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El lobo - por Ales

El hombre se transformó en lobo. Las leyendas lo habían narrado de muchas maneras, pero ninguna era tan espeluznante como el verlo con tus propios ojos. La piel se extendió como si fuese a romperse. Los músculos hipertrofiados amenazaban con atravesar la fina piel humana que no tardó en recubrirse de un pelo gris y denso. Las falanges de los dedos, desencajadas, crecieron y se curvaron configurando las garras. La mandíbula se prolongó con un crujido y, donde antes había un rostro humano, apareció una mandíbula llena de dientes.
Pero lo peor fueron los ojos. Donde antes estaba la mirada asustada del que se sabe acorralado y espera la muerte, apareció una mirada de odio ancestral.
Los soldados retrocedieron unos pasos, dudosos. La figura del enclenque muchacho les sacaba ahora varias cabezas. La luz de la luna llena recortaba la sombra del monstruo sobre ellos. El capitán, presidiendo el grupo, gritó una orden que nadie escuchó. Antes de que la frase tuviese sentido, el hombre yacía muerto en el suelo. Los otros cuatro comprendieron su destino inmediatamente. El más próximo fue el siguiente en caer. La espada, que blandió en un intento desesperado de supervivencia, calló junto a su cuerpo inerte. Los otros aprovecharon la distancia con la bestia y corrieron hacia la puerta de la capilla abandonada. Una fuerza brutal salida de la oscuridad empujó a uno contra los escombros. Su compañero vio el destello plateado de la espada al desenfundarse, justo antes de que la figura oscura cayese sobre él.
Cuando escuchó el grito, ya había alcanzado la puerta. La embistió con el hombro. No se movió. Tiró de las argollas. Nada. Pateó, empujó, arañó. Nada. Alguien la había bloqueado desde fuera.
Escuchó un ruido a su espalda. Al girarse, su hoja reflejó el rayo de luna que caía desde el desvencijado techo. El monstruo estaba erguido, mirándolo. El silencio era total. Ninguno de los dos se movió durante lo que parecieron horas. A su derecha vislumbró una ventana. Si se movía rápido, tendría una oportunidad.
La espada silbó al cortar el aire. Demasiado lento. Notó cómo sus pies se separaban del suelo y la sangre acumulándose en la garganta. Cayó el suelo con un fuerte dolor en el pecho. Le costaba respirar. El lobo, sin inmutarse, volvió sobre sus pasos. No había alcanzado todavía el centro de la sala cuando el soldado dejó de moverse.
Con un aullido que hizo retumbar las paredes del edificio, bajo la luz de la luna dejó de haber lobo y volvió el hombre. Sucio y hambriento. Aterrado por lo que acababa de hacer.
La cara desfigurada del capitán lo miraba todavía con ojos aterrorizados.
-No lo sientas. Eras tú o ellos.
Una figura encapuchada lo miraba desde los restos del altar. Llevaba una túnica oscura con un dibujo dorado en el pecho. A la cintura llevaba varias bolsas, sujetadas por un cinturón de cuerda. De su rostro sólo se vislumbraba una barbilla huesuda y llena de arrugas. El resto estaba oculto bajo la tela negra.
El hombre lo miró con recelo, pero no tenía fuerzas como para volver a discutir con él.
-Únete a nosotros. Te protegeríamos- dijo mientras le tendía una mano huesuda. – Te lo debemos.
El hombre miró a su alrededor. La luz de la luna atravesaba la oscuridad de las ruinas. Había cuatro cuerpos tendidos entre los escombros. El silencio era total.
-No. No puedo hacerlo.
Con paso tambaleante, se levantó y comenzó a caminar hacia la salida, dándole la espalda al encapuchado.
-Estás rechazando una oferta que nunca antes se producido, ni jamás se volverá a producir. Piensa que nunca te aceptarán entre ellos. Y menos después de lo ocurrido.
-Me iré lejos, donde no me conozcan.
Un grito lejano, seguido de otros. Varias voces se acercaban por el camino.
-Te perseguirán. No se detendrán hasta verte muerto. El hombre os ha odiado desde los primeros tiempos.
-Porque les hemos dado motivos. Permaneceré oculto, alejado. Hasta que estén preparados para aceptarme.
Su sombra volvió a mutar, alargándose y ensanchándose. Momentos antes de que su mandíbula se desencajase, miró por última vez al hombre encapuchado.
-Tal vez volvamos a vernos.
Acompañado de un aullido, convirtió en astillas la puerta y desapareció en la oscuridad.
Cuando llegaron los hombres, sólo quedaban los cadáveres. Entre los gritos y el correr de las antorchas, nadie se fijó en el murciélago negro que salió por una de las ventanas, para ir a fundirse con la noche.

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8 comentarios

  1. 1. Rafa Frisby dice:

    Primero que nada, ¡me encanta tu relato! El mío trata también de licántropos, date una vuelta, si te apetece, queda justo después del tuyo. Supongo que con la frase que empieza el relato, serán algunos mas que han viajado al mismo terreno. Quiero decirte que llevas muy bien el ritmo, para 750 palabras tu relato satisface la curiosidad y pica el interés de leerlo hasta el final.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 08:16
  2. 2. Ales dice:

    ¡Muchas gracias, Rafa! Pues la verdad es que sí, conforme leía la propuesta del tema, me vino lo del licántropo directamente. Voy a pasarme por el tuyo ahora mismo 😉

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 16:12
  3. 3. Febrero83 dice:

    ¡Hola Ales!
    Mi opinión no es profesional, así que seguro que cometeré muchos errores, intentaré hacerlo lo mejor posible.
    En cuanto a la forma lo más positivo que encuentro es el ambiente misterioso que has creado, dan ganas de seguir leyendo y de saber más y más y, por supuesto, el tema elegido se ajusta muy bien al ejercicio que había que hacer con este texto. La parte negativa que he percibido en la forma son algunas faltas de ortografía, como confundir calló y cayó, pero tiene pinta de ser un pequeño despiste porque está mal usado una vez (la espada “calló “), la otra está perfecta, el y al (cayó ” el” suelo, lo y le (“lo” miró), se… producido (faltaría “ha”). Pero no me parece nada grave, pueden ser fruto de la rapidez o también puedo estar equivocada.
    El contenido me ha gustado, como ya he dicho, encaja con el ejercicio y con el reto. No veo ningún punto negativo.
    Y para el comentario personal, decir que me parece que escribes muy bien y que me he quedado con ganas de seguir leyendo tu historia.
    Mi texto es el 94, me gustaría mucho que me dieras tu opinión si puedes.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 16:56
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola Ales.
    Has escrito una especie de cuento gótico trepidante aunque, por momentos, un poco confuso.
    ¿Por qué persiguen al muchacho? Al primero que mata el lobo es al capitán antes de llegar a la capilla pero luego hablas de su cara que está dentro. Dices que en la capilla hay cuatro cadáveres pero a dos y al capitán, según he entendido, los mata antes de entrar. ¿Cómo entran si la puerta está bloqueada?
    Me ha gustado leer una historia tan dinámica y llena de acción.
    Saludos

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 21:46
  5. 5. Febrero83 dice:

    Una cosa que tenía anotada pero se me ha pasado decirte. Se supone que son 4 soldados en total y después de matar al primero, al capitán, dices: “los otros 4…” serían los otros 3, ¿no?

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 23:07
  6. 6. Laura dice:

    Hola Ales.
    Más allá de los detalles, tu relato ha sido muy bueno, con una gran ambientación.
    Como consejo te dejo que dejes el relato reposar un tiempo (si te dan los días) y lo vuelvas a leer, como si fueras otra persona, realizándose preguntas. Ahí pueden surgir detalles que se revisan. De todos modos, siempre hay cositas que se nos escapan.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 12:16
  7. 7. Víctor Alverdi dice:

    ¿Un relato sobre hombres lobo? ¡Me apunto! Bien relatado y con una buena dosis de acción. Me ha dejado picado. Un saludo Ales.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 11:50
  8. 8. Ales dice:

    ¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
    Lo de “calló”… upsi. Errata al canto. Mil perdones 🙁
    Respecto al recuento de cadáveres: Sois muy observadores. Se me había pasado hasta a mí. Siento romper el misterio, pero efectivamente se me pasó que había un exceso cuerpos en la escena. Sí existía un cuarto guardia al principio, pero se salía de las 750 palabras y tuve que suprimirlo :'(
    No me di cuenta en las revisiones de que sobraba un cadáver.

    Aunque… también cabe la posibilidad de que sí hubiese un cuarto muerto. Un cadáver que no fuese el de un guaria y que justificase el que persiguiesen al hombre. Un cuarto fallecimiento ocurrido esa noche, que no puediese abarcarse en las 750 palabras, y que determinase el desenlace de la escena.

    Lo dejo a discreción del lector.

    Escrito el 23 marzo 2019 a las 12:53

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