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LAS PALABRAS - por MOT

LAS PALABRAS

El hombre se transformó en miedo cuando abrió los ojos. Miedo ancestral y eterno, miedo a morir. Iba desnudo e intentaba desatarse de la silla a la que estaba atado. Movía todo el cuerpo como un poseso, se doblaba, se sacudía, torcía la cabeza de lado a lado sin parar, pero era en vano; quien lo había atado, lo había hecho muy bien. La silla no se movió ni un milímetro. Tenía que calmarse.

El hombre no recordaba nada, debían de haberlo drogado. Miraba a su alrededor. Oscuridad. Ningún indicio de dónde se encontraba; parecía una especie de nave o taller, quizás un sótano.

Un peculiar hedor impregnaba la estancia; un olor que flotaba pesado en el aire, que le era familiar. Demasiado familiar.

Se encendieron unas luces y el hombre reconoció enseguida el lugar. ¡Cómo no! Estaba en O´ Manso, la vieja fábrica abandonada y tantas veces testigo de sus… triunfos los llama él. Por la única puerta de acceso a la enorme sala, vacía excepto por dos sillas en el centro, una de ellas ocupada por el hombre, entró una mujer morena que, de forma descaradamente lenta, se dirigió a la silla vacía. Se sentó en silencio.

La reconoció al instante, nunca olvidaba sus caras, sus bocas, sus ojos. Y esa morena, esos ojos claros, esos labios pequeños pero lascivos… El miedo, que parecía haberle dado una tregua, reapareció con más fuerza. Sudaba y olía a animal acorralado. El hombre desvió la mirada en el acto; ya había visto antes esos ojos, más cerca, mucho más cerca, y llenos, rebosantes, ahogados de terror. Se estremeció. Ahora los papeles se habían invertido. Dejó que ella llevase la voz cantante.

La mujer, con una sutil sonrisa ácida, lo miraba con el ceño fruncido. Sabía que la había reconocido, tal y como ella había esperado, y estaba tranquila, muy tranquila. Fría y calculadora, lo estudiaba, lo manipulaba, le estaba dejando claro quien estaba al mando esta vez. Así pasaron varios minutos. Al cabo, habló.

― Haz lo que yo te diga y todo irá bien.

Y volvió a quedar en silencio.

―Te suena, ¿verdad? Fue lo que tú me dijiste aquí mismo aquella noche hace tres años. Y lo hice, vaya si lo hice. Pero no fue nada bien; de hecho, todo empeoró por momentos, al menos para mí.

El hombre la miró a los ojos, la escudriñó durante unos segundos, y le habló claro.
― ¿Será rápido?

― No.

Se acercó más hacia esa sudorosa cara, casi le rozaba el oído, le susurraba algo.

― Tengo todo el tiempo del mundo. Quiero disfrutar, saborear cada minuto, deleitarme con ello, precisamente como tú hiciste conmigo. O al menos eso me decías, que solo querías pasar un buen rato.

Se levantó y continuó hablando, como si de un monólogo teatral se tratase. Se paseaba alrededor del hombre.

― Solo que el buen rato nunca llegó, o al menos para mí, claro está; para ti fueron más de uno, bastantes más de uno… y ¿Sabes? … ¿Sabes cuáles son las palabras que desde entonces están vivas en mi cabeza, que me siguen a todas partes, que aparecen cuando quieren? ¿Las palabras que me martirizan, que me sumergieron en el mundo de los psiquiatras y las pastillas, de los temblores y del insomnio? ¿Las que me llevaron a ese camino sin retorno?

Se paró en seco. Sus ojos se encendieron por dentro y la ira tomó el control durante unos escasos segundos, aunque no levantó la voz.

― ¡Cómemela hija de puta! ¡Trágatelo todo zorra!

―Esas malditas palabras vienen a mí una y otra vez, una y otra vez…. Pero hoy comerás tú. Y te lo tragarás todo.

Y estalló en carcajadas. Cuando se calmó, miró al hombre con la mirada del loco, la mirada del sádico, la mirada que ya no es racional. En su mano derecha portaba una reluciente navaja de afeitar. En su izquierda, un limpísimo y almidonado alzacuellos; se lo había quitado en cuanto la droga surtió efecto. La sotana y el resto de la ropa ya eran cenizas.

Se quedó hasta el final, hasta el último estertor. Gritos de piedad. Gritos de dolor. Gritos de locura y muerte. Disfrutó. Venganza. Liberación y renovación.

Solemne, puso el alzacuellos al hombre y salió a una nueva vida.

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8 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola MOT: Me hace mucha ilusión que estés debajo de mí en el listado de textos, así que comentaré tu relato lo mejor que pueda.
    Bueno, que decirte que ya no sepas, la historia me ha parecido soberbia, lo has escrito de una manera como diría… “in crescendo” aumentando la intriga de manera paulatina.Sitúas muy bien al lector en el escenario, es fácil imaginarse en el y palpar la tensión del protagonista, casi hueles su sudor, percibes su miedo. Cuando entra la mujer, haces una acertada descripción cuando el hombre la reconoce. Ahí también sitúas muy bien al lector.
    Al final yo hubiese querido que te explayaras un poco más en como la mujer acaba con el hombre, quizá hubiese resultado un poco “gore”, pero ya que estamos sufriendo, hagamoslo a lo grande, pero creo que no es tu estilo, por lo que llevo leído de ti, tú insinúas, no muestras.
    Un apunte: creo que la frase “Se quedó hasta el final” está de más ya que das muchos datos respecto al odio que ella le tiene a él, y es de suponer que se va a vengar a base de bien.
    Que el tío sea un cura, dota al relato de un acertadísimo extra.
    Y por último, la frase final “Chapeau!!
    Me ha gustado mucho.
    Saludos.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 19:40
  2. 2. Chus Galego dice:

    Buenos días, MOT.
    Tu relato me parece estremecedor pero muy bien logrado.

    Desde el punto de vista formal,el único párrafo que no me convence es el que empieza “Se encendieron unas luces y el hombre reconoció enseguida el lugar” y tras leerlo varias veces creo que sé por qué: el narrador omnisciente está describiendo las percepciones del lugar desde el punto de vista del hombre pero de pronto se aleja de él: “Por la única puerta de acceso a la enorme sala, vacía excepto por dos sillas en el centro, una de ellas ocupada por el hombre, entró una mujer”. Yo hubiera suprimido “vacía excepto por dos sillas en el centro, una de ellas ocupada por el hombre,”. No sé si me entiendes.

    Un saludo.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 07:56
  3. 3. Baxin dice:

    La tensión se mantiene de forma excepcional. La atmósfera está muy bien elaborada. Sólo me pierdo un poco quién está mirando en la frase “miró al hombre con la mirada del loco, la mirada del sádico, la mirada que ya no es racional”. 🙂

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 01:09
  4. 4. MOT dice:

    Hola a todos.
    Muchas gracias por vuestro tiempo y por los sinceros comentarios. Estoy aquí para mejorar con cada MUE y es gracias a vuestras críticas que, muy poco a poco, a paso de caracol, lo voy intentando.

    María Jesús, créeme si te digo que me hubiera gustado “recrearme” en los detalles escabrosos, como debería de hacer un acérrimo fan de Stephen King como yo, pero precisamente por no pecar de “gore” decidí dejarlo en la mente de cada lector.

    Chus, te entiendo perfectamente, tienes toda la razón y tomo buena nota. Lo dicho… a aprender de los que saben más toca… Gracias por tu sinceridad.

    Baxin, nuevamente gracias por tus palabras. Respondiendo a tu duda, es la mujer quien mira.

    Cordiales saludos.

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 19:14
  5. 5. Leosinprisa dice:

    Hola MOT, he leído el relato con sumo interés. Una venganza fría, con el clásico “ojo por ojo”, con la tensión durante todo el texto que no culmina hasta el final, aunque no sepamos nada de ese hombre del alzacuellos y de sus relaciones con la mujer, ni de cual es la tortura maquiavélica a la que van a someter a su antiguo verdugo.

    Aunque creo, de forma sincera, que esa mujer ya está desquiciada y es difícil que vuelva a una vida normal, algo en sus frases denota un tanto de locura, más que de ira o venganza. Me parece que un personaje encendido por el fuego de la revancha debe ser diferente, pero esto es una apreciación personal, tal como lo has hecho sirve perfectamente a la consecución de la historia.

    Agradecerte el comentario a mi texto. Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 09:07
  6. 6. MOT dice:

    Gracias Leonsinprisa. El placer ha sido mío…
    Saludos

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 12:13
  7. 7. Diego Alba dice:

    Hola MOT.
    Un gusto leer tu historia. Muy bien escrita y muy visual. Coincido contigo en el punto del detalle, más sería demasiado.
    Lo de las sillas me resulta un tanto confuso. También me hace ruido esta puntuación estilo diálogo donde solo habla la protagonista.

    ” ― Solo que el buen rato nunca llegó, o al menos para mí, claro está; para ti fueron más de uno, bastantes más de uno… y ¿Sabes? … ¿Sabes cuáles son las palabras que desde entonces están vivas en mi cabeza, que me siguen a todas partes, que aparecen cuando quieren? ¿Las palabras que me martirizan, que me sumergieron en el mundo de los psiquiatras y las pastillas, de los temblores y del insomnio? ¿Las que me llevaron a ese camino sin retorno?

    Se paró en seco. Sus ojos se encendieron por dentro y la ira tomó el control durante unos escasos segundos, aunque no levantó la voz.

    ― ¡Cómemela hija de puta! ¡Trágatelo todo zorra!

    ―Esas malditas palabras vienen a mí una y otra vez, una y otra vez…. Pero hoy comerás tú. Y te lo tragarás todo.”
    Me ha costado seguirlo.
    Amén de esas pequeñeces, un excelente relato que disfruté mucho.
    Felicitaciones.

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 21:04
  8. 8. MOT dice:

    Hola Diego.
    Muchísimas gracias por pasarte y dedicarme parte de tu valioso y escaso tiempo.
    Llevas toda la razón en el “despiste” que quizás pueda provocar el mencionado párrafo. Pero ahora que no nos ve nadie…¡un secreto…! Me avergüenza tener que admitir que, en esto de la puntuación en los diálogos, sigo haciéndome un lio tremendo, je je je… Pero algún día “todo se andará”…
    Muchas gracias de nuevo, te leo en el próximo MUE.
    Saludos

    Escrito el 30 marzo 2019 a las 15:46

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