Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Gracias, papá - por Alf

El hombre se transformó en pecado cuando comió de aquella manzana. Pero ¿acaso importaba si la manzana era verde, amarilla o roja?

Era el día de mi noveno cumpleaños. Yo pedaleaba en mi nueva bici. La brisa primaveral me impulsaba sobre el asfalto. Parecía un niño feliz.

Hasta que me dejé llevar demasiado. Tropecé donde no debía. Perdí el control. Caí de forma desastrosa. Comencé a gritar y llorar de dolor. Toda la calle salió a ver qué ocurría… menos mi padre. Él estaba dentro de casa, bebiendo cerveza tras cerveza con Ronald, mi padrino. Dudo que esos gritos agonizantes significaran algo para ellos en su estado.

De entre todos los que se asomaron por simple morbo, solo un hombre corrió hacia mí en cuanto me vio y decidió ayudarme. Se llamaba Sam. Era nuestro vecino. Un médico querido por muchos, casado y con una hija, Martha. Martha y yo éramos amigos, pero solo podíamos jugar juntos en el colegio porque mi padre no me dejaba acercarme a ella.

Sam me cogió en brazos y me llevó rápido a mi casa. Al entrar, mi padre y Ronald bebían y reían enfrente de la tele. Se levantaron de un brinco en cuanto nos vieron.

“¡¿Qué haces?!”, le gritó mi padre a Sam.

“Su hijo tiene el brazo dislocado. O se lo recoloco ahora, o no dejará de gritar hasta que llegue al hospital”, respondió Sam.

Me tumbaron con cuidado en el sofá. Sam le pidió a mi padre que me cogiera de la mano. A mí me dolía demasiado como para pensar en nada… Hasta que Sam por fin realizó el movimiento. En ese momento, pensé en muchas cosas. En que me gustaría que mi madre estuviera viva, o mi padre menos borracho, o que nunca me hubiesen regalado esa bici.

Durante años en forma de segundos, sentí el mayor dolor de mi vida.

Por fin, paró.

Mi padre me miraba preocupado. Ronald había ido a la cocina. Supuse que a por algo para el dolor. Sam respiraba aliviado mientras sacaba un caramelo de su bolsillo. Estiró el brazo para que yo lo cogiera.

Pero un ruido explosivo asaltó la sala entera.

El caramelo se escurrió por la mano de Sam y cayó al sofá. Poco después, vi cómo era el propio Sam quien caía. Tras él, estaba Ronald, impasible, sujetando una vieja pistola de mi padre.

Me quedé mirando fijamente el cuerpo empapado de sangre del hombre que me acababa de ayudar. Yo intentaba procesar todo lo que acababa de ocurrir en apenas unos segundos.

Mi padre empezó a acariciarme la cabeza con suavidad y me preguntó si estaba bien. Yo no sabía qué responder. Lo único que fui capaz de expresar fue que el brazo me dolía menos ahora.

“Eso está bien”, dijo mi padre.

Dejó de acariciarme la cabeza, miró al sofá y cogió el caramelo que se había caído de la mano de Sam. Lo miró de cerca durante unos segundos, se lo metió en la boca y empezó a saborearlo lentamente.

“¡Uuuummm! Me encantan los caramelos”, dijo mi padre.

Hubo un silencio; que se rompió cuando Ronald se acercó al cadáver de Sam y le habló directamente.

“Gracias, puto negro”, sentenció.

Pasó un tiempo hasta que pude asimilar algo de lo ocurrido aquel día. Por supuesto, mi padre y Ronald declararon que había sido por defenderme, que ese loco me tenía en brazos, desvalido. Que se negaba a soltarme para que me llevaran al hospital y a salir de su propia casa.

Que había basura suelta que merecía morir.

Por supuesto, al fiscal John Miller, orgulloso defensor de la América conservadora, le parecieron razones suficientes para justificar lo que pasó aquel día.

Así es como ocurrió o, al menos, como yo lo cuento. Claro que… para vosotros no es nada nuevo.

Veréis, no creo que importe que la manzana fuese de un color u otro. Creo que el pecado reside en morder la manzana. Ni más, ni menos… Aunque, en realidad, no creo en la Biblia, así que qué voy a saber yo.

Pero en lo que sí que creo es en algo que me enseñasteis vosotros aquella vez. Algo que no he podido entender hasta diez años después. Y os doy las gracias por ello.

Gracias, John.

Gracias, Ronald.

Gracias, papá.

A pesar de todo lo que sufrí. De todo por lo que pasé.

Ahora lo sé. Teníais razón.

Hay basura suelta que merece morir.

¡Uuuummm! Me encantan los caramelos.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

9 comentarios

  1. 1. Alf dice:

    Hey! Comento un momento para decir que, justo después de escribir el relato, me entraron ganas de escribir una pequeña melodía en no mucho tiempo que creo que puede ser curiosa a la hora de acompañarlo; como si tuviera su propia banda sonora (?) XD. En fin, no es gran cosa, pero ahí está.

    Aquí os dejo enlace a mi Google Drive, que es donde lo he subido, por si queréis echarle un oído. Creo que podéis escucharlo directamente sin descargarlo: https://drive.google.com/file/d/1fAjWjsSddkJFpLRQk-xzDZ3USyml9-ba/view

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 12:32
  2. Hola Alf,
    Un texto cuidado el que ofreces al taller. Me gusta como se resuelve con una voz narrativa en primera persona, en tiempo pasado y como resuelve el paso a tiempo presente cambiando la segunda persona, para meter el remache final, acategórico y atemporal. Buen trabajo sin duda. Gracias por ofrecerlo.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 19:05
  3. 3. Jose Manuel Alende dice:

    Buenas Alf.
    La idea del texto es muy clara y ofreces unas imágenes muy claras a lo largo del texto.
    No obstante, a mi parecer, encuentro un par de cosas que podrían plantearse de otro modo:
    – A pesar de que el texto tiene un ritmo muy rápido, al introducir tantos personajes en un espacio tan corto, me ha costado seguir que hacía cada uno de ellos y quien había muerto en el momento del disparo. Con una lectura rápida hacia atrás, se vuelve a entender pero simplemente, plasmo mi sensación como lector para que puedas tenerlo en cuenta.
    – La otra cuestión que se me ocurre es que, si utiliza la metáfora del pecado y la manzana, ¿por qué el personaje no cree en la biblia después? A mi parecer, tendría más sentido en el caso de que el personaje tuviese una carga religiosa y si no, trataría de utilizar una imagen distinta.
    A pesar de estos comentarios, decirte que la música se me ha quedado corta para el relato y le da más sentido a su lectura. He disfrutado leyendo y te animo a continuar haciéndolo.
    Un saludo.

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 11:07
  4. 4. Alf dice:

    – Luigi Callieri: Gracias por tu comentario; muy franco y bien expresado.

    – Jose Manuel Alende: Sobre el primer punto, he intentado tener cuidado con eso (nadie se pierde más con los nombres que yo); aun así, veo que contigo no ha funcionado bien. Para que te hagas una idea, utilicé una serie de recursos para que la escena clave no resultara confusa: Hay 4 personajes y 2 de ellos son inconfundibles, el narrador de niño y el padre (sin nombre ninguno de los dos para simplificarlo dentro de lo posible). Los otros dos personajes que quedan son Ronald (al que le asigno el rol de padrino y amigo del padre para que se pueda asociar a esa figura clara del padre) y Sam, a quien le dedico anteriormente un párrafo entero para que no sea un personaje más que aparece por ahí, sino que te quede claro quién es Sam… Aun así, cuando todo se desata, especifico: “Me quedé mirando fijamente el cuerpo empapado de sangre del hombre que me acababa de ayudar.” Así intento que quede aún más claro a quién acaban de disparar, por si con lo de antes no era suficiente y te confundías entre Sam y Ronald… Y bueno, luego está el juez John, que no creo tenga demasiada importancia.

    Sobre el segundo punto, que no crea en la biblia es precisamente la gracia. Por un lado, establezco que el padre, Ronald y el juez John son personas creyentes del cristianismo al decir que Ronald es padrino y que John es partidario de la américa conservadora (en la cual el cristianismo más extremista cumple un papel importante) y es por ello por lo que simpatiza con el acto de matar a una persona negra.

    Así pues, el motivo por el que el prota les habla del la biblia es para restregarles el hecho de que el odio que predican por parte de los seres humanos no sale de ese libro, porque él mismo lo acaba de leer y no encuentra interpretación posible en esas palabras, pese a no creer en ellas, a partir de la cual se pueda entender que debe odiarse a otras personas. Que la religión a la que se acogen solo es una excusa para justificar ese odio y que es un odio que solo nace de ellos mismos, al igual que el odio que ha nacido de sí mismo y que lo ha llevado a querer matar a su padre, a su padrino y al juez.

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 22:04
  5. 5. HUGO dice:

    Hola Alf:

    Gracias por haber comentado mi texto. Acabo de leer el tuyo y te digo que me gustó muchísimo. Desde el título hasta el final. No tuve problemas de interpretación, me resultó claro, llevadero y con buen ritmo.

    Te comento algunas cositas a modo de sugerencia:

    “Parecía un niño feliz.” Esto me gustó porque dice solapadamente que no era feliz.

    “Tropecé donde no debía.” ¿Hay un lugar donde sí debía tropezar? Quitaría “donde no debía”

    “…casado y con una hija, Martha. Martha y yo éramos amigos,” En este párrafo hay dos sujetos Jon y Marta. Es conveniente tener solo un sujeto por párrafo. Además se repite Marta con la sola separación del punto y seguido.

    ”A mí me dolía demasiado como para pensar en nada… Hasta que Sam por fin realizó el movimiento. En ese momento, pensé en muchas cosas.” Si bien se entiende, me hizo un poco de ruido leer que no podía pensar en nada y en seguida que pensó muchas cosas, creo que en el medio habría que rellenar esos puntos suspensivos, o quitarlos porque, en mi caso produjeron una interrupción de la lectura porque no les encontraba sentido.
    Hay cacofonía entre movimiento y momento.

    “Durante años [,] en forma de segundos, sentí el mayor dolor de mi vida.” Estaría faltando una coma. Además no comprendo cual es la forma de segundos. ¿Significa que por momentos sentía el mayor dolor de su vida?

    “Pero un ruido explosivo asaltó la sala entera.” Quitaría “entera” porque se sobreentiende, es imposible que se escuche solo en una parte de la sala.

    “…”Creo que abusas de los puntos suspensivos; es como si le avisaras al lector que ahí hay un momento de suspenso y puede sentirse subestimado, porque está todo perfectamente explicado con palabras.

    “…creo en la Biblia, así que qué voy a saber yo.
    Pero en lo que sí que creo es en algo que…” Hay cinco “que/qué “juntos entre el fin de un párrafo y el inicio del siguiente.

    “A pesar de todo lo que sufrí. De todo por lo que pasé.
    Ahora lo sé.” Se produce cacofonía.

    Repito que el final es excelente, pero creo que el recurso (y el abuso) delos puntos suspensivos puede no causar el efecto deseado. Todo depende del lector.

    Felicitaciones, espero que nos sigamos leyendo.

    Hasta la próxima.
    Hugo

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 01:40
  6. 6. marazul dice:

    Alf, hola
    Tu relato está cargado de ironía. Desde el título hasta el final. Ese es el rasgo que lo hace diferente.
    El hecho de que al final nos descubras que el médico era negro, nos explica el porqué el padre, racista, no le deja jugar con Martha. Bien dosificada la información.
    Un buen relato, Alf
    Saludos

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 14:50
  7. 7. Ofelia Gómez dice:

    Hola Alf
    Impecable el relato del adulto recordando aquel día de su noveno cumpleaños.

    “Parecía un niño feliz” un primer detalle que se comprende luego a lo largo de la historia.

    Bien logrados los personajes, el padre y Ronald, dos borrachos. Sam, el médico, que después nos enteramos de su raza. John Miller, un fiscal como debe haber algunos todavía.

    Presentas la primera parte como un terrible recuerdo del pasado, luego pasas al presente, y entre ambos, diez años de quién sabe que experiencias para ese muchacho, que finalmente decide ser juez y verdugo y cometer una locura.

    Es verdad, el color de la manzana no es lo importante.

    Saludos y espero volver a leerte.

    Escrito el 27 marzo 2019 a las 01:18
  8. 8. Laura dice:

    Hola Alf.
    Tu relato es impecable, la postura del narrador es lo que más me impresiona. Te felicito por ello. Yo no lo puedo manejar.
    Se encuentra el “justificativo” del asesinato por el color del médico (pobre!) y en la sociedad en que está inmerso (el juez facil de convencer).
    Con relación a la cantidad de personajes,no tuve problemas. Y soy de los que se pierden.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 27 marzo 2019 a las 11:53
  9. 9. María Jesús dice:

    Hola Alf: Muy bueno tu relato, me ha impresionado tanto la forma en que está narrado como la temática. No dejas cabos sueltos, para mi gusto has creado un texto redondo. Felicidades.
    Saludos desde el 114.

    Escrito el 30 marzo 2019 a las 11:58

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.