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La fábrica - por Serendipia

“El hombre se transformó en un instante ínfimo, algo espontáneo, inesperado, extravagante y desconcertante.
Al final la vieja fábrica si debía tener efectos paranormales, pensamos al unísono todos los compañeros de aquel hombre cuya actitud había cambiado en tanto que nos detuvimos un momento a parpadear, forzados por el intenso fogonazo.
Nuestro grupo estaba compuesto de un puñado de ingenieros y peritos que estaban encargados de revisar una vieja fábrica caída en desuso después de la construcción del nuevo parque industrial de la ciudad. El terreno había sido comprado por una gran multinacional; sin embargo los rumores de que cosas raras ocurrían en el lugar, junto con el aciago aspecto que presentaba el edificio, llevaron a la empresa a tomar la decisión de enviar a una comisión de profesionales a evaluar el estado real de la antigua fábrica y hasta que punto era segura y aprovechable.
Tras buscar a los mejores de su campo, consiguieron reunir a un equipo muy preparado al que dotaron de todo el equipo necesario; el terreno estaba muy bien situado en la región y estaban dispuestos a invertir lo necesario para lograr explotarlo lo máximo posible.
El líder del grupo era un ingeniero industrial con gran experiencia en la recuperación de edificios y maquinaria caídos en desuso tiempo atrás.
Una vez realizados todos los preparativos, el grupo se dispuso a adentrarse en el edificio. El plan de acción era sencillo, con todo el equipamiento topográfico realizaríamos un análisis de la estabilidad de la estructura y posteriormente revisaríamos todo lo que nos encontrásemos, ni un centímetro cuadrado debía quedar sin ser comprobado. Este proceso se haría piso por piso y de abajo a arriba.
Al entrar no se encontró nada raro, una nave completamente normal, a priori. No percibimos ninguna anormalidad destacable; de hecho parecía encontrarse en muy buen estado, incluso demasiado buen estado como propusieron algunos.
Los análisis comprobaron que, como con ojo experto habíamos anticipado, la estructura del mismo estaba casi intacta, habría un par de grietas y había una pequeña debilidad en una pared; nada que no se pudiese arreglar fácilmente con un poco de yeso y hormigón.
Por otra parte, las máquinas estaban en un muy buen estado, la gran mayoría podían usarse son un par de ajustes, y aquellas que no, podían desguazarse para darles un nuevo uso, ya que el metal del que estaban hechas era de una alta calidad.
Proseguimos el camino ascendente con prácticamente los mismos resultados, hasta que llegamos al último piso; allí la situación cambiaba radicalmente. El panorama inusitadamente pulcro y funcional se tornaba en una estancia enorme y polvorienta, la suciedad se acumulaba en los rincones y la luz era incapaz de atravesar la densa capa de residuos que cubría los amplios ventanales. Los soportes se habían corroído y las vigas se habían caído parcialmente sobre el suelo de la estancia. Aquella penumbra y suciedad; por comparación con el resto de estancias, nos puso los pelos de punta, más aún cuando notamos que alguna clase de criatura correteaba entre las vigas y cajas abandonadas, solo perceptible por un sonido casi inaudible y amortiguado por el polvo acumulado.
El líder encontró un interruptor de la luz eléctrica que se apresuró a activar para intentar ver un poco; no obstante no tenía manera de saber que las lámparas estaban hechas de magnesio, y que tras mucho tiempo apagadas se iluminaron con un fogonazo que cegó a todo el mundo a la vez que escuchamos un súbito golpe.
Inmediatamente todos nos giramos hacía el jefe, buscando una figura de seguridad, sin embargo lo que vimos no nos tranquilizó en absoluto: El hombre se transformó en un instante ínfimo, algo espontáneo, inesperado, extravagante y desconcertante.
Su actitud cambió completamente, tenía la mirada perdida y caminaba erráticamente, los brazos se balanceaban inertes a los lados de su ahora encorvado cuerpo, de su garganta salían gemidos guturales e ininteligibles
Nos acercamos a él para ver si se encontraba bien; sin embargo en ese momento…, atacó”
O al menos eso es lo que cuenta una vez tras otra el paciente, asegurando que la visión de su compañero le cambió para siempre; no obstante tras mucho investigar en los registros de la región no existe constancia de tal fábrica ni de ningún grupo de técnicos que indagasen en ningún edificio de índole similar.
Con todo le remito mis mas sinceros agradecimientos por permitirme trabajar en un caso tan interesante y espero verle por aquí lo antes posible doctor Poe.
Manicomio de Arkham

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3 comentarios

  1. 1. John Doe dice:

    Hola, gran relato me ha gustado muchísimo, aunque en algunos paisajes se torna un poco confuso, pero con una nueva lectura y corrección seguro que mejora en esos aspectos, por lo demás me ha gustado mucho la trama, pues engancha al lector, la atmósfera y el ritmo del relato están muy bien construidos y sin muy precisos para el género del mismo.
    Estoy en el número 22 por su quieres pasar a echarle una ojeada. Éxitos.

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 18:45
  2. 2. Gustav dice:

    Hola Serendipia.
    Me ha gustado mucho tu relato, muy bien contado con las descripciones y la invitación del final.

    Pero creo que deberías haber cambiado la descripción del líder al final del texto: “El hombre se transformó en un instante ínfimo, algo espontáneo, inesperado, extravagante y desconcertante”. Ya que haces la misma descripción en el principio.

    En un relato tan logrado, es lo único que yo cambiaría.

    Enhorabuena por tu escritura.

    Saludos

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 18:20
  3. 3. Jess Castz dice:

    Hola, Serendipia.

    Wow. Tú relato me produjo un poco de inquietud, sobre todo al último. Comienzas por el final y, conforme se va descubriendo lo ocurrido con el sujeto nos bombardeas con situaciones raras y por demás inquietantes.
    La parte del final es increible y le da un muy buen cierre a esta historia que, si, me la imagino siendo contada desde un manicomio.

    Felicidades por tu texto.

    Escrito el 29 marzo 2019 a las 01:36

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