CUANDO TODO SE ACABA - por Andy Garcia

El hombre se transformó en una energúmena babosa de antro, caracol de club para adultos, bola de grasa, empezó a especializarse en beber para olvidar, bebía de todo, incluso, coñac de vagina, alcohol etílico con endulzante artificial con sabor a natural –en polvo y hablando de polvo el único polvo que tenía periódicamente era el generado por onanismo, de resto cada quince días frecuentaba un prostíbulo llamado “Venezuela All Stars” con venezolanas a la carta-.
Pero Antonio o “Tony” como le llamaba su ex mujer, sabía que ese no era él. Había enviudado debido a la leucemia de su mujer quién había fallecido hacía dos meses, la vida para Tony no marchaba bien desde entonces, incluso estuvo 2 semanas encerrado en el cuarto de máquinas como le llamaba a su laboratorio periodístico, donde estaba el cuarto oscuro donde revelaba sus fotografías de su cámara análoga y en donde reposaba su máquina de escribir Remington 23, encima de una mesa de escritorio.
Él era un ser anacrónico fiel a su único gran amor hoy etéreo y siempre eterno, Andreína nacida en San Cristóbal, Venezuela, a quien conoció en Argentina cuando eran compañeros de universidad, ella estudiaba letras y turismo y Tony estudiaba periodismo.
En un congreso de literatura universal se conocieron, pero el amor los encontró en verano del siguiente año y luego empezó la aventura textual y sexual, copulaban entre sabanas de letras y se daban de a ostiones de almejas por medio de sus textos. Habían conocido el tanatos y practicaban el tantra, la relación creció hasta que llegó el día de jurarse amor eterno.
En la iglesia de San Francisco de Asís, en California EUA, justo al otro lado del patio donde había nacido Tony –mexicano- y en un lugar que ni en el mejor de sus sueños se hubiese casado Andreína ambas culturas de fronteras, barreras y muros se chocaron y se juraron o “al menos hasta que la muerte los separara”, amor eterno.
Y llegaron a las bodas de plata y besaron el cielo, acariciaron el maná y alcanzaron el nirvana, pero nada es para siempre y en el amor, entre más bueno, entre más bello, entre más puro, más rápido se acaba, justo cuando Tony abandonaba el periodismo y se dedicaba a un proyecto editorial con su amada, un día la enfermedad se llevó a su mujer para jamás devolvérsela.
Fue así, como las letras de Tony se convirtieron en basura dramática, cuando este escribía piezas de dramaturgia que con el correr de los años, todo su realismo mágico dentro de sus cuentos se convertía en verborrea llena de hechicería de magia negra, en poesía no parecía verborrea, sino seborrea, de hecho, técnicamente un niño de 7 años podía hacer mejor labor que el propio Tony, toda esta decadencia, estallaba, cuando escribía ensayos periodísticos y nos encontrábamos con un sexagenario prostático cuyos ingresos de un mejor pasado, más creativo, más técnico y de mejores ventas, se lo bebía, se lo jugaba, lo usaba para drogas y/o lo invertía en medicamentos para curar sus venéreas generadas por asistir semanalmente a “Venezuela All Stars”.
La periodicidad de asistencia a semejante burdel, no era el problema, ni siquiera no utilizar preservativos, el problema era que ahora estaba en deuda con el jefe del burdel, un tal Nicolás Maduro, a quién debía pagarle el prostático en especie y este enfermo, cocainómano, heroínomaniaco, ser mesiánico, salvador del universo, hetero confundido y dictador refugiado en Quebec, Canada quién le cobraba sus deudas convidándolo a orgías, bacanales, fiestas de sadomasoquismo y demás vulgaridades, obscenidades, dignas del más enfermo de todos los enfermos, nacido en Cucuta, Colombia y otrora gran dictador de lo que fue la Venezuela de la niñez de su amada Andreína.
Esta historia no termina del todo bien, ni del todo mal, es más ni siquiera termina, hoy Tony se dedica a escribir obras llenas de catarsis, por recomendación de su psicóloga en el website español literautas, volvió a la universidad de Bariloche a estudiar letras, quiere mejorar en el proyecto personal de la editorial que le sigue vinculando de forma profundamente directa con el amor de su vida y de lo que el ha llamado “no vida”.
Al día de hoy Tony es jefe de una ONG con sede en su ciudad natal Cancún relacionada con el duelo de hombres viudos, que han perdido a su mujer por alguna enfermedad terminal llamada “Tony somos todos”. Y está en tratamiento por sus ETS, especialmente por gonorrea y herpes genital.