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MARIPOSEANDO - por Amilcar Barça

Web: http://caminodehierro.net

El hombre se transformó en mariposa. Llevaba tiempo pensando en cómo hacerlo y no halló mejor medio que encerrarse en una bolsa de plástico a modo de crisálida a la espera de que le crecieran las alas.
—Oye tronco ¿estás seguro de que te saldrán alas?
—A falta de veces que hemos volado. Unas alas nos vendrían dabuten. ¿No te parece?
—Jo, no veas la de viajes que nos hemos metido sin levantar el culo del suelo. Montaos sobre un unicornio níveo, mola cantidubi. Pero estos que ahora quieres emprender me parecen mucho más peligrosos. ¿Te has fijao en la de metros que hay hasta el suelo? Yo no pienso estar aquí cuando lo intentes; la pasma, al primer pringao que echaría el guante sin preguntar que había pasao sería a mí, echándome la culpa de haberte empujao. Y lo mismo que no averiguó porqué ardió el rascasuelos, les importaría una mierda si yo era culpable o solo una víctima de las circunstancias. Y además, me acusarían de haber quemado el rascasuelos, ni que tuviera complejo de Nerón. Me piro ya, antes que te crezcan las alas. Si te arrepientes, en el puente de la M-30 o la estación de Atocha estaré. Por si te apetece echar unas rayas y hacer un viaje astral metidos dentro de una alcantarilla, que es más segura. Pero ahora, cuanto más lejos de ti, mejor.
Esta escena transcurría semanas después de que el edifico Wilson de Madrí, ardiera por los cuatro costados; circunstancia que a los amigos les había venido de perlas para okuparlo e instalarse a todo tren en la penúltima planta. Cierto que olía a chamusquina que tiraba p’atrás, pero la vista y el alquiler, bien merecían la pena.
Todo surgió a raíz del último desfile carnavalero en el cual Tiffany, como gustaba llamarse Ricardo, desfiló con unos zancos que le aupaban setenta centímetros del suelo y unas alitas modelo Madame Butterfly o Campanilla, que no lo tenía claro. Se creyó tanto el papel representado, que dedicó su inmenso tiempo libre a fabricarse un sueño.
Había visto en el cine a algún prota que salía volando desde lo alto de una torre de pisos, así que puso manos a la obra. Lo de encerrarse en la bolsa de plástico, lo hacía para dejar turulato a su tronco que acabó creyendo todo cuanto Ricardo le contaba. Solo había un inconveniente: él también se creyó su propia fantasía.
Poco a poco se confeccionó un traje, tal y como creyó ver en las pelis y lo fue probando. ¿Cómo? Pues empezando los vuelos desde los pisos inferiores colocando un buen montón de materiales para amortiguar el trompazo. A partir del cuarto piso, cambió de opinión y táctica. Esto no tiene ningún futuro a menos que quiera acabar en La Almudena prematuramente.
Usando la poca cordura que le quedaba llegó a una conclusión: si quiero volar, lo haré en un parapente o como se llame. Mañana empiezo. Con su traje de Superman puesto, decidió que era la hora de hacerse una rayita que más pareció una línea continua en una recta —prohibido adelantar— de kilómetros. Ya ciego total y a oscuras, se acercó peligrosamente al abismo. Un tropiezo oportuno hizo el resto.
—Uaaaahhhhhhhh —mientras caía. Instintivamente extendió los brazos y sin conciencia de lo que realmente sucedía, voló, voló y voló, como la calandria de la canción. Un repentino chapuzón lo descabalgó del caballo. No se entretuvo en averiguar si fue el Manzanares o el estanque del Retiro, su pista de aterrizaje.
A la mañana siguiente, los vigilantes descubrieron el traje de Superman en las aguas. Nunca averiguarían de qué forma llegó allí. Ricardo, tampoco volvió a poner un pie en el edificio Wilson.

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11 comentarios

  1. Hola Amílcar,
    Me gusta este texto que presentas al taller. La metamorfosis que planteas queda clara. El argumento también y en la trama tal vez mereciera la pena introducir algún matiz.
    Puede ser conveniente separar de forma más nítida la primera parte, de acojone y vacile al colega (crisálida de plástico) de la segunda parte realizada (vuelo de Ícaro). Igual con un espacio entre párrafos mayor, o una voz narrativa más marcada (aunque ya la hay insinuada).
    En línea con lo anterior, EMDO Las dos últimas frases, o por lo menos la última, quitan fuerza al texto. Solo con una frase tipo : Los vigilantes descubrieron un traje de Supermán en las aguas tal vez fuese suficiente. No sé, en cualquier caso es tu relato y lo que decidas está bien.
    Un abrazo y gracias por ofrecerlo

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 19:47
  2. Luigi, no pensaba participar y el relato lo escribí el día 15 por la tarde. Ello no es atenuante para que pueda estar o no correctamente coordinado. Casi siempre escribo sobre la marcha y releo para ver si he repetido palabras o frases sin que ello garantice su invulnerabilidad. Ya sabes que soy muy primitivo o primario y no me pierdo en disquisiciones internas. Al pan, pan, y al vino de Aragón, que los hay muyyyy buenos. Gracias por tu visita y comentario. salu2

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 23:58
  3. Por cierto, para quienes desconozcan Madrí, el edifico “Wilson”, es uno que ardió completamente para tapar los chanchullos financieros de un banquero mucho listo. El Manzanares, es un rio que atraviesa la ciudad; el Retiro es su paaarque y la Almudena, la catedral y el cementerio. La M-30, autopista de circunvalación y la estación de Atocha, estación de FF.CC. de cercanías y AVE. Y haciendo caso a Luigi, no leáis las dos últimas frases.

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 00:08
  4. 4. Beba dice:

    Hola, Amílcar: Buen relato, bien trenzado con un lenguaje pulcro (salvo los “deslices” del amigo de Ricardo, aunque pueden ser localismos)Me ha gustado especialmente el diseño de tus personajes; me parecen proyecciones de Don Quijote y Sancho Panza. Genial la mixtura entre realismo y fantasía. Y sí; coincido en que pierde fuerza con las dos oraciones inales; pero ya te has redimido con el último consejo a tus lectores. Un saludo.

    Escrito el 23 marzo 2019 a las 03:19
  5. 5. Labajos dice:

    Increíble, Amílcar. Lástima que los que no sean del Foro, se pierdan todo el salpichirri local. Yo que llevo treinta años fuera del imperio de Neptuno y Cibeles, casi me deshago en lagrimones como un gallego en Ceuta. Para los que no lo vean claro, pues que Madrid (Madríz o Madrí para los castizos), también tuvo su lenguaje local, o chane, como prefiramos. Decir que fue premonición llamar Rayito al equipo local, un puntazo de la chispa madrileña. Sólo quitaría el contaminado “cantidubi”. Uno de Chamberi en la diáspora.
    Abrazos.

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 02:34
  6. Beba, gracias por tu comentario y visita. salu2

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 13:33
  7. Labajos, No he podido menos que sonreír con tu comentario. Lo de un gallego en Ceuta, me ha llegado. Contaminación hay mucha ¿qué haríamos sin algo que nos justifique? aunque no mole cantidubi, llena hueco. Un abrazo. Gracias por comentar

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 13:38
  8. 8. Osvaldo Vela dice:

    Hola Amilcar.

    Que genialidad de relato has presentado en esta ocación. Creo que puliste tus letras antes de plasmarlas: !vaya que si lucen!.

    El texto que nos regalas esta vez, me tenia con el coxis, o la punta de mi columpio, con ligero sostén a mi silla de lectura procurando no reír, pues si lo hacía, mis sentas irían a dar sin remeda al suelo.

    Déjame decirte que yo solo sonreía mientra mi intelecto se carcajeaba.

    Yo, aunque ajeno a la geografía que muestras, me sentí a mis anchas ante el escenario que despertabas en mi mente.

    Me pareció única la razón del atrevido experimento; lo hizo para dejar turulato a su compa, lo malo fue que el también terminó convencido.

    Gracias por un paseo que me llevó por pelis de otros tiempos a la roma de Nerón, a una naturaleza que ya no se observa hoy en día. Con sus crisálidas y mariposas, o, a escenarios con Madame Butterfly o Campanilla

    El traje de Superman flotando sobre el agua, donde yo imaginaba que el traje le quedó grande a quien lo usara y simplemente se le escurrió con el clavado igual que le sucedió a mi traje de baño en la piscina municipal y yo totalmente en cueros. Recuerdos de una niñez que no volverá.

    Solo me resta darte las gracias por lo grandioso de un relato que me llevó a muchas partes y me regresó a mi silla de lectura sano y salvo.

    Salu2 y un fuerte abrazo de mi parte.

    En este momento, en coplas de mis recordares, yo vuelo, vuelo y vuelo como la calandria de la canción.

    Gracias.

    Escrito el 26 marzo 2019 a las 15:23
  9. Caramba Osvaldo, con cosas tan agradables como las que dices, uno se infla como un pavo y tras decir muchas veces que ya vale, que no participo más, al final siempre retorno. Un abrazo amigo.

    Por cierto, cuando yo tenía cuatro años, mi padre me tocaba y cantaba con el violín “Vuela, vuela, Palomita”, película mejicana sobre un torero llamada, “ORA PONCIANO”, de 1936/7

    Escrito el 26 marzo 2019 a las 20:32
  10. ¡Qué fascinante fantasía, Amilcar!
    Nos llevas paso a paso, sin respirar, con esa narración y descripciones que te suministra tu imaginación y nos zarandeas con los cambios que le introduces al desenlace.
    Además, te ríes de nosotros con esos términos arcaicos o extravagantes.
    Muchas gracias por tus aclaraciones sobre los sitios de “Madrí”.
    No tengo observaciones de forma.

    Escrito el 28 marzo 2019 a las 01:18
  11. 11. Amilcar Barça dice:

    Gracias Carlos por tu amabilidad. A veces, algo “realista” puede resultar más entretenido de escribir que una fantasía surreal. salu2

    Escrito el 28 marzo 2019 a las 23:41

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