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La ofensa - por Héctor Romero

La niebla matutina aún sin disipar casi impedía la visibilidad del paisaje. En la escena gris a contraluz, se dibujaba la silueta de un hombre que avanzaba con paso pesado por la empedrada callejuela, seguido por un viejo perro, también de lento caminar. Simultáneamente el andar de ambos se detuvo frente a la entrada de un pequeño almacén. Después de un prolongado bostezo, el hombre retiró el candado que aseguraba la enrejada puerta al tiempo que se dirigía a su canino compañero:

– ¡Vamos Bernardo!, ya conoces tu lugar amigo.

Con un gesto de obediencia el hermoso can se dirige a un rincón, dibuja tres círculos en el suelo y luego se echa con actitud somnolienta.

Como un rito cotidiano, el hombre enciende la televisión y sintoniza el noticiario de la mañana. Sin mostrar mayor interés, escucha a la presentadora anunciar el estado del tiempo para las próximas veinticuatro horas, luego abre el periódico y busca la sección de pasatiempos. Comienza a completar con letras los huecos del crucigrama, buscando y encontrando en sentido vertical y horizontal el significado de las palabras sugeridas en las columnas correspondientes.

Se detiene un momento y lee casi susurrando:

– “primate herbívoro que habita los bosques de África Central” – cuenta las casillas a rellenar con los caracteres correspondientes, asignando con su pulgar una letra para cada dedo, mencionándolas una a una:

– g, o, r, i, l, a

Antes de que pronuncie la palabra, un tipo en actitud de cliente entra e interrumpe,

¡Gorila!, ¿ya no te acuerdas de mí?

El hombre acomoda los lentes sobre su puente nasal y observa al recién llegado, diciendo

– La verdad no tengo la menor idea, pero si me ayudas a recordarlo.

– Bernardo, soy Carlos, fuimos compañeros en el colegio… ¿te acuerdas?

– Claro, claro, ya recordé, tú fuiste quien me apodó “gorila”.

– ¿Cómo no, si eras el grandulón de la clase?

– Qué niñerías, ¿no?…para esa época lo tomaba como una ofensa.

Ambos ríen por unos instantes hasta que Bernardo pregunta:

– ¿Cómo me has localizado?

– Mmmm…nada difícil, lo deduje por el nombre del almacén: “Bernardo el oso fuerte”.

– Entiendo

– ¿Por qué el oso, y no el gorila fuerte?

– Pues porque en su origen germánico, ese es el significado del nombre.

– Quiere decir que te crees un oso fuerte…ya veo presumido.

– La verdad Carlos, no es por mí, es más bien por él – Bernardo señala hacia el rincón donde descansa su perro.

– ¿Por ese pulgoso?

– Cuidado, cuidado, sin ofenderlo, te puede ir muy mal.

– Es de cariño, bien sabes. Quiere decir que tú, el almacén y tu perro tienen el mismo nombre.

– Así es, ¿quieres saludarlo?

– Será un honor.

– Bernardo, Bernardo ven aquí, saluda a nuestro amigo Carlos.

El perro siguió inmóvil, por un momento pareció que todo se detenía. La sonrisa de Carlos se desdibujaba al tiempo que la mirada de Bernardo dibujaba un profundo temor. Se encaminó hacia el rincón donde estaba su perro, lo llamó una vez más, sin obtener respuesta, extendió su mano, acarició su tibio pelaje y dirigiéndose a Carlos dijo:

– No cabe duda amigo, la muerte es la mayor ofensa que pueda existir.

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4 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    ¡Hola Héctor!
    Cómo siempre un gusto leerte. Me gusta como vas dibujando, pintando, disfuminando las escenas y como tus personajes se van volviendo muy creíbles en el breve transcurso del relato.

    El cuento tiene ese toque de cotidianidad que lleva el protagonista humano de nombre Bernardo. Luego viene los encuentros, el del amigo que reaparece y el de la puntual muerte, que nunca falta a su citas.

    Imaginé en algún momento un desenlace más terrorífico, una venganza por lo del apodo pero, no niego que me ha gustado el giro final y la cavilación sobre esa ofensa última que todos tenemos asegurada.

    ¡Bien hecho!

    A seguir escribiendo.

    Escrito el 16 febrero 2019 a las 20:14
  2. 2. Carlyn dice:

    Hermoso…. Saludes y éxitos…

    Escrito el 16 febrero 2019 a las 23:52
  3. 3. María Esther dice:

    Hola Héctor,es una historia sencilla que plantea la muerte como la mayor ofensa. Sería discutible, pero como finaliza la narración, nos quedamos sin más.
    Saludos.
    Este mes no pude participar, nos vemos en la próxima.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 03:40
  4. 4. Osvaldo Vela dice:

    Hola Hector.

    Admiro tu forma de manejar los diálogos para ir contando una historia con lujo de detalles.

    A tu personaje le diste una paseadita por la juventud, por el negocio que ahora posee y hasta la convivencia con la mascota. Parece fácil de lograr una cosa así pero no con la maestría que tu lo haces.

    Un día de estos voy a tratar de hacer lo mismo. Solo para ver como me va.

    Saludos y un abrazo.

    Escrito el 21 febrero 2019 a las 05:09

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