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LA OFENSA - por BEA

La noche caía en León envolviendo de una espesa niebla cada rincón de la bella ciudad, dotándola de un aspecto casi sobrenatural. Nada hubiera roto el ensordecedor silencio de la urbe, de no haber sido por el frenético galopar de un coche de caballos por las enlodazadas arterias de una León durmiente.

Sin casi dar tiempo al cochero de frenar el artilugio, un airado Andrés de Espinosa salía de un salto al exterior con la determinación de adentrarse en la catedral. Con el rostro desencajado por la carrera hasta la entrada, el inquisidor se introdujo en la misma buscando con la mirada aquello que la misiva le prometía.

En el centro mismo de la parroquia, una negra figura se erguía poderosa bañada por las miles de luces de colores de las cristaleras. De no haber recibido aquella carta en mitad de la noche, el ya veterano inquisidor habría incluso podido caer en la osadía de pensar que lo que sus ojos le mostraban era obra del mal, sin embargo éste ya sabía en presencia de quién estaba.

—Espero no haber perturbado su descanso —Dijo una joven de pelo castaño largo y ojos aguamarina. Ésta, al ver que el hombre no emitía palabra alguna en señal de sospecha, se deshizo de la capucha negra que le tapaba parcialmente el rostro—. No deseo mentirle, excelencia.

—Entonces he de suponer que su ánimo es el de confesar y entregarse.

—He recorrido un largo camino en pos de la verdad. Me llevó largo tiempo aceptar lo que les sucedió —Dijo la joven echando a andar sus pies en dirección a una de las vidrieras azules de la catedral. Tras una breve pausa dijo distraídamente mirando las escenas que éstas representaban— . Finalmente, con la ayuda de ciertas personas, he llegado a ver la luz, padre.

—Hija mía, nunca es tarde para encomendar tu alma a dios. Sin embargo, puede que tu cuerpo tenga que ser castigado para así poder purgar el mal que acecha en tu familia —Señalo De Espinosa al tiempo que rozaba con suavidad el mentón de la muchacha y bajaba lentamente en dirección a su pecho— Eres tan parecida a tu madre… Ella era tan hermosa y tan dulce… odié verla arder de aquella manera. Una pena, pero es lo que el señor les encomienda a los nigromantes…

Presa de la ira más descontrolada ante aquellas palabras, la chica agarró con determinación el puñal que llevaba escondido en la capa y se lo clavó al inquisidor en el antebrazo. Éste, ante la sorpresa y el horror dio un traspiés cayendo de espaldas al suelo. Su rostro había dejado de parecer divertido para pasar a dibujar unas grotescas muecas.

—Hijo de puta, ¿Cuántos inocentes has quemado en la hoguera, eh?¿¡cuantos!?—Dijo la joven al tiempo que le daba una patada al hombre en las costillas— ¡Cuantas familias rotas por el sadismo de unos pocos individuos que se escudan en el nombre de Dios para cometer las más salvajes infamias!

—¡Cómo te atreves si quiera a mencionar el nombre del señor, puta! —Escupió fuera de sí el inquisidor tirado en el suelo— ¡serás quemada en la hoguera por esta ofensa a mí y a Dios!

—Isabel —El nombre de la joven retumbó por doquier exaltando tanto a la joven como al inquisidor—, coge el carruaje, aquí ya has terminado. —Dijo una voz desde la entrada de la catedral. Ésta pronto comenzó a tomar la forma de un corpulento hombre el cual, caminó de forma pausada hasta estar frente a la chica. Ésta tras unos segundos de duda decidió hacer caso dejando atrás al inquisidor.

—He de pedirle disculpas —Afirmó el hombre al tiempo que se ponía en cuclillas hasta estar a la altura de su acompañante— , mi sobrina posee el ímpetu de la juventud. Sin embargo, nos ha brindado en bandeja la cabeza del mayor bastardo que ha dado el Reino de Castilla —Dijo éste al tiempo que ponía frente al inquisidor un cuchillo de grandes dimensiones.

Si aquella noche tras recibir la misiva el inquisidor se hubiera puesto a pensar un segundo, si se hubiera fijado al menos en el cochero, se habría dado cuenta que la primera era una trampa y que el segundo era el fugitivo al que ahora tenía delante. Ambos errores le costaron al sumo inquisidor de León el que su cuerpo apareciera colgado de la puerta de la catedral aquella mañana. En el suelo escrito con su sangre un mensaje: JAMAS OFENDAS A DIOS.

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7 comentarios

  1. 1. kirjanik Maya dice:

    Hola, Bea,

    Que buen relato, la historia retrata la cruda realidad de la inquisición y sus aberraciones, hay algunas frases que me costó leer de una, y tuve que leerlas con mucho detalle, no quiero decir que estén mal, tal vez sea esa forma de marcar el idioma en cada una de nuestras regiones. En definitiva me gusto tu relato y espero verte en el próximo taller.

    Saludos.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 21:36
  2. 2. Poetajc dice:

    Hola Bea.
    ¡Brutal!, me ha encantado me enganchó desde la primera a la última frase. Muy bien estructurado y relatado. Quería más… y eso demuestra que es muy bueno. Felicidades.

    “La venganza corroe el alma
    pero es la única forma de limpiar tu rabia
    y despojarte de la oscura sombra que habita en tu alma.”
    ………………………………………Poetajc

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 02:50
  3. 3. Dante Tenet dice:

    Hola Bea
    Me ha gustado el relato.
    Al principio yo también note el vocabulario como demasiado formal, quizás quisiste marcar la época, luego toma ritmo y llega a un final deseado.
    Pues en esta época también tenemos inquisidores aunque bajo otra forma y no siempre cuelgan en la puerta de la catedral.
    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 02:12
  4. 4. Lisbeth Gómez dice:

    Hola Bea
    Lograste transportarme a la época desde la introducción a un paisaje lúgubre, misterioso y completamente colonial. Me encantó lo agresivo del lenguaje, y el misterio que se percibe en las actitudes de los personajes. El final, brutal, digno de película de terror. Felicidades y espero ver seguido tus colaboraciones!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 05:57
  5. 5. Menta dice:

    Buenas noches Bea: Me ha gustado mucho tu relato. Tratas varios temas importantes de aquella época y de esta.

    El hombre poderoso, violento y justiciero que pierde su vida por una cara bonita.

    La venganza nunca es la solución a una ofensa, pero cuando la justicia la imparte un poderoso injusto ¿qué solución hay?

    Me he fijado en unos errores de acentuación: Ésta y éste. Estos pronombres que antes llevaban tilde pero la Real Academia ahora lo desaconseja.

    En la frase: “-¡Cuantas familias …”. Cuántas lleva tilde.

    Enhorabuena, un saludo. Menta

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 20:19
  6. 6. Pilar dice:

    Hola, Bea!!

    ¡Qué buena tu historia!, a mí me has tenido en vilo desde el principio y me has transportado a una época que me encanta… Te he leído otras veces y destaco tu capacidad para adaptar la narración y las voces de los personajes a la historia, creando una atmósfera intrigante que va subiendo en intensidad hasta desentrañar la ofensa y sus consecuencias. ¡Reto superado!

    Paso a indicarte algunas cosas para que revises, si quieres, y que no afectan a la calidad global de tu relato:

    *”Nada hubiera roto el ensordecedor…”: Nada HABRÍA
    * Noto cierta incoherencia en la escena primera dentro de la catedral: Las vidrieras emanan colores porque dejan traspasar la luz, y siendo una noche con tanta niebla, poco sol pasará… Más bien, me imagino un lugar lúgubre, iluminado con velas, con juego de sombras tétricas y misteriosas…
    * Estoy de acuerdo con no tildar los pronombres demostrativos y, además, observo un abuso de ellos: podrías haber utilizado él/ella/ el nombre del personaje/la figura/el individuo… hay múltiples opciones para que no resultase tan repetitivo
    *”Hija mía, nunca es tarde para encomendar tu alma a dios.”: Dios en mayúsculas, supongo que ha sido un despiste porque en otras frases sí lo pones.

    Y ya está, Bea, sigue así porque lo haces muy bien y escribes siempre sobre cosas muy interesantes.

    Saludos desde el 59

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 10:08
  7. 7. Ratopin Johnson dice:

    Hola Bea,

    Muy entretenido tu relato histórico y muy visual. Has manejado bastante vocabulario en algunos párrafos y con soltura, lo que enriquece el texto. Los diálogos están muy bien, tienen mucha fuerza.
    Por mencionar algunas cosillas, la palabra León (la ciudad) la has empleado dos veces en el mismo párrafo. No es fácil, ya habías usado ciudad y urbe en el mismo párrafo también, es cierto.
    Otra palabra que me choca es artilugio, yo creía que ahí queda mejor vehículo.

    Saludos

    Escrito el 24 febrero 2019 a las 20:38

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