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Un reiterado pasaje - por Wiliam Torpa

Surge la continua mención sobre aquella semblanza transcurrida, entre los recelos de un hombre sin sendero, mediante la búsqueda hacia la ausencia del motivo. Nombró la hermosa palabra que identifica la identidad de su ambición « ¡Margarita!, ¡Óyeme Margarita!». Pero la dirección de su voz brotaba a través de un rumbo ilusorio del océano, desde la ubicación exacta del temor.
— ¡Adán! ¡Venga a estribor! —decía la joven ilusa, señalando el agitado estado del mar—. ¡Me pareció observar a un hombre entre las olas! —gritó para sobrepasar la intensa emisión sonora, ofrecida por la tormenta.
— ¿Dónde? —revisó impactado el acompañante.
— ¡Allí, allí! ¿Ves algo Adán?
— ¡Pudo confundirte alguna silueta del agua! ¡Volvamos dentro! ¡Hay que regresar a tierra! —sugirió elevando su expresión, Adán.
Descomponiendo el hecho tal como el suceso había otorgado, partían estremecidos al puerto adecuado. Insistía su mirada al retorno de aquel desconcertador reflejo, posado en la revuelta marea.
— ¡Escucho una voz, Adán! ¡No podemos regresar, hay que revisar! —atormentada le exigía Margarita.
— ¡No voy a arriesgar nuestras vidas! ¡Mira el oleaje! —sostenía firme el puente de mando.
Descubrió en sus manos una aconsejada respuesta, huyendo inquietado por la orientada indicación de unos prolongados sueños. « ¿Qué haría si durante su proceso de somnolencia dedujera el destino? ».
El ininterrumpido trayecto se desliza realizando el contorno de una esfera, existiendo un indefinido número de caminos prosiguiendo su ruta. Fui testigo de la advertencia del acto, pues la figura nombrada nos trasladaría a la temible sentencia, reanudándose las consecuencias que antaño surgirían ante el procesamiento de la vida.
Una fecha se alzó durante mi descanso, «5 de mayo del 1995», la portada de un diario conllevaría a mi revisión. Fue tan sobrecogedora la información requerida, que quizás fueron alterados mis sentidos. Aquel día, siendo la exacta fecha del comienzo de nuestra navegación, aunque recorriendo 20 años atrás, comencé a leer el contenido; « Una joven mujer, fallecería al ser atacada por un tiburón », pero incrementaba su tensión tras averiguar las posteriores frases del articulo; «Aun avistando el inapropiado estado del mar, navegaron al interior del océano, intrigados por la contemplación de un hombre sumergido, entre la intensidad del agua ». No finalizó mi incertidumbre, un instinto acelerado indujo a la comprobación de periódicos con la sucesión de la misma etapa en el pasado, mostrando a mi pavor una unión confusa ante la lógica comparación de la realidad. Roberto, Santiago, Francisco, sucedían al curso de la historia, repitiendo una trágica ocurrencia similar. Todos se incorporaban en su embarcación, compartiendo la estancia con una mujer llamada Margarita.
Escribo mi suceso para aliviar la consciencia, quizás la ventura entiende de una línea, como también son ejecutadas las recetas de cocina, transformándolas en una órbita para la evolución. Tal vez mi cobardía se alejó ausente de certeza, pero si aquel hombre retomaba desde un pasado, quiero justificar que debido a su presencia, hubiera provocado la intención del significado de la existencia… ¿No crees?.

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1 comentario

  1. 1. Amadeo dice:

    William:
    Me resultó un poco confuso el texto. Encontré muchos adjetivos ante puestos al sustantivo y eso me distrae. El exceso de gerundios hace pesada la lectura,
    También encontré distintos tiempos verbales, que considero errados.
    Sugiero lo leas en voz alta.
    Son mis opiniones como lector, por si te sirven

    Estoy en el 99 por si quieres leerlo y comentar
    Cordiales,saludos
    Amadeo

    Escrito el 17 abril 2019 a las 23:31

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