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La ofensa - por Shira M. Collins

Web: http://www.shiramcollins.com

Se despertó en un frío y húmedo calabozo. Recordaba cómo la Policía Nacional la había parado en el control del aeropuerto. Le habían pedido que abriera el bolso de mano. Cuando vieron lo que había en su interior, pusieron al huésped en manos del veterinario. A ella la acompañaron hasta un furgón. No recordaba nada del camino desde el aeropuerto, el cansancio debió de hacer mella en ella.

Se puso de pie para acercarse a los barrotes y llamar a alguien. Cuando solo había dado tres pasos notó que tenía algo atado a su pie izquierdo. Miró y se encontró con una especie de liana que la mantenía atada a la cama. Tiró para romperla, pero con cada intento aquella liana se entrelazaba, apretando cada vez más.

Iba a gritar, cuando aparecieron dos policías. Entraron y le quitaron la liana. La cogieron por los brazos mientras ella preguntaba a dónde iban. Delante de la jueza le contestaron al unísono.

Atravesaron un túnel, que olía a una mezcla de primavera, tierra y verano. A medida que se iban acercando a lo que parecía una salida, la humedad iba bajando. Al abrir la puerta entró acompañada de los policías que la soltaron delante de La Cibeles, subida en su carro, con sus dos leones custodios, en una sala repleta de gente.

—Disculpe,…—La Cibeles miró sus papeles— señorita Martínez, ¿sabe por qué está aquí?

Clara abrió la boca y no respondió.

—Disculpe, señorita —dijo un poco más alto— ¿entiende lo que le digo?

De repente se abrieron las puertas de la sala. La gente se giró. La Cibeles se quedó mirando al final de la sala. Clara se giró. Aquello debía ser un sueño, era imposible.

-¡Buenas, Cibi! —dijo Neptuno colocando en el suelo el tridente—. Perdona que llegue tarde, pero había celebración. He sido bueno y hoy vengo solo.

—Vamos al grano —dijo La Cibeles—. Clara Martínez es tu cliente. Está en shock, ¿puedes explicarle?

—Por supuesto, es una de mis especialidades, Cibi.

Se giró hacia Clara.

—Es de mala educación —Clara cerró la boca—. Te cuento el porqué estás aquí.

Neptuno le contó que al enterarse la Madre Tierra, La Cibeles, de su detención en el aeropuerto de Barajas con un bebé gorila, , pidió ser jueza en esta causa y darle escarmiento por la ofensa.

Según las pruebas, había esperado a que la niebla cubriera las montañas para hacerse con un bebé gorila. Lo había tenido retenido en un almacén en Kinsasa. El veterinario lo estaba valorando, pero hasta que no pasaran unos días no podría saber cuánto le había afectado que lo alimentase con leche de vaca.

—Esta audiencia no es para decidir si eres culpable o inocente, ¡eres culpable! —Dijo mientras se colocaba su corona—. Cibi quiere que le expliques qué te llevó a hacer algo tan grave. He revisado tu expediente y aparte de esta locura, veo que cuidas el medio ambiente, que sigues a Leonardo DiCaprio en redes….

—No lo sé. Lo vi… ¡tan mono!

—Gorila…—dijo Neptuno.

—Era precioso. Los cazadores furtivos los matan. Yo no quería que muriera y pensé que lo mejor sería llevarlo a un sitio seguro, mi casa.

—Tu casa un sitio seguro ¿para un gorila? —preguntó La Cibeles.

—Sí,… ¿no?

—No es un perro o un gato. Necesita zonas amplias. Comer cuando le apetezca, ir donde le dé la gana. Has dejado a una madre sin su hijo —La Cibeles la señaló con el bastón.

Neptuno no dijo nada. Clara cerró los ojos, apretó los nudillos, segura de que si dejaba de oírles terminaría despertando del sueño. Al abrir los ojos se encontró con Neptuno mirándola fijamente.

—Reconoce tu error y yo podré irme a dormir.

—¿No eres mi abogado defensor?

—¿Ves algún fiscal por aquí? —respondió Neptuno—.¡No escuchas!

Clara tragó saliva.

—De acuerdo, Cibi…, jueza. Tiene razón, cometí un error grave. Estoy dispuesta a pagar por ello. No puedo decir que no soy culpable, ¡pero sea buena conmigo!

Clara empezó a llorar. Se llevó las manos a la cara para cubrirse. No podía creer que al final lo hubiera hecho. El castigo no sería pequeño.

—Clara, ¿estás bien? —Dijo Andrés—. Sabía que te gustaría, pero no que te iba a hacer llorar.

Clara abrió los ojos. Todavía estaba en la Reserva Lésio-Louna. No se había llevado al bebé. Sonrió, abrazó con fuerza Andrés y continuó disfrutando de la visita a pesar de la humedad, el olor a primavera, tierra y verano.

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14 comentarios

  1. 1. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola Sira M. Collind :

    Haces un buen relato, con mucha imaginación.
    Dás vida a una estatua, La Cibeles, junto a Neptuno , el Dios de los océanos; en un irónico juicio, aunque al final resulta ser un sueño.
    Además le dás un peculiar toque de humor y le pones de frente al lector el problema de sacar mascotas pequeñitas de su hábitat natural para llevarlas a otros continentes.

    El diminutivo de Cibi, genial y cuando relatas:
    “- No lo sé. Lo vi..¡ tan mono!
    – Gorila…- dijo Neptuno.”, me gustó especialmente, es muy divertido e irónico.

    Sigue escribiendo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 19:43
  2. 2. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Shira!
    Me ha gustado muchísimo tu relato donde se mezclan el humor, la ironía y la mitología.
    La conciencia que se le presentó a través de un sueño le juega una mala pasada a la protagonista. Por lo visto, ha decidido escucharla y hacerle caso y seguir disfrutando de la Reserva.
    Muy bueno el mensaje en contra del contrabando de animales.
    Desde lo formal, falta algún acento.
    ¡Nos seguimos leyendo! Hasta la próxima.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 21:42
  3. ¡Hola Toñi y Ulises!

    Toñi, muchas gracias por tus comentarios. Seguiré escribiendo. Me alegró de que te haya hecho sonreír. Muchas gracias.

    Ulises, muchas gracias por tus comentarios. Gracias por lo de las tildes (acento), tengo una lucha con ellas. Tengo que seguir mejorando.

    Os leo en cuanto pueda.
    ¡Muchas gracias.!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 09:06
  4. 4. Virginia Jiménez Espinoza dice:

    Como siempre la manera en la cual vas envolviendo en la historia en cada línea conforme se va leyendo, con esa dosis de humor y esa ironía que lleva consigo el gran mensaje del no arrancar de su hábita natural a ningún animal. Mucha imaginación. Ese toque de mitología. Estupendo! Te sienta bien eso de envolver toda la temática en la angustia descrita de lo que sería el castigo recibido en la realidad, si se cometiera tal delito y la consciencia que descrita en la historia. Se siente al imaginarse ahora la humana privada de su libertad y em derecho de poder disfrutar de su habitad natural. Ya sabes, algo así como: para que puedas llegar a sentir la angustía que sentiría el monito al estar preso, lejos de sus beneficios de ser un animal lejos de ser considerado como mascota de hogar. Te ha quedado muy bueno el relato.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 16:19
  5. ¡Hola Vicky!
    Muchas gracias por tus palabras. Seguiremos escribiendo y leyendo desde el otro lado del charco.

    Besos.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 18:07
  6. 6. Ángeles dice:

    Me ha gustado mucho como todo lo que escribes me ha encantado que hayas dado vida a Neptuno gracias x dejarnos leer estos cuentos o relatos tan bonitos que escribes sigue así que aquí tienes a una seguidora 100%

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 21:41
  7. 7. Beatriz Emilia dice:

    ¡Hola Shira!

    Me gustan mucha cosas de tu relato: la humanización de los seres mitológicos, la conciencia de no sacar a los animalitos de sus hábitas, el humor en los diálogos entre Neptuno y La Cibeles (Cibi
    jajaja). En definitiva, me encantó.

    Gracias por pasar por mi relato!! Por cierto, cobija es igual a frazada, nuestro idioma y su diversidad.

    Nos seguimos leyendo!!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 01:23
  8. 8. Virginia Jiménez Espinoza dice:

    Y yo les seguiré leyendo con gusto. Lindo día.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 14:37
  9. 9. Carmen dice:

    Un relato lleno de sorpresas, me encantó

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 21:53
  10. 10. Anémona dice:

    Hola, Shira

    En primer lugar, felicidades por tu imaginación. Para mi gusto has conseguido un texto que engancha al lector,con toques de angustia, humor, magía y realidad.
    Me entró una duda al leer el tercer párrafo, cuando dices: “Delante de la jueza le contestaron al unísono”, ¿”delante de la jueza”, debería ir entrecomillado o seguido de una coma?. Me sono raro leerlo así.
    Por supuesto, muchas gracias por pasarte por mi relato. Espero seguir aprendiendo e inspirarme en crador@s tan imaginativ@s como tu.
    Un saludo

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 12:15
  11. ¡Hola Anemona!

    Muchas gracias por tu comentario. Tendre en cuenta tu anotación para futuros textos.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 15:28
  12. 12. Laura dice:

    Hola Shira.
    Me encantó la forma en que manejaste los diálogos, con total facilidad y pintando con la forma en que hablan a los personajes.
    Se me pierde lo de los guardias que contestaron al unìsono: ¿qué contestaron? ¿a quién? ¿Ella no pudo descubrir nada a partir de esa respuesta?
    En esta parte, no indicas que haya abierto la boca, tal vez cambiar la forma en que lo indicas, que la abriò y Neptuno le dice que la cierre: “Se giró hacia Clara.

    —Es de mala educación —Clara cerró la boca—.”
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 11:29
  13. ¡Hola Laura!
    Muchas gracias por pasarte y por tus comentarios. Es verdad que hay cosas que quedan un poco en el aire, pero espero hacerlo mejor la próxima vez.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 09:44
  14. 14. Laura dice:

    Tiene un toque distinto a los demás, pero me ha parecido divertido.A por el siguiente!!!

    Escrito el 28 febrero 2019 a las 14:59

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