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El hotel de Cipriano - por J.J. Salcedo

El hombre se transformó en dueño absoluto de aquél edificio de seis pisos con fachada feísima y de plantas secas en la entrada. Su nombre era Cipriano Matta y muchas personas le advirtieron que aquella propiedad se encontraba abandonada debido a la mala reputación que tenía de no dar frutos en anteriores negocios, pero él se hizo el sordo ante aquellos comentarios. Se limitó a contestar que convertiría ese lugar en el mejor negocio del barrio y del mundo entero.
Según él, desde la primera semana que se hizo con la propiedad, comenzó a remodelarla. Su misión era crear un hotel agradable y llamativo. Gastó millones y millones arreglando la fachada, colocando arbustos artificiales, plantando uno que otro árbol y ni hablar de las baldosas fascinantes con las que se cubrieron las paredes y los pisos. En cada piso había una decoración diferente, las escaleras tenían incrustaciones de oro en el pasamano y majestuosas obras colgadas en las paredes; no solo pinturas, habían también poemas. Cuando Cipriano se dio cuenta de que el hotel se veía diferente, renovado y remodelado, comenzó a vestirse elegantemente y diariamente esperaba a sus anhelados clientes. Entrenaba como acompañarlos hasta sus habitaciones, como cargarles las maletas y le hablaba al espejo como si estuviese hablándole a un cliente.
Cipriano nunca tuvo familia y los pocos amigos que se había conseguido en el transcurrir de su vida terminaron alejándose de él porque no escuchaba consejos y siempre hacía lo que se le venía en gana. Nunca le importaron los malos comentarios de los vecinos del hotel. Su única motivación era sacar adelante aquél lugar y recuperar todo el dinero invertido.
Sin embargo, un buen día los vecinos del edificio se hartaron del constante ruido que provenía de ese condenado sitio. Se reunieron, conversaron y evaluaron la situación. La conclusión unánime a la que se llegó es que ninguno de ellos se encontraba capacitado para resolver ese inconveniente, así que llamaron al número de emergencias.
Un rato más tarde llegó una ambulancia escoltada por una patrulla de policías con cuatro hombres dentro, armados y muy bien entrenados. Los cuales procedieron a tumbar la vetusta puerta de un edificio al que no se le veía una remodelación por ninguna parte y que estaba en ruinas, casi a punto de caerse. Estuvieron alrededor de media hora allí dentro.
Se escucharon gritos, pataletas, varios vidrios romperse. Nada grave. Cuando por fin salieron de allí, traían a un Cipriano sucio y de ropas malolientes. Tenía la mirada perdida y gritaba que él había comprado esa propiedad, que era suya y nadie tenía el derecho de sacarle de allí. Mas, ya nadie creía en la palabra de un loco…

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6 comentarios

  1. 1. Leosinprisa dice:

    Hola J.J.Salcedo, un texto que se lee con agrado e interés, que capta la atención pues uno desea conocer que es el misterio que esconde y se desvela al final, aunque se vuelve predecible al introducir las palabras emergencias y ambulancia, junto a la policía, lo que ya nos indica que alguien no está en sus cabales.

    Yo lo habría dotado de un poco más de misterio, para desvelar que se lo llevan los del psiquiátrico en la última frase, pero es tu texto y no está descrito de una forma incorrecta, ni mucho menos.

    En cuanto a correcciones, algunas frases resultan demasiado largas, por lo cual deberían usarse comas para dar un respiro al lector. No he encontrado otras cosas que merecieran ser destacadas.

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 09:13
  2. Hola J.J.,

    Buena historia. Me he quedado con ganas de que dentro estuviera cometiendo algún tipo de horrible asesinato o encuentro fantasmagórico.

    Coincido con el comentario anterior y aún añadiría algo:

    Escribes muy lineal, muy sencillo de leer, pero eso quita misterio, énfasis y emoción. Te sugiero que alternes descripciones más pausadas, las separas en párrafos y lo que es la acción la conserves en el mismo estilo lineal pero acortando las frases con puntos y con comas.

    Hay un truquillo para jugar con el ritmo de lectura: Cuanto más cortas las frases, más rápida pasa la acción.

    Pruébalo y verás que divertido es darle velocidad o pausarlo cuando tu quieres.

    Por lo demás, ¡genial!

    Saludos,

    Alex

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 02:02
  3. 3. Amadeo dice:

    J.J. Salcedo:
    Me confundió tu texto. El final me desorientó, no lo vi creíble. Esperaba otra resolución del conflicto realista. Algo que sucediera dentro del hotel, antes que se lo lleven

    Noté:
    Hay algunas repeticiones cercanas y molestas, ej.: vestirse elegantemente y diariamente esperaba… Ej.: y le hablaba al espejo como si estuviese hablándole…
    También encontré un cambio de tiempo verbal: un es en lugar de era.

    Estoy en el 2 por si quieres leerlo y comentar
    Cordiales saludos
    Amadeo

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 12:46
  4. 4. Baxin dice:

    Ya decía yo que las escaleras con incrustaciones de oro no indicaban nada bueno. Me quedé con ganas de algún conflicto más profundo con los vecinos. Creo yo que una ambulancia no viene escoltada por una patrulla, ni las mismas traen cuatro hombres armados; a menos que sea un caso muy específico de violencia.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 02:39
  5. 5. Ofelia Gómez dice:

    Hola J.J.
    Muy buena historia, mi única crítica es que los párrafos son un poco largos. Es conveniente dividir en párrafos cortos para darle aire al lector, pero fuera de eso es un relato interesante y verosímil. El pobre Cipriano Matta estaba completamente loco!
    Un saludo
    Un saludo

    Escrito el 23 marzo 2019 a las 04:50
  6. 6. María Jesús dice:

    Hola J.J: Buen relato, ameno divertido, bien contado y con final inesperado. Me desconcertó cuando ponías: “Según él…”, pero cuando he visto que se trataba de la fantasía del protagonista he comprendido que estaba bien puesto. Felicidades.
    Saludos desde el 114.

    Escrito el 23 marzo 2019 a las 19:41

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