Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Margarita, eres muy bonita - por Jose Manuel Alende

El reloj marca las 21:46 y Luis todavía no ha llegado. Y aquí estoy yo, picando pimiento para el pisto. Cada vez llega más tarde pero eso ya lo sabía cuando me casé con él. Luis es un tiburón de las finanzas, muchas de las empresas españolas quieren contratarle porque siempre consigue subir sus acciones y otras cosas que me cuenta y yo no llego a entender. En ese tema, no compartimos el mismo idioma, aunque en realidad hace tiempo que no compartimos ningún idioma.
Recuerdo cuando me repetía “Margarita, eres muy bonita” y yo me echaba a reír porque me gustaba como él lo decía, con esa gracia andaluza que le caracterizaba. Un gaditano guapo, “con porte” que diría mi abuela. En esa época, Luis llevaba una melena al más puro estilo Nino Bravo y siempre iba con su traje gris italiano, muy elegante.
Hará ya más de cuarenta años que nos conocemos y habrán pasado treinta desde que escuchaba esa frase de sus labios. También ha quedado en el recuerdo esa gracia andaluza y esas risas. No llevábamos ni dos años juntos cuando nos casamos y nos vinimos a vivir a Madrid por un puesto que le ofrecieron en una empresa japonesa. Apenas un año después le ofrecieron irse a la sede en Japón y, desde ahí, hemos pasado por Laos, Corea del Norte, Tailandia y vuelta a Japón.
Toda una vida de lado a lado por su trabajo. Y yo encantada de poder conocer mundo. Aunque sola. No ha habido tiempo de hijos, que yo habría querido. O de amigos. O de acudir al entierro de mi madre, que en paz descanse. Todo ha sido trabajo. Su trabajo.
Escucho las llaves en la puerta.
– Ya estoy en casa, Margarita – y yo me digo a mi misma: “eres muy bonita”.
– Hola cariño, ¿qué tal el día?
No hay respuesta. Solo oigo pisadas en dirección a nuestro cuarto.
Salgo de la cocina para darle un beso y ya le ha dado tiempo a encerrarse en la habitación pero puedo oír gritos en japonés así que asumo que el trabajo no ha terminado y estará pegado a su Huawei y enfadándose por cosas que no llego a entender en un idioma que es imposible de comprender.
Más de media hora después, sale de la habitación y yo estoy sentada en la mesa con mi plato vacío y otro plato enfrente con un pisto frío.
– ¿Ya has terminado? ¿Te hago unos huevos fritos con el pisto?
– Fakku, fakku. – así se dice joder en japonés, eso ya lo entiendo porque lo oigo todos los días- Me tengo que ir otra vez porque un imbécil ha conseguido que un proyecto que teníamos se haya ido a tomar por culo. Guárdamelo en un tupper y ya me lo comeré cuando sea que tengo que ir al baño e irme cagando leches.
Me levanto y hago lo que me dice. Le guardo en el maletín una bolsa con el tupper, una botella de agua y una manzana, por si le da tiempo.
– Gracias, Margarita. No sé cuando llegaré.
Y la puerta se cierra. Recojo la mesa, sin prisa porque ya no puedo andar como antes, y me siento en el sofá. Sola. Otra vez sola. Me pondré alguna película de Tony Leblanc, que ya lleva años siendo mi mayor acompañante, y me iré a dormir.
Fakku.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Patricia Redondo dice:

    Fantástico, me ha encantado. Real como la vida misma y transmitido como tiene que ser, con sencillez, sin artificios. Y el final redondo. Fakku. Desde luego que si. Enhorabuena, te seguiré leyendo.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 13:00
  2. 2. MOT dice:

    Hola José Manuel.
    Magnífica dirección de la historia, excelente manejo del monólogo interior y de la primera persona.
    Me ha gustado mucho… ¡Y ese final, “Fakku”, la guinda del pastel! Enhorabuena.
    Saludos.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 18:19
  3. 3. bochi dice:

    claro…nos piden una cantidad limitada de caracteres…pero la historia podría seguir…es casi como una escena en una obra de teatro…me quedé con ganas…

    Escrito el 19 abril 2019 a las 22:01
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Hola José Manuel
    Muy buen relato. Tiene razón Bochi, nos quedamos con ganas de más.

    Te ha faltado un tilde en “yo me digo a mí misma”.
    El párrafo que comienza: “Salgo de la cocina para darle un beso…” me parece que necesita algunas comas.

    Son simples sugerencias, tu texto es demasiado bueno y es un placer leerlo y disfrutarlo.

    Felicitaciones y un saludo afectuoso.

    Escrito el 2 mayo 2019 a las 01:49

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.