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La atracción de un instante - por Helena Sauras

Web: http://www.helenasauras.com

Faltaban manos para servir mesas. Inspiré y salí con una bandeja llena de bebidas.

Nunca olvidaré el momento en el que lo vi. Se me cortó la respiración al comprobar que tenía la cara más bonita que había visto en mi vida.

Me tembló la voz al hablar con él y las palmas de mis manos empezaron a bañarse por el sudor. Sonreí y le dediqué una mirada simpática.

Mi intención era dedicarle algo de tiempo, pero mi corazón galopaba al contacto de sus ojos. Rápido, me dije, será sólo un momento. No quería continuar con la tarea de servir, aunque debería. Estábamos a tope de clientes.

Dejé la bandeja reposando en su mesa. Nunca me habían acompañado con tan solo una mirada. Su voz resonaba y las palpitaciones de mi cuerpo se aceleraron. Un calor placentero me recorría todas las terminaciones nerviosas. Sentí la atracción de un instante.

No sé si era por su cabello, por su gesto seguro o porque aquellos labios me invitaban a bailar.

Me explicó que solía viajar a menudo por la comarca, pero tonta de mí, no lo había visto en mi vida. Seguro que me acordaría de una persona así. Le faltaba algo para llegar a abrazarme por completo. Por unos segundos pensé que no me importaría que me acariciara lento.

Me secuestró los pensamientos y, al final, mi jefe me reclamó dando un golpe en la mesa y me tuve que ir a la cocina.
Acabé fregando cacharros, una pila innumerable de platos y vasos. Al salir, él ya se había ido.

Desde entonces, soñé con volverlo a ver. No hay día que no me levante con esa esperanza.

***

Nunca olvidaré el momento en el que la vi aparecer. Iba cargada con una bandeja acercando bebidas a todos los presentes.

Me acercó un vaso y, mientras me abría la botella de Coca Cola con un abridor y me la servía, me sonrió. Su sonrisa era tierna como una margarita en el mes de abril.

Cruzamos unas pocas frases. No quería impresionarla explicándole que, el brazo que me faltaba era por culpa de un tiburón hambriento. Siempre alardeaba de ello cuando alguien me preguntaba. Había sobrevivido sin duda, pero me veía obligado a sacar pecho y a mentir.

Pero no me pareció bien hacerlo con ella. Con su juego de pestañas, me pareció una chica la mar de especial. Me fijé en su escote inexistente por el uniforme recatado. Se adivinaban unas curvas bien proporcionadas. Si la oportunidad me lo permitía, quería retardar en descubrirlas. Necesitaba primero conocerla. Mis pensamientos, sumados a la perdida de la noción del tiempo al contacto de sus ojos, se vieron interrumpidos.
Un golpe seco, su cara de disgusto y yo me quedé pasmado y sin reaccionar. Mis pupilas bailaban por todo su cuerpo al marcharse de allí.

Me quedé esperándola largos minutos hasta que el móvil que llevaba en la chaqueta empezó a sonar y sonar. Tuve que apartarme y salí corriendo del local.

Me informaron que la operación se había anulado y tuve que regresar a mi hogar. No podía levantar sospechas. Solo buscaba indicios del pasado para reparar el futuro. A veces era peligroso conseguir información. Por ello, había perdido mi brazo en un accidente laboral hacía algo más de unos meses.
Desconocía su nombre y tampoco sabía a qué año exacto había viajado. Nunca me acostumbré a ser un verdadero viajero del tiempo. Con mi misión abordada, vagué por el mismo restaurante en diferentes momentos de la historia.

Un día de 1960 vi a su jefe y le pregunté por ella. Recordaba vagamente la figura de su sonrisa cosa que me esperanzó. Luego me contó cómo sus labios de fuego recorrían su piel todas las noches hasta que se hartó de ella y la despidió. Sonrió de manera lasciva y le pegué un fuerte puñetazo en toda su cara con el brazo que me quedaba. No soporto a los acosadores.

El beso, que nunca le di a esa chica, se alargaba en mi mente de manera enfermiza. Me había obsesionado por un momento que acabé idealizando.

Son instantes inolvidables que perviven en mi mente. No quiero perder la esperanza de volver a encontrarme con ella en algún lugar del tiempo.

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5 comentarios

  1. 1. IreneR dice:

    Buenas, Helena.

    Me ha gustado mucho tu relato. Aunque contar una misma historia desde diferentes puntos de vista es una técnica muy usada, creo que has sabido mostrarnos las distintas situaciones de los dos personajes.

    Por poner algo que mejorar. Hay muchos párrafos de dos, tres líneas. Igual se podría mirar si no se podrían unir algunos, le daría más homogeneidad al texto.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:02
  2. 2. Luis Duque dice:

    Cordial saludo.

    Gracias por la lectura de mi relato y amables consejos, oportunos para continuar edificando las habilidades de este bello oficio.
    Me ha fascinado su relato, fluido, envolvente. Ha sido un verdadero gusto.
    Dos cosas: Creo que en la línea:
    “… Con mi misión abordada” la palabra es abortada ya que antes menciona la llamada en la que anulan la misión.
    Y en la línea:
    “…le pegué un fuerte puñetazo en toda su cara con el brazo que me quedaba.” Siento que es redundante, ya deja establecido que a este personaje le falta un brazo.
    Es sólo mi modesta apreciación, puedo estar equivocado.
    Nos continuamos leyendo.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 13:49
  3. 3. Laura dice:

    Hola Helena.
    Me ha gustado tu relato con las dos personas.
    Hay expresiones muy buenas en él.
    Creo que puedes omitir lo de abrir la gaseosa con el abridor.
    Por lo demás, una historia muy linda.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 22 abril 2019 a las 10:49
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Buenas noches Helena
    Has elegido un buen tema para tu relato. Una historia de amor entre la linda chica del bar y un viajero del tiempo.

    Te sugiero algunos cambios:
    “Me acercó un vaso y, mientras me abría la botella de Coca Cola con un abridor y me la servía, me sonrió.” Me parece que podrías cambiarla por: Me sonrió mientras habría la botella de Coca Cola y llenaba mi vaso.

    …explicándole que, el brazo que… no debería llevar coma.

    “Sonrió de manera lasciva y le pegué un fuerte puñetazo en toda su cara con el brazo que me quedaba.” Podría ser: Sonrió de manera lasciva y le pegué un fuerte puñetazo en la cara.

    Algunos puntos y aparte podrías cambiarlos por punto y seguido para no cortar tanto la lectura. En general se dice que los párrafos deben tener un promedio de 7 a 14 líneas, pero es privilegio del autor darles la medida que mejor le parezca.

    Espero no parecerte demasiado invasiva, tu relato es bueno y no olvides que mi opinión puede o no ser válida.

    Confío en que nos seguiremos leyendo en la próxima convocatoria.
    Un abrazo.

    Escrito el 23 abril 2019 a las 04:27
  5. 5. Attica dice:

    Hola Helena
    Me ha gustado mucho tu relato. En la primera parte echo de menos algo que me haga ver, o comprender, el porqué de esa atracción fulminante, cosa que sí aprecio en la segunda parte.
    En general, una historia interesante, entretenida y bonita.
    Un saludo

    Escrito el 29 abril 2019 a las 11:59

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