con ustedes en cuanto a que el relato no cumple como fábula. Saludos y gracias nuevamente por tomarse el tiempo de leer mi relato.

    Escrito el 4 febrero 2019 a las 15:53
  6. 6. Wanda Reyes dice:

    Gracias Miguel por tu comentario. Saludos

    Escrito el 4 febrero 2019 a las 15:53

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