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Dr. Chevrolet - por G. King

El Dr. Harrison Chevrolet era un importante Físico-Químico norteamericano, profesor en la prestigiosa universidad de Harvard, tenía 75 años, era alto y delgado, siempre vestía de gris y usaba un sombrero Panamá color marfil. Viudo desde hacía unos diez años a causa de un accidente de auto, dedicaba todo su tiempo a su mayor investigación, el desarrollo de un reloj subatómico que podía adelantar o atrasar el tiempo.
Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, se presentaron ante su puerta dos oficiales del ejército de EEUU y le entregaron en mano un sobre con la leyenda Top Secret sellada en el frente con color rojo. Aquella carta solicitaba su presencia de forma urgente en el pentágono.
Apenas llegaron fue acompañado hasta una sala de reuniones, allí había solo 2 personas, el General Adams y el presidente Roosevelt en persona, quien luego de extenderle la mano lo invitó a sentarse.
—Dr. Chevrolet, gracias por venir, cómo se habrá enterado, hemos sido atacados sin previo aviso por los japoneses, sufrimos muchas bajas humanas y grandes pérdidas de armamento y materiales. Sabemos, de su trabajo y nos urge que lo termine, debemos regresar días antes del ataque para prevenir a nuestros soldados y minimizar las víctimas y los daños.
—Sr. presidente, estoy muy honrado por haber sido convocado, será un honor servir a mi país y ayudar a salvar tantas vidas.
—Gracias, no debemos recordarle que la “Operación tiburón” es ultrasecreta y esperamos novedades cuanto antes.
Tomo papel y lápiz y escribió una lista con todo lo necesario y se lo extendió al general, este revisó la lista y un tanto confundido le consultó:
—Esto es verdad??
—Por supuesto, cada cosa, y lo necesito de inmediato por favor.
El prototipo funcionaba con 16,5 volt y esa energía exacta era brindada por un generador del tamaño de un auto mediano cuyo combustible debía ser exclusivamente el polen extraído del centro de las Chrysanthemun Leaucanthemum, era tal la cantidad de combustible necesaria para hacer un viaje que el Dr. había hecho sembrar más de cien hectáreas en los campos de la universidad y en un gran laboratorio con las más estrictas normas de higiene se encontraban unas veinte alumnas deshojando margaritas y colocando sus centros amarillos en bolsas herméticamente cerradas.
A las pocas horas el general estaba de vuelta con todo lo necesario, incluidas unas seis toneladas de polen para energizar el prototipo, acompañó al Dr. hasta el lugar destinado a su trabajo y en el camino le explicó que había nuevas órdenes y debían viajar hasta dos semanas antes del ataque japonés, de esta forma ellos podrían atacar a los japoneses antes de que salieran y evitar tantas bajas y pérdidas materiales.
El Dr. quedó conmovido con esta noticia, al informarle de la operación la idea era prevenir a Pearl Harbor, no atacar a los japoneses, de esta forma se salvarían vidas en territorio estadounidense, pero habría miles y miles de muertes inocentes en japón.
Decidió entonces escapar, no permitiría que esto sucediera con su ayuda.
Pero ¿cómo?
Estaba en el pentágono.
Tenía su prototipo, podía viajar a una época en donde en ese lugar no hubiera nada y luego volvería a la época actual, pero en otro lugar, una vez allí sería más fácil.
Perfecto tenía un plan y no había tiempo que perder.
Programó entonces el reloj para viajar unos mil años atrás y luego volver a la actualidad pero a las coordenadas exactas de su casa, puso en marcha el generador y en cuanto tuvo la energía suficiente para ambos viajes presionó el interruptor y desapareció literalmente en el aire, cuando abrió los ojos se encontraba en un enorme desierto sin nada a la vista a kilómetros de distancia, entonces chequeó las coordenadas y se dispuso nuevamente a viajar pero esta vez, según su plan, a su casa, volvió a accionar el mecanismo y en un instante estaba en el jardín.
Era extraño, estaba muy cuidado y lleno de flores como cuando su esposa se ocupaba de él, luego de su muerte nadie había siquiera regado aquel jardín.
Entró rápidamente y ante su sorpresa encontró a su esposa en la cocina:
—Hola Harry, llegaste temprano, estaba por tomar el auto e ir a comprar algo para preparar la cena.
En ese momento el Dr. Chevrolet se dio cuenta de todo, estaba en su casa la misma tarde del accidente, pero solo unos minutos antes.
—No te preocupes cariño, iremos a comer al restaurante de la otra calle. —Dijo.

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4 comentarios

  1. 1. David Rubio dice:

    Hola, G. King
    Bueno, con este relato tenemos un argumento para toda una película o novela. Es uno de los que me suceden así que intentaré comentarte con mayor extensión.

    En cuanto a la historia en sí creo que contiene dos tramas diferenciadas. Por un lado, el accidente que enviudó al protagonista y, por otro, el intento de cambiar el pasado. Me gusta mucho más el trato que le has dado a esta segunda. En ella muestras una motivación inicial, la de evitar la tragedia, pero le sabes dar una vuelta de tuerca cuando ese buen propósito se convierte en un intento por fabricar otra. La extensión requerida no da para profundizar en las consecuencias de ello, pero te centras en la bondad del científico para justificar su deseo de no ser causa de otra masacre. ¡Cuántos científicos del experimento Philadelphia se habrán arrepentido por haber fabricado la bomba atómica!

    En cambio, no me acaba de convencer la primera trama, la del fallecimiento de la esposa. Puedo pensar que el científico intentaba construir esa máquina del tiempo para volver atrás y salvarla, pero no lo veo. Primero por la edad. Aunque toda muerte es dolorosa, si él tiene 75 ella debería rondar una edad parecida. Si no es por el accidente, pronto moriría por otra cosa. En segundo lugar, el final suena como azaroso. Salva a su esposa pero no porque haya querido hacerlo, sino porque casualmente la máquina lo devolvió al momento anterior del accidente. No porque él quisiera llegar, simplemente se lo encontró. Creo que habría que afinarla.

    Por otro lado, es un poco inverosímil que el científico no sea preciso respecto a qué año va a viajar. Al pasado, “unos mil años”; al futuro justo antes del accidente. Alguien así debería ser muy preciso en cuanto al destino elegido, salvo que hubiera algo que trastocara sus planes.

    Respecto a la forma. La narración fluye bien. Quizá los diálogos son demasiado explicativos para tratarse de personajes que ya conocen lo que hay. Por lo demás te dejo esta lista de cosillas que he visto. Transcribo la frase y te anoto entre paréntesis:

    * “…dedicaba todo su tiempo a su mayor investigación, (Dos puntos en lugar de coma) el desarrollo de un reloj subatómico que podía (pudiera, es más adecuado) adelantar o atrasar el tiempo.
    • “… y le entregaron en mano un sobre con la leyenda Top Secret sellada en el frente (el lector ya visualiza dónde va este sello, no hace falta puntualizar “en el frente” con color rojo.
    • El 2 mejor en letra.
    • Dr. Chevrolet, gracias por venir, cómo (este como no es exclamativo, va sin acento. Por otro lado, cambiaría la coma: “… por venir. Como…” por un punto) se habrá enterado,
    • Sabemos, (esta coma sobra. Si lo lees en voz alta lo verás) de su trabajo
    • El Dr. o el Sr. no pueden ser la norma, sino la excepción. Puede ser aceptable cuando va acompañado del nombre (el dr. Chevrolet) pero jamás se utiliza la abreviatura para sustituir el nombre. (No “que el Dr. Había hecho; sino “que el doctor había hecho”)
    • Tomo (falta la tilde: Tomó) papel y lápiz y escribió…
    • —Esto es verdad?? (¡Noooooo! Esto afea muchísimo un texto. —¿Esto es verdad?)
    • “y en un gran laboratorio con las más estrictas normas de higiene” La frase es muy poco literaria, parece de un prospecto. Tampoco es necesaria. En un laboratorio del gobierno, con alta tecnología ya suponemos que debe ser perfecto.
    • “—Hola (falta la coma vocativa: —Hola, Harry)Harry,

    Bueno, espero que algunas de estas consideraciones, por supuesto, personales te sean de utilidad.

    ¡Saludos!

    Escrito el 18 abril 2019 a las 13:44
  2. 2. Osvaldo Vela dice:

    Hola G King.

    Que bonito es tener una historia que contar. Pero más bonito es que está tenga en su narrativa las dos cualidades más grandes del hombre: el honor y el amor.

    El honor mantuvo en el científico el convencimiento de por querer evitar una tragedia, causará una peor.

    Mientras que el amor le dió la segunda solución. Era preferible viajar al pasado y salvar a su esposa del accidente.

    Te felicito por lo interesante de la historia al hacer del viaje a su casa como mera casualidad.

    Sala de juntas en lugar de sala de reuniones. Pero es solo mi sentir. Tu eres el capitán del barco de esas letras.

    El honor es pariente más cercano del amor al prójimo que de un patriotismo mal encaminado.

    Un abrazo y felicitaciones.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 11:51
  3. 3. El Apuntador Mudo dice:

    Hola G King, aquí vengo a disfrutar de tu relato y a devolverte la visita.

    Nada creo que pueda añadir en lo formal al comentario expuesto por David. Es una gran historia a la cual este formato se le queda muy pequeño. Pero el intento tiene su mérito. El que no resulten evidentes los valores representados por el protagonistas es algo positivo y de agradecer para el lector.

    Por otro lado, los viajes en el tiempo aparejan el tener que convivir con tu otro yo de esa época temporal. Algo que no es fácil de resolver cuando hay tan poca distancia temporal entre los dos. Puesto que en tu relato podrían parecer gemelos para su esposa, acertadamente no los haces coincidir en tu relato.

    He disfrutado de tu historia y he aprendido con su lectura.

    Nos leemos, saludos.

    Escrito el 22 abril 2019 a las 22:36
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Hola G.King
    No coincido con David acerca de que no vale la pena salvar la vida de una persona de 75 años. Dejando de lado ese tema, encuentro que algunos de los detalles que te ha indicado ayudarían mucho a perfeccionar tu texto.

    Me ha gustado mucho leerte, has ideado una trama interesante, algo que podría suceder… Se habla de tantos experimentos secretos que el de tu historia puede ser uno más.

    Tu personaje no es un científico frío dedicado solo a su invento. Tiene honor, y amor por la humanidad.

    Espero seguirte leyendo en próximas convocatorias. Ha sido edificante.

    Un saludo

    Escrito el 1 mayo 2019 a las 14:58

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