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Bendito sea el alcohol, gran lubricante para socializar - por Jose Luis

Filomena, con una margarita en el pelo, se había arreglado para ser más atractiva. Por desgracia, Clodoaldo nunca se fijaría en ella porque sus cánones de belleza diferían abismalmente. El bar estaba abarrotado y la música sonaba frenética en la pista de baile. Filomena se pegó a Clodoaldo como una lapa.

—Clodoaldo, ¿quieres bailar?

Había familiaridad entre ambos porque estudiaron en el mismo instituto. Él la miró con sutil desprecio. Superficial y egoísta, lo último que quería Clodoaldo era tener sexo con ella por ser demasiado fea.

—Mira, no quiero saber nada de ti. Cada fin de semana con lo mismo. ¡Que no me gustas, tía! Búscate a otro.

Filomena, en cambio, nunca se rendiría. Lo veía de esta forma: “El que la sigue, la consigue”.

—¡Oído, cocina! Quizá en otro momento —dijo ella con una sonrisa gentil, mientras se apartaba. Nada de lo que él le dijera, por muy borde que fuese, hubiera podido espantarla.

Como un tiburón, Clodoaldo se acercó a la barra para observar mejor su territorio de caza. Las mujeres guapas eran los peces. Su intención era resistir la tentación de emborracharse, como hacía cada fin de semana. Intentaría llevarse a alguien a la cama sin privar primero. Nada de alcohol, pues, para disfrutar a tope y para poder recordar algo a la mañana siguiente…

«¡Nada de diversión!», pensó, apesadumbrado. Para él, ligar con chicas o bailar en el centro de la pista sin un “puntito” le quitaba toda la gracia a ser joven, guapo y mujeriego. Se había maqueado para algo. Al fin y al cabo, Clodoaldo representaba la quintaesencia del “metrosexual”. Mucha gente lo sabía, sobre todo las mujeres que se habían acostado con él. Lo admiraban porque tenía más cremas y potingues que una droguería.

Entonces tomó una decisión que cambiaría el rumbo de la noche. Clodoaldo pidió al camarero un chupito. Después inició una animada conversación con una mujer rubia predispuesta muy guapa y abierta.

Final A:

Cuando Clodoaldo abrió los ojos a la mañana siguiente, estaba tirado en su cama con la boca seca. En su memoria había un hueco y una resaca descomunal retumbaba en su cabeza.

No estaba solo. A su lado se echaba una figura humana tapada con la sábana. Trató de recordar lo que había pasado la noche antes. Se acordaba vagamente de la mujer guapa y abierta del bar, pero también de Filomena.

Agarró la sábana para levantarla lentamente y mirar el rostro de la persona que se ocultaba debajo. «¡Por favor, que no sea ella!», pensó, refiriéndose a Filomena. «¡Cualquiera menos ella!»

—¡Hola, machote! —dijo un hombre muy guapo con la tez de caoba—. ¿Qué tal has dormido?

—¡Maldito alcohol! —gritó Clodoaldo, poniendo los ojos en blanco. Había vuelto a suceder, otra vez…

—¡No, qué va! —replicó el desconocido—. ¡Bendito! ¡Bendito sea el alcohol!

Final B:

A la mañana siguiente Clodoaldo se despertó en su cama pero no estaba solo. Resacoso, con la boca seca, trató de recordar lo que sucedió la noche anterior, pero había un hueco en su memoria. No sabía quién había a su lado porque estaba escondido bajo la sábana hasta la cabeza. Tuvo breves fogonazos respecto de una mujer con la que había tenido un sexo antológico, pero no conseguía recordar su cara. Observó la figura que dibujaba la sábana. A la vista de los dos bultos situados encima del tronco, debía tratarse de una mujer. ¡Menos mal! Podía ser la guapa chica con la que habló en la barra del bar. Parecía muy suelta de cascos. Con repentinas ganas de repetir el polvo, Clodoaldo estiró la mano y levantó la sábana.

—¡Hola, mi amor! ¿Has descansado bien? —preguntó ella, toda sonriente.

—¡Filomena!

—Anoche estuviste genial. ¿Quieres repetir ahora mismo? Estoy dispuesta.

—¡Maldito alcohol! —gritó Clodoaldo, poniendo los ojos en blanco.

—¡Qué va! ¡Bendito alcohol!

Final X:

La mañana siguiente Clodoaldo se despertó en su cama con dos sensaciones; una conocida, en la cabeza resacosa, y otra nueva, en el trasero… Estaba acompañado por dos desconocidos: la mujer era de raza negra y el hombre era blanco.

Entonces el desconocido se giró hacia Clodoaldo y le dijo:

—¡Qué nochecita! ¿Tú también tienes una molestia? Es como si me hubieran puesto el culo como la bandera de Japón…

—Sí, hice un buen trabajo con los dos —dijo ella orgullosa, sacando de debajo de la sábana un consolador de tamaño gigante.

—¡Maldito alcohol! —gritó Clodoaldo.

—¡Bendito alcohol! —replicó el desconocido.

—¡Eso! ¡El mejor lubricante que existe! —sostuvo la otra.

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8 comentarios

  1. 1. IreneR dice:

    Buenas, Jose Luis.

    ¡Qué relato más original! ¡Me ha encantado! Siempre he querido escribir un relato de este tipo, de esos de “elige tu propia aventura”.
    Me gusta mucho cómo lo has planteado, y la verdad es que me sorprende que te haya cabido en solo 750 palabras. Para eso hay que tener mucho talento.
    Mis felicitaciones por el trabajo.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:15
  2. 2. Pepe dice:

    Hola Jose luis,

    Gracias por pasarte por mi relato. El tuyo me pareció muy bueno.
    En la forma nada que objetar, está muy bien construido. Además, es muy imaginativo y original, y es que me gustó mucho eso de las opciones, sobre todo en tan pocas palabras.

    Me engañaste, pensé que el tal Clodoaldo tendría una opción más acorde a sus apetencias, pero al final…

    No sé si querras decirnos que no hay que ampararse a que el alcohol tome nuestras decisiones. O Puede que quieras dar a entender que el alcohol sea un catalizador que desvele nuestro auténtico ser (who knows?), pero visto lo visto, con alcohol o no, al pobre Clodoaldo no le espera otra opcion ;).

    Un saludo y nos leemos.

    Escrito el 20 abril 2019 a las 15:32
  3. 3. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Jose Luis.

    Has conseguido que me ría con tu relato. Las opciones finales me han recordado a los relatos que leía en mi niñez de “dungeons and dragons aventura sin fin” de la editorial Timun Mas, los cuales tenían diferente final dependiendo de la opción elegida.

    He disfrutado leyendo y he aprendido.

    Saludos, nos leemos.

    Escrito el 23 abril 2019 a las 18:24
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Jose Luis, solo quería felicitarte por tu relato que me ha hecho reír un rato, que no es poco.
    Saludos.

    Escrito el 24 abril 2019 a las 11:42
  5. 5. isan dice:

    Hola José Luis:
    Curiosamente este mes he visto más de un relato de humor, entre ellos el mio.
    En cuanto he leído Filomena y Clodoaldo he pensado que esto no podía terminar bien, Clodoaldo se queda sin mojar, seguro. Pero qué equivocado estaba, vaya que sí ha habido sexo.
    Me ha parecido muy ingenioso dar tres alternativas al desenlace. Me ha recordado un relato que presenté en esta página donde un escritor buscaba maneras de empezar un relato ante el folio en blanco. Si tuviera que optar, yo me quedo con el final X. Más que todo por el simbolismo que encierra el número tres en campos tan variados como el arte, la guerra, el deporte, la literatura, la gramática, la política, la geometría, la trigonometría, la mecánica, la física, las matemáticas, las religiones, las reivindicaciones, los deseos… En definitiva, en todo. Y, por supuesto, en el sexo.
    Buen relato, bien estructurado, los personajes magníficos y estupenda la idea.
    Un saludo.

    Escrito el 25 abril 2019 a las 22:39
  6. Hola Jose Luis
    Me ha gustado bastante tu relato, aunque personalmente no soy partidario de poner varios finales. A mi casi me gusta mas dejar un final abierto a la imaginación. De todas formas me han gustado el A y el B. Por cierto ¿de donde sacaste los nombres?, hacia mucho tiempo que no los oía.
    Felicidades y nos seguiremos leyendo

    Escrito el 26 abril 2019 a las 16:11
  7. José Luis, muy gracioso tu relato (¡empezando por los nombrecitos!)y lleno de interés. Imaginativo lo de la selección de finales, como en ciertas películas.
    Buen uso les diste a las palabras obligatorias; las has sabido poner en otra dimensión; no tenían que ser un tiburón real ni una cocina real. Y la margarita quedó muy bien allí adornando a ese esperpento de la Filomena.
    Saludos.

    Escrito el 27 abril 2019 a las 04:07
  8. 8. Laura dice:

    Hola José Luis.
    Una vuelta a la infancia con Elige tu propia aventura!!!!
    Me quedo con la opciòn A, aunque las otras no desmerecen.
    Me he perdido con la frase: ¡Oído, cocina!. No la entiendo. Tal vez sea cuestión local.La he buscado y la encontré sin la coma. Imaginaba el sentido, aunque me ha desconcertado bastante.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 27 abril 2019 a las 23:44

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