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La ofensa - por Auxi Morata Alegre

Decían que las tierras del rey eran fuente de riquezas sin iguales, a Pierre eso le parecía tan extraño, casi lo creía un invento, debía verlo por si mismo, ver que era ese Congo del que hablaban.



Estaban rodeados de jungla y un calor que asfixiaba, la humedad les pegaba las camisas al pecho, sudando como animales y parecía que les fallaran las fuerzas.

—No entiendo que clase de tesoros puede haber tan valiosos, como para estar a merced de tan salvajes condiciones —murmuró Pierre de pronto asustado.
Tenían una niebla tan espesa en frente suyo que les costaba hasta admirar el paisaje.
—Es época de lluvias —contestó el capitán.
—¿Qué quiere decir, señor? —le preguntó el joven acercándose a su superior con respeto y miedo, a partes casi iguales.

—¿No sabe lo que es la lluvia? —Pierre tragó saliva sin querer temblar pero no se sentía ni las piernas— ¿sabe usted quien es George Washington Williams?
—No, señor; lamento decirle que soy analfabeto, señor —su madre le había repetido mil veces que fuera respetuoso con sus superiores.
—Es el bastardo negro que nos va a cerrar el negocio, estás tierras pronto serán de propiedad nacional, mejor sacar lo que podamos antes de que sea demasiado tarde —bufó furioso el comandante del navío.
—Señor, si le soy sincero, no he conocido a una persona negra en toda mi vida —murmuró Pierre de pronto avergonzado.

—Pues se va a hartar.



El camino al bajar del barco le pareció otro mundo, había monos pequeños, de pelo mezclado dorado y blanco, otros grandes y musculosos. Incluso vieron elefantes, de piel blanca y gruesa. Deseó tener alguna forma de guardar todo eso, ninguna cámara podría captar la belleza que veía ante sus ojos, pues los colores eran vivos incluso con la niebla, no podía explicar lo que sentía en ese lugar.

—Caballeros —el comandante apuntó a uno de los elefantes bebiendo en el río— por eso es por lo que venimos.

Pierre suspiró, no tenía las entrañas para ser un hombre de verdad, se lamentó.


Al llegar al campamento había cadáveres apilados, nativos, supuso el muchacho; otros intentaban trabajar, a muchos le faltaban brazos o piernas, apenas iban vestidos, parecían cadáveres andantes.
Pierre sintió miedo, no hacia esa gente, sino hacia su propio pueblo.
—Llevaremos a vuestro barco lo que tenemos en el almacén, ¿se llevarán esclavos? —preguntó uno de los oficiales de la zona.
—Solo caucho y marfil, yo no subo a esas alimañas a mi navío, si me pregunta, creo que deberíamos exterminarlos a todos, no son más que primates —bramó el capitán, parecía furioso.
Pierre, aun temblando, vio un cadáver colgado de un árbol, tenía los pechos cortados y sangre seca en sus muslos.
—Es una advertencia —le explicó su superior— al parecer, esta era una niña sagrada, bendecida por sus dioses falsos. Así saben que no deben atacar el campamento.
El joven se tapó la boca, tratando de atrapar un sollozo en su garganta.

Esa noche le despertaron los gritos de sus compañeros, cuando abrió los ojos pudo ver la masacre a su alrededor, el almacén estaba incendiado, la gente corría despavorida, a Pierre le costó unos momentos entender que estaba pasando, habían atacado el campamento.
El joven no se lo pensó, salió corriendo hacia el barco sin mirar atrás, estaba intentando entrar en la bodega cuando notó el frío metal atravesándole el abdomen, cayó sobre sus rodillas y todo se volvió negro.



Leiza odiaba las batallas, no era como sus hermanas, ella había consagrado su vida a los dioses, era algo mucho más pacifico, ahora que por fin habían vuelto a sus tierras, necesitaban asentarse y conseguir alimentos, decidió explorar el barco de esos malditos, a lo mejor encontraba provisiones.

Montando a su fiel gorila, una gran hembra de lomo plateado, un espíritu de los dioses cuya vida estaba atada a la de la joven, a buscar algo que llevarse a la boca.
Se quedó un rato mirando al muchacho muerto en proa, le horrorizaban esos demonios blancos pero sentía curiosidad por lo diferentes que eran a ellos, le toco el pelo, tal vez lo que más extraño le parecía, ese pelo tan liso y claro; de pronto le pareció oír un gruñido, Leiza soltó un grito ahogado del susto, con presteza le dio la vuelta de forma algo brusca, sangraba profundamente, Leiza se dio la vuelta mirando a su compañera primate.
—Está vivo.

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7 comentarios

  1. Me agrada las imágenes que creas, violentas pero eficaces. La historia resulta interesante aunque al final siento que falta un poco de intensidad. Me gustaria también que Pierre hablara de otra manera, que mostrara su ingenuidad y su analfabetismo en lugar de mencionarlo. Buen relato, me gustó. Saludos y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 12:20
  2. 2. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Nidama,

    Muchas gracias por pasarte, te devolveré la visita en cuanto pueda.

    Me alegra que te haya gustado el texto; es cierto que hay partes que mancan, este mes el límite de 750 palabras se me ha hecho un mundo, pues el borrador inicial tenía mas de 1000 y puede que eso se haya notado.

    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 12:08
  3. 3. HUGO dice:

    Hola Auxi Morata Alegre:

    Me gusta tu relato y coincido en que las escenas violentas se muestran con eficacia. Aunque quizás sea demasiado considerarlas no aptas para menores ya que no me parecen morbosas, ni más fuertes de lo que se ve por televisión.

    En cuanto al reto opcional, creo que está cumplido. Las tres palabras se incorporan al texto de forma natural. Lo que no veo tan claro es donde estaría la ofensa, porque la invasión para saquear las riquezas, matar y torturar a los nativos, creo que excede lo que sería una ofensa, es mucho más que eso. Pero es solo una opinión.

    La historia está contada por un narrador omnisciente, externo al relato (no es un personaje), en tercera persona y tiempo pasado. Tiene introducción, nudo y desenlace abierto, ya que Pierre está vivo pero gravemente herido, ¿vivirá?, ¿morirá? El hecho de que lo haya encontrado Leiza (más pacífica que sus hermanas y consagrada a los dioses) me inclina a pensar que no lo dejará morir, si es que puede salvarse de la gran hemorragia.

    Creo que abusas un poco de los diálogos. En el estilo directo el narrador casi desaparece para dejar hablar a los personajes y es ahí donde tenemos que tener cuidado con lo que dicen. Por ejemplo cuando Pierre dice:

    “― No entiendo qué clase de tesoros puede haber tan valiosos, como para estar a merced de tan salvajes condiciones”

    No parece la forma de expresarse de una persona a la que presentas como analfabeta y eso atenta contra la verosimilitud del relato.

    —Es época de lluvias —contestó el capitán.

    Una respuesta que nada tiene que ver con lo que había dicho Pierre, y continúa con un par de diálogos más en los que se menciona la lluvia. Esto me hizo pensar que la lluvia tendría un rol predominante en el relato, pero no es así.

    Creo que fue Chéjov (o Cortazar, no recuerdo) quien dijo que si pones en tu relato que hay un clavo en la pared, al final debería aparecer un cadáver colgando de ese clavo, si no ni lo menciones. El clavo sería solo un adorno.

    Para finalizar marco algunas cositas que yo modificaría. Es tu relato y tú decidirás si las tomas o las dejas, pero no sería honesto de mi parte si no te las digo. Además todos estamos aprendiendo y yo también puedo equivocarme en mis apreciaciones.

    Lo que pongo entre corchetes significa que habría que agregarlo. Lo que pongo entre paréntesis significa que debería quitarse:

    “…parecía tan extraño, casi lo creía un invento, debía verlo por (si) [sí] mismo,…”

    “—No entiendo (que) [qué] clase de tesoros puede haber tan valiosos…”

    “(Tenían) [Había] una niebla tan espesa (en frente suyo)[,] que les costaba (hasta) admirar el paisaje.”

    “— ¿sabe usted (quien) [quién] es George Washington Williams?”
    “…murmuró Pierre (de pronto) avergonzado.”

    “El camino[,] al bajar del barco[,] le pareció otro mundo(,) [:] había monos pequeños…”

    “…ninguna cámara podría captar la belleza que veía (ante sus ojos), pues los colores eran vivos (incluso) [aun] con la niebla,…”

    “—Caballeros —el comandante apuntó a uno de los elefantes [que estaba] bebiendo en el río— (por) eso es por lo que venimos.”

    “Pierre sintió miedo, no (hacia) [de] esa gente, sino (hacia) [de] su propio pueblo.”

    “…deberíamos exterminarlos a todos, no son más que primates —bramó el capitán, (parecía furioso).”

    “Así (saben) [aprenderán o sabrán] que no deben atacar el campamento.”

    “El joven no (se) lo pensó, salió corriendo…”

    “…estaba intentando entrar en la bodega cuando (notó) [sintió] el frío metal atravesándole el abdomen,…”

    “…había consagrado su vida a los dioses(,)[y] era (algo mucho) más (pacifico) [pacífica],…”

    “…dioses cuya vida estaba atada a la de la joven, [fue] a buscar algo que llevarse a la boca.”

    “Se quedó un rato mirando al muchacho (muerto) [tendido] en proa, le horrorizaban…”

    “…de pronto (le pareció oír) [escuchó] un gruñido, Leiza [,del susto,] soltó un grito ahogado (del susto)(,) [y] con presteza (le) [lo] dio (la) vuelta de forma algo brusca, sangraba profundamente, Leiza (se dio la vuelta mirando) [miró] a su compañera primate.”

    Eso es todo, Auxi Morata Alegre, la historia es buena, pero creo que te ha faltado ahondar en el proceso de revisión. Siempre es bueno dejar reposar el texto unos días y leerlo en voz alta, o que lo lea otra persona. La corrección es parte del proceso de escritura.

    Te seguiré leyendo.
    Saludos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 13:48
  4. 4. Romina Eleonora Mc Cormack dice:

    Hola Auxi, gracias por tu comentario.
    Me gustó mucho tu relato, muy vívido. Me dejó además con la necesidad de saber más, lo que implica el mérito de haber despertado la curiosidad.
    Con respecto a lo formal, creo que Hugo ya hizo el trabajo de corrector. No queda mucho más para agregar.
    Saludos!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 16:15
  5. 5. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola a todos! Gracias por vuestros comentarios, intentaré devolverlos a quien no lo haya hecho ya 🙂

    Hugo, muchísimas gracias por ese análisis tan exhaustivo, ciertamente siempre peco de impulsiva y envio las cosas sin revisarlas un par de veces más.
    Respecto a un par de cosas, la ofensa yo me refería a la muerte de la niña sagrada que es al fin y al cabo lo que motiva a la tribu a atacar. Me gusta mucho contar las cosas con diálogos, si pudiera solo haría diálogos, la verdad y cuando el capitán dice “es época de lluvias” trata de decirle a Pierre que esas condiciones salvajes es por la época del año en el que han ido. Por último, si la violencia de mi relato no es mucha pero como hay que marcarlo siempre por eso me pone para mas de 18 xD.

    Romina, me alegra mucho que te haya gustado, a lo mejor continúo la historia en futuros meses.

    Un beso, nos leemos!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 12:13
  6. 6. Leosinprisa dice:

    Hola Auxi, interesante historia que me ha trasportado a esos terribles mundos de negreros y esclavos leídos en varios ensayos de historia. Me ha gustado que sus acciones tuvieran consecuencias (cuán pocas veces pasa de verdad), y sorprendido que el muchacho aún este vivo (espero que para bien de él).

    Has reflejado muy bien el ambiente y las brutalidades (te has quedado corta) que cometían con otras personas. Es un relato ágil y entretenido que te deja con ganas de saber que ocurrirá a continuación.

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 09:22
  7. 7. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Leosinprisa,

    Muchas gracias por pasarte, por pasarte todos los meses en realidad, te devolveré la visita en cuanto pueda, me alegra mucho que te haya gustado, el relato original tenía +1000 palabras y era mucho más sangriento jajajajaja.

    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 10:11

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