La Ofensa - por Margot Campos

El autor/a de este texto es menor de edad

La Ofensa
Mamá me dice que en todas partes encontraremos gente buena y otra no tan buena; yo le creo.
Hace meses que salimos de casa, con pocas cosas junto a la familia de la amiga de mi madre. Fue un largo trayecto en bus, tiempo de espera, dormir en donde se pudiera y luego otro bus y otro, varios días de viaje. Mamá nos veía tristes y nos decía a mi hermanita y a mí que todo este sacrificio valdría la pena. Allá en casa faltaba el trabajo, la comida y medicina, por eso varias familias de mi barrio se habían ido a otros países. Para ella no ha sido fácil cuidar sola de nosotros, desde la muerte de papá y salir de nuestro país en busca de un mejor futuro, a un lugar distinto y lejano.
Mamá tiene conocidos que habían realizado el mismo viaje y le dijeron como debía hacerlo, también le dijeron que esta ciudad era pequeña y tranquila para quedarse, mejor que la capital, por eso estamos aquí.
Estamos todos viviendo en una casa pequeña, junto a otros amigos de mi país. Yo sé que vendrán tiempos mejores, eso lo dice mamá y ella no miente.
Ya pasamos nuestro primer invierno en esta ciudad, fue muy frío y lluvioso, aunque las personas de aquí dicen que no llueve como antes; además, algunos días en las mañanas y al anochecer hubo niebla, parecía película de terror. Ahora es casi primavera.
Asisto a clases a un colegio cerca de casa junto con mi hermanita y la hija de la amiga de mamá. En el curso hay niñas y niños, con las niñas no tengo problema, con los compañeros casi todos me tratan bien, algunos son mis amigos y otros compañeros son pesados conmigo y los primeros días me decían negro “curiche”, pero la maestra los reprendió y dejaron de burlarse, excepto Bruno, es el que más molesta, él siguió diciéndome en voz baja “oscurito”, mis amigos me dicen que no “pesque”, que haga oídos sordos.
Para mis maestros soy un niño más, hay en otros cursos niños de mi país y de otros, piensan hacer una muestra variada de cultura para el doce de octubre, el próximo mes, para integrar a todos.
Estas dos últimas semanas de clases, antes de los días libres por fiestas patrias, tenemos disertaciones con nota, estas son sobre animales en peligro de extinción, a nuestro grupo le toco los primates y mi parte es sobre el gorila, sus características, donde vive, porque está en peligro, etcétera.
Hoy, después de terminada la jornada escolar, iría por mi hermanita al patio de los chicos, luego a casa, pero antes una parada en el almacén donde trabaja mamá, ahí como todos los viernes comer un rico helado. Hoy es diferente, debo esperar que ella venga a buscarnos, la maestra la llamo.
Yo sabia todo sobre el gorila, les conté que vive en los bosques de África central, es herbívoro, hay dos especies, viven entre 30 a 40 años, su estatura es de 1,40 a 1,60 metros, conseguí imágenes de internet, con ayuda de mi amiga y vecina Egilda, todo iba muy bien hasta que escucho una voz del fondo de la sala, diciendo “ese mono, ¿es tu papá?”, a continuación unas carcajadas del séquito de Bruno, en ese momento pensé en todo lo sufrido y sentí mucha rabia y pena. La maestra se levanta de su asiento, yo corro donde Bruno y le doy un puñetazo por esa ofensa y al instante se escucha: ¡Basta, basta! Ambos a inspectoria, llamare a sus apoderados