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Azúcar - por Anémona

Azúcar.

El hombre se transformó en hormiga. Se miró en el trastabillado espejo y se sintió satisfecho con el resultado.

En secreto, a Paquito le emocionaba formar parte de cualquier grupo, aunque nadie lo diría, pues su extrema sobriedad y rectitud lo envolvían en un manto de respetabilidad y era considerado un hombre seco y reservado por sus compañeros de trabajo. Pero ahora era una hormiga y se sentía libre, lleno de energía y dispuesto a unirse al hormiguero.

A lo lejos se escuchaba la algarabía de la gente y música alegre, « soy dulce como el melao…. alegre como el tambor… ¡azúcar!»
—Allá voy —pensó Paquito meneando el abdomen.

Dio los primeros pasos intentando no tropezar, cuando el ruido de unas latas rodando y unas risitas apagadas lo frenaron.

Era de noche y no entraba mucha luz en la sastrería abandonada, solo la de una farola se filtraba por el escaparate, medio tapado por una cortina raída. Se quedó paralizado en el viejo probador, escuchando.

El murmullo de voces parecía provenir de la entrada de la tienda. Pudo discernir al menos cuatro voces diferentes, al rato ya pudo distinguir algunas palabras de la conversación y estaba casi seguro de la posición de los intrusos.
—Si, aquí, detrás del mostrador estaremos bien —dijo una de las voces.
—¡Oye, tía!, cuidado con las botellas —escuchó decir a otro entre el ruido del trajín de bolsas — que son de cristal y si también se te caen nos vamos a tomar solo los refrescos.
—Es que no veo bien, con esta careta, y este culazo, voy chocando con todo….

Las risitas en la decrépita sastrería, y la música a lo lejos, habían dejado a Paquito en una encrucijada. Salir de su escondrijo, o no salir, esa era la cuestión.
Intentaba pensar, se giró un poco y se vio de nuevo reflejado en el espejito, la imagen lo tranquilizó.

—¡Bah! Nadie me reconocerá. Es la gran fiesta de la hormiga del carnaval, y no se me ve ni un pelo —pensó — son solo unos chavales haciendo botellón.
Deseaba tanto salir a bailar, desahogarse, correr por las calles detrás de las charangas, bañarse en confeti, formar parte de algo alegre protegido por la seguridad que le daba su máscara de hormiguita.

—Pues el gilipollas del profe de Física, nos ha puesto tareas como para parar un tren — escuchó decir a una de las jóvenes voces, cuando ya se había decidido a salir del probador —se piensa que como él es un amargado, nos va a fastidiar el carnaval.
—Yo paso de ese tío, es un reprimido —dijo otro— siempre con su rollito y su voz de pito, «la fícica ez muy impoztante» —añadió en tono burlón moviendo el dedo índice hacia sus compañeros.

Unas risas indisimuladas rompieron en hilillo de seguridad que aguantaba de Paquito. Se le bajaron las antenas, sudaba debajo de su disfraz como si lo hubieran puesto a dar clase desnudo delante de una horda de adolescentes. Estaba perdido, había reconocido a los chicos, para ser más exactos, se había reconocido a sí mismo en la comedia que acababa de representar uno de sus alumnos.

Pero la música seguía sonando a lo lejos « azúcar, azúcar negra…». Sentía la llamada de la fiesta. El corazón le latía fuerte, sentía calor en la cara y en un arrebato, un impulso que le llenó de adrenalina como nunca, salió corriendo de su escondrijo y pasó como un rayo por delante de los chicos, haciéndoles una peineta, cruzó la puerta como alma que lleva el diablo.

Solo un día al año se desahogaba Paquito, y se permitía ser lo que nunca era: alegre; y hacer lo que nunca hacía: reír, bailar y mezclarse con la gente vulgar (como él definía a la gente divertida el resto del año). Para ello tenía que ponerse un disfraz, a escondidas, pues no se permitía la frivolidad de salir disfrazado de su urbanización. ¡Qué pensarían de él los vecinos!, que falta de seriedad, quien lo diría de un señor tan formal, haciendo el payaso por las calles. Nadie se lo esperaría de don Francisco.

Ese era su drama, su complejo, cada año deseaba en secreto que llegase el carnaval para ponerse de nuevo la máscara, ¿o sería más correcto decir quitársela?
Quien sabe…

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14 comentarios

  1. 1. Eric Milne dice:

    Hola Anémona!
    Me divirtió mucho tu texto. Todos necesitamos salir de la rutina de vez en cuando, me encanta el contraste entre su vida diaria y la forma en la que busca desahogarse y divertirse.
    Aunque al principio pensé que se había convertido en una hormiga de verdad y tuve que releer el texto cuando iba por la mitad.
    ¿Esa fiesta de carnaval es real? Y si es así, ¿dónde la celebran?

    Saludos!

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 23:00
  2. 2. El unicornio lector dice:

    Hola anémona!

    Disfrute mucho leer tu relato, me pareció original. La verdad es que pensé que lo de la hormiga era literal, así que tuve releerlo para entender, pero creo que ese fue un buen toque.

    Un saludo 🙂

    Escrito el 16 marzo 2019 a las 23:50
  3. 3. Sanpatricio croquetero dice:

    Hola Anémona.

    Interesante texto. Me gusta mucho el comienzo, parece que el protagonista se transforma realmente en hormiga.

    Espero poder seguir leyendo tus textos.

    Un saludo

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 20:35
  4. 4. Anémona dice:

    ¡Hola, compis!

    Gracias por vuestros comentaríos, la verdad es que la intención de que pareciera que el protagonista se convertia en hormiga de verdad, era esa; para luego descubrir que era un disfraz. En sentido figurado, sí se convierte en hormiga, él se siente otra cosa distinta a su ser habitual cuando se pone el disfraz.

    El texto está inspirado en una fiesta de carnaval que se celebra en Laza (provincia de Ourense en Galicia). Es una de las fiestas más ancestrales y genuinas que existen.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 20:50
  5. 5. Lunaclara dice:

    Hola Anémona,
    La verdad es que tu relato engancha. Hace pensar algo distinto al lector al principio, y luego le sorprendes con la verdad.
    La lectura es fluida y muy divertida, hasta me sacaste una carcajada cuando el protagonista sale corriendo del probador buscando su libertad.
    El perfil psicológico lo has retratado a la perfección. Chapó. Muchos lectores podrían verse reflejado en él.
    Felicidades!!

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 17:41
  6. Hola Anémona,
    Me gusta este trabajo que ofreces.Está redondo. Es un cuento ni más , ni menos ¡Ahí es nada!!
    Hay TEMA, hay ARGUMENTO, hay TRAMA ¿qué más pedir?
    El Paquito “Samsa” que propones al principio está muy logrado, y así lo confirman los comentarios. Acabamos creyendo que estamos asistiendo a una “Metamorfosis” en toda regla y al final se confirma que en realidad así es aunque no sea como aparentaba al inicio. Muy bien administrada la TRAMA y muy atemperado el ritmo.
    Únicamente EMDO, tal vez quedase más fresco y ligero el relato sin el párrafo final. El lector agradece que se le dé alguna opción para imaginar sin que se le empuje a ello. Ya sabes, que el relato es tuyo y así debe quedar constancia jejeje Gracias por este aporte tan gratificante.

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 18:36
  7. 7. Shulito dice:

    Hola Anémona,

    Me ha encantado tu relato, corroboro lo que mis compañeros han manifestado en sus comentarios, al principio me atrapó la idea de una transformación corporal y luego con un desarrollo magistral nos convences que no es así. El texto es muy dinámico, original y perfectamente planteado. Excelente trabajo.

    Espero poder volver a leerte en el futuro,

    Gracias por tu compartir esta historia con todos nosotros,

    Un abrazo,

    Shulito,

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 10:48
  8. 8. Anémona dice:

    ¡Hola, compis!

    Gracias por vuestros comentarios tan animosos. Estoy muy contenta de que os haya gustado el relato. Espero seguir aprendiendo y compartiendo.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 13:07
  9. 9. Linzano dice:

    Hola Anémona!
    Tu relato ha sido como refrescarte bajo una cascada después de una caminata desfallecedora.
    ¡Qué bien has sabido entrelazar los diálogos y la trama del cuento!
    Con un vocabulario más que decente, un guión original y unas pinceladas de humor muy
    divertidas, logras envolver al lector placenteramente.
    Mis congratulaciones.
    …lo prometido es deuda, te seguiré “ explorando “.

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 19:32
  10. Gracias por tu “Azúcar”, Anémona. Me ha encantado hasta el punto de no leerlo con mirada crítica, disfrutándolo. Luego ya sí me fijé en como lo hiciste y me pareció, me parece, una delicia.
    Además de tener todos los componentes que te han señalado para un buen trabajo, está vivo y se sale de la pantalla, ya te digo.

    Gracias compañera. Un placer.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 19:19
  11. 11. María Jesús dice:

    Hola Anémona: Muy ingenioso tu relato, pensé que al protagonista le habías convertido realmente en hormiga e ibas a describir su vida en esa organizada comunidad, pero has dado un giro al relato muy acertado. Pobre hombre triste que espera un único día al año para divertirse. Me ha gustado.
    Saludos desde el 114.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 19:32
  12. 12. AnaRosa dice:

    Hola, Anémona.
    Desde el comienzo hasta el final quede atrapada, como toda una hormiga en un tazón de azúcar.
    Cuántos de nosotros usamos disfraz porque somos incapaces de ser auténticos, ser tal cual somos.
    ¡Excelente!

    AnaRosa

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 01:08
  13. 13. Laura dice:

    Hola Anémona.
    Me ha gustado tu relato, muy bien logrado como escena. Sinceramente fui de los que creyó que realmente se transformaba.
    Muy buenas las reflexiones.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 25 marzo 2019 a las 12:33
  14. 14. Ofelia Gómez dice:

    Hola Anémona
    Has escrito una historia original y muy entretenida, de lectura ágil. Cuántos don Francisco querrían ser Paquitos, o tal vez al revés, tal como tú dices.

    Un psicólogo se haría un festival con este personaje y sus problemas de autoestima y sociabilidad que disfraza con un exceso de formalidad y reserva.

    No entendí “Unas risas indisimuladas rompieron en hilillo de seguridad que aguantaba de Paquito” ¿Tal vez sea “el hilillo de seguridad”?
    Faltan un par de tildes en un “sí” afirmativo y en el “Quién sabe” final.

    Ha sido un placer leer tu relato. La escena de los chicos invadiendo el espacio y el profesor en plena huida hacia la fiesta es muy graciosa.

    Felicitaciones. Un abrazo

    Escrito el 26 marzo 2019 a las 04:28

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