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La Ofensa - por Marlene Flores González

LA OFENSA

Fermín era un hombre tan pequeñito que para no arrastrar su paraguas lo colgaba sobre su hombro derecho y aun así la punta siempre rozaba el camino; no se separaba de él de ninguna manera por diversas razones, pero se suponía que era principalmente para sentirse acompañado.

Impecable en su presentación personal, llevaba siempre sus pantalones engomados y marcados a plancha, el cabello bien peinado, el bigote afinado, los zapatos lustrados por el limpia botas del parque, que los hacía brillar como espejos.

Pertenecía a una acomodada familia de ganaderos de la zona. Tenía un hermano gemelo, que le triplicaba en tamaño, figura, y posesiones por cuanto no padecía del mal del enamoramiento que si tenía Fermín y que le sacaba el dinero de la bolsa.

Particularmente, él prefería las mujeres altas y rollizas; estas hermosas lo abandonaban cuando no obtenían más, dado que el cálculo de Fermín se basaba en los placeres recibidos en el tiempo que transcurría con la exuberante dama de turno, siendo que, si el placer disminuía, también los lujos y demás halagos. Su fama de galán espléndido no le dejaba más de tres noches en solitario. Siempre había alguna en espera de sus momentos de pasión desenfrenada.
Pero como dicen en el pueblo: «De tanto llevar el cántaro al agua, es que se rompe».

En una ocasión el cambio le deparó una corpulenta mujer, llamada Zoraida, quien no estaba dispuesta de ninguna manera a renunciar a los encantos que encontraba en el buen Fermín, teniendo este que enfrentar algunas situaciones incómodas generadas por los celos de su nueva pareja.

Contaba uno de los testigos presenciales, muy fiel a los hechos, pues se trataba del dueño de la «cazadora» en que viajaba la pareja, que en una de las paradas, subió una mujer sospechosa de traérselas con Fermín ya que, a juzgar por el saludo atento que este le brindó, hizo despertar en Zoraida los celos revoltosos que no se hacían esperar, aunque la dama recién llegada, solo venía con el propósito de reclamar a otra pasajera por algún reciente desliz de su marido, armándose un cambio de insultos entre ambas, llegaron a un pleito cuerpo a cuerpo, en medio del estrecho pasillo.

El escándalo y la confusión que se armó, hizo que el conductor ordenara desalojar la cazadora, razón por la cual el pleito continuó en la orilla del camino. La mujer de Fermín sintió que la ofensa era dirigida a ella, porque una vez despiertos sus celos enloquecía y se lanzó sobre una de las mujeres agarrándola por el cabello y aproximando su boca pintada de amapolas, apretó un mordisco en la oreja de su contrincante, arrancándole un pedazo, y acto seguido, arrebató el paraguas al inocente Fermín quien con su orgullo inflado, trató de apaciguar los ánimos descontrolados, diciendo con su voz atiplada y poniéndose en medio de las damas: ¡Ya basta señoras, no deben pelear así por mí… que doy para las tres y más si es necesario…! ¡Aquí hay hombre para rato, no se preocupen!

Zoraida, quien batía al aire el paraguas de Fermín, más enfurecida por el descaro de sus palabras, terminó acomodándolo de punta, en el órgano más preciado del galán. Mientras gritaba fuera de sí:«¡Esta es una ofensa, y yo no perdono ninguna! ¡Mío o de nadie!…

La escena era terrible. Se escuchaban gritos de dolor, de rabia, insultos y hasta las carcajadas de algunos chismosos que además se encargarían de contar lo sucedido a todo el mundo.

El policía que viajaba casualmente con ellos y cuya función no pasaba de ser un ridículo en medio de aquellas mujeres enormes, intentaba detener a Zoraida, lo que era nada sencillo porque ella aun sostenía decidida el paraguas medio quebrado, con las varillas desparramadas y en posición de batalla, dispuesta a acomodarlo con todas sus fuerzas sobre la cabeza de la autoridad.

Desde la «pulpería» llamada El Almacén cercana al incidente, llegaron numerosos espectadores haciendo correr a toda velocidad la noticia, convirtiéndolo en un acontecimiento del que todavía se tiene el recuerdo guardado entre la niebla de los años.

La «cazadora», tuvo que convertirse en ambulancia provisional para conducir a heridos y golpeados hasta el hospital, mientras que los demás pasajeros tendrían que continuar su camino a pie, pese a sus protestas.

El sitio de aquel terrible pleito, fue rebautizado como «Cuesta del Mordisco», antes conocida como «Cuesta del Gorila».

Cazadora: Bus o camión de pasajeros
Pulpería: Pequeño abastecedor de pueblo

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9 comentarios

  1. Hola Marlene. Es un texto el que ofreces, de una narración lineal cuidada y con detalles que la hacen cercana. Podría encuadrarse en un género próximo a la crónica o incluso con un cierto parentesco con los llamados pliegos de cordel, aunque no estén en verso.
    Gracias por ofrecerlo

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 00:08
  2. 2. Don Kendall dice:

    (Comentario enviado por «Luigi Callieri»). Lo envío ahora, cumpliendo la norma de comentar los tres siguientes al propio:
    Hola Marlene. Es un texto el que ofreces, de una narración lineal cuidada y con detalles que la hacen cercana. Podría encuadrarse en un género próximo a la crónica o incluso con un cierto parentesco con los llamados pliegos de cordel, aunque no estén en verso.
    Gracias por ofrecerlo

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 10:35
  3. 3. guiomar de zahara dice:

    Marlene: es la primera vez que leo algo tuyo. El relato es fluido y bien cuidado, pero… para mi desgracia, no he llegado con convencimiento -cosas mías- pues en mi habla no existen ciertos vocablos. Ya sé que nuestro idioma es universal y tienen cabida toda expresión. No lo tomes a mal ¡Por favor! Es solo mi opinión.
    ¡Enhorabuena!
    ¡Hasta la próxima!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 19:35
  4. LuigiCallieri:

    Hola, muchas gracias por leer mi texto y por el comentario. Ciertamente entre la crónica y los pliegos de cordel, salvo porque no están en verso, como dices.

    Sucede que estoy viviendo en un pequeño pueblo y me he dado a la tarea de escuchar cuentos leyendas y otras sagas, que parecen abundar por aquí y como soy oriunda, pues he tenido la idea de recogerlas y escribirlas.

    Sé que ando metida en los subgénero,(así llamados, aunque no comparto totalmente con la definición) pero no lo he hecho a propósito.

    Un saludo y hasta la siguiente.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 00:42
  5. Hola don Kendall:

    Gracias por tomarte el tiempo para leer mi texto y agradezco el comentario que coincide con el de Luigi Callieri

    Un saludo para ti.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 00:47
  6. Hola Guiomar de Zahara:

    Agradezco mucho hayas leído mi texto. Gracias por tus palabras y me disculpo por las que usé sin tomar en cuenta el regionalismo.

    Me gustaría saber cuales son los vocablos que desconoces.

    Un saludo.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 00:54
  7. 7. kirjanik Maya dice:

    Hola, Marlene.

    Gracias por pasarte por mi relato y tu amable opinión del mismo.

    En cuanto al tuyo, me gusta bastante, no voy a entrar en detalles de correcciones porque aún soy un simple aprendiz de escritura.

    Y si hay algunas palabras que no conocía, pero me pasé por tu blog, “CUENTOS Y LEYENDAS” donde describes el significado de dos esas palabras.

    A título personal te pediría que no cambies las expresiones de tu región en tus relatos. Eso es parte del relato mismo.

    Imagínate a Don Quijote de la Mancha o a los personajes de Macondo, hablando un español plano sin acentos, ni matices propios de su región.

    Saludos y nos leemos en el próximo taller.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 13:25
  8. 8. Diego Alba dice:

    Hola Marlene.
    Acabo de releer tu relato y es bien divertido. Es verdad que es lineal en su cronología pero tiene ese estilo antíguo que la hace muy pintoresca.
    Lo único que me parece raro es que un gemelo triplique en tamaño y figura a su hermano.
    Cumple con ambos retos aunque la palabra gorila entra demasiado arbitrariamente.
    Me gustan las historias con desenlace sorpresivo pero eso es cuestión de gustos. Felicitaciones por tu trabajo.

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 00:39
  9. 9. Laura dice:

    Hola Marlene.
    Considero sobresalientes algunas expresiones que utilizas para describir a Fermín.

    No me parece correcto el uso de las comillas para la palabra pulpería, creo que la artificializa, siendo que es una palabra totalmente aceptada, aunque se pueda desconocer su significado.

    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 25 febrero 2019 a las 12:11

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