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La ofensa - por María Rama

Se resguardó, mejor dicho, se ocultó en la esquina entre la cómoda y el sillón del living. Lloraba sin consuelo ante la escena. En la oscuridad, se distinguía el mango del cuchillo, clavado en el pecho de la mujer, al que iluminaba un haz de luz que ingresaba por la ventana.
De nada servía el llanto en este momento. Julia yacía en el piso, en medio del lago espeso de su propia sangre. Él la observaba desde el rincón a través del espejo, temía que aún estuviera viva, así le indicaba el terror en su conciencia.
Muchos fueron los años de denuncias, humillaciones, burlas de sus amigos, deshonra y vergüenza. Sus padres le habían advertido lo que se decía de ella en el pueblo. Pero Julia lo sedujo, lo entusiasmó y no hubo razón que venciera al flechazo. Lo cierto es que Pedro y Julia se casaron. Ella feliz de ganar la pulseada a los padres de él y él totalmente fuera de sí, enemistado con quien quisiera hacerle cambiar de opinión.
La mujer comenzó desde el primer momento, a sojuzgar al marido, lo desacreditaba delante de todos, lo avasallaba en la intimidad, hiriéndolo psicológicamente, lo alejó cada vez más de sus amigos e impedía que visitara a sus padres, mediante artimañas y mentiras.
Mientras tanto, ella salía a su gusto y con quien le daba la gana, lo engañaba con otros y ridiculizaba siempre que podía. Pedro dudó mucho antes de hacerlo, pero finalmente la denunció por malos tratos. Obviamente nadie le creyó. Las burlas se intensificaron y se sintió acorralado. No había quién lo entendiera, ni tiempo para soportarlo más. Y así esa noche cuando Julia comenzó a agredirlo verbalmente, sacó el cuchillo que llevaba calzado detrás, en el cinto, se le abalanzó y se lo clavó en el pecho. Inmediatamente tomó conciencia de lo que había hecho y comenzó a gritar que la había matado. La empleada lo oyó y llamó a la policía. Al poco rato llegaron las fuerzas de seguridad.
El hombre seguía llorando encorvado detrás del sillón, con la vista fija en el líquido viscoso donde se reflejaba la luctuosa escena. En ese espejo veía su triste historia y permanecería en la mente de Pedro, por siempre.

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4 comentarios

  1. 1. Littlewriter dice:

    Gran trabajo! Entretenido y bien redactado.

    Saludos!

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 10:00
  2. 2. Anaclara dice:

    Hola, María:
    Me gustó mucho tu relato. Ha sido llevadero y con una linda trama.
    El personaje principal, a mi juicio, está muy bien caracterizado. Cuando hay alguien que manipula, la otra cara es una persona que se deja manipular, como el caso de Pedro. Cuando hace la denuncia, es un intento de salirse de su posición de víctima, pero vuelve ya que ahora se siente burlado. Por cierto, una mente muy enferma que debe recurrir al asesinato para solucionar su conflicto y ni siquiera así lo logra.
    ¡Buen trabajo!

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 14:18
  3. 3. Galia dice:

    Hola Carmen: muy bien realizado el microrrelato, cierra de manera circular con relación al inicio. Bien caracterizados los personajes, el dominante y el sometido. En definitiva, un buen relato.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 20 febrero 2019 a las 13:08
  4. 4. Carmen Ramarama dice:

    Gracias Littlewriter, Anaclara y Galia por sus comentarios.
    Nos leemos en la próxima.

    Escrito el 1 marzo 2019 a las 12:33

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