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La Ofensa - por Crispín Silva Muñoz

LA OFENSA

–¡Hola..! Pasa… que te tengo una como las que te gustan a ti.

Con ese anuncio lo recibió Chela en lo alto de la escalera a la entrada del local.

La frase lo sorprendió un poco. Él no había estado muchas veces en aquel sitio, pero sin duda que la encargada ya le conocía cierto perfil. Aquello le sonó a “distinción” y sintió que lo que había escuchado le anunciaba la posibilidad de tener un buen sexo esa noche.

A los pocos minutos la oferta se había concretado en la figura de una mujer que desde el punto de vista físico llamó su atención. Ahora había que charlar con ella, escucharla para ver si Chela tenía razón. A él le gustaba conversar y conocer un poco a la mujer antes de ir a la cama; era como una especie de descubrimiento o indagación que realizaba para encontrarle algunos atributos, más allá del sexo, que de alguna manera lo hicieran sentirse “enamorado” y a la vez poder experimentar cierto grado de “seguridad” ante una desconocida. Había tenido algunas escenas de frustración siguiendo esa estrategia: en cierta ocasión una mujer consideró que le preguntaba demasiado, y le dijo:

—Bueno…¿y es que te vas a casar conmigo?

Y en otro momento una muchacha en Puerto Cabello, le protestó de la siguiente manera:

—¡Noo mi amor..! Barco parao no gana flete. — y se levantó de la mesa.

Pero esta noche comenzaba a ser distinto, porque a la mujer que le presentó Chela no era necesario preguntarle nada para que comenzara a hablar. Además desde un principio notó en ella cierto garbo o donaire para actuar con desenvoltura, y eso comenzó a gustarle. Lo primero que ella le manifestó fue que eran paisanos; aunque a los pocos minutos corrigió lo dicho y argumentó que el paisano era su papá. Le dijo, por supuesto, su edad, y supo que tenía treinta y dos años, se había casado a los quince y era madre de tres niños. Le contó también que sus estudios de primaria los había realizado en un colegio de monjas, y que hasta hace unos años atrás, había sido una católica practicante. Según ella, se hacía acompañar de sus libros en aquel lugar. Algunas de estas confesiones a él le parecieron discordantes o paradójicas; sin embargo la mujer parece sincera y consciente de su labor, cuando le dice que ella toma su permanencia allí como si fuera una actriz que debe representar un papel o jugar un rol, y que Milena es solo el nombre de su personaje no el suyo. En algún momento le argumenta también que es todo un contrasentido llamar “trabajo” a la actividad que ella y las otras mujeres desarrollaban en aquel lugar; y en otro momento de la conversación le dice que en aquel sitio era mejor no invocar a Dios. Esta charla con visos de substrato existencial, le pareció a él suficiente introducción para invitarla a hacer el amor.

Una vez en la habitación, le besa poco a poco toda la cara para terminar en sus labios; y se funden en una entrega tierna y apasionada sin reparos, como si todo estuviera ocurriendo en la mente de dos adolescentes haciendo el amor y besándose intensamente.

Entonces con cierto estupor él le pregunta:

—¿Tú te besas así con todos tus clientes..?

—No, solo con los que me gustan — le respondió.

Después de aquella noche, transcurrido casi un año, ella lo llamó a su trabajo. Se identifica, le dice que todo aquello había quedado atrás y que ahora trabajaba como representante de una agencia de publicidad. Se citan para verse, porque el propósito de ella era hacerle un planteamiento relacionado con su nueva actividad y le pide que la acompañe en su proyecto.

Entonces casi inmediato empiezan una relación de pareja que duró unos cinco años. Durante ese tiempo él supo que ella se había casado y divorciado dos veces. Que sus hijos los había entregado a los abuelos paternos de los niños; y comprobó también que era una mujer inestable, con muchos miedos, dudas y profundas contradicciones que un día, en medio de una discusión, le dijo:

—¡ A los hombres hay que utilizarlos, para mí no son mas que un falo que produce dinero.!

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5 comentarios

  1. 1. Littlewriter dice:

    Gran relato! Sin duda hay material para un relato más largo lastima de la limitación de 750 palabras. Felicidades me gustó mucho.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 10:13
  2. 2. Florencia M dice:

    Hola Crispín,
    Me gusta mucho como escribes. Tu texto es muy fluido, nada forzado o fuera de lugar, a la vez que atrapa la atención.

    Te señalaría el uso del punto y coma que haces a veces y en el siguiente diálogo lo corregiría así:
    “…gana flete —. Y se levantó de la mesa”.

    Felicitaciones y hasta la próxima!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 21:10
  3. 3. Crispín Silva Muñoz dice:

    Gracias Florencia por tus observaciones y felicitación.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 22:44
  4. 4. Carmen Ramacciotti dice:

    Hola Crispín.
    Buen relato! Menuda ofensa Luego de tanta ilusión!
    Da para seguir escribiendo, no? Lástima el límite de palabras.
    Permiso te haré un subrayado cuando hablas de ” discordantes y paradójicas ” venías con un tiempo verbal en pasado y pasas al presente, en ese párrafo.
    Nos leemos la próxima.
    Hasta entonces.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 12:23
  5. 5. Crispín Silva Muñoz dice:

    Hola Carmen, pero me parece que yo escribo: le parecieron discordantes o paradójicas… No sigo en pasado ? y si el relato da para mucho mas pero debía ceñirme al límite de palabras. Gracias

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 14:26

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