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Odisea - por Alicia Commisso

Odisea

“El hombre se transformó en un demente.” Dijo Georgiana en su programa televisivo “Historias de vida”, y a continuación mostró las imágenes mientras relataba cómo habían sucedido los hechos:
“Esa mañana salí muy temprano en busca de mis notas. Camino a un pueblo aledaño, algo distrajo mi atención. Estacioné en la banquina y crucé un pantano que bloqueaba la entrada de un edificio abandonado. Reconozco que el miedo me paralizaba, más aun en medio de un monte desolado. Pero sabía muy bien que una cronista nunca debería intimidarse. Más me acercaba, más aumentaba mi adrenalina. Imaginaba que algo inusual encontraría. Comencé a filmar con entusiasmo. En eso, escuché una voz ronca que provenía del interior de la vivienda; un señor harapiento detuvo mi tarea. Me enfrentó, me amenazó y luego me tironeó la cámara con odio y la arrojó a un basurero a la vez que miraba a su alrededor para asegurase que nadie me acompañaba. Me agarró de un brazo bien fuerte y me entró a los empujones, trabó la puerta con llave y la dejó en la cerradura. Luego me despojó de mi móvil. Se tranquilizó: sin mis herramientas de trabajo ya no era un obstáculo. Me hizo un montón de preguntas a las que respondí con cierto recelo. El tiempo pasaba. El día se iba acortando. Comencé a intranquilizarme, no paraba de mirar la traba puesta en la entrada principal. Sólo un paso me acercaba a ella, y podría escaparme, pero corría demasiado riesgo. Luego lo escuché hablar solo: como a un loco, ignorándome. Pude constatar la magnitud de su vida impúdica: un empresario de una familia encumbrada, un matrimonio de treinta años de apariencia e hipocresía; mostrando su omnipotencia y vejando a su servidumbre. Hacía tres meses que estaba prófugo de la ley: fue cuando recibió el comunicado de un allanamiento a su domicilio imputado por manejos de corrupción. Conocía cómo seguían los pasos: detención, declaración indagatoria, quizás no sería eximido de prisión. Su soberbia no se lo permitiría, no se resignaría a perder; no podría soportar la humillación, el desprestigio. Como todos los omnímodos había intentado sobornar a la justicia para evitar la cárcel, pero sus argumentos habían sido refutados. Por un momento se quedó pensativo. Su aspecto de pordiosero no podía situarlo en otro escenario que no fuese ese. No lo imaginaba siendo propietario de una poderosa empresa.
En eso sonó su celular. Atendió. Sus palabras fueron breves.
—Sí, entiendo. Contestó por lo bajo. Su cara se desfiguró. Me asusté.
—¿Pasa algo grave señor?
—No, no…nada para preocuparse…mi abogado…quería saber cómo estaba.
Al minuto, su arrogancia y poderío se desplomó: parecía un animal con una herida mortal. Me contó que sus asesores le pedían que salga de su guarida. Se habían agotado todos los recursos para redimirlo.
—¡Qué hago dios mío! —Gritaba. Su cara de demencia atemorizaba. —Mis hijos, mis nietos…, están lejos.
Estaba anocheciendo, el sol ya no se filtraba a través del ventanal. Por suerte, la sirena de los patrulleros se oía cada vez más cerca. De repente, se apresuró como una cucaracha intuyendo su irrevocable destino y empuñó su rifle de caza. Los policías comenzaron a rodear el lugar. Me apuntó en la cabeza y me tomó de rehén. Estaba dispuesto a todo. Palpé el peligro. Era él o yo. Sentí el sinsabor de las horas más jugadas y decisivas como profesional y usé mi defensa personal: le arrebatè el arma, lo amarré con firmeza, lo obligué a abrir la puerta y a entregarse. Tal vez me culparían por complicidad, pero una periodista siempre esconde una carta infalible: me quité la filmadora y el micrófono que guardaba entre mis ropas. La pesadilla había terminado”

Alicia Commisso

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10 comentarios

  1. 1. Pepelu Martín dice:

    Muy bueno y original el modo de describir una peligrosa situación desconocida. Se lee de un tirón y atrapa al lector pues creas un ambiente inquietante y creíble. Me ha gustado mucho.
    Quiero suponer que tu gramática original viene a enriquecer la gramática hispana, pues aunque se entiende todo perfectamente, usas términos poco habituales, tales como: banquina, enfrentó, tironeó, entró, trabó, traba, palpé… Todos ellos son correctos y a mí me gustan… Lo comento porque dan un sabor atractivo. Grandes escritores como Darío, García Márquez, Bolaños, Vargas Llosa… Lo han hecho siempre muy bien.
    Continuará…
    Un saludo

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 20:54
  2. 2. Labajos dice:

    Hola Alicia:
    Otro periodista en apuros, afortunadamente, como el del relato de Galia, la cosa termina bien. Me alegra que el “malo” de tu texto sea un poderoso, y pese a ello, termine en manos de la justicia. No suele ser así. Además contribuye a evidenciar la transformación del hombre, que se convierte de empresario, en un verdadero demente.
    Optas por un lenguaje local, que da credibilidad a la narración que haría un reportero televisivo. Felicidades.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 21:16
  3. 3. Laura dice:

    Hola Alicia.
    Ni me dí cuenta de los localismos. Supongo que somos de la misma tierra o tierras muy cercanas.
    Muy buen inicio con la inclusión de la frase obligatoria.
    No alcanzo a entender en su totalidad la motivación del hombre para encerrar a la periodista, pero puede considerarse desde su grado de enajenación, que no me parece tanta ya que es un hombre escapando de sus acreedores, con contacto con su abogado, que actúa presionado por las circunstancias, teminando con el intento de usar a la periodista como rehén, sin contar con que podía ser desarmado.
    Es tan sólo mi punto de vista. Por supuesto, el texto es tuyo.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 11:47
  4. 4. Alicia dice:

    Hola Pepelu Martín!
    Tu devolución me ha gratificado y enorgullecido. Cada uno sabe que lo hacemos por el amor a la escritura.
    No estaba pasando por un buen momento asi que tus palabras encendieron mi espíritu y con ganas de seguir intentando poner lo mejor de mí. Algunas veces se logra y otras no. Pasaré por tu relato y luego te comento.
    Saludos! Ah…me olvidé decirte que soy de Argentina.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 17:11
  5. 5. Alicia dice:

    Hola Labajos:
    Gracias por tu devolución; me hace pensar que has leído y entendido a la perfección en que momento el empresario se transforma en un demente y juega su última chance teniendo a la periodista como rehén. Mi vocabulario argentino me delata jaja! Me paso por tu relato y te comento.
    Saludos!
    Hasta la próxima escritura.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 17:28
  6. 6. Alicia dice:

    Hola Laura.
    Soy de Argentina, y vos?
    Me agrada que te haya gustado el inicio de mi relato. Una vez leí algo que decía: “No soy lo que escribo, sino lo que lees de mí.”
    La demencia del empresario se manifiesta cuando se entera que debe entregarse. En su desesperación y locura busca una salida: usar a la periodista de rehén. Pero tú pregunta es por qué la encerró; fue por su propia seguridad, o tal vez por alguna intencion maligna. La mente humana es perversa cuando se trata de defendernos de algún obstáculo que se nos presenta. Lo dejo a tu interpretación. Igual ese detalle no hace a la historia en sí. Gracias por pasarte por mi narración!

    Felicidades!

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 18:22
  7. 7. Baxin dice:

    Noté un pequeño detalle, si no me equivoco, en la frase “le pedían que salga de su guarida”, creo que se leería mejor en otro tiempo en vez del presente. 🙂

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 03:02
  8. 8. Alicia dice:

    Hola Baxin.
    Gracias por pasar por mi relato! Visito el tuyo y luego te comento.
    Me gustó tu corrección ; mejor sería “le pedían que saliera o saliese de su guarida” espero haberlo corregido bien, te agradezco el aporte, está bueno.
    Saludos!
    Nos seguimos leyendo!

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 23:01
  9. 9. María Jesús dice:

    Hola Alicia: Interesante trama bien narrada y bastante creíble. Podría perfectamente darse el caso de que un hombre acosado por los problemas legales se aísle en un lugar apartado para evitar la justicia, también que una periodista arriesgada ponga en peligro su vida para narrar la noticia. Al final la periodista hace su trabajo y la autoridad el suyo. Un gran trabajo.
    Saludos.

    Escrito el 26 marzo 2019 a las 12:58
  10. 10. Alicia dice:

    Hola, María Jesús!
    Gracias por pasar por mi relato; me encantó que te haya resultado creíble; creo que es lo que más buscamos; excepto en los que son de superhéroes u otra fantasía. Me gustó cuando decís que cada uno hizo su trabajo.

    Saludos!
    Hasta la próxima propuesta!

    Escrito el 27 marzo 2019 a las 00:17

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