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Tiempo sin viento - por Maurice

Web: http://mauricenipapaian.blogspot.com

Tiempo sin viento

Contemplaba el lecho de barro cuarteado mientras caminaba por la vieja costanera. Lo que otrora estaba cubierto de oscuras y heladas aguas, que iban y venían del océano a pocos kilómetros de allí; ahora se mostraba como una planicie yerma que terminaba en las mesetas de la rivera opuesta.
A ella le pareció desconocido aquello. Jamás imaginó en lo que podría convertirse este lugar con los años. Se detuvo. Afirmándose contra la baranda, observó la playa de la ría recordando los sitios donde, con su padre se asentaban para pescar “pichones” de tiburón, como cariñosamente nombraba a los cazones. Los pensamientos le arrancaron una sonrisa, cuando la imagen de su madre maldiciendo en la cocina ─limpiando peces─, aparecía vívida ante sus ojos.
Se había graduado de Ingeniera Nuclear en 1955. Debido a sus condiciones curriculares, logró acceder a la beca ofrecida por la Universidad de Princeton. Estando allí, se integró al proyecto de Hugh Everett, un ignoto físico que desarrollaba la teoría de los universos paralelos. Desde entonces su vida quedó vinculada a la física cuántica para siempre. Después que ingresó por el túnel, no pudo regresar a su tierra natal, ni a su tiempo.
Ahora, por un anacronismo del destino, el acelerador de partículas la había lanzado en este sitio que alguna vez fue suyo. No obstante, el lugar parecía muy lejano a la realidad de su pequeña ciudad, ─confinada en el cono sur americano─, cuando partió de allí… ¿cincuenta, cien años atrás? ¿Quién lo sabía? Tampoco le importaba demasiado. Estaba triste, muy triste por la transformación de la tierra de su tiempo.
Margarita continuó su marcha exploratoria a través de la ciudad desierta. Percibió la ausencia del viento, amigo inseparable de la estepa patagónica. Su cabello se mantenía ordenado y quieto, extrañándose por no sentirlo volar como juguete del vendaval. Se preguntaba qué había sucedido con el planeta. Quizá fuera por la indumentaria que vestía, pero tampoco le hacía frío. Empezaba a dudar. ¿Se trataba de la misma ciudad de antes solo que transformada en el tiempo? ¿O se hallaba en la misma época de entonces ─cuando partió a los Estados Unidos─ pero en una dimensión paralela?
Se acercó al único indicio de vida humana que halló desde que empezó a estar en ese lugar, y en ese tiempo. El anciano, con la mirada fija vaya a saber en qué recuerdo, sin que su atención se perturbara demasiado por la presencia de la mujer, sin salir de sus meditaciones, dijo que muchos habían marchado de allí. Que las personas que quedaban se habían concentrado en un reducto más al sur, cerca del estrecho de Magallanes.
─Pero… ¿y las casas, esos edificios? ─preguntó Margarita señalando el núcleo urbano que se extendía a cien metros de donde se hallaban─. ¿Quién vive allí?
Esta vez, el hombre giró la cabeza hacia ella, extrañado por la pregunta.
─ ¿Usted de donde viene, niña? No sabe lo que pasó en los últimos años?
De alguna manera, la joven se sintió incómoda ante la pregunta retórica del viejito. Difícilmente entendería lo de su salto cuántico. Desde un lugar que no figuraba en los mapas. Pensó que lo mejor sería no responder; dejar que sus recuerdos lo empujaran a continuar hablando. No se equivocó. El hombre se dejó llevar por la nostalgia.
─Cuando los gringos vinieron a sacar el oro de San Julián, necesitaban mucha agua para el proceso. Al principio la chupaban de río arriba, cerca de la montaña. Pero después hicieron la represa. Entonces nos empezamos a quedar sin el agua, hasta que el lugar se transformó en esto ─indicó, levantando el mentón en dirección a lo que alguna vez fue un estuario.
La viajera, escuchando todo aquello, comprendió que transcurrió mucho tiempo. Después de su graduación, hasta marcharse a Norteamérica, las mineras no se habían instalado en la provincia. Más aún, no se conocía que hubiese yacimientos de oro. Se sentía entristecida y a la vez eufórica. Su ciudad natal ─tal vez todo el mundo─ había colapsado. A la vez comprendió que la teoría del loco Hugth era cierta, aunque quizá jamás logró demostrarla. No sabía cuánto tiempo estuvo deambulando por otros espacios, u otros tiempos; quizá por dos realidades al mismo tiempo, paralelas y simultáneas. Sin embargo, ¿para qué y para quién valía?
Se alejó lentamente, en silencio. Dejó al hombre erosionado por los años resignado con su precaria memoria. Quizá ella también debería someterse a su destino. El de un ser sin época ni espacio. Sin muerte.

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5 comentarios

  1. 1. Carmen Ramarama dice:

    Me gustó tu relato Maurice. Muy fílmico, muchas imágenes. Me quedo con un dejo de tristeza y espero que algo así no ocurra.
    Para pensar seriamente en lo que estamos provocando los seres humanos en la naturaleza.
    Si quieres leerme, estoy en el número 50, soy tu vecina.
    Hasta pronto

    Escrito el 17 abril 2019 a las 23:58
  2. 2. El chaval dice:

    Hola Maurice
    eN PRINCIPIO GRACIAS POR TUS HALAGOS A MI TEXTO
    En tu narración el problema de estar un tiempo fuera de tu hábitat, sin querer ya lo encuentras diferente, y si el humano se propone obligar a la naturaleza, es ya un desastre para los sentidos y la memoria.
    Felicidades y hasta mayo
    Saludos (52)

    Escrito el 23 abril 2019 a las 13:30
  3. 3. Mario Fernández dice:

    Hola, Maurice.

    Me ha gustado mucho la atmósfera que transmite tu relato. El ritmo muy bueno.

    Por hablar sobre la forma, hay momentos en los que el relato rompe con la concordancia temporal. La historia está escrita en pasado, pero has utilizado varias veces “ahora”. Yo los sustituiría por “entonces”, o “en aquel momento”.

    ¡Buen trabajo!

    Saludos.

    Mario

    Escrito el 24 abril 2019 a las 18:08
  4. 4. Laura dice:

    Hola Maurice.
    Nos has traído un relato-testimonio real, nada ajeno a nuestras realidades, bastante explicativo, pero necesario para comprender lo que deseas transmitir.
    Hay detalles que te han señalado muy acertados.
    Me han encantado las dos últimas frases, que resumen todo el sentimiento de tu protagonista.

    Mis saludos.
    Hastal a próxima propuesta.

    Escrito el 27 abril 2019 a las 23:31
  5. 5. termaycam dice:

    Hola Maurice, gracias por tus comentarios a mi texto (54).

    Me ha gustado la atmósfera que consigues evocar (he conseguido ver la imagen en mi cabeza), la elección precisa de las palabras, y el tono melancólico del texto en concordancia con los hechos.

    Enhorabuena! Buen texto!

    Nos leemos,
    Teresa

    Escrito el 29 abril 2019 a las 19:59

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