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LA ETERNA DISCORDIA - por LUDIKA

El hombre se transformó en el niño de diez años que alguna vez fue. Cruzó la puerta del viejo edificio y volvió a transitar por los pasillos de su infancia. La nostalgia lo invadió, todo se veía tan igual pero paradójicamente tan distinto. Los colores, las dimensiones y su perspectiva eran diferentes.
Bastó con mirar el patio cubierto para sentir que se le estrujaba el estomago y los recuerdos lo invadían. El edificio estaba abandonado, las paredes se veían deterioradas, pero aún exhibía algunas resistentes venecitas de colores, esas que los chicos guardaban en los bolsillos de los guardapolvos blancos, atesorándolas como piedras preciosas.
Patio con piso áspero. Tiempos donde la felicidad se resumía en tener una inesperada hora libre y jugar al fútbol en los días de lluvia. Las gradas se transformaban en la tribuna de un verdadero estadio de fútbol y las mochilas, buzos o cualquier otro objeto servían para simular un arco.
Recordó entonces el partido donde todo cambió.
Cuatro contra cinco. Mi equipo los que nadie elegía, los poco habilidosos, contra los pibes facheros, los líderes naturales, los dueños de la pelota. Para ellos jugar con nosotros era una muestra más de su hegemonía, para nosotros el partido de nuestra vida.
Nuestro equipo: el Fideo García arriba (un metro setenta y cincuenta y cinco kilos, con apenas diez años), el Tapón Hernández por la derecha (petiso y gordito pero con buen pie), el Tanque como arquero jugador (el apodo obviamente hacía alusión a su sobrepeso) y yo, por izquierda. ¿Mi particularidad física? No, lo mío era timidez y un tartamudeo avergonzante.
Llovía y el patio techado olía a humedad. Habían faltado muchos pibes, por eso Franco González, ansioso por demostrarse canchero una vez más, le dijo a sus amigos ¨ Y bueno si no hay nadie más juguemos con estos salames¨.
Nos dividimos de forma natural, por instinto. Cada uno sabía a qué lado pertenecía.
La moneda giró y ganamos el saque. La pelota, algo desinflada, comenzó a rodar. Yo toqué para atrás, el Tanque generó juego, la tocó al Fideo y salimos jugando.
Puedo revivir la bronca de González, él que se las sabe todas, se acaba de comer un caño del Tapón. Puedo volver a sentir la frustración a Tomás Gutiérrez cuando el Fideo García le ganó en velocidad.
Un remate de larga distancia del Tapón, los encontró mal parados y en un desafortunado despeje del arquero la pelota rebotó contra mí y fue directo al ángulo. Goooool, lo gritamos cómo nunca fundiéndonos en un abrazo. 1 a 0.
El gol les dolió, lo veo en los soberbios ojos de Juan Martín, él, que juega en la escuelita de River desde los seis años. Se echan la culpa, Lucas le reclama a Pablo Molinari por una mala salida en su rol de arquero. Franco González auto proclamándose capitán calma a sus compañeros ¨Tuvieron suerte esos panchos¨
Sacan del medio y se nos vienen con todo pero el Tanque se luce en cada atajada. A mí se me escapa Juan Martín y en una jugada individual, nos elude a todos y concreta el gol del empate 1 a 1. Lo grita en nuestra cara, con resentimiento, casi con odio.
Nos juntamos los cuatro antes de sacar del medio, nos abrazamos como hermanos, como amigos, aunque es la primera vez que jugamos juntos, aunque casi nunca antes de este día habíamos hablado. Siento la necesidad de decir algo. Algo importante. Sin tartamudear sentencio ¨A poner huevo, esto termina cuando suene el timbre del recreo, son solo unos minutos para demostrar quienes somos¨. Veo en los ojos de mis compañeros emoción y necesidad de revancha. El clima del juego se va calentando los golpes y las entradas fuertes se van haciendo más frecuentes.
Se la paso a García, avanza por la banda y tira un centro, el Tapón Hernández salta como si hubiese sido expulsado de alguna bebida espumante y roza la pelota, lo suficiente para direccionarla al arco.
Gooolll, lo gritamos, fue gol. Ellos todavía perplejos, mientras se toman la cabeza, dicen que fue afuera, que paso del lado externo del inexistente límite del palo derecho. Nosotros sabemos que fue gol. Empiezan los empujones y manotazos. Suena el timbre. La maestra se acerca para separarnos pero más allá de la eterna discordia del arco imaginario sabemos que hoy, nosotros, hicimos historia.

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7 comentarios

  1. 1. John Doe dice:

    Hola Ludika. Me ha gustado mucho tu relato, muy bien escrito y en tono de la narración es más que adecuada, me siento muy identificado con lo que sucede en el relato, casi que podía sentir que yo estaba presente en ese campo de juego dejando la piel, así era en mi colegio. Me ha despertado gratos recuerdos. Muchas gracias.

    Pdta:soy tu vecino de arriba por si quieres pasarte por allí a echar una mirada. Buena suerte y éxitos.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 21:42
  2. 2. Toñi Avila (vibe) dice:

    Hola Ludika:

    Es un relato muy rápido y con mucha fuerza.
    Por momentos parece que es una retransmisión de un partido de fútbol en directo cuando el periodista esta eufórico porque gana su equipo.
    Muy bueno.
    Gracias por escribir.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 23:09
  3. 3. HUGO dice:

    Hola Ludika.

    Un placer volver a leerte. Excelente relato, en verdad lo he disfrutado muchísimo.

    La forma de que se vale el narrador para describir a los personajes va dando a la escena enorme vivacidad. Aunque el narrador esté presente, el texto tiene una continuidad dinámica que nos permite ver claramente a los personajes.

    Es un claro ejemplo de lo que es mostrar, pero en casos donde la protagonista no es la palabra de los personajes, sino del narrador.

    Me has hecho recordar el cuento “Los cachorros “de Mario Vargas Llosa. Donde a pesar de que pasa lo contrario: la protagonista es la palabra de los personajes y todo está en un mismo párrafo, sin guiones que indiquen quien habla, el sentimiento que experimenté fue el mismo. Por si no lo leíste, te lo recomiendo, puedes encontrarlo en

    https://mercaba.org/SANLUIS/ALiteratura/Literatura%20Peruana/Vargas%20LLosa,%20Mario/Los%20cachorros.pdf

    Tu cuento comienza narrado en tiempo pasado por un narrador equisciente, en tercera persona, desde el punto de vista de uno de los personajes. Luego de una necesaria introducción comienza el núcleo del relato a partir de la frase “Recordó entonces el partido donde todo cambió.”. A partir de aquí también cambias el punto de vista: comienza a contar un narrador personaje, en primera persona.

    También a partir del primer gol se cambia el tiempo de la narración: pasa de pasado a presente, pero no está mal porque es un presente histórico que le da más fuerza al relato.

    Te marco algunas pequeñas sugerencias:

    “Mi equipo [,] los que nadie elegía, los poco habilidosos, contra los pibes facheros…” Pondría coma.

    “No, lo mío era timidez y un tartamudeo (avergonzante)…” Creo que es vergonzante.

    “Puedo volver a sentir la frustración (a) [de] Tomás Gutiérrez cuando el Fideo García le ganó en velocidad.” Creo que sería mejor «de Tomás Gutierrez»

    “El clima del juego se va calentando [,] los golpes y las entradas fuertes se van haciendo más frecuentes.” Pondría coma.

    “…dicen que fue afuera, que (paso) [pasó] del lado externo…” Falta el acento.

    Con respecto a los números (1 a 0, 1 a 1) creo que deberían estar en palabras: uno a cero…

    Como verás son solo observaciones gramaticales que no hacen a la esencia del relato.

    Felicitaciones. Nos seguiremos leyendo.

    Hugo

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 23:41
  4. 4. Josè maría dice:

    Hola Ludika .Buena retransmisión de un partido de fútbol por lo demás el compañero Hugo te corrige .Un saludo mi relato es el 65

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 12:48
  5. 5. Paola dice:

    ¡Wow, Ludika!
    Lo comencé a leer a un ritmo normal y cuando empezó el partido me aceleré en la lectura como si se tratara del mismísimo Macaya jajaja Simplemente… Me-en-can-tó.
    En un momentito estaba mirando desde esos ojos de niño (niña, en este caso), desde mis 7 años, en la escuela del barrio, la de “guardapolvo blanco”. Me sumergí en tu historia y no tengo nada que decir porque volé a mi infancia y te lo agradezco.
    Leer una narración en la cual las palabras “canchero”, “salames”, “pibes” se hacen presentes me ha llegado al alma…
    No tengo nada que decir… ha sido un placer.
    Veo que por ahí arriba hay compañeros que muy bien te corrigen, yo me quedo en las emociones.
    Un Saludo Fuerte!

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 18:06
  6. 6. Un trago para ver mejor dice:

    Ludika, muy lindo, emotivo. Muchos recuerdos de la infancia con una lectura que se hizo muy fluida. Un abrazo!
    Salud!

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 02:25
  7. 7. Laura dice:

    Hola Ludika.
    Hermoso relato, maravillosa vuelva a la niñez.
    Ya se han señalado algunos detallecitos que no le quitan brillo a lo que ya has logrado. Es sencillamente hermoso, con una descripción apasionante de un partido en un potrero.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 28 marzo 2019 a las 11:42

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