Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La ofensa - por Eric Milne

El destinador le pidió a su asistente que entrara a su oficina. No era una instrucción prohibida, pero sí estaba muy fuera de lo común.
Era más grande de lo que Tod recordaba. Placas removibles de mármol blanco cubrían las paredes, ocultando los kilómetros de tubería que pasaban por detrás. Hacia la derecha estaba el destinador, hurgando entre papeles. Frente a él había tres pantallas gigantescas, que debieron haberse apagado al abrir él la puerta. Una medida extrema de seguridad, ya que nadie sería capaz de entrar sin autorización a esa oficina y arriesgarse a ver las pantallas.
Tod no quiso arriesgarse y siguió mirando la pared blanca.

–¿Me necesitaba, señor?
–La Máquina acaba de mostrarme a un nuevo destinador para la Zona 5. Necesito que vayas a buscarlo para iniciar su entrenamiento.
Tod se giró un poco. El destinador se levantó de su escritorio. Una caperuza blanca le cubría la cabeza, y una tela oscura ocultaba su cara.
–Señor, usted sólo tiene veinte años en el puesto. ¿Tan pronto tendrá reemplazo? —enseguida se arrepintió de su curiosidad.
–La Máquina de los Destinos no se equivoca, Tod —respondió, en el tono neutral de siempre.

–¿Te tocó Tecnología? —preguntó Vincent, con emoción, pero todavía por debajo del ruido de los demás niños en la ruta.
–Sí —le respondió Cristina—. Mamá me dijo que cuando cumpliera los once el próximo año me pondría enseguida en un instituto avanzado.
–Pero la mayoría se queda en la Escuela Dedicada hasta los doce.
–¿Por qué no le dices a tus papás que te pongan también a ti el otro año? Acompáñame, mira que no voy a conocer a nadie.
–Todavía no llega mi notificación de destino.
–Pero debe estar llegando pronto, ¿no? Cumpliste los diez hace un mes. Además, eres el mejor de la clase. ¿Cómo podría tocarte otra cosa que no sea Tecnología?

Vincent asintió, pero no se sentiría seguro hasta tener la notificación en mano. Tecnología le gustaba mucho, y sus padres lo apoyaban. Pero su madre era artista, y su padre y su hermano mayor historiadores. Su destino aún podía ser diferente.

Unos murmullos lo sacaron de su mente. En la carretera, un vehículo negro estaba parqueado frente a su casa. El escudo de Zona 5 en las puertas le indicó que era un transporte oficial. Varios soldados estaban afuera, y en mitad de ellos, sus padres hablaban con alguien vestido con una larga bata blanca.
–Vincent, cariño, llegó tu notificación —dijo su madre. En su voz no estaba el entusiasmo que tenía cuando había llegado la notificación de su hermano.
–¿Qué pasó aquí?
–¿Vincent Salinas? —preguntó el extraño de la bata blanca.
–Sí, soy yo.
–Mucho gusto —dijo, haciendo una reverencia—. Mi nombre es Tod, asistente personal del Destinador de Zona 5. Me encuentro aquí porque hoy se ha otorgado su destino.
Hizo una pausa, esperando que Vincent hablara.
–¿Pasó algo malo?
–Oh, no, todo lo contrario —Tod abrió el papel que llevaba en la mano—. Vincent, el Destino que te pide el Universo que cumplas para el bien de la sociedad, es ser el nuevo destinador de la Zona 5.

No lo dejaron llamar a nadie para despedirse. Y si algo se sabía del Domo, es que era un lugar completamente aislado.

–¿Cómo se supone que sea feliz viviendo en completo aislamiento? En seis años, a los únicos que he podido ver son a usted y a Tod, y quizá a uno de los técnicos de la Máquina. ¡Y a usted no le puedo ver la cara, ni ustedes ven la mía!
–Nadie puede vernos la cara —empezó el Destinador Jefe, sin levantar la voz—. De hacerlo, sus destinos se anularían. No tendrían lugar en la sociedad. No querrías que le pasara eso a nadie, ¿cierto?
–Eso es sólo válido para las imágenes del destino, en las pantallas de la oficina. Lo de nuestras caras sólo es una superstición. ¡Una superstición, a estas alturas de la era humana!
–Las supersticiones actuales tienen, todas, un fundamento. Lo sabrías, si vinieras a estudiar a la hora correcta. Actualmente llevamos tres meses de retraso en tus estudios. A este paso no estarás listo a tiempo.
–Como si me importara.
–¿Acaso estás infeliz con tu destino?
–Usted y yo sabemos que la máquina cometió un error conmigo.
Vincent no vio llegar el golpe. Impactó contra el suelo, y la caperuza se empezó a teñir de rojo.
–La Máquina de los Destinos no comete errores.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. Víctor Alverdi dice:

    Hola Eric. Me gustó el tema distópico de tu historia. Tal vez faltó que describieras un poco los lugares donde se desarrollan las escenas para tener una visión más clara, por ejemplo qué ropas utilizan las personas comunes, los paisajes, viven en la superficie o bajo tierra, etc. Eso hubiera ayudado a adentrarse más en la trama. Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 04:37
  2. 2. Helena Sauras dice:

    Hola Eric. Me gustó tu historia sobretodo el impactante final. No esperaba nada violento, porque la historia pensaba que iría hacia otro lado. Destacas que las máquinas no se equivocan ni cometen errores, algo que ya sabemos. Pero lo tratas de forma original.

    Tratas bien los diálogos para que conozcamos a través de ellos a los personajes. Con pocas palabras sumerges al lector en la historia, describes solo al principio y luego dejas que sea el diálogo lo importante.

    Espero leerte en próximos talleres. ¡Un saludo!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 07:44
  3. 3. termaycam dice:

    Hola Eric,

    a mí me ha gustado mucho la atmósfera que has creado y la curiosidad que consigues despertar. Al no dar muchos datos al principio uno quiere seguir leyendo para saber de qué va todo esto.
    Interesante la paradoja de que el destinador esté infeliz con su destino.

    (gracias por pasarte por mi relato!)

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 12:43
  4. 4. El recreo dice:

    Hola Eric! Tu relato me ha recordado a Blade runner y los replicantes. Me ha gustado el ambiente distópico, pero creo recordar que en relatos cortos más de 3 personajes son multitud y aquí me he visto algo perdido junto con los saltos temporales hacen que sienta algo confuso. Buen final, enhorabuena!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 23:26
  5. 5. Laura dice:

    Hola Eric.
    Tu relato me ha llevado de una a leerlo, sin pausas.
    Me quedó un poco raro lo de las placas movibles de màrmol: el màrmol es algo demasiado pesado para que sea panel movible, tal vez una imitaciòn pueda servir para esa utilidad, pero no es algo que afecte a la historia.
    El final me quedó un poco extraño con la violencia con que expresa la infalibilidad de la màquina, que me deja pensando si no hay una persona con las reacciones de una cualquiera, y bastante egocèntrica que no permite ni la màs mìnima rèplica por una persona, que no pueda darle razones que lo convenzan.
    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 15:49
  6. 6. K. Marce dice:

    Saludos, Eric

    Terminados los obligados, puedo visitar a quienes me han visitado. Te agradesco que dentro de tu libertad, buscaras el mío.

    No quiero explayarme tanto, pero a quienes me leen me gusta contribuir un poco más, pero aunque siempre trato de ser breve, me emociono un poquito (:P) así que anticipadas disculpas.

    Me ha gustado leer un relato que no se vio tentado a incluirse en el reto. Con el trasfondo de modernidad, el gorila hubiera quedado limitado al comportamiento hóstil. Gracias por no sacrificar la historia.

    En cuanto a la forma, te indico.
    *Repetición de palabras* Los escenarios del taller tienen el máximo de palabras que caben en una página. Tu texto contiene setecientas cuarenta y dos, y treinta y seis párrafos. Se sugiere que no usemos las mismas palabras (o similares por cacofonía) en espacios tan reducidos, ya que se vuelven notorias. Se permiten, únicamente cuando crean énfasis.
    Puedes después buscarlas para ver su ubicación, con el F3.
    Te marco este ejemplo con varias palabras repetidas: ver, y, usted.
    > he podido *ver* son a *usted* *y* a Tod, **y quizá a uno de los técnicos de la Máquina. ¡***Y a **usted no le puedo **ver la cara, ni ***ustedes ***ven la mía!
    >> los visto a usted y a Tod. También quizá a uno de los técnicos de la Máquina. ¡No puedo observar su cara, como tampoco nadie a la mía!
    Recuerda usar las palabras más adecuadas según la necesidad: Ver, (percibir, conocer o reconocer algo a través de la vista), observar (examinar atentamente algo o a alguien). Aquí el joven, haría la diferencia de verlo, pero No saber quien verdaderamente es. Espero darme a entender.

    Otras palabras repetidas:
    Y (13)- si la oración se comprende sin ella, elimínala
    usted (5), pantallas (3), ver (4), destinos (9), para (5), notificación (4), blanco/a (5).

    Has cuidado muy bien tu ortografía, me he encontrado con dos palabras: sólo (que la RAE sugiere no colocar tilde) y destinador. Una palabra considerada obsoleta en la actualidad. Funciona más la palabra “remitente” como más difundida.
    Soy bastante quisquillosa en mis lecturas, y “necesito” saber porque una palabra y no otra. Por ello, también utilizo el Ngram View de Google. Ahí se filtran las palabras escritas (libros, tratados, etc), en donde puede evaluar la oscilación de la misma en el tiempo. (Es mucho más amplia en el idioma inglés, porque las Universidades hacen un gran trabajo). Descubrí que destinador, no existía antes del siglo XX, su aparición escrita data de 1931 (con 0.0000000617%)
    Me costó encontrar la definición de esa palabra en la forma como creo que la has usado: “Adjetivo. Este vocablo es de uso obsoleto, la definición de destinador el que destina, ordena, determina, distribuye, propone, señala, dedica o que dirige a una persona a un envío o asigna un puesto, trabajo o dignidad a una persona.”.
    Pero, yo la conocía solo como un componente del Esquema Actancial que es el análisis de un relato. El destinador, se define como “el motivo o fuerza externa o interna que mueve al sujeto a querer conseguir el objeto.” O sea, solo puede ser aplicado a si mismo. Nada parecido a la otra definición.
    Me encanta cuando se trata de rescatar una palabra en desuso. La invención de terminologías nuevas, aunque siempre busco (y espero) que todo tenga coherencia.

    Como han expresado algunos, las distopías tienen un denominador común, y es la creación de mundos. Aunque percibimos el ambiente casi de laboratorio (blanco) de ese “lugar”, el resto pasa desapercibido. La trama siempre es lo más importante en una distopía, ya que el personaje en muchas ocasiones es sacrificado en la misma. Siendo que es una “escena”, no un relato completo, puedes prescindir de revelar todo el carácter o situaciones especificas de los personajes. Pienso que la charla entre el niño y su amigo queda como un relleno innecesario. Esa información puede ser adicionada a la narrativa.
    No suelo leer distopías, y los más experimentados pueden notar y sufrir la ausencia de ese mundo.

    Por lo demás, la idea me parece interesante, aunque existan muchas lagunas que no son reveladas, esto es factible siendo una escena de apertura para algo mayor.

    Un placer leerte, espero que lo que se te ofrece lo recibas con el mismo entusiasmo que te es entregado.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 02:04

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.