Imanol - por itzister@gmail.com

El día anterior recibí una llamada de un antiguo compañero de la universidad. Me sorprendió porque no era precisamente uno de los compañeros con los que la relación fue más estrecha. Tan sólo recordaba bien que era muy pelirrojo, un chico corpulento, algo simplón y muy aficionado al surf.
Accedí a ir y me comprometí sin pensarlo mucho, a pesar de que yo soy de las que no va nunca a este tipo de reuniones.
Llego pronto. No me cuesta encontrar su casa porque Imanol fue muy preciso explicándome cómo llegar. Tal y como me había descrito la casa, en cuanto la veo, la reconozco. Una casa antigua, pero muy arreglada, con un buen trozo de jardín alrededor y unos cuantos columpios desperdigados por el terreno.
Bajo del coche y camino cruzando el jardín alfombrado por cientos de margaritas que habían brotado agradeciendo el sol que, desde el comienzo del día, nos regalaba una preciosa mañana. Camino despacio esperando que alguien saliera a recibirme al oír el motor de mi coche, pero no aparece nadie, ni siquiera se escuchan voces. Alcanzo la entrada de la casa y grito: ¡Imanol!, pero nadie contesta… llamo a la puerta…nada. Me decido a empujar la puerta y ésta cede y se abre. Sin atreverme a entrar, vuelvo a decir el nombre de Imanol cada vez en un volumen más alto…nada.. Doy unos pasos hacia el interior empezando a sentirme bastante inquieta, al no recibir respuesta de nadie… Todo está muy limpio y quieto. Rebaso la entrada en penumbra porque las puertas de las habitaciones que parten de allí están cerradas. La única que está abierta es la de la cocina. Me atrevo a asomarme y veo una preciosa cocina rústica. No huele a nada, parece como si allí no estuviera programada ninguna reunión alrededor de una comida, lo que aumenta mis temores..¿me habré confundido de día, ¿de casa?. Como estos pensamientos empiezan a ser cada vez más amenazadores, salgo de la casa corriendo, como si alguien me estuviera persiguiendo.
Me tranquilizo un poco al salir al jardín de nuevo… pero la confusión y la intranquilidad no me abandonan, al no ver a ninguna persona conocida…ni desconocida..no veo a nadie…hasta que aparece ella…
Oigo unos pasos tras de mí y, al volverme, me sobresalto al ver a una mujer casi a punto de chocarse conmigo. Es algo más baja que yo, morena con greñas que le llegan hasta su trasero y con gesto duro; su mirada es fría y parece enfadada. Al ver mi cara de susto, ella me increpa con un gruñido indicándome que no soy bien recibida y con un gesto de su brazo me señala la carretera para que me vaya. Acierto a decir que estoy buscando a Imanol, como si eso fuera a tranquilizar a mi nueva aparición. No sé si la tranquiliza…pero su gesto cambia radicalmente. Su mirada antes gélida pasa a ser inmensamente triste, casi al borde del llanto y la furia que se apoderaba de su cuerpo hacía un instante se transforma en un abatimiento tal que parece como si acabara de caerle un enorme peso encima. Seguido, oigo su voz. Casi en un susurro dice: Imanol y el niño se fueron…aquella bestia se los comió… Yo me quedo helada. Pienso que la pobre mujer está chiflada y empiezo a pensar con rapidez cómo decirle que ya me voy, subirme al coche y desaparecer antes de que sea ella la que me coma a mí. Pero soy incapaz de huir porque en ese momento, aquella mujer parecía la criatura más frágil que nadie haya visto. Siento tanta pena al mirarla que acierto a decir un lo siento que no parece ni mi voz, por lo débil y temblorosa que me sale. Ella pierde la mirada en el horizonte y, como si estuviera trasladándose a otro momento en el tiempo, repite: ellos estaban en el mar, padre e hijo juntos, como todos los sábados, con sus tablas y aquella bestia apareció y los mató…tras un silencio aterrador, le pregunto si había sido un ataque de un animal, de un tiburón quizás… pero ella ya no me escucha. Su mirada continúa perdida y emprende su marcha alejándose de mí, esta vez con pasos lentos y pesados cruzando el jardín de mi compañero Imanol…
Voy hasta mi coche y en medio de tanta confusión se me agolpan las preguntas: ¿quién me llamó, entonces?, ¿Por qué he venido yo sola a este lugar?, ¿quién es la mujer con la que he hablado?