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El tamaño no importa - por Pilar

—¡Crecen tan rápido nuestras crías!, ¿verdad? —exclamó la madre con nostalgia, retornado a la eclosión de los huevos, hacía solo unos días.
—Así es, cariño, sobre todo Curro… —contestó el padre con un gesto preocupado, atento a cómo su bebé lagartija intentaba colarse por un minúsculo hueco en la piedra de la pared del Alcázar de Sevilla—. ¿No te parece desmesurado su tamaño?
—¡¡¡Nooo!!! A mí me parece tan precioso como sus hermanas. Mira su cabecita perfecta, su colita perfecta, sus garritas perfectas…
—Y esos dos bultitos perfectos sobre la espalda.
—¿Estás de broma? ¿Cómo puedes criticar así a tu hijo? —replicó enfadada.
—No lo critico, mi alma, pero lo miras con ojos de madre primeriza, sobrepasada de emociones.

Ella, vivaracha, estiró el cuello en posición desafiante, y exhaló por las fosas nasales un vaporcillo, visible únicamente en los momentos de tensión.

—¡Claro —se quejó—, cómo tú solo diste la semilla! Si hubieses sufrido el embarazo y el desove, no te fijarías en esos detalles tan tontos.
—No te acolares, lucero: igual que tú, yo quiero hasta el infinito y más allá a este pequeño reptil y por eso sé reconocer sus defectos. Y nuestro hijo tiene un puñado: acuérdate del pedazo huevo que pusiste, ¡si casi te partes en dos! —Se acercó a su mujer para acariciarla con esos movimientos hábiles de la lengua capaces de relajarla. Conocía bien su estado sensible en aquellos días y debía jugar bien su baraja para no provocar una pelea estúpida. Ella reaccionó con un sonido a medias entre el bufido y la risa.

—Lo siento… —se disculpó, cariñoso—. Pero mírale, ¡es tan raro!
—Sí, el huevo fue un poquito más grande de lo normal y ahora su tamaño excede al de las lagartijas de nuestra especie… Pero todas esas diferencias le hacen maravilloso y único. Yo lo adoro tal y como es. No le cambiaría nada. No lo cambiaría por nada.
—Tienes razón. Aunque esos dos chichones del lomo me tienen desconcertado…
—Déjalo ya, anda, no le des más vueltas, será por genética: tú eres un poco chepado… —concluyó la mamá, perdiendo el interés en la conversación y aplanándose sobre el suelo, con los ojos cerrados, receptiva al calorcillo del sol y a las moscas que pululaban a su alrededor, aprovechando su posición estática, a riesgo de ser engullidas.

Mientras, su marido la observaba y por primera vez la encontró extraña: no era una lagartija común: no tenía protuberancias en la espalda, cierto, pero su manera de caminar, de trepar, resultaba un tanto espesa, lenta. Poseía un cuerpo tosco y desgarbado, hasta la cola aparentaba más corta y ancha comparada con el resto de hembras. Todas esas discordancias las compensaba con una piel escamada, mucho más brillante, y unos ojos expresivos con el fondo en rojo, nada habitual. Devolvió la mirada hacia su camada, que jugaba a la sombra de los rosales. Curro sobresalía entre sus cuatro hermanas con ese espinazo irregular, montañoso, inquietante…

—Me refiero a que cada día crecen un poquito más, como si fuesen a reventar y a salirle algo de ahí dentro…—insistió.
—Abandona, chiquillo, te estás poniendo muy pesado… Se está desarrollando, aún no tiene las proporciones adecuadas y punto.
—No son solo los bultos: es la forma de la cabeza, el tipo de escamas, esos dedos gruesos… Pero claro, llevarás razón, será la genética: tengo ciertas sospechas.
—A ver, ¿adónde quieres llegar? —preguntó alarmada, abriendo nuevamente los ojos —¿No me estarás acusando de infidelidad?
—¡En absoluto! Más bien, pensaba en tu madre.
—¿Mi madre? ¡Por los clavos de Cristo! Explícame qué tiene que ver ella en todo esto.
—Pues la genética, amor mío… —La miró con temor, mientras su mujer esperaba que continuase hablando. Las cartas estaban echadas—: Se comenta que tuvo un romance con un dragón de Juego de Tronos cuando rodaron aquí, en Sevilla.

Hubo un momento de silencio y quietud tirante, ni las moscas se atrevían a pasar entre los dos. Miraban a Curro escudriñando los vestigios de la herencia biológica, cuestionándose cuánto habría de cierto en aquel rumor. El bebé lagartija peleaba en broma con sus hermanas y, de repente, la hierba alrededor comenzó a arder.

—Misterio resulto —murmuró el padre ante la perplejidad de su mujer, ocupada en digerir su híbrida identidad—. Oye, mi vida, no te preocupes: vengan de donde vengan vuestros genes, las niñas y yo os queremos igual. Y míralo por el lado positivo: nunca más comeremos bichos crudos.

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19 comentarios

  1. 1. M.L.Plaza dice:

    Hola Pilar.
    Has escrito un relato divertido y muy original, que se lee muy bien. La frase final es estupenda.
    La frase “las moscas que pululaban a su alrededor, aprovechando su posición estática, a riesgo de ser engullidas.” me parece muy complicada. En todo caso yo la pondría: las moscas que, aprovechando su posición estática, pululaban a su alrededor, a riesgo de ser engullidas. Pero es una mera opinión personal.
    En devolvió la mirada, pondría desvió la mirada.
    Lo de los clavos de Cristo entre lagartijas me suena rarísimo. Me parece más normal algo como por los cepos del Gran Lagarto, o algo por el estilo. Pero ya te digo que es una cuestión personal.
    Pues si que le has buscado un buen linaje a Curro y a su madre. ¡Nada menos que el dragón de Juego de Tronos! Anda que no va a presumir de adolescente entre las lagartijas del Alcazar.
    Me lo he pasado estupendamente leyendo tu relato.
    Saludos

    Escrito el 18 enero 2019 a las 01:50
  2. 2. Pilar dice:

    Hola ML Plaza!!

    Un placer que hayas pasado por aquí y hayas dejado esos comentarios tan enriquecedores. ¡Gracias!
    Quise ponerles un toque sevillano a las largatijas, de ahí lo de “chiquillo” “mi alma” o “los clavos de Cristo” (Pido perdón a los literautas sevillanos por ser tan tópica) pero, repito, me vienen genial tus sugerencias porque estaba bastante insegura este mes. Recabaré todos los consejos que me den y le daré una vuelta.
    En breve me paso por tu relato!!

    Escrito el 18 enero 2019 a las 10:02
  3. 3. Doralú dice:

    !Hola Pilar!

    He disfrutado mucho tu relato. Pude imaginar perfectamente las escenas a medida que leía la fábula y en ocasiones me sonreí. Me encantó la manera de resolver que madre e hijo son producto del amor por un dragón.
    Bella moraleja sobre la aceptación de las diferencias y las ventajas que ellas traen.

    Un abrazo

    Escrito el 18 enero 2019 a las 20:52
  4. 4. Osvaldo Vela dice:

    Hola pilar. que este 2019 sea benévolo y bendecido para ti.
    Mira que tu texto contiene gracia, el simple hecho al poner las dudas de un matrimonio al descubierto le da esencia a la trama.

    Los reclamos que surgen de estas diferencias van poco a poco subiendo de tono hasta casi terminar en una batalla campal. El comportamiento lo manejas con la maestría justa para exhibir a una familia simplemente normal.

    pero lo que me lleno, como en cualquier otra fabula, fue el desenlace positivo de la historia.

    te felicito.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 04:35
  5. 5. Pilar dice:

    Gracias Doralú y Osvaldo, siempre tan amable y cumplidores. Me emociona que os haya gustado y divertido… pasaré por vuestras historias.
    Saludos!

    Escrito el 19 enero 2019 a las 13:47
  6. 6. ROBERTA dice:

    Hola, Pilar.
    Simplemente me encantó tu relato!
    La fluidez de los diálogos está excelentemente lograda, sin lugar a dudas.
    La vuelta de tuerca de la genética me pareció genial.
    Felicitaciones.
    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2019 a las 23:33
  7. 7. María Esther dice:

    Hola Pilar, comparto con los compañeros que es un relato divertido,porque resuelve una situación que viene subiendo de tono,de una manera natural, sin levantar la voz diría yo.
    Agrego que podría ser un poco extensa la descripción tan detallada sobre
    Curro, pero que a la vez muestra la preocupación de ambos padres por ese hijo marcado por las diferencias genéticas.
    Está bien escrito y se lee sin tropiezos, salvo, debo confesarte que se me queda en el tintero lo de los bichos crudos.
    Saludos.

    Escrito el 20 enero 2019 a las 03:09
  8. 8. Pilar dice:

    Hola María Esther,
    Muchísimas gracias por tu comentario, le daré una vuelta a la frase final, ya sin prisas…
    Paso en breve por el tuyo.

    Escrito el 20 enero 2019 a las 20:40
  9. 9. V. Arenas dice:

    Hola, Pilar.
    Te felicito por tu fábula, en general, me ha gustado; eso sí, más la parte del final que la del principio. Tengo que reconocer que me he reído cuando he leído lo del escarceo con un dragón de Juego de Tronos cuando estuvieron rodando en Sevilla. Tal vez el desarrollo de las críticas del padre al aspecto de su hijo con genes de dragoncillo podría acortarse (aunque esto depende del gusto de cada uno, claro).
    Me ha parecido un relato ingenioso.

    Por si te apetece pasarte por el mío, es el 28.

    Un saludo, y espero seguir leyéndote.

    Escrito el 22 enero 2019 a las 08:28
  10. 10. Osvaldo Vela dice:

    Hola Pilar agradezco tu regreso a mi texto para comentar por segunda vez. Mi reacción de tu aporte a mi escrito te lo envié con un propósito en mente; el que descubrieras lo importante que es la participación en los comentarios.

    Con tu sugerencia, activaste en mi escritura la urgencia de bajarle un poco al tono del enamoramiento de Ernestina. El resultado,aunque como tu dices, posee la misma esencia, al analizarlo, tiene mas atractivo.

    Yo soy del pensar que, se aprende mucho mas, de seguir las recomendaciones de los comentarios que del reto mensual que tenemos. y también se aprende de poner atención a las aportaciones que recibe algún escrito que te guste.

    Deseando lo mejor para el futuro, espero que mis pensamientos no agobien tu escritura y le den alas para volar alto.

    Escrito el 23 enero 2019 a las 16:09
  11. 11. isan dice:

    Hola Pilar:
    Un cuento muy divertido. Se veía venir la casta del mozuelo, pero no se adivinaba cómo lo resolverías y ha sido una sorpresa lo del Juego de Tronos. El título ya nos daba una pista Tal vez has dado demasiadas vueltas al mismo esquema, pero ha sido ameno con un lenguaje muy natural. El final gracioso define la idea de la autora.
    Te comento algunos despistes de forma a la hora de teclear:
    “…, retornado a la eclosión de los huevos…” Supongo que será “retornando”.
    “—No te acolares, lucero” No te acalores.
    “—Misterio resulto…” resuelto.

    Escrito el 23 enero 2019 a las 20:50
  12. 12. Pilar dice:

    Isan,

    Gracias por comentar, voy a corregir los errores que me indicas, siempre se me cuelan a mí y al corrector…

    Escrito el 24 enero 2019 a las 11:44
  13. 13. Menta dice:

    Buenos días Pilar: Me ha gustado mucho tu relato porque es natural y simpático.

    La aportación del ADN del dragón de Juegos de Tronos, es original e ingeniosa. Muy divertido.

    Un saludo, Menta

    Escrito el 25 enero 2019 a las 13:29
  14. 14. Josè maría dice:

    Hola Pilar, tu relato me ha gustado mucho, incluso me pareció divertido y entretenido, un placer leerlo.Lo de la gramática y ortografía lo dejo para los más expertos,se que es importante, pero hasta que no lo consiga me gusta de leer relatos como el tuyo.
    Un saludo, mi relato esta en el 85 por si quieres darte una vueltecita

    Escrito el 25 enero 2019 a las 15:24
  15. 15. Pilar dice:

    Gracias Menta y José María, y en general a todos vosotros, al final acabo contenta, pues no me veía cómoda en el género fábula y no sabía cómo iba a caer la alusión a Juego de Tronos.
    Con todos vuestros comentarios, y diciendo esto miro especialmente a Osvaldo, le voy a a dar un repaso para aplicar vuestras sugerencias y las ideas que ido cogiendo de leer otros textos. Gracias por compartir y por ser tan participativos, cada opinión suma y entre todos nos hacemos un poquito más expertos.

    José María… voy allá!!!

    Escrito el 25 enero 2019 a las 18:42
  16. 16. HUGO dice:

    Hola Pilar:
    Muchas gracias por leer y comentar mi fábula. Hace varios días que había leído tu trabajo pero en ese momento no tuve tiempo de analizarlo y después se me traspapeló, pero lo hago ahora aunque sea un poco tarde pero dentro del plazo. Además corro con la ventaja de tener los comentarios de los compañeros que me preceden, con los cuales coincido sobre todo en lo bueno que es tu relato y como lo hemos disfrutado. Trataré de aportar cosas que no se hayan dicho:

    Desde el comienzo, el narrador cede su lugar a los personajes que se presentan a través del diálogo –muy bien logrado-. El padre presenta a Curro, único personaje con nombre, lo cual creo que es necesario para diferenciarlo de las hermanas. Cuando el padre se refiere a su mujer la llama: cariño, mi alma, lucero, amor mío o mi vida. En cambio ella solo en una oportunidad lo llama chiquillo. Y la narradora se refiere a ellos como su marido o su mujer e interviene solo lo necesario. Lo que logras con este estilo directo es reducir la distancia entre los personajes y el lector y que nos identifiquemos inmediatamente con ellos.

    “—No te acalores, lucero: igual que tú, yo quiero hasta el infinito y más allá a este pequeño reptil y por eso sé reconocer sus defectos. Y nuestro hijo tiene un puñado: acuérdate del pedazo huevo que pusiste, ¡si casi te partes en dos! —Se acercó a su mujer para acariciarla con esos movimientos hábiles de la lengua capaces de relajarla. Conocía bien su estado sensible en aquellos días y debía jugar bien su baraja para no provocar una pelea estúpida. Ella reaccionó con un sonido a medias entre el bufido y la risa.

    —Lo siento… —se disculpó, cariñoso—. Pero mírale, ¡es tan raro!”

    En este diálogo habla el padre; y la narradora, al final de su intervención, parece estar dando paso para que hable la madre: “Ella reaccionó con un sonido a medias entre el bufido y la risa.” Sin embargo continúa hablando el padre, por lo que creo que: “—Lo siento… —se disculpó, cariñoso—. Pero mírale, ¡es tan raro!”, no debería estar separado del anterior porque es el mismo personaje que continúa hablando.

    En cuanto al explicar demasiado o poner cosas en nuestros textos que no aportan nada al relato creo que en el tuyo se podrían quitar pocas palabras:

    • “…intentaba colarse por un minúsculo hueco en la piedra de la pared del Alcázar de Sevilla—.” Yo sacaría: “la piedra de”. La piedra de la pared del Alcázar me parece demasiado explicativo.

    • “…yo quiero hasta el infinito y más allá a este pequeño reptil…”. Quitaría “reptil”, ya sabemos que es un reptil.

    • “Mientras, su marido la observaba y por primera vez la encontró extraña: no era una lagartija común…”. No me resulta verosímil “y por primera vez la encontró extraña”, es raro que tantas diferencias con otras lagartijas de su especie, sean advertidas después de un cierto tiempo de convivencia y haber formado una familia con cinco hijos. Sacaría lo de primera vez.

    No logré encontrar el significado de “chepado”, por lo que no entendí que le quiso decir.

    Esto es lo que puedo agregar a lo ya dicho, por lo demás, te felicito: es un relato muy bueno.
    Saludos
    Hugo

    Escrito el 27 enero 2019 a las 18:46
  17. 17. Pilar dice:

    Gracias, Hugo por tu cuidado comentario. Me has abierto los ojos sobre cuestiones que no me encajaban del todo y ahora sé por qué.
    Hasta pronto!

    Escrito el 28 enero 2019 a las 18:42
  18. 18. Fco. Romero dice:

    Te felicito. Me ha gustado mucho tu historia, Se lee muy bien y el final es estupendo.

    Escrito el 29 enero 2019 a las 20:30
  19. 19. Pilar dice:

    Hola, Francisco,
    He visto tu comentario un poco tarde… pq estoy inmersa ya en el reto de febrero. Pero te lo agradezco igualmente!! Me he dado un par de vueltas por la lista y no te encuentro, asi que te debo una. Muchas gracias y me alegro que te pasaras y lo disfrutases.

    Escrito el 10 febrero 2019 a las 18:54

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