Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La ofensa - por Patricia Redondo

Desde bien pequeña sentí que mi madre no me quería demasiado. Su afecto destilaba frialdad, una especie de rencor mal disimulado. Como si mi presencia le resultase, de algún modo, intolerable. Jamás hubo maltrato alguno, ni siquiera una palabra más alta que otra. Era más bien el modo en que se me acercaba. Había, no sé, cierta prevención, como si yo resultara para ella una especie de amenaza o de ofensa.
Mi padre nos dejó cuando yo cumplí los 13 años. Hasta entonces él había sido mi mundo.
A falta de una madre cariñosa, mis afectos se volcaron en la figura paterna. ¿ O fue al revés? Mi padre era tan cálido , y tierno conmigo que quizá toda mi devoción fue para él, abandonando a mi madre a su suerte. Todavía mantengo el recuerdo de los momentos felices. Riendo al cabalgar en sus rodillas. Tomándole de la mano mientras charlaba con él. Al otro lado está mama, ordenándome con severidad que vaya a acostarme, o a hacer los deberes, siempre con esa mueca de disgusto en su cara.
Papá se casó otra vez. Fueron a vivir a París y no volví a verlo en años. No tuvo más hijos.
Cuando cumplí veinte ya se había divorciado de su segunda esposa. Un día que regresé a casa mi madre me dijo: “Papá quiere que vayas a pasar unos días con él.” Yo dije “Iré”. No hubo más entre nosotras.
Siete años de sentimientos contenidos volcados en un abrazo en el vestíbulo de un aeropuerto. Pronto me integré en su vida. Era ingeniero en una empresa que tenia sus oficinas ubicadas en el barrio de … Todas las tardes iba a buscarlo. Después paseábamos o íbamos a cenar, o asistíamos a a alguna de las fiestas que daba algún compañero. Mi padre no tenia muchos amigos. Casi diría ninguno. Eran conocidos, relacionados en su mayor parte con su vida profesional. Me presentaba como Manuela. Es curioso, ahora me doy cuenta. Cuando me presentaba no decía , es mi hija, o es mi hija Manuela. Decía solo así : “Manuela”.

Vivíamos en el apartamento que mi padre tenía en Passy. Era un sitio lujoso, pero minúsculo. Un dormitorio, un cuarto de baño y un saloncito. Yo ocupaba el sofá por las noches. La cama de mi padre en el cuarto quedaba muy cerca y oía su pesada respiración si me despertaba de madrugada. Para ir al baño no había más remedio que pasar por el dormitorio. A veces, a medianoche, cuando pasaba delante de él, me inclinaba sobre su cama. No se porqué. Lo observaba, sentía su aliento sobre mi cara, casi podia notar el calor que despedía su piel. Así, postrada delante de él, durante varias noches. Hasta que abrió los ojos. Ni una palabra. No eran necesarias. Me acarició el pelo, siguió con su dedo la comisura de mis labios. Le devolví la caricia. Aquella mano bajó hasta mis pechos. Ardía de deseo. Mientras se entretenia en hacer círculos sobre los pezones yo acariciaba mi sexo, que se abría, caliente y húmedo, ansioso por entregarse. Su cuerpo sobre el mío, el baile acompasado de nuestras caderas, jadear, gemir , rendirnos por fin el uno junto al otro. Ni una palabra. Ni antes, ni después. Ni en los días que vinieron. ¿Como pronunciarlas? Hacerlo sería poner delante de nuestros ojos la ignominia de las noches. Lo que no se nombra no existe, entonces aquello no era real, eramos amantes imaginarios.
Me desdoblé. Durante el día era la animosa hija , la acompañante. En la oscuridad asistía alucinada a la infamia. Incesto. Incasto. No casto. No casta. Zorra. Sufría una especie de morbosa satisfacción en el castigo que me infligía mientras él penetraba una y otra vez los muros de la vergüenza.
Mi madré me llamó uno de esos días. Era una llamada rutinaria para preguntarme como estaba, el mismo desapego de siempre, la misma apatía. Sentí una pena infinita, pese a todo, de repente, quise estar a su lado, quise abrazarla, decirle que no era culpa suya. Pero solo acerté a decir: “Perdóname mama”. Sorprendida contestó: “¿Que te perdone?”
Colgué el auricular. Seguí repitiendo en voz baja: “Perdóname”. Perdóname padre, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. ¿Pero quién me había ofendido a mí? ¿Mi madre con su indiferencia? ¿Mi padre, ofreciéndome un amor abominable? No hay respuesta.
Aquella tarde hice la maleta y me marché de allí. No he vuelto a verlos.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

23 comentarios

  1. 1. marazul dice:

    Hola Patricia escribes bien y claro. Empleas las palabras adecuadas y precisas, sin recrearte en el tema. ¿Tal vez para que no resulte morboso?
    El tema, está claro, impacta y puede herir la sensibilidad del lector. Hay mucha psicología en los tres personajes de la historia: la madre, el padre… la hija, y cada uno puede tener sus respuestas y cada lector “su culpable”. Lo que no hay duda, Patricia, es que has elegido un tema crudo, polémico y provocador, pero lo has escrito con mucha habilidad.
    Personalmente no disfruto con estos temas, Patricia, pero reconozco que existen y que tú lo has tratado con mucho ingenio.
    Un abrazo

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 11:23
  2. 2. Laura dice:

    Hola Patricia.
    Me ha encantado tu escena. No es que los disfruto, pero me interesan los personajes. Considero al padre un total pervertido, la madre algo fría que tal vez por educaciòn no puede reconocer ciertas cosas, aunque si las sabìa, tendría que haber prevenido a su hija. Y la hija, es joven.
    Me interesaría saber si continùas la historia. Los tres personajes son màs que ricos.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 12:37
  3. 3. Otilia dice:

    Hola Patricia:
    Tu relato está muy bien escrito y se lee con fluidez. Buen trabajo.
    Sin embargo, los personajes no me llegan, no entiendo sus personalidades y reacciones. Lo siento.
    Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 18:02
  4. 4. De vuelto dice:

    He sentido una perturbación en la fuerza y al leer tu narración entendí por qué. Es transgresor, tiene una trama poderosa y genera emociones como si salieran de un pozo.

    El equilibrio entre la incertidumbre y lo que nos cuenta, deja el espacio preciso para que imagine un universo oscuro. Me gustaría más una cierta comprensión y aprobación perversa de la madre como final, que las preguntas de reflexión que son tarea del lector.

    Por si no soy claro: me encantó tu texto.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 23:10
  5. 5. Charola dice:

    Hola, Patricia.
    Un texto bien escrito que me hizo recordar a uno de los relatos de Laura Restrepo en “Pecado”.
    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 01:46
  6. 6. M.L.Plaza dice:

    Hola Patricia.
    Gracias por pasarte el mes pasado por mi relato.
    No sé si voy a saber expresar mi opinión correctamente. Desde ayer estoy dándole vueltas.
    Una mujer vive su vida hasta que en determinado momento decide no volver a ver a sus padres. Tiempo después escribe su historia en forma de crónica. No me encaja el “Perdóname,mamá” y la autocrítica con el tono del relato, tan sosegado y sin estridencias. Me parece raro que años después siga pensando, de alguna manera, que todo fue por culpa del desapego de su madre y siga recordando con cariño los momentos felices con su padre. Que no haya ni rastro de autocrítica ¿ella no veía a su madre como una rival?¿nunca se preguntó si su madre la temía por ser una rival? Me da la impresión que la protagonista sigue siendo la niña mimada centro del universo: la culpa es de los demás.
    Creo que el problema está en el narrador. En primera persona resulta una historia muy verosimil pero creo que algo falla en la perspectiva.
    Me ha quedado un comentario muy duro, y no era mi intención. El relato me ha gustado mucho y me ha parecido interesantísimo. Como siempre, está magnificamente escrito.
    Este mes somos vecinas.
    Saludos.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 19:29
  7. 7. M.L.Plaza dice:

    Hola Patricia, otra vez.
    Gracias por pasarte por mi relato. No había visto tu comentario
    cuando escribí el mío. Siento el tono que le dí: me sigue pareciendo demasiado duro y,de verdad, no era mi intención.
    Saludos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 22:56
  8. 8. Pepe dice:

    Hola patricia,

    Te debía una visita y vaya… al final la que has realizado la visita has sido tú… Te has metido de lleno en mi mente.

    El relato está escrito impecablemente, he visto algunos pequeños errores de puntuación peto son solo nimiedades que no tienen nada que empañar.

    El tema es duro, pero lo has clavado: se titula la ofensa y es un texto hecho para ofender, y así nos dejas, ofendidos, pero, por lo menos yo, impactado y admirado por como has sabido jugar conmigo.

    Enhorabuena.

    Te buscaré otras veces.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 07:44
  9. 9. Patricia Redondo dice:

    Muchas gracias a todos por los comentarios.

    Adentrarse en este tipo de temas es arriesgado , por lo complejo y por que suelen generar rechazo. Pero era algo que me quería atrever a hacer y… aqui está. Tengo que decir que el impulsor de esta idea fue Conrad Crad con su relato de hace un par de meses sobre un yihadista suicida. Como digo este tipo de personajes y de historias , suelen generar rechazo , pero merece la pena adentrarse a explorar estos recovecos tan intricados del ser humano que están ahí…aunque no nos guste verlos.

    Para mi ,sobre todo era importante hacerlo sin juzgar. No quería inocentes , no quería culpables. Todos son a la vez lo uno y lo otro. No sé si lo he conseguido. Como digo es complejo , y no voy a echar la culpa aqui a las 750 palabras por que no sé si con más lo hubiera hecho mejor.

    ML: No me he quedado muy satisfecha tampoco. Pero no por las mismas razones que apuntas. El arrepentimiento de la hija no quería que quedara tan claro. Si además parece que la hija echa la culpa a su madre de sus propias acciones , entonces lo he hecho mal , por que no era mi idea… lo que si quería reflejar era el talante contradictorio: una madre que no siente afecto por su hija , tal vez por que la hija se vuelca demasiado hacia el padre , un padre con los afectos equivocados, un hija igualmente trastornada, en fin..

    Charola: efectivamente hay mucha inspiración de Laura Restrepo en este texto. Autora que recomiendo vivamente en cualquiera de sus escritos, por que es una gran conocedora de los sentimientos más profundos y contradictorios del ser humano y los relata magistralmente.

    De vuelto y Charola : no he encontrado vuestros textos… si me decís cuales son me paso

    No me enrrollo más , gracias a todos.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 13:15
  10. 10. Crispín Silva Muñoz dice:

    Te felicito Patricia. Me gustó la forma como narras un hecho que tiene que ver con la psicología profunda del ser humano. Ese es un hecho repetitivo por duro que parezca. Los psicoanalista lo conocen muy bien. Y si, yo creo que las madres le hacen mucho daño a sus hijos o hijas. Me gustó mucho sobre todo cuando narras la entrega, es impresionante lo del silencio. Sentí además que me estimulaste a escribir sobre temas como esos para los cuales sentimos como cierto prurito o prejuicio. Sigue escribiendo

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 14:44
  11. 11. Conrad Crad dice:

    Hola Patricia.
    Un relato valiente. Un tema “tabu” que puede herir sensibilidades, pero para eso está la literatura ¿No? Para investigar, para ponernos en la piel de otras personas e indagar en los sentimientos y en la psicología humana, para remover algo en aquellos que nos leen y sacarlos de su zona de confort y hacerlos pensar. Yo creo que eso tu relato lo consigue.
    Ha sido un placer leerte, Patricia
    Un saludo

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 16:09
  12. 12. Conrad Crad dice:

    Acabo de leer en los comentarios que la idea te la sugirió el yihadista de mi relato de Los Girasoles. Eso me llena de orgullo, Patricia. Gracias

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 16:13
  13. 13. Beba dice:

    Gracias por tu visita y amable comentario. Más allá de si son raras las conductas de tus personajes, yo encuentro que les has dado coherencia respetando sus “mambos”; cada uno da hasta donde le alcanza el piolín, y el lector se queda con la boca abierta ante tanto desorden. Lo importante es que has ido moviendo tus títeres por este absurdo de violencia familiar, sin meterte a arreglarles el mundo; son así. Y vos los mostrás con elegancia y claridad. Aplausos, entonces.

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 02:39
  14. 14. Dante Tenet dice:

    Hola
    Me dio gusto leerlo , fluye, no tiene tapujos y describe perfectamente los sentimientos de la protagonista, en la introducción el desarrollo y el cierre.
    Redondo
    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 04:12
  15. 15. Don Kendall dice:

    Hola Patricia.
    Es un texto interesante para analizar en un taller, pero para esa labor arrastra una dificultad sobrevenida: La “supuesta escabrosidad” del tema.
    1 – Hay una indefinición muy importante en cuanto al tema. Parece que el “tema” (entendido como la “almendra”, el corazón de la historia) es el “incesto”. Sucede que si eso se queda ahí, el argumento posterior y la trama que indique al lector cómo se desarrolló ese argumento, quedan en una nebulosa dando lugar a ese efecto que
    señala M. L. Plaza y que EMDO, no es tanto debido al narrador sino a ese problema de construcción inicial.
    DOS – Como sabes, el suceso es similar al libro autobiográfico de Mackenzie Phillips la hija del legendario líder de The Mamas & the Papas John Phillips. Durante 10 años mantuviern una relación sexual cuando ella abortó de su embarazo ante la duda de que pudiese ser de su padre. Al margen de la mayor o menor truculencia del mundo de adicción a vaarios tipos de substancias, en el caso del libro de M. Phillips, queda claro que el tema va de “amor” y sobre todo de “relación de poder”.Después gustará más o menos, pero el argumento ya se arma sobre ese tema.
    ARGUMENTO :Hija drogadicta folla con su padre también drogadicto reforzando una relación de dependencia (“Síndrome de Estocolmo” llega a decir ella en su libro) que dura diez años y que finaliza con un aborto.
    A partir de ahí ya se organiza la trama.
    En el caso del texto que presentas tal vez merezca la pena arriesgar, experimentar y recolocar si llega el caso, las relaciones entre los personajes, recurriendo ya sabes a la regla de “no decir, mostrar” mucho mejor que adjetivar sentimientos.
    En otro orden de cosas, me extraña la referencia Laura Restrepo, porque si algo caracteriza a esta autora es su raíz periodística con más incidencia en las relaciones de poder, la lucha de clases, en ese sentido el uso del lenguaje es definitivo para mostrar a qué estamento social pertenecen los personajes, sin más detalles que su forma de hablar. Coincido no obstante en la recomendación de la lectura de esta autora pero he de confesar que no encuentro mucha relación entre el texto que presentas y el incesto presente en el “Pecado”. Precisamente la trama del relato “cubre” una historia de amor. Eso es lo que me parece que merece la pena buscar o elegir.
    En Resumen, un gran trabajo por lo que te agradezco la oportunidad de haberlo comentado. ¡Ah! y el incesto es una manifestación más de cómo los humanos fueron estableciendo relaciones de poder y lograron acabar con los dinosaurios que eran más grandes, por ejemplo ;-)))
    Un abrazo

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 19:54
  16. Hola Patricia, por fin estoy aquí, en tu Ofensa.
    Independientemente del registro, me interesan las historias donde exista un conflicto, y en este, sin duda, lo hay, y arrastrado desde lejos, un poso de amargura alimentado desde la infancia. A la niña no le quedó otra que refugiarse en la figura de su padre ausente, agrandándolo a medida que empequeñecía la de su madre (también ausente pese a su presencia). Un ejemplo claro del complejo de Electra.
    Solo con esto ya tienes una historia montada. Le da un giro de vuelta con la relación sexual con el padre (muy bien contada, por cierto, tan bien… que hasta se me olvidan las comas que sobran y faltan 😉
    Y otro añadido con el odio de la madre al enterarse de la situación. No sé cómo has podido manejar todas estas múltiples corrientes de conflictos sin que suenen a dramón.
    La niña mujer cautiva optó por el camino más cuerdo, escapar de sus dos flageladores. Me gusta el final.
    Buena historia Patricia, te felicito, sobre todo por no estar excesiva, y mira que era fácil desbarrar dada la temática.

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 20:23
  17. jajaj acabo de leer la última frase del comentario de Don Kendal en relación con los dinosaurios… pues sí 😉

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 20:25
  18. 18. Vespasiano dice:

    Hola Patricia:

    Desgarrador y demoledor relato.

    No creo que la separación de padre e hija que antaño tanto se quisieron, por causa de la distancia o por la actitud de desapego de la madre hacia su propio marido y hacia su hija pueda haberse pervertido hasta convertirse en un amor incestuoso.

    Aquí debería existir un componente psicológico estilo Édipo dentro de la mente de Manuela.

    Muy bien escrito y con mucha valentía.

    Felicidades..

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 00:20
  19. 19. kirjanik Maya dice:

    Hola, Patricia.

    Muy buen relato, fuera que es un tema escabroso, que tiende a escandalizar un poco, pero al fin y al cabo un tema sobre el cual se puede escribir. Y tu a mi parecer lo has llevado bien, la verdad me gustó mucho, espero leer algo tuyo en el próximo taller.

    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 01:53
  20. Patricia: Te prometí leer tu relato y ¡qué duro hueso me tocó roer! Me refiero al tema; el incesto es algo que choca contra nuestra estructura. Tuve que ponerme por encima de ello para penetrar en la esencia de los hechos y para degustar tu estilo de escritura.
    Y no creo ser mojigato; he escrito unos relaticos eróticos en los que hay transgresiones a lo que se considera la norma socialmente aceptada.
    Coincido con los que dicen que escribes bien y claro y empleas las palabras adecuadas y precisas; que tu relato está muy bien escrito y se lee con fluidez; que el relato fluye, no tiene tapujos y describe perfectamente los sentimientos de la protagonista.
    Y, finalmente, me deja pensando Conrad Crad con lo de que es un tema “tabu” que puede herir sensibilidades, pero para eso está la literatura.
    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 04:09
  21. Patricia: Te prometí leer tu relato y ¡qué duro hueso me tocó roer! Me refiero al tema; el incesto es algo que choca contra nuestra estructura. Tuve que ponerme por encima de ello para penetrar en la esencia de los hechos y para degustar tu estilo de escritura.
    Y no creo ser mojigato; he escrito unos relaticos eróticos en los que hay transgresiones a lo que se considera la norma socialmente aceptada.
    Coincido con los que dicen que escribes bien y claro y empleas las palabras adecuadas y precisas; que tu relato está muy bien escrito y se lee con fluidez, que el relato fluye, no tiene tapujos y describe perfectamente los sentimientos de la protagonista.
    Y, finalmente, me deja pensando Conrad Crad con lo de que es un tema “tabu” que puede herir sensibilidades, pero para eso está la literatura.
    Saludos.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 04:10
  22. 22. Patricia Redondo dice:

    Isabel , Carlos, Kirjanik, Vespasiano , Dante , Don , Beba, Conrad: gracias a todos por vuestro comentarios.

    Don : creo entender de lo que comentas que el relato esta construido sobre una base endeble, es decir , el incesto se cuenta pero no se explica por que se ha llegado hasta ahí (Otilia apunta algo parecido , creo, y Beba cuando habla del absurdo de la violencia familiar). Es posible , la verdad es que por ese lado podría haber intentando desarrollar mejor la historia. Eso hace que me haga una pregunta. ¿Es posible ? ¿Es posible llevar esa explicación hasta sus ultimas raíces? En la vida los seres humanos tenemos a veces comportamientos inexplicables, o que son muy difíciles de explicar. ¿Está la literatura obligada a rellenar esos huecos ? Mmmm , no sé , interesante.

    Lo de los dinosaurios , genial. 🙂

    Me quedan algunos relatos por los que pasar , en cuanto pueda me paso.

    Muchas gracias a todos

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 16:55
  23. 23. isan dice:

    Hola Patricia:
    Lo primero que te comento, casi de pasada porque nadie lo ha hecho y el meollo está en otra parte, es el aspecto formal. Tiene su importancia porque deja una sensación de no haber prestado atención a este aspecto, sobre todo cuando hay unas cuantas cosas. Hay unas bastantes palabras que necesitan tilde. Hay separaciones entre comas y la palabra anterior a que te tiene que ir unida. Sobran algunas y faltan otras.
    No sé por qué no se dice el nombre el barrio donde tenía el padre las oficinas, más teniendo en cuenta que sí se nombra el barrio donde vivía.
    Para que haya ignominia debe haber publicidad y no es el caso, por lo que habría que buscar otro apelativo.
    Has presentado una casuística que ciertamente se da en la sociedad. Y me ha gustado en enfoque prescindiendo del morbo y desde el lado bello que también lo tiene. Aunque la conciencia de la protagonista le estaba martilleando en su cabeza denunciando que eso estaba mal. De hecho se libera pidiendo perdón a su madre y luego repitiendo el padre nuestro, “perdóname…” Creo que es la parte del relato que más fuerza tiene. Así mismo me ha gustado sobremanera que no había “ni una palabra, ni antes ni después” mientras “penetraba una y otra vez los muros de la vergüenza”.
    La decisión final de marcharse y no volver a verlos es muy visual. Rompe con su padre y su madre a quienes, de alguna manera, culpabiliza y se regenera.
    Te felicito porque es un relato magnífico.

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 13:51

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.