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LA OFENSA - por Kein V. Raad

Terminaba de acomodarme en mi silla cuando me sirvieron una copa del más exquisito vino. Ofrecí inmediatamente excusas por mi retraso; culpando a la espesa niebla, que sólo había visto en las noticias, y no al insípido traje que tanto había tardado en escoger. Luego de un par de presentaciones formales; el señor y la señora Richardson, ubicados en los extremos de la ovalada mesa, hicieron un brindis para dar inicio oficial a la celebración.

Era en ocasiones como esa cuando recordaba con orgullo el viejo almacén de barrio donde mi padre, Brant Spooner, empezó la compañía homónima de vinos. Él me enseñó todo lo que sé, convirtiéndome así en mucho más que un catador. Me hizo un empresario atractivo para «el mundo de las galas», como él solía llamarlo.

Desde la muerte de mi padre, la incipiente sociedad entre las dos familias siempre me había hecho mucha ilusión, así que de manera muy espontánea hice, en honor a la misma, y a él, el tercer brindis de la noche. Todos en el lugar se mostraron complacidos con mi gesto, me trataron incluso de «joven encantador».

Mientras esperábamos la cena, sucesivas sonrisas alrededor de la mesa evocaban una pequeñísima ola propia de los estadios deportivos. Por mi parte, me entretenía notando esas peculiaridades y admirando la hermosa decoración del comedor, sólo superada, aunque en gran proporción, por la chica sentada enfrente de mí, Karlene.

En mala hora, tratando de disimular mi interés en ella, me fijé en uno de los espectaculares lienzos que adornaban la pared a su espalda. En él posaba con impactante fuerza un gorila albino de traje escarlata, tocando violín. El cuadro me gustó mucho, al punto de querer hacer una oferta por él, pero no me atreví a tanto luego de imprudentemente resaltar un parecido entre el primate y el abuelo Greg, por supuesto, allí presente.

Justo después de ese incómodo momento, como salvado por la campana, sirvieron la cena. Fue una deliciosa langosta la que me ayudó a desviar el tema por completo. Sin embargo, no tardé en meter la pata nuevamente, al asumir que la mujer que luego se sentó a mi lado era tía de Karlene; y no su hermana menor, como pronto me lo hicieron saber.

A pesar de todo, el resto de la noche transcurrió en términos muy cordiales; ambientada con unos cuantos blues, amenas charlas sobre los siempre buenos tiempos pasados y más brindis. Faltaba ya un cuarto para la medianoche cuando me despedí de todos, con una sonrisa en el rostro, pero extrañado al recibir en cambio sutiles gestos de inconformidad por parte de los anfitriones.

Volví a casa cavilando al respecto, lamentando haber llegado tarde, haber insultado al abuelo, etc. Evidentemente algo había ofendido a los señores Richardson, pero no tenía muy claro el qué. «Quizás simplemente los incomodé con mi forma de observar a su hija», pensé en ese entonces.

Ayer llevé a Karlene a cenar en uno de sus restaurantes preferidos. Mi relación con ella surgió semanas después de aquella noche, luego de insistir bastante y de ganarme sin dificultad el consentimiento de sus padres. Cuando el camarero se acercó por fin a nuestra mesa, tras verme intentar toser torpemente, nos ofreció dos copas de vino «cortesía de la casa».

Al terminar de beber, Karlene encontró en el fondo de su copa el anillo de compromiso que allí le había dejado. Yo esperaba emoción por parte de ella, claro, pero nunca que se riera como lo hizo, así que me puse bastante nervioso y algo avergonzado. Al ver mi inmutable expresión, se apresuró en aceptar cariñosamente mi propuesta y a explicarme la ironía que tanta gracia le había causado. Finalmente no pude hacer más que reírme con ella.

Curiosamente fue hasta entonces que recordamos juntos, a detalle, la noche en la cual nos conocimos. Así supe que simplemente debí expresar, frente a sus quisquillosos padres, en una de las tantas ocasiones que tuve, lo mucho que me había gustado el dichoso vino «Richardson’s».

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7 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola Kein: Mi ha gustado mucho tu relato lleno de humor. Las descripciones están muy bien, te imaginas el escenario y permites que participemos en las anécdotas. La verdad es que la trama está escrita con mucho encanto, de una manera bastante peculiar.
    Un saludo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 20:53
  2. Hola Klein,

    Al principio no me enganchaba mucho, pero según he ido leyendo me ha gustado cada vez más.

    Me he perdido un poco con la ofensa y que parecía ir todo fenomenal, hasta que sale de la cena y dice que lo despiden con gestos de inconformidad.

    En 《Luego de un par de presentaciones formales》, deberías usar “Después de” en lugar de “Luego”. Vuelves a usar el “luego” unos párrafos más abajo. Le pasa lo mismo.

    Me he confundido un poco con los saltos en el tiempo. Cuando es la cena, semanas después empezó a salir con ella, y ahora le pide matrimonio, pero… ¿cuanto tiempo ha pasado?

    Me hubiera gustado algún factor que le diera un poco más de chispa, para que no sea una historia de amor tan “normal”, pero eso es cuestión del gusto de cada uno.

    Espero seguir leyéndote, felicidades y seguimos aprendiendo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 23:59
  3. 3. C.R. Toska dice:

    Hola Kein,
    ¡Buen relato! Coincido bastante con los compañeros. Los toques de humor están muy bien narrados. El relato es agradable de leer y va enganchando. En algún punto me he perdido un poco, y supongo, que se debe a estos saltos en el tiempo que comenta Alex.
    Nos seguimos leyendo.
    Un saludo.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 14:31
  4. 4. K. Marce dice:

    Saludos, Klein

    He terminado con mis textos obligatorios y ahora puedo visitar a quienes a voluntad han visitado mi escrito. Agradezco que pese al titulo igual, buscaras el mío.

    No me toca revisar a conciencia tu relato; pero si me permitiré darle algunas mejoras para que logres pulir un trabajo tan bien trabajado.

    Tu texto consta de setecientas sesenta y siete palabras, un poco más corto del máximo requerido. Para espacios tan reducidos se nos pide evitar el uso de palabras iguales ya sea por cercanía o en el cuerpo del relato si pueden volverse notorias.
    Te marco unas que me resaltaron durante la lectura: había (7), como (5), hacer (2)* te la marco porque me parece innecesaria, ella (4), y (10), haber (2)

    Esto se evita, haciendo una modificación al texto con otras palabras, uso de sinónimos o la eliminación de las siguientes repetidas. Te muestro dos ejemplos:

    >Volví a casa cavilando al respecto, lamentando haber* llegado tarde, haber** insultado al abuelo, etc.
    >> Volví a casa cavilando al respecto, lamentando mi llegada tardía, o insultar indirectamente al abuelo,…

    >que sólo había* visto en las noticias, y no al insípido traje que tanto había** tardado en escoger.
    >> que vi antes en las noticias, y no al insípido traje que demoré tanto en escoger.

    Los escritores experimentados y los editores de lengua inglesa, sugieren evitar tanto como se pueda, los verbos “ser o estar”. Modificarlos por un verbo que generé la acción inmediata le da más fluidez al texto. Un consejo que se ha extendido en nuestra lengua por que en realidad enriquece el escrito. Por supuesto, si el verbo ser o estar es indispensable, no vamos a sacrificarlo.

    Has cuidado mucho tu ortografía, lo que se te agradece. Con una única y caprichosa palabra “sólo”. La RAE recomienda que no llevará tilde, por lo que es innecesario. Si puede generar confusión hacer uso de “únicamente, solamente”. Te confieso que he odiado a la RAE por quitar la tilde en “sólo” y “guión”, así como “éste, ésta”. Pero, me encuentro cada vez más seguido en los correctores ortográficos que la forma con tilde la encuentran como errata. Adicional, a que muchas personas también lo hacen. A mi pesar, dejé de usarla y dejé de batallar con el monstruo que califica “qüisqui” como correcta (ojos en blanco)…

    Al igual que Alex, el compromiso en apariencia de solo unas semanas, me parece temprano. Con respecto a los cambios de tiempos que ha muchos ha confundido, es sencillo que corregir. Siempre que introduce un cambio temporal se debe realizar lo más pronto posible. Te marco una sugerencia, pero el definitivo será el que tú elijas.
    > Ayer llevé a Karlene a cenar en uno de sus restaurantes preferidos. Mi relación con ella surgió semanas después de aquella noche, luego de insistir bastante y de ganarme sin dificultad el consentimiento de sus padres.
    >> Mi relación con Karlene surgió semanas después de aquella noche, luego de insistir bastante y de ganarme sin dificultad el consentimiento de sus padres. Ayer celebrábamos otro mes juntos, por lo que fuimos a cenar a uno de sus restaurantes favoritos.

    A veces las ideas nos invaden y todo es claro en nuestra mente, pero para el lector sí puede existir una confusión.

    El contenido, yo no diría que encaja en una escena “per se”. En donde debe existir introducción, nudo y desenlace. Todo es más una anécdota que un suceso en particular que fue traído a remembranza. No por ello no merece ser reconocido como un relato bien hilado, con una dosis de humor sin sentirse metida con calzador. Aunque no ocurra nada sorpresivo, no desmerita la forma en cómo ha sido narrada. Fluye bien y en su conjunto es una lectura amena.

    Espero que las mejoras que te he marcado te sean de utilidad. Será hasta el siguiente reto.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 03:39
  5. 5. Kein V. Raad dice:

    Hola a todos, muchas gracias por leer mi relato

    Revisaré lo del salto en el tiempo para que quede más claro, efectivamente es diferente en la cabeza de uno a como lo percibe el lector. El “Ayer” deja muy ambiguo el lapso de tiempo entre el inicio de la relación y el compromiso, y por sus comentarios, veo que es importante marcarlo.

    K. Marce, gracias por tu análisis del relato. Traté de no repetir tanto las palabras, pero evidentemente se me escaparon varias. Tratando de mantener concordancia en los tiempos verbales abusé del “haber”.

    Casualmente me enteré del “solo” sin tilde según la RAE días después de enviar el relato. Coincido en que lo prefería así, pero bueno…

    Seguiré sus sugerencias.

    ¡Saludos!

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 15:53
  6. 6. Kein V. Raad dice:

    Guiño involuntario al error: Traté… Tratando…

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 15:58
  7. 7. Vespasiano dice:

    Hola Kein V. Raad:

    No recuerdo haber leído ni comentado ningún relato tuyo. Lo haré ahora con el máximo respeto tratando de ayudar en lo posible.

    Tu relato me ha parecido entretenido donde muestras a un sujeto que cuando abre la boca “mete la pata hasta el corvejón”, produciendo situaciones cómicas entre los presentes.

    En cuanto a la parte formal, veo tu relato demasiado adjetivado:
    (exquisito vino; espesa niebla; insípido traje; ovalada mesa; incipiente sociedad; impactante fuerza; inmutable expresión”.

    Me suena raro lo de “insípido” aplicado a un traje.

    insípido, da
    Del lat. insipĭdus.
    1. adj. Falto de sabor.
    2. adj. Que no tiene el grado de sabor que debiera o pudiera tener. Fruta insípida. Café insípido.

    Has escrito: “…así que me puse bastante nervioso y algo avergonzado. Al ver mi inmutable expresión…”. Aquí veo una contradicción, si el protagonista se puso nervioso y avergonzado, es señal evidente de que no permaneció inmutable.

    inmutable
    Del lat. immutabĭlis.
    adj. Que no siente o no manifiesta alteración del ánimo.

    “Mi relación con ella surgió semanas después de aquella noche”. En esta oración creo que deberías decir: “Mi relación con ella “comenzó” semanas después de aquella noche”. Porque a continuación escribiste: “…luego de insistir bastante y de ganarme sin dificultad el consentimiento de sus padres”. Por tanto no fue algo que “surgió de repente” sino que ese encuentro fue muy trabajado por su parte.

    Veo que empleas también muchos adverbios (inmediatamente; imprudentemente; evidentemente; torpemente; cariñosamente; curiosamente)
    “Curiosamente fue hasta entonces que recordamos juntos, a detalle, la noche en la cual nos conocimos”. Esta oración me parece rebuscada. En mi modesta opinión creo que podría quedar así: “En aquel momento recordamos con detalle la noche que nos conocimos”.

    Espero seguir leyéndonos. Felicidades.

    Escrito el 27 febrero 2019 a las 00:44

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