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La ofensa - por Netogonzo

El sol al fin se había dado por vencido tras la espesa neblina que cubría las calles en Real de San Pedro. Vientos del norte brincaban los cerros, bajaban al valle y recorrían el pueblo cacheteando fachadas de piedra caliza. Aves nocturnas volaban como locas de un lado a otro dejando plumas regadas por todo el sitio. Los cánticos ancestrales llegaron de alguna parte y en segundos se mezclaron con el aire, las frases incomprensibles recitadas en lengua náhuatl envolvieron el espacio y lentamente se introdujeron en sus oídos. Una onda eléctrica recorrió su cuerpo, le crujieron los huesos y súbitamente abrió los ojos.
—Esto no va nada bien—soltó Contreras mirando hacia la mujer—¿Cómo demonios voy a resolver esto si usted no se digna a cruzar palabra conmigo? Ya estoy hasta la chingada de este pueblo y su gente.
—No solo con palabras se habla—objetó ella—.El silencio también dice, y dice mucho.
Las voces no cesaban, era como si la misma tierra le hablara desde lo más profundo de sus entrañas en su lengua materna. Su primer instinto fue mover las manos y tocarse las piernas, le parecía tan extraño que estuvieran en su lugar. Notó unos bordes justo donde empezaba cada extremidad y continuó explorando su cuerpo. Un vientecillo frío le recorrió completamente al darse cuenta que en el pecho, recargado ligeramente hacia la izquierda, tenía un hueco del tamaño del puño que le atravesaba las costillas. No había nada allí, el corazón había desaparecido.
—Por enésima ocasión Alvina, ¿Qué chingados pasa aquí? —continuó Contreras—tengo a la embajada gringa encima y no paran de joder. Están muy ofendidos por lo que pasó con Smith.
—No son los únicos—le contestó—ellos también lo están y con toda razón.
Tiró de un golpe la tapa de la caja y salió al exterior, las pulsaciones eléctricas en su cerebro lo mantenían aturdido al grado que no distinguía más que sombras a su alrededor. Las voces del viento le ordenaron caminar, tomó del suelo un cuchillo de obsidiana y se dejó llevar por los sonidos ancestrales.
—¿Quién chingados son ellos?, hable claro Alvina.
—Los dioses, sobre todo Huitzilopochtli por…
—Que pendejadas dice—interrumpió Contreras—esto es algo serio, tengo 120 mujeres encarceladas, sospechosas del asesinato de sus esposos, todos ellos asesinados por la noche con las extremidades cortadas y el corazón extraído, y para mi pinche mala suerte, la embajada sobre mi porque uno de ellos era gringo. No me salga ahora con esas cosas.
Llegó a la plaza sin ningún problema, las calles retorcidas le parecían familiares. El retumbar de tambores y sonajas, impregnadas en el aire, le hizo retirar la mirada de la comandancia. La neblina agudizó, giró su cuerpo y continuó caminando seguido de otros como él.

—Usted no entiende comandante Contreras— dijo Alvina—los dioses prehispánicos siguen aquí, si uno aguza poquito el oído, los puede oír y si aguza poquito los ojos los puede mirar, usted no puede, bueno, es que es hombre, le falta tacto.
¬—Que pinche tacto ni que nada—soltó molesto—¿Es todo lo que tiene que decir?
—Huitzilopochtli está molesto por la mina que pusieron los gringos en el cerro, porque han demolido las ruinas arqueológicas para sacar el oro que hay bajo tierra, han violando el camino hacia el inframundo de nuestros ancestros, y eso es una afrenta que él no perdona. Nosotras si lo escuchamos, él nos lo pidió, por eso le ofrecemos nuestros maridos en sacrificio, como se hacía en el pasado…
—Pinche vieja loca, —interrumpió—no escucharé más. Me marcho a casa.
No tuvo problema en derribar la puerta de la casa de James Fletcher, se sorprendió de la fuerza que tenía ahora. Las voces en náhuatl le indicaron subir a la alcoba. El resto de los descarnados obedeció también.
—¿Que tal el trabajo amor?—preguntó la esposa del comandante al verlo llegar.
—Terrible, son locuras—Respondió mientras se ponía el pijama.
—Duerme amor, duerme, mañana estarás mejor—le susurró ella mientras escondía un cuchillo bajo la almohada.
Tiró de un golpe la puerta de la habitación del dueño de la mina, y sin darle tiempo a reaccionar, pidió a los otros sujetarlo de piernas y manos. Agradeció a los dioses hablando en lengua ancestral y tomó entre sus manos el cuchillo de obsidiana, levanto los brazos, apuntó directo al corazón del extranjero y sentenció:
—Ya te cargó la chingada.

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7 comentarios

  1. 1. IreneR dice:

    Buenas, Netogonzo.

    La idea de tu relato me parece muy buena, pero tengo que reconocer que tantas veces la palabra “chingada” y otras expresiones malsonantes, me han sacado un poco de la historia. No estoy en contra de escribir palabrotas en los textos, siempre y cuando estén justificadas por los acontecimientos que ocurren. En tu caso, lo están, pues el hombre está frustrado ante todos los crímenes, pero, aún así, creo que hay demasiadas. Al menos es mi opinión.

    A parte de de eso, hay algunos errores con las rayas de diálogos. Las acotaciones del narrador siempre van pegadas a su parlamento, pero separadas de lo que los personajes dicen. Y los vocativos tampoco están bien puntuados.

    Por lo demás, creo que está bien escrito. Y el título del relato está más que bien justificado.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 09:21
  2. 2. Jose Luis dice:

    Hola
    Me toca comentar tu texto
    Quizá no me ha llegado con claridad el mensaje. Tal vez me he hecho un lío con los personajes y con lo que sucede, sobre todo justo al final. No tengo claro qué ha sucedido por la redacción de los últimos párrafos. Y no creo que sea culpa mía si tengo que releer varias veces el relato para entender lo que pasa.
    Un saludo

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 18:48
  3. 3. Rafa dice:

    Hola Netogonzo, me gustó mucho tu relato, debo confesar que las aventuras que mezclan lo contemporáneo con la intromisión de lo ancestral me conquistan rápidamente. El maestro Cortázar tiene un relato fascinante al respecto. Por lo demás me pareció bien estructurado, ágil, intrigante y sorpresivo. El protagonista es quien lleva el hilo de tensión todo el tiempo con su arrogancia e incomprensión del mundo ancestral, el descenlace en ese sentido nos hace justicia. El tono de intriga y esa sombra de humor subyacente son un gran aporte. Gracias por compartir tu relato.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 20:07
  4. 4. Noemi dice:

    Hola Netogonzo,felicitaciones, te salió muy bueno el relato, lo único que te falla a veces es la distinción de personajes cuando no hay diálogo directo, pienso que un cambio de narrador a primera persona o el uso de cursiva ayudaría al lector a no perderse.Me gusta mucho el estilo y encuentro los cambios de registro adecuados en el diálogo.Una palabra que me choca es “prehispánicos”,está fuera de contexto en el personaje de Alvina,pienso que ella hubiese usado simplemente dioses porque en ella ya está incluído el sentido de que son los originarios. Hay que tener cuidado con los “academicismos”
    Gracias por una lectura tan agradable y estoy en el 93 si quieres encontrarme. Saludos.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 20:17
  5. 5. El chaval dice:

    Hola Netogonzo
    La ofensa, aquí está de sobras justificada. Me ha costado un poco la lectura , en el primer párrafo creo que faltan alguna coma para que la lectura resulte mas fácil.
    Creo que falta también alguna raya y guión para saber mejor quien habla.
    El final por el mismo motivo me resulta un poco confuso. De todas formas está bien fundamentado, aunque sean 120 mujeres encarceladas.
    Un saludo. Nos leemos (40)

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 11:05
  6. 6. Laura dice:

    Hola Netogonzo.
    Me ha gustado el tema desarrollado, me molestó un poco el uso de tantas veces la misma palabra. chingada.
    Considero que te han faltado algunas comas:
    -Por enésima ocasión, Alvina
    -Usted no entiende, comandante Contreras
    -los dioses prehispánicos siguen aquí. Si uno aguza poquito el oído, los puede oír, y si aguza poquito los ojos, los puede mirar (ver)
    -Que tal el trabajo, amor
    Mis saludos

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 12:08
  7. 7. Doralú dice:

    Hola Netogonzo,

    Presentas un tema interesante. me gusta esta mezcla de culturas: lo ancestral y lo actual. Existen algunos problemas de redacción que difficultan entender en ciertos parrafos. Estoy segura que cuando el texto repose lo suficiente, esos pequeños detalles seran corregidos. El texto lo merece.
    Un abrazo

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 21:47

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