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Una última soga - por Galia

Web: http://poesiadesdeelsentimiento.blogspot.com

El hombre se transformó en una asustada rata de albañal; estaba sucio, pestilente, despojado de toda humanidad. Sabía que iba a morir pero no se resignaba. Tiró la piedra atada con la soga, la vio ganar el espacio exterior y se sentó a esperar…
Le había costado ingresar al país vecino, el estado de convulsión se había exacerbado en los últimos días. Debía cubrir la situación, la cadena internacional de noticias apostaba a sus notas.
Ni bien arribó, fue rodeado por militares que lo condujeron a un sótano oscuro. Pidió explicaciones y como respuesta le quitaron las cámaras, el teléfono, el pasaporte. Volvió a preguntar y una carcajada sarcástica fue la respuesta.
Perdió la noción del tiempo, pasaron muchas horas, quizás días. La oscuridad había empezado a molestarle y tenía sed.
De pronto, la puerta se abrió pero la luz de esperanza se apagó cuando escuchó la orden: sería conducido a un calabozo.
A los empujones transitó el estrecho pasillo, atravesó la puerta e inmediatamente lo encapucharon y lo subieron al vehículo.
Afuera se sentía el grito de la muchedumbre, el ulular de sirenas y algunos disparos.
El trayecto fue corto pero accidentado pues debieron sortear unas barricadas.
Con estrépito el vehículo se detuvo, lo sacaron con brusquedad y lo empujaron a una celda. Ahí quedó con los brazos sujetos por esposas y la cabeza tapada.
Sintió el chirrido de la puerta de hierro, alguien entró, le liberó los brazos y le dejó una jarra con agua turbia y un vaso.
Cuando los pasos se alejaron, se quitó la capucha y observó el miserable lugar. En el ángulo superior, una pequeña claraboya dejaba filtrar un rayo de luz. Tenía sus ropas desgarradas y olía a materia fecal.
El tiempo entró en un cono de sombras y lo envolvió una inmensa soledad.
Para escapar de esta situación hostil, empezó a recorrer su vida como si viese una película.
Le agradeció tantos buenos momentos vividos, recordó las aventuras que había enfrentado mientras ejercía su profesión de periodista. Pero tampoco faltaron las desventuras. No obstante la circunstancia actual era mucho peor.
Escuchó a lo lejos una voz que le sonaba familiar. — Estoy delirando—, se dijo.
Pero la misma volvió a sonar y esta vez deletreaba su nombre.
Se arrastró hacia al tragaluz y vio la punta de una soga que comenzaba a descender. Pensó en un milagro aunque se reconocía agnóstico. Lentamente la soga se fue acercando a su mano, enlazaba un papel enrollado en una piedra. Ahí estaban las instrucciones: debía tratar de pasar la soga por otro barrote de la lucerna para que pudieran levantar la tapa. Ellos no podían acercarse para no despertar sospechas.
Quiso asir la cuerda pero sus dedos denunciaron una debilidad inusitada. El tiempo de encierro, la falta de alimentos, habían hecho mella y apenas podía mantenerse en pie.
Arrodillado bajo la claraboya, trató de enredar el extremo a la piedra.
Después de muchos intentos, fallidos en su mayoría, con el rostro surcado por las lágrimas, la vio perforar el espacio exterior y el cordel abrazado al hierro. Lo que vino después no puede describirlo, no le quedó registrado.
Despertó en una destartalada camioneta con los brazos y piernas magullados por los golpes, y un pie desnudo. Iban a una velocidad inusitada.
Sintió la balacea, se refugió bajo unas lonas y de golpe, la camioneta frenó y escuchó gritos de júbilo. Habían logrado llegar a la frontera. Desde la otra orilla les lanzaron una última soga para que pudieran traspasar la estrecha pasarela.

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13 comentarios

  1. 1. Otilia dice:

    Hola Galia:
    Gracias por ser la primera en comentar y por tus amables palabras.
    En cuanto a tu relato, has contado una historia desgraciadamente muy real, pero nos regalas un final esperanzador. Buen trabajo.
    Hay expresiones que aunque entiendo me llaman la atención porque aquí no las utilizamos:”apostaba a sus notas”, “Ni bien arribó”, “A los empujones transitó…”. Enriquecedoras. Gracias.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 11:38
  2. 2. IreneR dice:

    Buenas, Galia.

    Tu relato me ha gustado mucho. Una historia dura, que desgraciadamente, es la realidad de algunos.
    No sé cuál fue tu intención al escribirla, pero por la forma en la que está todo descrito, me quedó con un regusto extraño, como de neblina, como si ni el mismo personaje supiese qué era lo que estaba ocurriendo en cada momento.

    Hay una frase que no sé si es una expresión de tu zona, o está mal escrita: “A los empujones transitó el estrecho pasillo”. Para mi sería: a empujones, transitó el estrecho pasillo.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 17:23
  3. 3. M.L.Plaza dice:

    Hola Galia.
    Gracias por leer mi relato y por tus amables palabras.
    Has escrito una historia dura a la que los periodistas tienen que enfrentarse demasiado frecuentemente.
    Me ha parecido muy interesante ese ambiente difuso que recreas en el que no se sabe cuánto tiempo transcurre, solo la debilidad progresiva del protagonista.
    Un relato muy interesante que, a mí, me parece muy bien escrita.
    Saludos

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 18:59
  4. 4. isan dice:

    Hola Gaia:
    El periodismo hace tiempo se convirtió en una profesión de riesgo. El que no lo tiene por las guerras, lo tiene en casa con los intransigentes o con las audiencias.
    Si no he entendido mal, empieza el relato en el momento de la liberación y luego, en un pasaje retrospectivo nos cuenta cómo llegó a esa situación para, al final resolver la angustia del cautiverio.
    Me ha gustado el planteamiento y el estilo, especialmente por hacerse con términos o expresiones poco habituales para mí. Has creado conflicto expectativas y buen ritmo.
    Un saludo.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 20:30
  5. 5. Labajos dice:

    Hola:
    El ritmo es trepidante,los hechos se suceden sin otro reposo que el que se toma el protagonista para hacer balance de su vida, que supone que va a perder. Sentimos la tensión del periodista en su fuga de un conflicto que puede ser cualquiera de los actuales, donde la vida se cotiza a la baja y los periodistas son molestos testigos. Supongo que era lo que querías mostrar. Felicidades, lo has conseguido.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 21:24
  6. 6. PattyR84 dice:

    Hola Galia,
    ¡Qué relato tan bien llevado! Al leerlo, he sentido el hedor que rodea al protagonista en su encierro, la angustia de estar encerrado en ese calabozo y la esperanza al ser rescatado.
    Me ha gustado mucho la forma de escribir que tienes, ¡enhorabuena!

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 10:48
  7. 7. Carmen Ramarama dice:

    Hola Galia.
    Me encantó tu relato, muy buenas las imágenes que hacen vivir las situaciones de esta “crónica del avasallamiento al periodismo de investigación” ( según mi impresión). Bueno, al periodismo.
    Me gustó la resolución al final.
    Gracias por comentar mi texto.
    Felicitaciones.
    Hasta la próxima

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 12:42
  8. 8. marazul dice:

    Un relato muy interesante, Galia, y que muy bien puediera ser realidad. Tiene muchos ingredientes que lo hacen creíble: la profesión de periodistas de guerra en contacto directo con el problema, el entorno de rebelión, la inseguridad en las calles, el encarcelamiento, la tortura…
    Muy bien descrita la atmósfera.
    Y ese final “feliz” con fuga de película que nos da ganas de aplaudir.
    Me ha gustado leerte, Galia.
    Saludos

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 23:33
  9. Hola Galia
    Gracias por pasarte por mi relato. Respecto al tuyo ya te han comentado bastante los compañeros. _Estoy de acuerdo con ellos aunque yo lo he tenido que leer varias veces, ya que desconozco algunos vocablos vuestros.
    Como siempre, un placer leerte. Felicidades

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 18:47
  10. 10. Piquillín dice:

    Hola Galia: Gracias por tu comentario a mi relato.Yo sí entendí todos los términos, parece que somos de la misma región. Me gustó mucho la historia de este periodista y como describes su estado. Nos seguiremos leyendo en la próxima.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 19:48
  11. 11. Vespasiano dice:

    Hola Galia:

    Gracias poe pasarte por mi relato y comentarlo.

    El tuyo me ha parecido una narración donde muestras la vocación de una persona que ejercerla y por contar la verdad, muchas veces lo lleva a situaciones de encarcelamiento y tortura a la espera de que el gobierno de su país pague el rescate que piden los terroristas, o se pudra en una carcel por obra y gracia del dictador que mal gobierna.

    Me ha gustado tu hisoria y por ello te felicito.

    Nos seguiremos leyéndo.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 22:49
  12. 12. Vespasiano dice:

    Hola de nuevo:
    Dos cosas que se me han escapado y corrijo: “…la vocación de una persona que “POR” ejercerla y…”

    “Me ha gustado tu “HISTORIA” y por ello te felicito”.

    Hasta pronto.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 22:56
  13. 13. María Belén dice:

    Hola Galia!
    Felicitaciones por tu relato, me ha gustado mucho.
    Describis muy bien al personaje y nos haces vivir su situación límite. Dan ganas de ayudarlo a tirar la soga…
    Un placer leerte.

    Escrito el 29 marzo 2019 a las 12:15

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