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LA OFENSA - por Pepelu Martín

Estaba muy tranquilo cuando recibí el finiquito. Tras veinticinco años trabajando como ejecutivo comercial en IBM, ha llegado el momento esperado del despido, pues las habladurías de los últimos meses, no dejaban espacio a la sorpresa y sabía que “el paro” lo tenía cerca.

Poco después del anochecer, un día desapacible y con niebla, llegué a casa, abrí una lata de cerveza, me senté cómodamente en el sofá y releí la carta unida a la indemnización, bastante generosa por cierto. Con todo este dinero, ¿cuántas cosas podría hacer…? ¡Pues lo planeado en las últimas semanas! ¡Una galería de arte en el centro de Madrid!

Ahora la moda laboral, indica ser emprendedor, especialmente a los cincuenta y cuatro años cumplidos, siendo además un solterón sin remedio. No sirve de nada buscar trabajo, soy un “viejo” para conseguir un empleo parecido. En realidad, prefieren universitarios sin experiencia. En fin, se acabó el trabajar por cuenta ajena.

Tras muchísimas vueltas, encontré un local adecuado cerquita de la Puerta de Alcalá. Llegué al acuerdo financiero con la propiedad y una vez fundado mi negocio, le llamaría: «Galería Quórum», y en pocas semanas estaría en condiciones de proceder a la apertura.

Mi responsabilidad ha cambiado, consiste en crear cartera de pintores, proveedores y conseguir obra cedida o comprada destinada a exposiciones; actividad llevada a cabo enseguida. En El Rastro madrileño, adquirí pinturas diversas de autores españoles fallecidos…

Una mañana trabajando en el almacén de la trastienda reparando marcos deteriorados, descubrí en el dorso del cuadro de José Berenguer, titulado «Desnudo de mujer», un sobre pequeño, como los usados para enviar recordatorios fúnebres. Asombrado, lo abrí expectante, decía así:

“Este cuadro está pintado íntegramente por mí en el año 1979, óleo sobre lienzo, inspirado en Doña Inés del Real, mi musa, mi amante, mi compañera del alma que posó para esta obra y otras más en mi estudio privado.
Su marido Fernando Vilches, extremadamente celoso, me ha amenazado de muerte en varias ocasiones, por lo tanto escribo estas líneas y las guardo en la pintura, para advertir que si muero de forma accidental, asesinado o con violencia probada, hago responsable al señor Vilches de mi fallecimiento. Firmado: Berenguer”.

En un principio, no supe qué hacer. Más tarde contacté con la Asociación de pintores, al objeto de lograr información de la trayectoria de Berenguer, cuyo fallecimiento se produjo en 1984, así como datos del marchante, conocedor de las circunstancias de su muerte.

Objeto conseguido; el marchante era un tal señor Cantera. Hablé con él telefónicamente, un caballero alojado en una residencia de ancianos en Colmenar. Se ofendió muchísimo cuando le mencioné la muerte sospechosa del pintor José Berenguer y respondió alteradisimo que era una gran mentira y que tiempo atrás, fue humillado por pintar solamente desnudos provocativos de mujeres jóvenes. Le ofrecí ir a enseñarle el breve escrito escondido en el dorso del cuadro, pidiéndole perdón por la ofensa. Le expresé mi gratitud, rogándole sus consejos, su experiencia en el desarrollo de la galería de arte.

—¡De acuerdo! —me dijo complacido—. ¡Espero su visita!

—¿Le parece bien el sábado? —le propuse.

—¡Muy bien! —aceptó educadamente.

Al llegar, le encontré en una salita, rodeado de lienzos pintados al óleo, aceite, trementina, pinceles, etcétera. Un buen número de pinturas trataban de series de animales, un caballo, un ciervo, un gorila, peces, aves…

Me contó que el pintor estaba ciegamente enamorado de Inés, obsesionado con su belleza y solía pintarla desnuda en múltiples posturas, todo a cambio de regalos, préstamos y pago de recibos varios. El mismo día que murió Berenguer, ella le visitó en su estudio para anunciarle que había conocido a un ejecutivo adinerado, director de una entidad financiera y se iba con él a New York. Que se acabó el posar y también su relación amorosa y de paso, abandonaba a su triste e infeliz marido enfermo de Alzheimer. Le exigió cantidad de dinero, discutiendo ambos acaloradamente. Él abrió la puerta enardecido echándola a la calle, entre insultos violentos.

Hombre que padecía de hipertensión, esa misma noche se sintió enfermo y acudió a urgencias. Horas después murió de infarto. En este punto el señor Cantera, emocionado y tembloroso, me pidió que le dejara solo.

Agradecí su atención afectuosamente y me marché.

En el camino de regreso, pensé que la obra de José Berenguer, de conocerse públicamente su malogrado final, sería valorada con una cotización elevada, por lo que decidí comprar más cuadros firmados.

La apertura de la «Galería Quórum», fue un éxito rotundo.

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6 comentarios

  1. Hola Pepelu

    Me toca hacer el comentario por ser tu vecina de arriba.

    El texto está escrito de forma correcta y se entiende bien pero, a serte sincera, no entiendo el motivo de la ofensa pues el marchante no tenía nada que ver de forma directa con el pintor y tampoco tengo claro qué tiene que ver el trabajo en la IBM con abrir una galería de arte, a las dos cosas le falta nexo. Pienso que para dedicarse a esto último, el hombre debería de conocer bien el mundo de la pintura.

    Espero haberte dado consejo útil

    Saludos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 12:54
  2. 2. Pepelu Martín dice:

    Hola Paola: Permiteme decir que soy un ex-galerísta.1º) Los marchantes y pintores, son uña y carne, pues de su trabajo compartido, sobreviven ambos, de manera que en teoría, lo saben todo el uno del otro. 2º) IBM despide a un empleado con 25 años de antigüedad y con su indemnización, abre una galería por dos razones, es su afición y tiene edad de dudosa empleabilidad…

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 19:27
  3. Hola Pepelu

    No me ha llegado el aviso de tu respuesta, algo habré hecho mal…

    Me duele que te puedas haber ofendido con mis palabras. Lejos de mí esa idea!!! Yo también me dedico al mundo del arte, soy pintora de frescos y restauradora de estucos y por tanto sé que entender de arte no es cosa de poco. Si respaldas el relato con un detalle en el que haces ver que el prota entiende de pintura…problema resuelto. De paso te diré que tengo más cosas en común con tu personaje, tengo más de su edad y también me encuentro ahora sin trabajo. Ya ves…

    Saludos y nos leemos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:07
  4. 4. Pepelu Martín dice:

    Paola: Para nada me ofenden tus palabras, todo lo contrario, pues para eso estamos aquí los aficionados a escribir buenamente como podemos. Compartir virtudes y defectos nos enseñan a todos, con la simpatía y el respeto que mantenemos en este “oficio”. Te seguiré como lector y continuamos hablando.
    Un cordial saludo.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:37
  5. 5. marazul dice:

    Hola Pepelu:
    Tienes una historia importante y como la realidad supera la ficción, muy bien pudiera ser un hecho real. Correctamente escrito, se lee claro y bien.
    Te apunto lo siguiente, según mi modesto punto de vista. Cuentas la historia de seguido y explicándolo todo. Eso no está mal, pero creo que hay que “despistar” un poquillo al lector je, je… Un poco de mala idea Pepelu. Quiero decir que puedes jugar con el tiempo sin empezar por el principio, no sé… tal vez si empiezas en el momento en que encuentra la nota… eso le aportaría misterio.
    En fin, es una opinión pero tú eres el autor y el relato es tuyo.
    Me gustó leerte
    Saludos, Pepelu

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 16:23
  6. 6. Pepelu Martín dice:

    Te agradezco sinceramente tus comentarios… Creo que se llama… “mostrar”… Ahora tengo mucho tiempo para seguir aprendiendo.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 22:02

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