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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Perdimos la Fe - por Pepelu Martín

El autor/a de este texto es menor de edad

El hombre se transformó en… Un hombre libre, independiente, solitario, pues hace poco tiempo, era el «hermano cofrade», el interno sin nombre, el joven silencioso del seminario.

Rubén de veintitantos años, estudiante de teología en el seminario eclesiástico de Albarracín, pernoctaba en el interior oscuro de una celda vacía. Por las noches, sufría un desánimo deprimente y lloroso sin causa alguna aparente, encerrado en aquella soledad del pánico, parecía enfrentarse a la filosofía disciplinar de los educadores religiosos.

Las mañanas eran distintas, le gustaban las charlas matinales que trataban de Jesús, así como los ejercicios de las virtudes dogmáticas que le conmovía.

Una noche insoportable, decidió cambiar. Marchó repentinamente sin despedirse, sin mirar atrás y desde entonces se ha encontrado a sí mismo viviendo en soledad, tal vez demasiado solo y parece que le gusta.

¡Sí! Ahora vive solo, lejos de la comunidad incierta gozando de libertad, de las noches brillantes de luz de luna y del sol que invita a respirar la ternura animal de lo irremediable. Es como una presencia única frente al terror de la intemperie. Huye de los silencios simulados, de las oraciones no sentidas, de los espíritus fingidos.

Ahora disfruta de los senderos con su mochila a cuestas recorriendo cual peregrino antiguo, las veredas trashumantes, la geografía medieval. Se mediatiza con la garganta divina del Cares, las ermitas de Guadalupe, el camino de Santiago. Habla con peregrinos de la ausencia de Dios, de la fe perdida, de las corrupciones…

En Roncesvalles, visitando la Colegiata centenaria, coincide con Anne, una joven atractiva norteamericana que camina descalza siempre que puede. Come dátiles, almendras, nueces y algún que otro caramelo con sabor a coca-cola. En el silencio del templo, Anne le ofrece uno. Rubén la mira fijamente durante unos segundos y agradece el regalo.

—¿De dónde eres? —pregunta él en voz baja.
—De EE. UU. Oregón.
—¿Haces tu sola el camino de Santiago?
—¡Sí!, por fin he llegado.
—¿Sabes? Son muchos kilómetros hasta Santiago de Compostela.
—Lo sé —contestó ella en un murmullo.
—Yo también soy peregrino. Voy a comer algo y me pongo en marcha enseguida. Hace buen día.
—¡OK!
—¡Bueno… Suerte! ¡Adiós! —dijo él despidiéndose con una sonrisa.

Rubén sale de la bella Colegiata gótica. Anne se mantiene sentada en el banco de madera con la cabeza hundida entre sus manos.

—¡Espera, por favor! —grita ella desde la puerta mientras se calza las botas y carga a la espalda su mochila—. ¿Cómo te llamas?
—Rubén.
—¿Puedo caminar contigo un poco?
—De acuerdo.

Antes de iniciar el camino empedrado, compran bocadillos en Burguete y sentados en el puente viejo del arroyo, hablan de sus aficiones. Rubén le habla de su pasión por la caminería hispánica. Ella por el amor a la libertad solitaria de sus viajes.

—No es habitual que dos jóvenes se relacionen en una iglesia. ¿Es raro verdad? —comenta ella.
—Cierto, ¿somos raros por eso?
—Tal vez, ¿de dónde vienes? —pregunta Anne.
—¿Quieres la verdad? —interroga Rubén.
—Sí, me gustaría.
—¿La versión corta? —inquiere él mirándola detenidamente—. Pues verás, desde hace meses, huyo de mi encierro juvenil, un centro de formación religioso. He perdido la fe en Dios y en los hombres…
—¡Aleluya! Sospechaba que teníamos algo en común —añade ella sonriendo—. Yo también huyo de una secta religiosa de Oregón.
—¿En serio?
—Fui educada en una escuela de culto sectario. Mis padres adoptaron un modelo de educación severa. Vivíamos inmersos en una comunidad que decía protegernos, pero en realidad nos lavaban el cerebro. El líder valoraba con tiranía sus “reglas morales”.
—¡Caramba! Una adolescencia dura —dijo Rubén.
—Sí, me costó tiempo darme cuenta de los abusos. Mi educación no fue normal.
—¿Y qué pasó?
—Pues huir, como tú. Quiero sentirme viva, espiritualmente libre, sin imposiciones. Por esa razón estoy aquí.
—Tiene sentido, huimos de la religión impuesta y nos conocemos en un templo religioso que mantiene las puertas abiertas de par en par —reflexiona Rubén.
—¿Podemos emprender el camino juntos? —pregunta ella afectuosa.
—¡Por supuesto! el de Santiago y otros muchos caminos —responde Rubén sintiendo una paz interior olvidada—. Es un placer conocerte Anne.
—Igualmente Rubén, una gran motivación y alegría que yo necesitaba, ¿será el destino? —concluye Anne cogiéndole las manos.
—¡Adelante! Compostela nos espera…

Años después siguen juntos, caminando juntos, felices, libres, solos, descalzos. Viven en una caravana refugio con vistas al mar, no muy lejos de invernaderos que ocultan huertas vivas y cálidas. Han recuperado la fe en ellos mismos.

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11 comentarios

  1. 1. María Jesús dice:

    Hola Pepelu: Al parecer eres menos de edad,pero debo decirte que tu manera de escribir es muy madura. Tienes mucho talento ya que has logrado crear una historia con hermosas descripciones y buenos diálogos. Muy bien desarrollada y narrada y con un ritmo excelente. No le pongo ni una pega.
    Un saludo.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 21:48
  2. 2. Pepelu Martín dice:

    Gracias María Jesús… Me has alegrado el día con lo de… “menor de edad”…

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 22:14
  3. 3. Pepelu Martín dice:

    por error dice el sistema que soy menor de edad… NO ES CIERTO

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 17:16
  4. 4. Jose Luis dice:

    Hola Pepelu
    Te agradezco que hayas leído mi cuento y tus comentarios.
    No importa si eres menor de edad o no. Lo que importa es que te gusta escribir y contar historias, y no hay límite de edad para eso.
    Has escrito buenas metáforas. Interesante relato de autodescubrimiento. No tanto de amor, aunque se encuentren dos personas que luego entablan una amistad o una relación. Aquí lo importante es que juntos pueden descubrir una nueva forma de vivir (el texto no aclara qué tipo de relación mantienen al final, si de amistad solamente o amorosa).
    Me llama la atención que el cuento comienza en tiempo pasado y luego salta a tiempo presente, pero supongo que está bien hilado y tiene sentido. Yo soy de los que prefieren usar siempre el mismo tiempo verbal para todo el relato.
    Un saludo

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 18:34
  5. 5. Febrero83 dice:

    ¡Hola de nuevo Pepelu!
    No soy profesional así que es posible que cometa errores en mi comentario.
    En cuanto a la forma me parece que está escrito de una forma clara y ordenada, sólo he encontrado algún error como la falta de tilde en tú cuando él le pregunta si hace sola el camino, creo que le falta la preposición en cuando Rubén le explica su vida y le dice que ha estado “un centro de formación…” o eso me ha parecido, cuando Anne le cuenta que huyó no concuerda la respuesta con la pregunta, en vez de huir debería haber respondido “huí” y, por último, cuando él sale de la iglesia se queda sentada en el banco y al instante “grita desde la puerta” y no lo he entendido, creo que será que gritó hacia la puerta. Pero no me parecen fallos graves, quizá sólo le faltó un repaso sin más.
    Respecto al contenido me parece un tema muy interesante el de la pérdida de fe, muy bien ubicado el escenario.
    Mi opinión personal es que se nota que escribes mucho y lo haces muy bien, tienes un lenguaje muy variado.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 20:04
  6. 6. Conrad Crad dice:

    Hola, Pepelu
    Gracias por pasarte por mi relato. Interesante esta historia de dos personas que huyen para poder encontrarse a sí mismas y al final acaban encontrándose. Huy, que lio. El relato está bien escrito, la voz narrativa funciona pero creo que en la parte dialogada la historia pierde fuerza. Los dos personajes se expresan, a mi manera de ver, con una falsa empatía, sin inflexiones, sin emoción, sin mostrar apenas nada de ellos mismo. Sabemos lo que sienten porque nos lo dice el narrador, no por lo que transmiten sus palabras.
    Es solo mi opinión, Pepelu.
    Tal vez merecería la pena trabajar un poco esos diálogos.
    Un placer leerte.
    Saludos

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 17:03
  7. 7. marazul dice:

    Hola Pepelu:
    No vale quitarse años je,je…
    Tratas un tema interesante: la valentía que demuestra Rubén al dar un giro total a su vida, que al fin y al cabo no es más que descubrir que no tiene vocación. De esa manera se siente liberado y feliz. La idea del Camino de Santiago encaja muy bien con el tema principal, ya que muchos lo llevan a cabo en períodos difíciles en sus vidas, una forma de encontrarse a sí mismos. La segunda historia, la de la americana Anne, es diferente. Les une que son dos personas que huyen de una vida anterior, que tienen inquietudes y buscan un rumbo para sus vidas.
    En cuanto a la parte formal lo veo correcto.
    Encantada de pasarme por aquí, Pepelu
    Saludos

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 19:30
  8. 8. Víctor Alverdi dice:

    Un saludo Pepelu. Me gustó tu historia, a veces tenemos ganas de alejarnos de todo pero siempre hay algo que nos retiene y nos termina llenando de nuevo. Me gusta tu estilo. Un saludo.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 11:30
  9. 9. Alicia dice:

    Hola Pepelu.
    Me ha gustado tu propuesta relacionada con la transformación del hombre. El joven que se atrevió a cambiar su destino me pareció ejemplificador.
    La pérdida de fe, el lavado de cabeza, la religión impuesta, el abuso en general muy bien logrado. Con un final feliz de libertad y un comienzo esperanzador.
    Felicidades! Hasta la próxima escritura.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 21:51
  10. 10. María Esther dice:

    Hola Pepelu, la historia es muy hermosa, está bien escrita, se desarrolla y en evidente crecimiento.
    Los diálogos me parecen acordes con los personajes,que son muy especiales
    Me gustó mucho la idea común que los une desde la distancia, como que los dos encuentran su destino.
    El final me encanta,hay mucha ternura en los dos, cuando salen de la catedral se van de la mano, felices,luego siguen juntos caminando por la vida.
    Te felicito.
    Si gustas pasar por mi re lato estoy en el 77.

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 01:49
  11. 11. María Esther dice:

    Perdona los errores, pero olvidé leer antes de enviar.

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 01:53

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