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EVOCACION - por Roberta

EVOCACION

El hombre se transformó en un niño, el niño que él había sido, más de cuarenta años atrás, sentado en los mismos escalones, que hoy no eran más que ruinas.

Estaba de viaje, iba a otro lugar, y un desvío de la ruta lo llevó a ese camino casi intransitado. Un cartel desvencijado anunciaba el nombre del paraje. Sintió nostalgia y se encaminó hacia ahí.

No sabía muy bien que lo había llevado a entrar en ese edificio abandonado…tal vez fue el impacto que le produjo a su alma regresar a ese pueblo, que había sido el lugar de su infancia, y ver que de él no quedaban más que escombros.

Recordó que ese espacio polvoriento y descuidado había sido el patio de su colegio, y allá, en aquel rincón él le ganaba a sus compañeros jugando a las bolitas.

La habitación de la izquierda, sin la puerta y con dos ventanas que eran dos agujeros negros que lo miraban con tristeza, había sido su aula; allí conoció el amor por primera vez, aprendió la belleza de la poesía y sufrió con las fracciones y los teoremas.

Todavía podía escuchar el sonido de las risas en el recreo, el rumor de la lluvia cuando caía sobre el techo de chapa del gimnasio y la voz clara y fuerte de la directora cuando los saludaba cada mañana.

Patio donde aprendió a cantar el himno nacional.

Patio donde se peló las rodillas mil veces jugando a la pelota.

Patio donde izó la bandera con orgullo.

Patio que lo vio llegar de pantalones cortos y lo despidió alto, desgarbado y de pantalones largos.

Patio de encuentros y despedidas, de travesuras, de hazañas, de recuerdos imborrables.

También surgió el recuerdo de su madre, que todos los días los acompañaba al colegio, a él y a sus hermanos.

Pensó en su familia, desarmada, con su padre, del que ni siguiera recordaba su rostro, ausente, intangible.

Su madre, una luchadora incansable, nunca permitió que les faltara nada.

Sus hermanos, uno mayor y otro menor que él, con quienes compartía la ropa, la habitación y la complicidad inquebrantable.

¿Qué sería de la vida de ellos? Desde la muerte de su madre sus caminos se habían separado.

«Nuestro pegamento – pensó – sin lugar a dudas, era mamá.»

Se le formó un nudo en la garganta y no pudo detener unas lágrimas que resbalaron por sus mejillas.

« ¿Qué fue de mi vida desde que me fui de aquí?»

Las imágenes se sucedían, unas tras otras, como en una película, en cámara lenta.

Un gorrión se posó a corta distancia y lo distrajo.

Se levantó, se sacudió el polvo de sus pantalones y salió del edificio.

Mientras caminaba hacia su automóvil susurró:
– La vida continúa.

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5 comentarios

  1. 1. John Doe dice:

    Hola Roberta, un buen relato en serio, su tono nostálgico y melancólico, su ritmo contemplativo y pausado permite que el lector se haga una idea del lugar y de lo que este produce al protagonista además de la dificultad que implica la extensión, siento que el final sin embargo no termina de llenarme, pero bueno puede que sea solo cosa mía.

    Soy tu vecino de arriba por si quieres echar un ojeada. Buena suerte y éxitos.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 21:47
  2. 2. HUGO dice:

    Hola Roberta:

    Es la primera vez que te leo. Tu relato tiene un gran potencial pero quizás le falte algo de desarrollo. Hago estos comentarios con el ánimo de ser fiel al espíritu del taller que es ayudarnos entre todos y aportar desde donde cada uno pueda a que seamos mejores escritores. También es posible que me equivoque porque todos estamos aprendiendo.

    Posiblemente te hayas apresurado en subirlo al blog, por la ubicación en la lista calculo que tenías cinco días más para trabajarlo y unas trescientas palabras más para enriquecerlo.

    Creo que te faltó darle una vuelta de tuerca para que la transformación no sea solo el recuerdo de la infancia en el que al final no pasa nada. La vida continúa.

    En el texto hay veinticuatro párrafos, demasiados para un relato corto, la mayoría de una sola oración y de uno o dos renglones de extensión. Tiene el formato de una lista, en este caso de recuerdos que, en ocasiones, no terminas de desarrollar.

    Creo que podrías comenzarlo desde el tercer párrafo, Algo así como: “El hombre se transformó en un niño. Estaba de viaje y un desvío de la ruta lo llevó a ese camino casi intransitado.” No sé, tú verás la mejor forma, pero la impresión que me da el segundo párrafo es que no aporta al relato:

    “Estaba de viaje, iba a otro lugar” ¿Adónde iba?¿Por qué estaba de viaje?

    “Un cartel desvencijado anunciaba el nombre del paraje” ¿Cuál es el nombre?

    Después de los recuerdos del colegio pasa a recordar a la madre, al padre, vuelve a la madre, pasa a los hermanos y nuevamente a la madre. Creo que sería mejor reunir en un solo párrafo todo lo referente a la madre.

    “Las imágenes se sucedían, unas tras otras, como en una película, en cámara lenta.” ¿Qué imágenes? El lector se queda con ganas de saber.

    Por otra parte creo que intentas explicar demasiado y de algunas palabras se podría prescindir. Pongo entre paréntesis lo que se podría quitar sin que cambie el sentido del relato:

    “El hombre se transformó en un niño, el (niño) que (él) había sido (,) más de cuarenta años atrás,…”

    “…tal vez fue el impacto que le produjo (a su alma) regresar a ese pueblo, que había sido el lugar de su infancia, y ver que (de él) no quedaban más que escombros.”

    “…en aquel rincón (él) le ganaba a sus compañeros jugando a las bolitas.”

    “La habitación de la izquierda, sin la puerta y con dos ventanas que eran dos agujeros negros que lo miraban con tristeza, había sido su aula; allí conoció el amor (por primera vez), aprendió la belleza de la poesía y sufrió con las fracciones y los teoremas.” Este párrafo y el siguiente son los que más me han gustado.

    “Todavía podía escuchar (el sonido de) las risas en el recreo…”

    En los recuerdos que tiene del patio, se repite cinco veces esa palabra. Esa repetición y separación en pequeños párrafos le da un tono declamativo que se podría evitar uniendo todo en un solo párrafo, con las mismas oraciones separadas por un punto y seguido. Eso no le quitaría fuerza a los recuerdos, cosa que si pasaría si se separasen con comas.

    Bueno Roberta, estas son mis sugerencias, espero haber aportado algo que te sea útil.

    Hasta la próxima.
    Hugo

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 02:29
  3. 3. LUDIKA dice:

    Roberta, encuentro semejanzas con mi relato, un hombre que vuelve a su infancia, recuerdos, nostalgia.
    Creo que le faltó una vuelta más de conflicto, un hilo conductor más fuerte, pero tiene potencial.

    Saludos y a seguir escribiendo!

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 18:53
  4. 4. María Jesús dice:

    Hola Roberta: Muy hermoso relato, lleno de recuerdos, de nostalgia, de añoranza. Describes muy bien como el hombre vaga por los recuerdos de su infancia, el colegio, la familia, ese apunte del padre ausente, la muerte de la madre, la separación de los hermanos. Y al final la conclusión, la vida sigue. Un gran trabajo.
    Saludos desde el 114.

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 19:08
  5. 5. Jonatan dice:

    Buen relato, me ha gustado la emoción con la que se transmite la historia, sin demasiada nostalgia. Parece más bien un episodio de una novela mayor que, con un buen trabajo culminaría en una obra interesante.

    Escrito el 2 abril 2019 a las 08:29

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