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La ofensa - por Víctor Alverdi

Cuando era joven trabajaba para pagarme alcohol y prostitutas, si el dinero escaseaba buscaba un segundo trabajo y de alguna manera lograba sobrevivir. Esos fueron los años buenos. Ahora que el tiempo comienza a hacer mella es un poco más difícil mantener mi estilo de vida. Llevo algunos años trabajando en un almacén del centro, la paga es una mierda pero al menos tengo un techo dónde dormir. Rento una pequeña habitación en el barrio chino. Mi casera no habla un carajo de inglés pero cada mes le doy puntualmente el dinero de la renta y hasta ahora parece que nos entendemos bien.

La vida en el trabajo no es mucho mejor. Trabajo de siete a cinco por el sueldo mínimo y por alguna razón el supervisor la trae contra mí.

—Eres una mierdecilla Jimmy, te estaré vigilando. —dijo en mi primer día.
—Que te den por el culo. —respondí. Acepto que no fue el mejor comienzo.

Alguna vez pensé en ser escritor. Pero nunca pude plasmar mis pensamientos en papel. Recuerdo sentarme por las noches frente a mi pequeño escritorio con pluma y papel en mano y una botella de whisky en la otra. Pero al amanecer solo tenía una resaca del demonio y un montón de hojas con frases incoherentes e ininteligibles, así que la noche siguiente tenía que comenzar de nuevo. Quizá si hubiera seguido por ese camino mi vida sería diferente.

Pero basta de hablar del pasado porque hoy es día de paga. El supervisor me llamó al despacho. Cuando entré ahí estaba él. Sentado tras su escritorio una gran bola de grasa, calva y sudorosa. Redactaba algo en su máquina de escribir. Tomó un sobre y lo lanzó sin siquiera mirarme. «Ahí está tu paga de la semana», dijo. Tomé el sobre del escritorio y salí sin cruzar palabra con él. Eso le encabronaba, que no le besaran el culo. Esa noche salí del trabajo sintiéndome con suerte. Había estado lloviendo y el suelo estaba mojado. Tomé el autobús hacia casa. Bajé en mi parada pero esta vez fui en la dirección contraria.

Hay un pequeño casino clandestino cerca de donde vivo. Nada elegante. Una pequeña habitación en la trastienda de una lavandería. Algunas veces llego con veinte dólares y salgo con cincuenta, otras veces salgo sin nada. Pero como dije, hoy me sentía con suerte. Entré y una densa niebla de humo de cigarro me envolvió inmediatamente. Divisé un lugar libre en una mesa y me acerqué. «¿Está ocupado este asiento?», pregunté. Nadie respondió.

—Jugamos holdem. —dijo el crupier cuando me senté —La entrada es de cinco dólares.
—Deme cincuenta dólares en fichas entonces. —respondí con una sonrisa.

Una camarera se me acercó poco después. «Un whisky doble», dije mientras le daba un billete de cinco dólares. El juego comenzó y estaba en racha. Los cincuenta dólares pronto se convirtieron en cien y esos en doscientos. Hacia el final de la noche solo quedábamos yo y otro hombre en la mesa, un asiático delgado y de cara redonda, no medía más de uno cincuenta. En un movimiento desesperado, aquél hombrecillo tomó sus fichas restantes y las colocó al centro de la mesa. Había alrededor de dos mil dólares. Dudé por un momento en continuar, era una gran suma de dinero para un pobre diablo como yo, pero seguí mi instinto y aposté.

Cuando la partida terminó aquél hombrecillo perdió la compostura. Se levantó de un salto y comenzó a gritar a todo pulmón en su idioma. Solo pude entender algunas palabras, entre ellas Zuìxíng que significa algo así como ofensa. Antes que pudiera tomar mi dinero y salir de ahí un gorila de unos dos metros y ciento cincuenta kilos se plantó frente a mí y me conectó un gancho directo al estómago que me dejó en el suelo. De pronto aquello era un caos. Los hombres se golpeaban, las mujeres gritaban y las botellas volaban por el aire. Rápidamente la habitación se llenó con el olor a sangre.

Cuando por fin recobré el aliento vi al hombrecillo sosteniendo una navaja frente a mí. Comenzó a acercarse y supe que había llegado mi hora. De pronto un banquillo voló por el aire y lo golpeó detrás de la cabeza. El hombrecillo cayó al suelo como roca. Aproveché para salir disparado del lugar y no me detuve hasta llegar a mi habitación. Aún sin aliento tomé una botella de whisky y le di un gran trago. Esa noche escribí la mejor novela de mi vida.

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10 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola Victor.
    Qué gran relato. Me ha encantado en su totalidad, desde la ambientaciòn, la escena de lucha y el tono íntimo en que lo has hecho.
    Mis más sinceras felicitaciones.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 11:30
  2. 2. Menta dice:

    Buenos días Víctor Alverdi:

    Me ha gustado tu relato por la forma desenfadada con la que escribes. Has creado un personaje de ficción muy realista. He leído en biografías de muchos escritores que antes de escribir la primera novela, empezaron por asimilar la forma liberal y sin prejuicios de vivir de otros autores literarios consagrados.

    Pero hay algunas cosas que me han sorprendido y que te voy a comentar por si quieres modificarlas, si estás de acuerdo:

    1. En la frase: “la paga es una mierda pero al menos tengo un techo dónde dormir”, donde no lleva acento porque no es una pregunta, es una afirmación.

    2. Hay muchos cambios de tiempo verbal que despistan al lector. No se puede saber si lo que cuentas es de ese mismo día o de hace un tiempo porque del presente pasas al pretérito indefinido. Te pongo un ejemplo:

    “Pero basta de hablar del pasado porque hoy es día de paga. El supervisor me llamó al despacho”

    Si estás en la unidad de tiempo “hoy”, lo que cuentas debería estar en pretérito perfecto. El supervisor me HA LLAMADO al despacho.

    También puedes quitar el “hoy” y contar toda la historia en pasado. Es lo mejor para que también encajen los hechos de la noche: la partida de holdem y la escritura de la novela.

    3. Esta frase me parece un poco extraña: ”Eso le encabronaba, que no le besaran el culo”. ¿Qué te parece esta otra? “Sabía que le encabronaba que no le besaran el culo”.

    4. En esta frase: “otro hombre en la mesa, un asiático delgado y de cara redonda, (que) no medía más de uno cincuenta” Creo que pondría el que (que) está en paréntesis.

    Un saludo, Menta

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 12:30
  3. 3. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Victor Alberdi, por aquí estoy para disfrutar de tu relato.

    Me huele a realismo… ¿un poco sucio?, me ha gustado la ambientación, el protagonista es todo “un personaje” muy convincente, y se desenvuelve como pez en el agua en esos escenarios que desdibujas con un poco de sordidez.
    Nada que aportar a las acertadas puntualizaciones de Menta.

    Me ha gustado tu relato.

    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 19:43
  4. 4. Víctor Alverdi dice:

    Muchas gracias por tus comemtarios Laura. Tengo poco tiempo en esto y escuchar comentarios así me anima a seguir. Un saludo y nos estamos leyendo.

    ¡Saludos menta! La verdad que sigo descifrando aún cómo escribir correctamente pero con su apoyo sigo mejorando. Referente a la ortografía siempre se me va uno o dos errores, ya me acostumbré jejeje. Nos leemos.

    El apuntador mudo. Uno de mis autores preferidos es Charles Bukowski y creo que tomé un poco de inspiración de sus escritos aunqie traté de darle mi toque personal. Me agrada saber que lo hice bien. ¡Un abrazo amigo!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:32
  5. 5. Osvaldo Leone dice:

    Hola Victor.

    Sinceramente, tengo que felicitarte por el gran trabajo. Me gusto muchisimo. Es un relato que a medida que se va leyendo, se visualiza. La escena es mas que atractiva e interactuan muchos elementos que enriquecen a su totalidad.

    Abrazo !

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 15:35
  6. 6. M.L.Plaza dice:

    Hola Víctor.
    Una historia muy interesante, con ritmo creciente. Me gustan las historias de escritores que empiezan a escribir tarde. Tu protagonista tiene madera de gran narrador.
    He visto que rentó y renta están demasiado seguidos en el primer párrafo. En el siguiente, papel en una mano y la botella en la otra.
    Estoy de acuerdo con Menta en que tienes un problema con los verbos a partir de hoy es día, mejor hoy ha sido día de paga.Tomó y tomé están demasiado juntos. Eso le encabrona, que no le besen el culo. Esa noche no es correcto, porque estás hablando de hoy: por la noche. Al final, esa noche escribí…no es correcto porque estás hablando de hoy. ¿No es demasiado larga esa noche que sigue siendo hoy?
    Creo que sería mucho más fácil si situaras la acción ayer, el viernes pasado o en cualquier momento del pasado reciente?
    ¿Al final, se llevó los dos mil dólares de la mesa?
    Me ha parecido un relato estupendo.
    Saludos

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 19:14
  7. 7. Víctor Alverdi dice:

    Osvaldo Leone muchas gracias por tus comentarios y agradezco te pasaras por acá. Nos estaremos leyendo el próximo mes. ¡Saludos!

    M.L. Plaza muchas gracias por pasarte. Sí me habían comentado de los tiempos verbales, mi intención era que todo sucediera en el mismo día pero que a la vez fuera algo instrospectivo por eso habla del pasado y luego se va al presente. Creo que no me resultó. Te mando un saludo.

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 22:13
  8. 8. Leosinprisa dice:

    Hola Victor, nos has regalado una historia que engancha desde el primer momento, haciéndonos interesar por ese personaje de baja moral que desea cambiar de vida y carece de la fuerza de voluntad necesaria para hacerlo, hasta el final.

    Creo que das a entender que saldrá algo bueno de esta situación, escribir un buen libro, porque supongo que el dinero se ha quedado en el casino ilegal y es una oportunidad para él de escapar de esa vida tan vacía.

    Agradecerte los comentarios a mi texto. Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 08:22
  9. 9. JUANA MEDINA dice:

    Hola Víctor Aliverti,
    Ante todo gracias por tu visita y tus comentarios.
    Tu relato me ha interesado. Otros te han señalado las cosas a mejorar. No vale insistir.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 22:54
  10. 10. JUANA MEDINA dice:

    Te cambié el apellido, ¡mil perdones!!!

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 22:55

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