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Hombres Ocultos - por Fralis

El hombre se transformó en una mujer, trabajaba como vigilante en un viejo edificio abandonado; al principio se asustaba fácilmente pero con el tiempo se acostumbró a oírlos y
conversar con ellos. 

Oyó pasos, corrió hacia las habitaciones pensando que podría ser un ladrón pero no encontró nada. De regreso a su puesto vio en el suelo su bufanda, la levantó y al hacerlo cayó un labial(tap tap), lo recogió y se llevó ambas cosas con él.

En su mesa sacó la bufanda, la tela era suave, delicada al tacto, con flores rojas y amarillas; al mover el labial se desprendían visos de colores como un arcoíris. No lo pensó dos veces, lo tomó entre sus dedos pulgar e índice y con un delicado ademán fue aplicándolo en sus labios de un extremo al otro, sus labios color rosa pálido fueron pintados con un tono tornasol, intentó jugar con la luz y dependiendo de la longitud de ésta así mismo se realzaba un color entre los
demás.

No lo podía creer, se sentía maravillado por lo descubierto y a la vez temeroso. Se limpió bruscamente con la manga de su camisa y se decía para sí, ¿qué estoy haciendo?, una y otra vez.

La noche siguiente escuchó voces provenientes del quinto piso, se acercó sigilosamente y cuando creyó estar en la habitación dejaron de oírse. Esperó atento cualquier movimiento y comenzó a sentir frío en sus hombros.

Una voz le susurró al oído -No te ocultes de ti mismo.

Orlando salió gritando rumbo al primer piso, fuera del edificio, asustado con el cuerpo bañado en sudor frío y la respiración entrecortada, se detuvo frente a él y lo miró de arriba abajo.

-Hola -gritó desde la puerta, -Hoolaa

Nadie respondió su llamado, decidió esperar unos minutos para entrar nuevamente; eran las tres de la mañana y solo quedaban dos horas para que su turno termine, son solo dos horas se decía en su mente.

Dio pequeños pasos desde la puerta, hacia su escritorio y una vez allí se desplomó en el sillón; encendió la radio e intentó encontrar una emisora; pero la luz comenzó a parpadear.

-Hola Orlando somos Gabriel y Andrés

Orlando no supo qué hacer, el hombre que habló era delgado con pantaloneta y camisa de colores; a su lado otro más fornido de traje oscuro, ambos se encontraban a dos metros de Orlando.

-¿Quiénes son ustedes?

-Somos inquilinos, vivimos aquí, y tú eres como nosotros. La hemos oído susurrar, ella quiere salir de allí pero tú la detienes.

-¿A quién?, ¿De quién están hablando?

-De la mujer que vive y desea salir dentro de ti, hay días en que te duermes tan profundamente que caminas sonámbulo por las habitaciones, mirándote en los espejos, aplicando labial en tus labios y pasando seductoramente entre nosotros.

Orlando no sabe qué es lo que ocurre, en su cabeza comienza a recordar creyendo que eran sueños.

-Eso no es nada Orlando, el otro día usaste tacones y vestido, dijiste que se lo habías quitado a una señora que pasaba cerca al edificio. El vestido y los zapatos los has guardado en el cajón de abajo, compruébalo tú mismo.

La piel se le puso de gallina, había leído el artículo en el periódico, una mujer fue asesinada según la policía por la ropa y zapatos que llevaba puesto, ya que su cartera aún continuaba intacta junto al cadáver.

Orlando abrió el cajón suavemente y allí lo vio, un vestido amarillo con flores de todos los colores que hacían juego con la bufanda. Debajo se encontraban los zapatos, tacón de
puntilla color amarillo y en la punta rojo, puede ser sangre pensó.

-No estoy seguro de lo ocurrido, quizá fue alguien más quien puso esto aquí. Pero yo no he sido.

Orlando se quedó dormido y a las 4:30 se dirigió al salón de al lado del edificio, allí vivía una joven con su abuela; Orlando les llevaba queso de vez en cuando pero esta vez él iba por algo que deseaba desde hace ya cinco meses; el vestido rosa de la joven, un vestido que desde el día en que visitó a la familia y lo vio, no podía dejar de soñar con tenerlo, sentir esa suave tela sobre su cuerpo, con sus delicados pliegues.

Abrió la puerta de la joven y cayó al instante, la abuela lo esperaba del otro lado; sabía que su nieta sería la próxima, se desvelaba cada noche observando los movimientos de su amable asesino.

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4 comentarios

  1. 1. pajesur dice:

    Hay párrafos un poco confusos, la ortografía no está mal y lo mismo que la sintaxis.
    Has escrito con mucha imaginación que parece tan real y palpable.
    Adelante.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 20:48
  2. 2. John Doe dice:

    Hola Fralis, me ha gustado tu relato, la trama es emocionante y engancha, es intensa y genera preguntas, pero también creo que la narración es algo confusa, desde el primer párrafo hasta en final que no termina para mi claro está de llenar del todo, yo hago la invitacion a revisar la puntuación y la estructura para aclarar más la narración y en mi opinión ha my momentos que desconectan al lector y no aporta mayor cosa, como la aparición de los tres personajes, te invito también claro esta que repito de nuevo es mi opinión nk más puedo estar errado a que te enfoques en el aspecto sicológico de tu personaje como lo haces al inicio. En todo caso buen relato.

    Soy tu vecino de arriba por si quieres pasarte. Buena suerte y éxitos.

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 22:23
  3. 3. Lucrecia Gordillo dice:

    Fralis
    Gracias por tu comentario (María Lucrecia, 34) el fantasma aún está ahí, celebrando la liberación.
    Tu historia me tomó por sorpresa. Primero pensé que eran seres que habían muerto, después que era su imaginación, luego comprendí la doble verdad. ¡qué fuerte!

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 15:14
  4. 4. Josè maría dice:

    Hola Frails tu relato tiene partes buenas y otras que lo que hacen es liar al lector que en tan pocas palabras no puede sentir la confusión de Orlando.Mi relato es el 65 .

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 17:04

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