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La ofensa - por paola panzieri

Granada.

Aquel lugar tenía aspecto de almacén de productos perecederos y yo entré con la sensación de que mi cuerpo pesara más de lo habitual.

Una especie de gorila con bata blanca y guantes de látex me estaba esperando. Al verme entrar, agachó la cabeza y murmuró algo que no entendí. Le hubiera dicho que no hablaba español pero el hombre no me dio tiempo y con movimiento decidido sacó un enorme cajón metálico de una especie de nevera. Dentro, tumbado y envuelto en una niebla helada descubrí a Fritz.

Solo en ese momento acepté que el amor de mi vida había muerto.

Dos días atrás, los guardias me dieron la noticia de su fallecimiento, pero no les creí. Dicen que entre amantes, el dolor que siente uno llega hasta el otro por medio de una conexión psíquica o algo así. Por eso, de haber muerto Fritz yo tenía que haber percibido su muerte aun estando él en Ginebra y yo en Frankfurt, que es donde vivimos. Además ¿cómo podían decir los agentes que mi marido había muerto en Granada si se encontraba en Ginebra?

El mundo de las mil y una noches me dio la bienvenida al otro lado de la puerta, pero la realidad es que se trataba del hall del hotel donde se había alojado mi marido y donde había fallecido sin dignarse enviarme ninguna energía espiritual.

Un joven uniformado me sonrió desde el otro lado del mostrador. Yo dije, en mi mejor inglés, que venía a saldar la cuenta de Mister Müller, y a recoger sus pertenencias.

—La estábamos esperando. De parte de todo el hotel, nuestro más sentido pésame.

Mientras el empleado preparaba la factura mis ojos quedaron cautivos de los motivos geométricos que decoraban las paredes del salón. Algo había visto al respecto en un documental, no hacía mucho tiempo y deduje que las baldosas imitaban el estilo Nazarí, parecía que cada una de las figuras formara parte de un todo indivisible.

De tanto mirar, me mareé.

Me acomodaron en un sillón y me ofrecieron un vaso de agua.

Bebí, cerré los ojos y me di cuenta de que la imagen de Fritz no se había borrado de mi retina. ¿Qué estaría haciendo él aquí?, pensé que ese documental había sido la inspiración que lo movió a venir a este lugar.

—¿Cómo se encuentra la señora? Soy el director del hotel —dijo en perfecto alemán un hombre que había aparecido de la nada como el mago de Aladino.

He de reconocer que oír hablar mi idioma en ese lugar me hizo sentir en casa, mis pies entraron en calor pero el frío que envolvía el resto del cuerpo no quiso deshacerse.

Mejor, contesté, y alargué la mano para alcanzar el documento que el hombre sujetaba contra el pecho.

—No hay prisa "liebe frau" —contestó el mago e intentó retener el folio.

Fecha de entrada 12 Noviembre.
Salida 16 Noviembre.
Habitación doble.
Personas 2.

¿Dos personas?, pregunté y la voz salió de mi boca temblorosa o quizás incrédula, no sabría definir.

—El acompañante no ha vuelto y la reserva está a nombre de su marido…

¿Quién era la otra persona?

—Lo siento, es información confidencial, no podemos…

Me puse en pie.

—Un infarto, de madrugada, ¿es así? pregunté.

—Sí.

El avión para Frankfurt no sale hasta mañana, dije, y estaba pensando alojarme en este hotel…

—Faltaba más, ¿una individual?

—Si estuviese segura de que el acompañante era mujer, elegiría la mejor suite. Ya me entiende.

El hombre dudó pero confirmó mis peores presentimientos asintiendo con la cabeza.

No salí del cuarto en toda la tarde y llamé a mi padre, no se trataba de buscar consuelo, todavía no había dicho nada del asunto. Lo siguiente fue una especie de adiós dulce y amargo, ¿agridulce?… ¡no!, no tiene nada que ver. Luego el vacío.

No lloré, bajé a cenar en una especie de revancha vengativa y vi una pulsera en el escaparate de la joyería del hotel, quise ahuyentar la depresión ofreciéndome un regalo y entré.

—Son de plata maciza, piezas únicas inspiradas en los diseños geométricos de los alicatados de Al-Ándalus.

La compré.

Toda la familia me esperaba en el aeropuerto de Frankfurt. Mi padre me besó la frente, mi madre me estrechó contra su pecho y mi hermana cogió mis manos para apretarlas. En su muñeca, una pulsera en la que cada una de las partes de la red de figuras geométricas que la formaba parecía crear un todo indivisible, brillaba de traición.

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18 comentarios

  1. 1. Laura dice:

    Hola Paola.
    Parece que inicio los comentarios.
    Me ha encantado tu relato, ni que decir del final…maravilloso.
    Me gusta la idea de figuras que forman parte de un todo. Es más que interesante. Especialmente la forma en que lo logras con el final.
    No tengo nada que señalar, más que felicitaciones.

    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 12:10
  2. Magnífica la naturalidad con las que has sabido mezclar Ginebra, Frankfut y Granada, tandispares… y sobre todo, el soliloquio del dolor de la reciente viuda. Sin que resulte excesivo, pese a los acontecimientos, te las apañas para hacernos llegar como se siente… la duda, el posible engaño, la soledad, la ofensa final…y mira que no me suelen atraer los finales sorpresivos, menos aún los sacados de la manga, este tiene tiene su por qué, la medida justa para interesar, los ingredientes para engancharnos de los ojos desde e principio al final.
    Pues eso Paola, que me ha gustado mucho. Un gran trabajo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 17:51
  3. 3. Don Kendall dice:

    Hola Paola,
    Comparto el comentario de Isabel Caballero, pero ya sabes que soy tiquismiquis
    El nudo, se plantea con una carga grande de inverosimilitud. Y pienso que no había necesidad de ello, si la voz narrativa hubiese seguido en primera persona, siendo personaje/narrador. Parece que la autora sintió la necesidad de poner las cosas en su sitio y entró de frente. Una vez hecho el desaguisado, de lo que trataba era de salir para casa de estampida. Lo que trajo como consecuencia el recuso al deus ex machine que señala acertadamente Isabel C.
    Pienso que merece la pena, dar un par de vueltas y plantear sobre todo qué tipo y forma de relaciones hay en esa familia, porque ese es el tema : el engaño, el amor, la ofensa..y no tanto la corrupción del director de hotel en Granada..
    Sabes que todo lo anterior son opiniones sin mérito. El trabajo es tuyo y es el que tiene mérito. Un abrazo, querida colega

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 15:22
  4. 4. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Paola Panzieri, muchas gracias por la visita. Aquí vengo a disfrutar de tu relato.

    He disfrutado cómo has creado al personaje principal, en base a sus emociones y divagaciones, cobra vida con cada nueva línea. La conmoción vivida por la pérdida del ser amado, le hizo agarrarse a cualquier clavo ardiendo, como el vínculo psíquico entre amantes, que por supuesto, su marido no se dignó a utilizar para despedirse de ella en su ajetreada partida.

    Da la impresión que los personajes que lo vieron por última vez, no hacen más que confirmar lo que su sexto sentido le indicaba sutílmente.

    Me ha gustado mucho tu relato, lo he sentido muy fluido.

    Saludos, nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 16:08
  5. Gracias Laura, Isabel, Don y Apuntador.

    En primer lugar me alegro de que os haya gustado pues llevo una racha con poca inspiración.

    Lo segundo comprobar y a este punto asegurar totalmente que no tengo futuro alguno como detective.

    ¡Las pistas están todas en las pertenencias de Fritz y yo sin haberlas mirado siquiera! ¿Dónde va a encontrar las pruebas de una traición, la mujer “ofendida” por un adulterio en Granada? ¡Coño, pues la maleta de él!!!! Si es qué…

    A arreglar el desastre ahora mismo.

    Gracias chicos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 16:41
  6. 6. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por tus comentarios a mi cuento
    Tu relato se desarrolla y se desenvuelve con sutil parsimonia. Creo que de hacerlo más breve no se podría haber incidido tan bien en la psicología del personaje principal. En ocasiones tenemos que tomarnos nuestro tiempo para describir un estado de ánimo o la forma de ser de un personaje.

    He hallado alguna cosa para corregir:

    Mejor, contesté, y alargué la mano para alcanzar el documento que el hombre sujetaba contra el pecho. (faltan las rayas de diálogo)
    Un saludo

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 18:56
  7. 7. Pepelu Martín dice:

    Hola:
    Me ha encantado tu relato, con una agilidad estupenda, lleno de imaginación y un desenlace abrumador, inesperado (por la ausencia del personaje) y muy fuerte. El desarrollo los describes con total acierto, sobre todo los diálogos en el hotel mostrando el camino del final del conflicto.
    Por corregir, se observa que las rayas has empezado bien, pero según te vas animando, olvidas algunas en los diálogos.
    CON RESPECTO A TU COMENTARIO DEL MIO:
    Paola: Permiteme decir que soy un ex-galerista.1º) Los marchantes y pintores, son en general, uña y carne, pues de su trabajo compartido, dependen y sobreviven ambos, de manera que en teoría, lo saben todo el uno del otro. 2º) IBM despide a un empleado con 25 años de antigüedad y con su indemnización, abre una galería por dos razones, es su afición y tiene edad de dudosa empleabilidad (54 años)…
    Gracias por tu visita

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 19:50
  8. Gracias Jose Luis y Pepelu por vuestros comentarios.

    Pepelu, quizás no me he explicado bien, no dudo de tus conocimientos como galerista!! pues salta a la vista que sabes de lo que hablas, el hecho es que en el relato no comentas que tu prota, trabajador de IBM, es aficionado a la pintura y ese pequeño detalle hace que el lector quede perplejo ante el salto profesional del hombre, nada más.

    Saludos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:00
  9. 9. Pepelu Martín dice:

    Paola: Para nada me ofenden tus palabras, todo lo contrario, pues para eso estamos aquí los aficionados a escribir buenamente como podemos. Compartir virtudes y defectos nos enseñan a todos, con la simpatía y el respeto que mantenemos en este “oficio”. Te seguiré como lector y continuamos hablando.
    Un cordial saludo.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:37

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 22:15
  10. 10. JUANA MEDINA dice:

    Hola Paola Panzeri,
    Buen relato. Por momentos confuso, pero lo tomé como el estado de ánimo de esta desconcertada viuda. Aunque es verdad que cambiar de narrador sin más es algo así como cambar de caballo en la mitad del río, y tiene sus riesgos. El final me pareció de primera.
    Un saludo, hasta la próxima

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 22:29
  11. Señorita Panzieri… dice usted que ultimamente no se siente inspirada. Pues yo le animo a que lo esté, pues la considero una escritora (sí, he dicho bien… es-cri-to-ra original, personal y con mucho fundamente)

    Que lo sepa.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 08:59
  12. 12. Paola Bavaro dice:

    ¡Hola Paola!
    Entre Isabel, tu y yo hemos hecho un nudo. Jajajaja ¡De confusión en confusión aquí estamos!
    Gracias por pasar por mi relato y por el aporte.
    Coincido con Don y no me queda mucho por decir a esta altura.
    Me ha gustado la historia y el ritmo.
    Se me hizo muy agradable de leer.
    ¡Un saludo y hasta la próxima equivocación!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 12:05
  13. 13. Conrad Crad dice:

    Hola, Paola
    Un relato bien escrito con un buen ritmo y una final sorprenderte y original. Como para que te fíes de las hermanas.
    Un placer leerte, Paola
    Abrazos

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 16:50
  14. 14. isan dice:

    Hola Paola:
    Me ha parecido buena idea eso de poner a modo de subtítulo Granada. Me está resultando un tanto monótono que todos los relatos tengan el mismo título
    El capricho de la pulsera. Para que luego no diga la viuda que no había habido conexión psíquica.
    Me ha sorprendido gratamente esta frase: “—Si estuviese segura de que el acompañante era mujer, elegiría la mejor suite. Ya me entiende.” No es que sea espectacular, pero me ha parecido ingeniosa.
    A mí no me ha molestado el final. Se venía anunciando que alguna infidelidad habría por medio. El hecho de que sea la hermana no lo veo deus ex machine, simplemente es un bombazo. La ausencia de la maleta y todas sus pertenencias no me ha extrañado. Ya le advierten que el acompañante no ha vuelto, así que bien podría haberse llevado la maleta. Máxime teniendo en cuenta que la pulsera ya ha llegado a su poder.
    Me ha gustado.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 18:48
  15. 15. termaycam dice:

    Me ha encantado Paola. Me ha erizado la piel el final y eso no lo consigue cualquiera. Enhorabuena por tu relato!

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 08:25
  16. 16. Beba dice:

    Hola, Paola Panzeri. Un gusto encontrarte
    Me gustó tu relato. No siempre lo inverosímil es defecto. También deja ina sonrisa: el mundo es fácil. Bonitas imágenes. Buen manejo del lenguaje y la tensión.

    Escrito el 24 febrero 2019 a las 00:53
  17. 17. Osvaldo Vela dice:

    Hola Paola Panzieri.

    Admiro de tus letras tus entretejieres novelescos, con rasgos de tragedia familiar como resultado de un amor trunco por la fatalidad de un infarto.
    Es entonces que llega una nueva vía por recorrer. Con ingenio, tu aportas los espacios de tiempo en contubernio con la salida de los aviones para darte la oportunidad de convertir el texto en un relato detectivesco. Enredo que ya quisiera solucionar un Sherlock Holmes.

    Simplemente fabuloso final: la pulsera plateada, de diseño geométrico, brillaba de traición. Excelso.

    Te felicito.

    Un abrazo.

    Escrito el 26 febrero 2019 a las 20:09
  18. 18. María Jesús dice:

    Hola Paola: Muy interesante tu relato lleno de intriga y magia, sazonado con una traición sentimental bien cercana. Me ha gustado mucho porque gracias a las descripciones captabas perfectamente el ambiente y la trama. Enhorabuena.
    Saludos desde el 113.

    Escrito el 28 febrero 2019 a las 13:34

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