Aquí abajo - por Felipe Sanchez

"Pequeñas fichas, eso es lo que somos, monedas con valor representativo para nuestros apostadores, postrados bajo la sombra descomunal del juego interminable de nuestro creador, la baraja teñida con la sangre de nuestro dolo esfuerzo, promete que el gran dragón que una vez con su aliento creó nuestro mundo, bajará para juzgar con su sabia voz a los que con altanera irresponsabilidad utilizaron su poder para beneficio propio".
Aquí abajo solo somos ovejas, que seguimos a ciegas nuestras frágiles creencias, guiados por un pastor que no sabe de dónde provienen las palabras que con tanto fervor pregona, pero él las protege, las enseña, convoca a que otros perros divaguen retumbando por este mundo esas mismas palabras de ignorante procedencia, y con ellas pastorear su propio rebaño a las cuales guiar.
Caminamos en fila circular uno tras otro, avanzando de costado siguiendo los pasos de nuestro guía, deslanando a quien se encuentra en frente para beneficio del consumo de cada pueblo que conocemos, distintas especies de animales, aceptando en nuestro rebaño sólo a aquellas ovejas que están dispuestas a dejar todo atrás, emprender a lo desconocido, crédulos de nuestras creencias y de la espera de un ancestro salvador.
Las opiniones difieren dentro de cada pueblo, entre si lo que hacemos está mal o es correcto seguir a un animal que dice tener las respuestas, pero esa es la opción que el gran Dragón nos dio; Elegir a voluntad propia a quien queramos seguir. Es por eso que mientras avanzamos en nuestras rutinarias vidas, pensamos sin expresar nada “qué sería de mi vida fuera de mi círculo”.
A veces en algún pueblo una oveja deja el rebaño para probarse a sí misma que puede vivir igual de bien sin seguir a un grupo de iguales, protagonizar su ideología para no sentir que le debe algo a alguien y ser juzgado por ello. Aunque su mente no puede olvidar por completo que espera a alguien, se convence que las cosas serán igual que antes, pero con diferente acción.
Es difícil quebrar el molde con el que desde pequeños se nos fabrica, se necesita una voluntad muy fuerte para deshacerse de ello, quedarse con lo bueno para formar un molde nuevo. Y cuando se logra, se descubre que puedes vivir igual de bien que cuando seguías a aquel perro ovejero.
Quienes aventurados viajan sin rebaño por voluntad propia, rodeados de tantas especies de animales, más grandes, más pequeños, diferente color, distinta dieta y, sobre todo, de distinta ideología, encuentran que existen muchos que respetan, como los que no, que se realizan bromas e incluso tratan de desacreditar la ideología de los que viven en círculo, diciendo que su creador exhalador de vida es una broma, y por otro lado esos mismos irreverentes personajes llevan consigo cargado un hábito de decir que, fue un dragón, más no exhaló para crear si no que éste lloró y de sus lágrimas brotó toda la vida que ahora conocemos.
Es aquí donde comienzan las pruebas que marcarán a una oveja, quien con todo derecho a dudar decide vivir entre la variedad de los habitantes, sabiendo que puede ó no ser aceptado en la sociedad que eligió abiertamente, ejecutando su derecho a la libre elección sin pregonar palabra alguna que no sea la suya. Y descubre que también así, puede ser felíz.
Pero llegó, no siendo tardío el tiempo que pasó para descubrir, además de Ovejas que pregonan palabras para él conocidas y Cabras que escupen blasfemas haciendo mención de un dragón llorón, una conjunción entre ambas especies deambulan en grupos e interactúan en una cohesión casi perfecta. Aunque incrédulo el novato aventurero se acerca guiado por su impulso curioso de conocer más.
Vaya sorpresa al descubrir que además de las dos especies que discuten entre sí su creador exhala o llora, existen grupos de otras especies con versiones distintas de lo que el dragón realizó para crear el mismo aire que todos respiran, la misma tierra que todos pisan, el agua que beben y el sentimiento que los hace encontrarse y mantenerse juntos cuando la soledad los invade. Para ellos nada de eso importa ya, y la pregunta para una oveja cansada y confundida es ¿Que tuvo que pasar para que estos individuos llegarán a esto? Después un recuerdo respondió que, no hace mucho para él, todo comenzó con un pensamiento y una idea.
Somos pequeñas fichas de apuestas en el tablero, bajo la sombra de la baraja del gran dragón. Respeto y confianza es lo único constante.