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La ofensa - por Ulises Vidal

La ofensa
—¡Me dijo negra! —se quejó mi hermanita mientras se tiraba de la hamaca en la plaza.
—¿Quién fue? —pregunté indignada al tiempo que me bajaba presurosa del tobogán.
—Él —respondió mientras señalaba a un niño con cara de pillo y nada de arrepentimiento.
—¿Por qué le has dicho negra a mi hermana? —lo encaramos.
Pero, él volvió a decirlo: — ¡Negras, negras! Esas palabras dichas con desprecio sonaban a insulto. Entonces, lo golpeé y el niño se fue llorando.
Estas escenas se repetían. Pero fui creciendo y ya no golpeaba a nadie, aprendí a resolver los problemas con el diálogo.
La palabra negra me ha perseguido toda mi vida. Hasta cuando me fui de Caracas, crucé la frontera por Colombia y llegué a Cúcuta de paso para Buenos Aires para buscar una vida mejor.
—¡Negra! Regresa a tu país. No vengas a hacer mierda al nuestro como has hecho con el tuyo —me han gritado en la calle donde vendo café.
Soy médica pediatra y lo que ganaba no me alcanzaba. Ganamos en bolívares y pagamos en dólares. Si el dólar sube, todo sube y, si el dólar baja todo queda igual. Traje algunos ahorros, pero me gustaría enviar dinero a mi madre y a mi hermana hasta que pueda traerlas conmigo. Como dije mi meta es Buenos Aires. Cinco colegas ya se han establecido en centros de salud del norte y sur del país. En esos lugares no se radican los argentinos, porque están alejados de las grandes ciudades.
Ser vendedora ambulante me ha permitido conocer a diferentes tipos de personas, entre ellas a hombres desubicados:
—¿Solo vendes tinto? ¿Y si te vienes conmigo? Yo te pago los termos de café y te doy más —me han ofrecido por un rato de sexo.
Me pongo mal y a veces cuando me preguntan si soy venezolana, aunque duela el alma, me dan ganas de decir que no. Pero me trago el orgullo y sigo adelante.
Hay gente buena, también. En alguna ocasión han demostrado interés y me han preguntado:
—¿Por qué has venido? ¡Aquí tampoco hay trabajo!
— ¡Para enviar dinero a mi familia! Soy médica pediatra, pero vendiendo café me va mucho mejor que ejerciendo mi profesión allá, en Venezuela.
Esas personas se han hecho clientes y han invitado a sus amigos y así, cada vez tenía más asiduos compradores.
Sin embargo, mis días en la frontera estaban contados. Muchos colombianos nos viven como una amenaza. Son constantes los enfrentamientos entre venezolanos y vendedores ambulantes locales.
—¡Negra! ¡Puta! —me insultaron mientras ellos huían y yo caía al suelo golpeándome la cabeza.
— ¿Estás bien? Me llamo Mariano y soy médico —se presentó—. Vendo arepas. Llegué hace una semana, pero no me pienso quedar. Unos amigos que ya se han establecido allá, me esperan en la Argentina.
—¡Solo fue un susto! —respondí—. ¡Gracias! ¡Soy Carolina y también soy médica!
No hay mal que por bien no venga. Amor a primera vista y proyectos en común nos unieron. En un almacén compramos pan, galletas, agua y algunos enlatados. Nos trasladamos en bus desde Cúcuta a Lima. En el viaje conocimos a un haitiano a quien esperaban en Chile.
En Ecuador y en Perú todo anduvo bien. En Lima nos quedamos dos días. Descansamos. Paseamos por «el viejo puente del río y la alameda». Disfrutamos un plato caliente, compramos provisiones y hasta vimos «Gorilas en la niebla» por la tele.
Seguimos a Chile en bus. Allí hubo algunos sobresaltos.
—¿Cuánta plata tienes? —interrogó brusco un oficial a nuestro amigo—. «¡Haití es un país de mierda!» ¡Chile en un país caro! ¡Hay haitianos durmiendo bajo los puentes!
—¡Tengo un lugar donde quedarme y dinero suficiente para vivir! —respondió tranquilo y sonriente.
Él fue admitido en Chile y nosotros llegamos a la frontera argentina con buen pie.
—¡Felicidades! ¡Bienvenidos! —nos saludó el oficial que nos selló el pasaporte.
Desde Salta viajamos a Buenos Aires. Arribamos en la mañana del 24 de diciembre. Una amiga de Mariano instalada desde hace doce años en el país que nos esperaba, nos invitó a pasar la Nochebuena en su casa.
—Los argentinos son locos lindos, igual que nosotros. Son gritones, besucones, abrazones —nos dijo con voz chillona —mientras nos invitaba un papelón, típico trago venezolano de jugo de limón y caña de azúcar.
—¡Sí! ¡Me reconozco! ¡Así somos también los venezolanos! —respondí.
Nos sentimos como en casa. Era volver a nacer. Comenzar de cero. Dejar atrás las ofensas.

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21 comentarios

  1. 1. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola Ulises Vidal:

    Es una historia conmovedora, llena de dolor, angustia, desprecio,racismo, lucha, esperanza , amor , fé y perdón.
    Además con un final feliz del que pocos inmigrantes pueden disfrutar.
    En la frase ” Chile EN un país caro” creo que es una errata y quisiste poner ES.
    D3sde ” me pongo mal y a veces…” hasta ” …me trago el orgullo y sigo adelante.” , lo relata en presente y creo entender que sería en pasado.

    Por lo demás es un buen escrito, con mucha realidad.
    Sigue escribiendo.

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 18:47
  2. 2. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Toñi!
    Gracias por tus comentarios que me ayudan a reflexionar.
    Efectivamente se trata de un error, quise decir: «Chile es un país caro».
    Sin embargo, los tiempos verbales utilizados por el narrador son los correctos. No es casual que junto al pretérito perfecto simple y pretérito imperfecto haya utilizado también el pretérito perfecto compuesto. Tiempo que sitúa la acción en un punto inmediatamente anterior a otro punto que también es pasado. Muy cercano al presente. Tiene sentido con el “ahora” de la protagonista, el 24 de diciembre, porque esos hechos del pasado inmediato prolongan su influencia en el presente.
    La alternancia de presente, pretérito imperfecto, pretérito perfecto simple y pretérito perfecto compuesto en los distintos párrafos están en función de la narración que ubica a la protagonista en el presente con hechos del pasado que siguen teniendo vigencia en su vida. No pertenecen a un pasado remoto.
    Por eso, según las situaciones de los diferentes párrafos, la narradora apela a uno u otro según convenga: “Soy médica…”;”me ha permitido…”;”Me pongo mal…”; “Hay gente buena…”;”Esas personas se han hecho clientes”;”…mis días estaban contados…nos viven como una amenaza…”
    Espero haber sido claro.
    ¡Hasta la próxima propuesta!

    Escrito el 17 febrero 2019 a las 21:05
  3. 3. Laura dice:

    Hola Ulises Vidal.
    Has tocado un tema más que doloroso de nuestro presente como latinoamericanos.
    Queda ahora cómo vivir con la añoranza por el paìs que dejaron una vez que hayan logrado establecerse.

    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 11:23
  4. 4. Laura dice:

    Hola Ulises Vidal.
    Has tocado un tema más que doloroso de nuestro presente como latinoamericanos.
    Queda ahora cómo vivir con la añoranza por el paìs que dejaron una vez que hayan logrado establecerse.

    Mis saludos.
    Hasta la pròxima propuesta.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 11:23
  5. ¡Hola Ulises!
    Me ha gustado el texto. Es una pena que en pleno siglo XXI sigamos agrediendo verbalmente a las personas por su color.
    Solo una cosa, que habrá sido un error, y es el lugar de la raya en aquí, porque debería ir, en mi opinión una coma.

    —Los argentinos son locos lindos, igual que nosotros. Son gritones, besucones, abrazones —nos dijo con voz chillona —mientras nos invitaba un papelón, típico trago venezolano de jugo de limón y caña de azúcar.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 12:38
  6. 6. Ulises Vidal dice:

    Gracias a todos.
    Shira, no entiendo tu observación. Creo que lo he escrito igual a como lo has hecho tú.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 18:55
  7. 7. Wanda dice:

    Hola Ulises, tu relato me encantó. Es una tragedia actual que miles de hermanos latinoamericanos estan viviendo en este momento, como los venezolanos que huyen y sufren discriminación mas al sur, así también los sufren los centroamericanos que van para Usa y sufren agresión en Mexico. El relato es la perfecta imagen de este sufrimiento. Saludos

    Escrito el 18 febrero 2019 a las 23:39
  8. ¡Hola Ulises!
    Creo q esta parte “mientras nos invitaba un papelón, típico trago venezolano de jugo de limón y caña de azúcar”, debería ir detras de una coma y no de una raya pues da la sensación de que es un dialogo y no una acotación.

    Eso es lo que quería decir.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 08:06
  9. 9. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Shira!
    Gracias por tu oportuna acotación.
    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 19 febrero 2019 a las 19:49
  10. 10. kirjanik Maya dice:

    Hola, Ulises.

    Buen relato, me alegra puntualmente que hayas usado la palabra “negra” y no “de color” porque al fin y al cabo todos somos de color.
    Aún no he conocido a un humano transparente o invisible.

    Saludos y hasta el próximo taller.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 13:53
  11. 11. Beatriz Emilia dice:

    ¡Hola Ulises!

    Tu relato me conmovió hasta las lágrimas, soy venezolana y vivo en Bogotá, desde hace 11 meses, todavía mi esposo y yo nos estamos adaptando. Gracias por hacerlo, todavía no me animo a hacer la crónica de este peregrinar por otras tierras.
    No sé si eres venezolano, pero si no es así has captado la realidad de tantos y tantas que andan dando tumbos por estas enormes ciudades, sin trabajo, y expuestos a todo: a la trata de blancas, a la explotación laboral, a la indigencia; así como también a recibir gratuitamente una sonrisa, una ayuda, la amistad, la verdadera solidaridad, en fin, a todos no nos ha tocado igual. Los Ángeles no dejan de pasar a nuestro lado.

    Por la respuesta sobre los tiempos verbales que le ofreciste a Shira deduzco que eres colega: profe de lengua castellana o algún similar. ¿Adiviné?

    Me encantaría que pudieses pasar por mi relato, te invito paisano.

    Un abrazo fraterno!!

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 22:44
  12. Joder! (Perdón no pude reprimirme).

    No puedo ni alcanzar a imaginar como tiene que ser de duro. Los mejores países con las mejores gentes, son los que tienen peores dirigentes.

    Me gusto tu estilo directo y llamando a las cosas por su nombre.

    Por hacerte una aportación constructiva, algunas frases se me hicieron un poco “telegráficas”. Prueba con las subordinadas y verás como ese efecto desaparece.

    Un placer leerte.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 02:06
  13. 13. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Alex!
    Gracias por tu comentario.
    No entiendo cuando dices que pruebe con subordinadas para que desaparezca “el efecto telegráfico” en algunas frases. Por favor, ¿podrías darme un ejemplo? Gracias.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 16:01
  14. 14. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Beatriz Emilia!
    Gracias por llamarme paisano y por el abrazo fraterno. Gracias por tu elogioso comentario.
    Me gusta contar lo que veo y vivo, soy argentino y la preocupación mundial está hoy puesta en Venezuela. Y duele. A horas de que se realice el gran concierto para presionar a Maduro para que deje entrar los alimentos y medicamentos que solo serán un paliativo, te estoy escribiendo estas líneas.
    Es verdad que había cinco médicos venezolanos trabajando en provincias del norte y sur de nuestro país, cuando escribí el relato. Hoy, son veintisiete porque se han agilizado los trámites para la revalidación de títulos, gracias a un acuerdo entre organismos oficiales y la Asociación de Médicos Venezolanos en la Argentina. También es verdad que hay muchos haitianos viviendo en Chile.
    Pienso que tú tienes mucho que aportar y es por eso que esperamos con ansia esa crónica sobre el peregrinar por otras tierras.
    ¡Hasta cualquier momento y espero que nos sigamos leyendo! Un abrazo para ti y toda tu familia.

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 16:42
  15. 15. El chaval dice:

    Hola Ulises Vidal
    Que pobre es la humanidad en estos tiempos que corren. No hay nada en la tierra que no esté violentado, pasando por el desprecio a otra raza, sea del color que sea. Has hecho un relato que parece que no sea cierto de tantos problemas, solo por querer pasar a otros lugares y además para ganarse la vida.Es indigno.
    en lo formal, no encuentro nada que sea merecedor de una modificación.

    un saludo y hasta la próxima (40)

    Escrito el 22 febrero 2019 a las 18:32
  16. 16. Otilia dice:

    Hola Ulises Vidal:
    Gracias por la visita y por el comentario tan amable.
    Tu historia atrapa desde el principio. Me ha gustado como cuentas la dureza de la vida de los migrantes. Los motivos, las guerras, hambrunas, dirigentes,… La parte negativa de las personas si no gritan negra, gritaran gorda o gafoso. Me parece un bonito homenaje a Dolores Pradera el paseo por el viejo puente. Sin embargo, para cumplir el reto no pondría la película, parece forzado. Hubiera puesto “…interrogó un oficial como un gorila a nuestro amigo”. Solo es mi opinión.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 23 febrero 2019 a las 16:10
  17. 17. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Chaval! ¡Hola Otilia!
    Gracias a ambos por el comentario.
    Otilia, solo incluí “Gorilas en la niebla” para cumplir con el reto opcional.
    El homenaje es para Dolores Pradera pero también para Chabuca Granda, quien es la autora de “La flor de la canela”. Cada una lo interpreta a su modo y las dos me gustan.
    ¡Hasta la próxima! ¡Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 25 febrero 2019 a las 17:09
  18. 18. Miguel Castelló dice:

    Hola Ulises, enhorabuena por el relato, has conseguido tocarme la fibra de los sentimientos, parece algo del pasado pero por desgracia pasa en pleno siglo XXI.
    Me ha gustado mucho.
    Nos leemos estoy en el 65.

    Escrito el 25 febrero 2019 a las 18:40
  19. 19. isan dice:

    Hola Ulises:
    La vicisitud que planteas con tu protagonista tristemente está de actualidad. Al leerlo he recordado un post que sobre este tema publiqué en mi blog hace algún tiempo. No he podido evitar copiar el enlace aunque pueda sonar a propaganda, ya que expresa mi sentir sin necesidad de repetirme, por lo que puede servir de comentario al fondo de tu relato. Si te apetece puedes leerlo aquí: https://unacapadebarniz.blogspot.com/search/label/fronteras.
    Entrando en otros aspectos, creo que has sabido plantearlo acertadamente desde el lado de la persona migrante y sus vivencias, lo que le da más fuerza al relato. Bien mostrado el sufrimiento por el desprecio por su condición de negra, lo que arrastrará más adelante. Me ha gustado la relación entre gentes de su misma situación.
    “Entonces, lo golpeé…” LE golpeé. Este loísmo es bastante habitual por zonas.
    “—. «¡Haití es un país de mierda!»” No sé por qué esta frase va entrecomillada y las que le siguen no tienen.
    Bueno, me ha gustado el relato y el mensaje de esperanza que trasmites.
    Un saludo.

    Escrito el 26 febrero 2019 a las 17:26
  20. 20. María Jesús dice:

    Hola Ulises: Me ha gustado mucho tu relato, crudo pero a la vez esperanzador. Se me ha hecho muy ameno y me hubiese gustado leer más porque está muy bien escrito. Ha sido todo un placer.
    Saludos.

    Escrito el 26 febrero 2019 a las 19:55
  21. 21. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Miguel, Isan y María Jesús!
    Gracias por los comentarios a los tres.
    La frase «¡Haití es un país de mierda!» pertenece a Donald Trump, quien en enero de 2018 dijo que no debería recibir inmigrantes de países de mierda como Haití, El Salvador y países africanos.
    He leído el artículo en tu blog y, efectivamente encuentro puntos de contactos con mi relato.
    He hablado con muchos venezolanos que se han instalado en la Argentina y todos ellos, sin excepción, piensan en positivo y están seguros de que van a salir adelante. Ellos me han transmitido esa confianza de que en un futuro no tan lejano la vida ha de ser mejor en Venezuela.
    ¡Hasta la próxima! ¡Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 27 febrero 2019 a las 00:43

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