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La ofensa - por Adriana

El autor/a de este texto es menor de edad

Ana nunca pensó en lo que pasaría si su deseo se cumplía. En ningún momento se detuvo a pensar en las familias que la acompañaban en su viaje, en los sueños de los niños que querían llegar al mismo lado del mundo. En que era el último vuelo de la azafata más pequeña porque cuando llegase dejaría el trabajo para cuidar de su padre. En que la abuela sentada dos asientos atrás estaba repasando la receta de la galleta favorita de su nieto, al quien vería por primera vez desde que se fue a la universidad. En que el chico del asiento del costado se ajustaba mucho el traje porque pensaba proponerle a su novia que sea su esposa en cuanto llegara.
No pensó en nadie. Solo pensaba en lo alucinante que sería salir en las noticias teniendo nueve años. Siendo una huérfana a quien mandaban lejos, esa sería su muestra de atención.

El vuelo en el que estaba era uno muy largo. Once horas. Ya había aguantado ocho y no estaba dispuesta a aguantar más. Se paró para dirigirse al baño.
O era muy pequeña para su edad o el espejo del baño estaba más arriba de lo normal. Se quería arreglar el pelo antes de empezar su escena. Era muy inteligente, pues había calculado que más del ochenta por ciento de los pasajeros tenían su celular prendido, y un cuarenta por ciento de ellos lo tenían conectado a internet. Esto funcionaba para su propósito.
Abrió la puerta del baño de una manera estrenduosa.

Todos voltearon a verla, hasta los que estaban intentando dormir. Agarró el pequeño peine que tenía para acomodarse el pelo y lo utilizó como un micrófono.
-¡Muy buenas noches a todos!-exclamó, siendo lo más dulce posible-. Mi nombre es Ana y he puesto una bomba en el baño.
La gente se rió y empezaron a susurrar; "qué linda", "es adorable ¿no, amor?", "¿quién deja entrar a los niños en vuelos, en serio…" "es igualita a la prima, mamá. ¡Hazme caso!" "me recuerda a mi nieta"…
-Me ofenden. Excepto tú, chico de lentes con camisa verde.
Un chico de lentes con camisa verde estaba sentado cinco asientos delante de Ana. Estaba grabándola.
-¡Gracias!-exclamó y volvió a sentarse.

Esperó a que el vuelo se tranquilizara otra vez. La mayoría ya tenía las mantas grises encima o la música bien incrustada en sus oídos.
Sigilosamente, se levantó y se colocó detrás de la cabina del piloto. Las azafatas estaban durmiendo al costado de ese cuarto.
Ana sacó algo de su bolsillo. Era como una pelota de goma. Un señor le dijo que sería importante para cuando intentara volar el avión. Ella se rió, pues le pareció un chiste para una operación tan seria. Apretó un botón que dejó salir un poco de electricidad y la dejó justo en la manija de la cabina.

Empezó con las azafatas. Activó todos sus celulares. Luego, los del lado derecho del avión. Luego, los del lado izquierdo. Finalmente, los del medio.
Los despertó a todos gritando a todo pulmón al otro lado de las azafatas. Todos se despertaron de golpe, pero ellas fueron las únicas que le dijeron algo.
-¡Oye, niña!-le gritó una, la más alta-. Estás faltando el respeto.
Ana la miró. Le sacó la lengua y empezó a correr hacia ella. La azafata no tenía idea de qué estaba haciendo la niña, es más, se rió y no se esforzó en detenerla. Ana llegó y apretó de nuevo la pelota de goma. De pronto, todos los celulares empezaron a sonar y a enviar mensajes entre sí. Todos a la vez, haciendo ruido con sus diversos tonos, hasta que todos se detuvieron y explotaron en las manos de sus dueños. No gritaron, pues ya se habían electrocutado con la pequeña bomba electromagnética.

Ana regresó a su sitio. Como el piloto no tenía ni la menor idea de lo que pasaba en su avión, llegó a su destino. Ella fue la única en dejar el avión, gritando, asustada, como si ella no hubiese causado una pequeña película de terror.

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4 comentarios

  1. 1. Eric Milne dice:

    Hola Adriana.
    Honestamente, me atrapaste en cuanto vi que la escena transcurría en un avión. Me encantan los aviones. Este “pseudosecuestro” en la vida real sería un relato digno de película!
    Y me gusta mucho la idea de poner a un niño haciendo cosas de ese tipo. Las personas normalmente creemos que los niños son todos unos tiernos angelitos, cuando seguro que serían capaces de hacer algo como esto. Incluso muestras esta idea en la historia, lo que me pareció acertado.

    Algo por corregir: El cambio de tono. Tu relato empezó como algo dramático, luego un poco de comedia, y al final es un crimen. Al menos fue la impresión que tuve.
    También hay que evitar las repeticiones. Usaste “azafata” varias veces muy cercanas, y la expresión “chico de lentes con camisa verde”, a pesar de que el efecto de repetición (entiendo yo) es para agregar comedia, me parece que la frase como tal era suficiente.

    Estas son mis humildes opiniones.
    Te saluda tu vecino de arriba (relato 6).

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 03:25
  2. 2. Helena Sauras dice:

    Hola Adriana,

    Es una historia que despierta interés en el lector y tiene ganas de llegar hasta el final.
    Menuda niña, ¿no? Si hace esto a esta edad, no quiero pensar qué es lo que hará de adulta.
    Utilizas el teléfono móvil, objeto indispensable en nuestra vida diaria, como arma y eso me parece original.
    Paso a comentarte algunos fallos, pero la historia en sí está bastante bien:
    Cuando aparece el niño de la camisa verde hay reiteración, tendrías que pulir la descripción y no repetir otra vez camisa verde. Utiliza un pronombre.
    Cuando pones los comentarios de las personas creo que las distintas frases tendrían que empezar cada una en mayúsculas: “Qué linda”. “Es adorable, no amor?”…
    También falta algún que otro espacio en las acotaciones: (después del signo “!” iría un espacio, luego el guion seguido de “exclamó”:
    “-¡Muy buenas noches a todos!-exclamó, siendo lo más dulce posible-.”
    Te leo en futuros talleres. ¡Un saludo!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 08:04
  3. 3. Jose dice:

    Hola Adriana.
    La historia te atrapa, es muy buena, quieres seguir leyendo hasta el final. En ese aspecto, enhorabuena. Sin embargo creo que el relato es un poco difícil de leer en algunos tramos, sobre todo al principio.
    Un saludo
    Jose

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 18:29
  4. 4. pajesur dice:

    Los pequeños incidentes podrían poner en alerta a los del avión, pues hay un protocolo antiterrorista. Lo raro es que no la habían detenido a la niña.

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 23:08

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