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Amores que matan - por Ulises Vidal

Amores que matan
El hombre se transformó en víctima.
—¡Suelta el cuchillo! ¡Suelta el cuchillo! —le rogaba él.
Habían estado discutiendo con la esposa en la cocina. Ella con rabia tiró la computadora de él al piso, tomó el cuchillo que estaba sobre la mesa, y le apuntó mientras lo miraba fijo a los ojos.
—¿Qué te pasa? —insistía con angustia—. ¿Es que me quieres matar?
—¡Atorrante! ¡No sirves para nada! —le gritaba ella mientras se le acercaba con la respiración cada vez más fuerte y agitada. Le disparó dos puntazos, uno le alcanzó la tetilla izquierda. De inmediato abandonó la habitación y huyó hacia la calle; todavía seguía viendo esas imágenes de la infancia, las que también perturbaban su sueño. Su padre regresaba del trabajo borracho, cerraba dando un portazo, tomaba a la madre del cuello y le gritaba: «¡Loca, estúpida!» Para ella reservaba la bofetada que le recordaba que no debió de haber nacido: «Estás de más, yo no quería hijos.»
Mientras tanto, él desde el celular llamó a una ambulancia. Lo ingresaron en el Servicio de Urgencia, donde aseguró que se había provocado la herida en un accidente doméstico cuando manipulaba un cuchillo. Pero, ante lo sospechoso de la situación, las autoridades dieron aviso a la policía, la que inició una investigación y tomó testimonio a la familia.
Llevaban dos años de casados. A las pocas semanas, él se sorprendió por los cambios de comportamiento de ella.
—Yo soy la que trae el dinero a casa, así que lo menos que puedes hacer es darme la cena sin esa cara.
Era cierto que el mayor aporte era el de ella, no obstante así lo habían acordado. Él trabajaba medio día en una oficina y se ocupaba de las labores de la casa hasta que terminara de rendir las últimas materias de Administración y Dirección de Empresas.
A las agresiones verbales se sumaron las físicas. En una de las tantas ocasiones, ella lo arañó y si bien él se había jurado no utilizar la fuerza contra ella, le puso una denuncia policial. Se burlaron de él: «¡No seas maricón! ¡Vete a tu casa y regresa la próxima vez!»
Sin embargo, hasta su jefe había querido hacer la denuncia por maltrato ya que en varias oportunidades fue a trabajar con moretones. Incluso, los compañeros de oficina declararon que él había renunciado a las salidas con ellos, cansado de las escenas de celos y amenazas que lo esperaban a su regreso: «¡Elige entre tus amigotes o yo!», le repetía ella. «Como sigas llegando tarde a casa, un día me vas a encontrar muerta.»
Llevaba un mes en el hospital y los testimonios se sucedían.
«Ella tiene una herramienta muy poderosa que es su cabeza», acusó la madre. «Una vez, le propinó un cabezazo, trastabilló, cayó y se rompió el tabique nasal.»
«No tenía capacidad de reacción abrumado por las críticas de ella», confesó el hermano. «Además, porque creía en las promesas de ella, de aceptar una terapia.»
Algunas veces, él lograba superar la sensación de impotencia. Por un tiempo, ella lograba convencerlo y convencerse de que el amor de los dos era todopoderoso. «Eres mi única esperanza», le decía llorando. «Si me dejas, me mato.» Entonces, él se sentía el más fuerte y pensaba que unidos podían luchar contra el mundo. «Me da rabia que me trates así», le decía. « Insisto, busca la ayuda de un psicólogo.» Sin embargo, ella se resistía a los terapeutas y la tregua duraba hasta el próximo estallido de violencia de ella. Y así, la historia volvía a repetirse en espiral.
Antes de quedar detenida acusada de maltrato, aunque parezca gracioso, la mujer alegó a su favor:
—¡Ya está bien! ¡Me cansé! El me atacó antes y yo no he hecho otra cosa que defenderme.
Por su parte, él fue dado de alta a los dos meses con una cicatriz que le había enseñado que el amor no duele ni tampoco produce daño. Comenzó una terapia y se separó de ella. Terminó la carrera. Años después, formó un hogar con otra mujer y tuvo una hija.

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12 comentarios

  1. 1. Lucrecia Gordillo dice:

    Ulises: Nunca he comprendido por qué una mujer se deja tratar mal por su marido que supuestamente debe amarla. Tú lo has enfocado a la inversa y creo que es de igual manera inaceptable. En cuanto a la redacción siento que se confunden las dos situaciones. Sus recuerdos y la de la mujer violenta. El último párrafo, que hace función de epílogo, le quita la fuerza que trae tu historia. Saludes, María Lucrecia (34)

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 03:55
  2. 2. Otilia dice:

    Hola Ulises Vidal:
    Gracias por leer y comentar.
    Un tema muy actual, pero me temo que de toda la vida. Los datos dicen que el 90% de los casos de violencia doméstica son de hombre a mujer, el resto son ellas las agresoras. Luego está la violencia de género. Me ha gustado la historia.
    Me ha sacado de la lectura este párrafo: “todavía seguía viendo esas imágenes de la infancia…” Creo que es la mujer la que recuerda al padre maltratador y según los psicólogos origen de su violencia. En mi opinión podías darle una vuelta, poner punto y aparte,…
    Buen trabajo. Saludos.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 11:55
  3. 3. Laura dice:

    Hola Ulises.
    Gracias por pasar y dejar tu comentario.
    Con relaciòn a tu texto, creo que lo que intentas mostrar es mucho para la extensión de los relatos. Tienes allì muchas situaciones. Tal vez podías haberte centrado en la discusión, reflejàndose allí los recuerdos de él, la violencia de ella y terminar con los comentarios de los policías que lo atienden por la denuncia.
    Me parece bien que hayas elegido la violencia hacia el hombre, que creo que está mucho más tapada que la de la mujer por el nùmero de casos (y lamentablemente no se toca la violencia hacia los niños y los animales, mucho màs ocultas).
    Todo esto está agravado porque en muchos casos las mujeres aportan más que los hombres al hogar, lo que puede disparar estas situaciones de violencia.
    Me quedó algo raro lo de disparar dos puntazos, creo que es mejor tirar dos puntazos. Lo de disparo considero que se aplica a armas de fuego. No pude encontrar esa expresiòn, pero nadie tiene la ùnica verdad.
    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 12:55
  4. 4. isan dice:

    Hola Ulises:
    Nos sorprendemos cuando nos narran una violencia del tipo de tu relato, pero no hay que minusvalorarla. Es la misma aunque lo cierto es que los porcentajes son abrumadoramente mayores en sentido contrario. Dicho esto, no ha dejado de hacerme gracia que el arma poderosa de su mujer fuera su cabeza. No por lo que pensara, sino por los cabezazos.
    Creo que este final que termina bien es demasiado perfecto. Es decir, no haría falta especificar pormenorizadamente el que terminara la carrera, que formara otro hogar y tuviera una hija. Bastaría con dar una pincelada de que rehízo su vida o que se liberó.
    Ha sido un placer.

    Escrito el 17 marzo 2019 a las 23:06
  5. 5. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola a todos! ¡Gracias por los comentarios!
    Uno de las bases de la personalidad de la mujer violenta es la humillación, especialmente a manos del padre, la falta de apoyo de la madre ya que también era una mujer golpeada y la experiencia directa del maltrato en el hogar. Una víctima que con el tiempo se transforma en una mujer maltratadora. De allí que haya incluido las pesadillas que la acosan, para justificar su personalidad.
    Es cierto que el final le quita fuerza a la historia. Gracias por la observación. ¡Aceptada!
    Respecto de la palabra «disparar dos puntazos», me apoyé en al acepción “disparar con violencia una cosa” con el objeto de subrayar la violencia que la mujer ejercía sobre él.
    Gracias por las opiniones que me ayudan a pensar y seguramente a reescribir el cuento.
    Ya me pasaré María Lucrecia por tu relato.
    ¡Hasta la próxima propuesta!

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 00:40
  6. 6. Lucrecia Gordillo dice:

    Gracias Ulises por leerme. Tienes razón, vamos a “mover” un poquito al fantasma. Saludes, maría lucrecia

    Escrito el 18 marzo 2019 a las 17:42
  7. 7. Sergiodammerung dice:

    Muchas veces mostrar una situación en el sentido inverso al habitual hace que aprecie bien la gravedad de la situación. La idea es original, pero creo que deberías haberte centrado en una parte de lo que cuentas. Da la sensación de que quieres comprimir mucho las cosas. En realidad, a este relato lo que le falta es espacio. Quizá lo quieras convertir en algo más largo, ¡podrías hacerlo! 😉

    Escrito el 19 marzo 2019 a las 17:59
  8. 8. Ulises Vidal dice:

    Sergio, muchas gracias por tu sugerencia. La tendré en cuenta.
    Hasta la próxima y espero que nos sigamos leyendo.

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 01:41
  9. Hola Ulises.
    Me ha encantado tu historia. Desgraciadamente también existe el maltrato sexista de la mujer al hombre y es mas habitual de lo que parece. La diferencia es que no hay fuerza física, sino psicológica con lo que no suele haber huellas exteriores, pero son tan dañinas o más.
    Los compañeros ya te han corregido bastante, sin embargo a mi me han encantado los párrafos finales.
    Una observación: Al principio dices”Habían” estado discutiendo con la esposa en la cocina”. Supongo que se te ha colado la “n”.
    Felicidades y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 marzo 2019 a las 18:39
  10. 10. Ulises Vidal dice:

    Gracias Ismael por tu comentario!
    Sí. Se me coló el plural, pero no corresponde porque son dos los que hablan.
    Hasta la próxima!

    Escrito el 21 marzo 2019 a las 16:02
  11. 11. Vespasiano dice:

    Hola Ulises:

    Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.

    El tuyo me ha parecido sorprendente por la valentía que has demostrado al denuciar la violencia doméstica que en muchos casos permanece oculta por la vergüenza del hombre al verse señalado como un calzonazo.

    Felicidades. Seguiremos leyéndonos.

    Escrito el 22 marzo 2019 a las 22:17
  12. 12. María Jesús dice:

    Hola Ulises: Tu relato es estremecedor, la temática es dolorosa aunque el maltrato que tratas sea a la inversa en la mayoría de los casos, yo estoy segura de que hay muchos hombres que pasan por ese calvario.
    No obstante yo creo que lo has escrito de una manera un tanto precipitada o no lo has revisado los suficiente y algunos párrafos generan confusión. Pese a todo se me ha hecho muy ameno.
    Saludos desde el 114.

    Escrito el 24 marzo 2019 a las 21:41

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