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La creación - por Elizabeth

Web: http://evolucion.cubava.cu/

Había una vez, hace más de 50 mil años, los dragones decidieron hacer una reunión para crear un representante de ellos en la tierra. Fueron citados más de trescientos, sin embargo, solo asistieron cuatro en representación de los reinos más fuertes existentes en ese momento. Esa fue la decisión luego de muchas discusiones porque los asiáticos no se llevaban con los eslavos, ni los asturianos con los turcos, ni los africanos con los americanos. Existían muchas discrepancias. Por fin, los únicos capaces de conversar sin provocar una guerra eran Lóng del reino chino, Zilant del ruso, Cuélebre del ibérico y Quetzalcoatl del americano.
El sitio escogido para el encuentro fue el Gran Valle del Rift en África porque era un refugio a campo abierto, además el viento al soplar expandiría las conversaciones de modo que todos pudieran escucharlas.
– Yo pienso que nuestro mensajero debe tener mis garras, al final así podría defenderse de otras criaturas – dijo Lóng.
– Yo creo que le daré el poder del mal. Si va a gobernar la tierra debe tener maldad así nadie podrá burlarse de él – gruñó el gran Zilant.
– Yo le daré la riqueza pues sé que conquistará otras tierras lejanas y aprovechará cada cosa que llegue a sus garras – agregó Cuélebre.
Hubo un gran silencio que dejó oír un trozo de hielo desprenderse del ártico, comenzaba el deshielo que proseguía al período invernal. Todo se oía en esas épocas, una roca se movía en el sur y se escuchaba en el norte, no había nadie en la tierra, solo estas enormes criaturas que sobrevolaban de un sitio a otro. Pero nunca traspasaban reinos, ni se arrebataban espacios territoriales.
En esa quietud intervino Quetzalcoatl:
– Yo le daré la sabiduría y su amuleto será un libro donde escribí las principales recetas curatorias – al mismo tiempo que hablaba sacaba un bulto de hojas de sauce escritas y amarradas con ramas.
– ¿Y eso para qué? – preguntó Zilant.
– Para que tenga el conocimiento como arma, ahí nadie le podrá vencer – contestó Quetzalcoatl.
– ¿El conocimiento es un arma? – intervino Lóng – yo creo que mejor irá aprendiendo en la medida que pase por las dificultades, así se hará fuerte. Si se lo damos todo hecho no tendrá nada más que hacer.
– Estoy de acuerdo con Lóng – dijo Cuélebre – tenemos que ponérselo difícil.
– No han entendido – refutó Quetzalcoatl – no se trata de darle las cosas hechas o que las descubra por el mismo. Al darle un libro le obligaremos a verificar lo escrito. Descubrirá que puede superarlo.
– Está bien. Le daremos las garras de Lóng, la maldad de Zilant, la sabiduría de Quetzalcoatl y mi riqueza. Será una buena creación, pero y ¿qué aspecto tendrá? – preguntó Cuélebre.
En ese momento, la tranquilidad que había, desapareció. Todos se pusieron a hablar a la vez: que si tendría dos cabezas o cuatro brazos, si un ojo o dos, si tendría alas o piel crujida. No había un acuerdo. De pronto salió Zilant y propuso una idea: ¿qué tal si dibujamos una figura y escogemos? Todos estuvieron de acuerdo y en hojas de árboles pintaron cómo creyeron podría ser. Todos colocaron las hojas sobre el piso y al estilo de barajas de naipes cruzaron y movieron las hojas cuales si fueran cartas. Invocaron al viento y tras un soplo se levantó una de las hojas saliendo la pintura de una perfecta figura humana.
– ¿Quién la hizo? – preguntó Zilant
– Fui yo – respondió Lóng.
Todos lo felicitaron por tan linda obra, la cual explicó de la manera siguiente: le di cuatro brazos, pero dos para agarrar y dos para caminar, al final es para que gobierne en la tierra, no debe tener alas porque si quiere volar puede crearlas, también le di dos ojos para que su visión fuera más amplia.
Invocaron a los cuatro vientos y una sombra cubrió el Gran Valle. Del cielo descendió lentamente, solo envuelto el torso en una tela blanca, la figura creada. Todos se inclinaron haciendo una reverencia y Quetzalcoatl le dijo:
– Te llamarás hombre y serás el rey de estas tierras. Nuestra obra está hecha, ahora te toca a ti andar. Llévate el mensaje de que cuándo existe la comunicación, aún entre almas de distintas creencias se logra una buena empresa. Solo el tiempo te juzgará.

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5 comentarios

  1. Hola Elizabeth

    …y la chica??????? Se te ha olvidado la chica!!!!

    Je je me ha hecho mucha gracia tu relato y además estoy de acuerdo contigo: al ser humano debe de haberlo creado una panda de locos!!

    Escrito el 17 enero 2019 a las 18:20
  2. 2. Galia dice:

    Hola Elizabeth: muy bueno tu relato, un original planteo del génesis, sólo que la comunicación y la sabiduria son dones que distan bastante del hombre actual.
    Si quieres leerme estoy en el 65.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 19 enero 2019 a las 21:18
  3. 3. Elizabeth dice:

    Muchas gracias!!

    Escrito el 19 enero 2019 a las 22:55
  4. 4. MOT dice:

    Hola Elizabeth.
    Muy original y trabajada historia. Quizás los párrafos un poco condensados, pero es que a mí me gustan menos densos, es cosa mía.
    Saludos

    Escrito el 25 enero 2019 a las 19:42
  5. 5. María Jesús dice:

    Hola Elizabeth: Me ha parecido originalísima tu historia. Que el creador supremo del hombre sean cuatro dragones explica, por ejemplo que lo primero que inventase el hombre fuese el fuego.
    Saludos desde el 107.

    Escrito el 25 enero 2019 a las 20:12

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