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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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EL GRAN LAGO - por Otilia

Sentada en una de las primeras filas del avión emprendía el viaje hacia mi nueva vida. Me dirigía a Nicaragua. Tenía por delante más de catorce horas de vuelo antes de aterrizar en Managua donde me esperaban.

Mis padres se llevaron un disgusto mayúsculo al conocer mi decisión de dejar mi trabajo, muy bien retribuido, en un bufete donde redactaba escrituras, estatutos, y otras zarandajas por el estilo, y de marchar a un país desconocido a realizar una actividad, que, en el mejor de los casos, me daría para sobrevivir.

Había algo más, hacía dos meses que Ángel y yo cortamos una larga relación que no iba a ningún sitio. Lo que habíamos construido en los cuatro años, al final, había sido una farsa.

El avión navegaba sobre un mar de nubes. Parecía inmóvil en el espacio hasta que de pronto se empezó a encabritar. Los vaivenes seguían y el rumor de las conversaciones se hizo más débil.
La azafata nos informó que estábamos atravesando una fuerte tormenta, que mantuviéramos puesto el cinturón y la calma. Faltaban unos minutos para el difícil aterrizaje que la pericia del piloto conseguiría sin peligro para nadie.

Ya en tierra, superado el susto y con la ovación pertinente al comandante, recogí la maleta y me encaminé hacia la salida en busca de mis nuevos amigos.

Iba a trabajar en una fundación nicaragüense formada por diez organizaciones ecologistas de Nicaragua. El objetivo de nuestro trabajo era intentar revertir la contaminación del lago Cocibolca, la fuente de agua dulce más grande de Latinoamérica. En el lago desembocaban a diario alrededor de treinta toneladas de desechos líquidos, sólidos y orgánicos, mientras los gobiernos miraban hacia otro lado.

Entre la gente apareció un hombre fornido que levantaba por encima de las cabezas un cartón con mi nombre pintado en rojo: «Dra. M. Arnaiz».
—¡Aquí! —grité, y en un segundo el hombretón me arrancó la maleta de la mano y me estrujó esta con un eufórico saludo.
—Soy Tom, sígame doctora —dijo mientras caminaba hacia una autocaravana que, por la apariencia, parecía haber dado la vuelta al mundo.
Allí nos encontramos con otros dos miembros del equipo:
—Estos son María y Alberto. Colegas, la nueva ayudante.

Después de los saludos pertinentes y de ponerme al día sobre la actividad a desarrollar, arrancamos hacia el Cocibolca. Le tocó conducir a Alberto Arandia. La iniciativa la dirigía este reconocido biólogo y físico nicaragüense.

—Arnaiz, si tienes hambre en el frigorífico tienes queso o puedes prepararte algo en la cocina —dijo María.
—No, gracias.

Una hora más tarde contemplaba admirada el grandioso lago. De pronto:
—Buenos días, señorita. —La voz me sobresaltó. Al girarme vi un hombre desorientado de mediana edad.
—Buenos días.
—Soy Rubén Darío, nací cerca de aquí en 1867, no sé cómo he llegado al Gran Lago, pero estoy dichoso.
—¡Compañeros! —grito —. Vosotros sois del país, ¿conocéis a este hombre?
—Creo que le he visto, pero así vestido…
—Me llamo Félix Rubén García Sarmiento. Viajé mucho, viví penurias y vi morir a mis hijos, pero, sobre todo, amé escribir.
—Eso es imposible. ¡estás muerto! —dice Tom.

María saca el móvil y escribe el nombre. Nos tiramos a ver la foto y efectivamente es él o su doble.

—Leí una explicación para algunos aviones militares desaparecidos. Decía que, la gran velocidad junto con otro cúmulo de circunstancias, pudo producir el viaje de estos al futuro pasando en el tiempo a través de agujeros de gusano —digo.
—Los universos paralelos son otra posibilidad porque no se viajaría al propio futuro, se tendría dos espacios temporales simultáneos —añade Alberto.

—No sé cómo he llegado, pero aquí estoy. Vosotros, ¿qué hacéis?
—Luchamos para que la contaminación no mate la vida en el lago —contesto.

—Sabéis que cuando yo tenía diez años descubrieron en el Cocibolca una especie rara que solo habitaba en este lugar. El hallazgo fue tan sorpréndete que emitieron sellos del animal como símbolo de identidad nacional. ¿También desaparecerá?

—Cien años más tarde descubrieron que era un tiburón. Una especie que migra desde el mar subiendo por el rio San Juan hasta llegar al lago. El Tiburón Toro es una variedad capaz de vivir en aguas dulces —dice Alberto —. La contaminación así como la pesca están diezmándolos.

—Rubén, ¿tiene sed?
—Gracias, …
—Margarita —digo con una sonrisa.

Entonces, el poeta recita nostálgico:

«Margarita, está linda la mar.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento».

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18 comentarios

  1. 1. Florencia M dice:

    Hola Otilia:

    Encuentro tu relato narrado de manera clara, fluida y que está muy cuidado en su forma (Solo señalarte que corresponde una mayúscula en ¡Estás muerto!).

    Me parece muy ingenioso como enlazas hechos reales: el tiburón toro como símbolo de identidad nacional, lo que fue contemporáneo a Rubén Darío y más adelante su poema Margarita.

    Pero, por otro lado, en cuanto relato corto creo que introduces datos anecdóticos que no aportan mucho al conjunto. Por ejemplo: la tormenta en el avión. Esta no aporta más que un toque de aventura, pero no suma al conflicto central de la historia, que tampoco puedo ver claramente cuál es.

    Una duda: ¿Agujeros de gusano? ¿Qué es eso?

    Un saludo, hasta la próxima.

    Escrito el 17 abril 2019 a las 20:19
  2. 2. Pepelu Martín dice:

    Hola:
    Me ha gustado el relato y el “homenaje” que haces, nada más ni nada menos, a Rubén Darío. Tal vez le has dedicado párrafos en la presentación, en exceso, que en mi opinión no aportan. El avión, el novio, etc. Y la aparición de Darío, podía haber sido más elaborada para hacerla más creíble en el tiempo. El agujero de gusano… puede valer, pero queda como insuficiente. Recurrir a un sueño, podría ser (aunque está muy trillado). Como dra. no parece compatible con: redactaba escrituras, estatutos, y otras zarandajas.
    Pero insisto, me ha gustado de verdad.
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:23
  3. 3. IreneR dice:

    Buenas, Otilia.

    El relato en sí me ha gustado, pero creo que el tema central es el homenaje a Rubén Dario, y al tardar tanto en aparecer, queda completamente en segundo plano. Todo lo que hay anterior a ese encuentro se podría acortar, algunas cosas incluso obviar, para que pudieses centrarte en el tema en cuestión.

    Mi impresión ha sido esa, que has querido hacer un homenaje a este escritor, sino… Bueno, sino, no sé muy bien cuál es el argumento, dónde está el conflicto…

    Hay algunos fallos con las rayas de diálogo.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:50
  4. 4. Laura dice:

    Hola Otilia.
    En primera, muchas gracias por pasar por mi relato y dejar tu hermoso comentario. Muchas gracias.
    Con el tuyo, francamente, lo del viajero en el tiempo, a mí me resultó muy difícil de hacerlo coherente, sin caer en un Deux ex machina, celebro a quienes lo han abordado.
    Es un homejane a Rubén Darío, pero lo veo algo forzado desde la forma en que se presenta. Tal vez podría haberse incluido de otra forma: con la poesía, comparando entre ellos las impresiones sobre el escritor, y terminar preguntándole quien es. Siempre pudiendo quedar la posibilidad de que sea un loco que se cree Rubén Darío.
    Queda abierto a muchas posibilidades.
    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 12:29
  5. 5. El. Sr. Pimienta dice:

    Hola Otilia,

    Ha habido un momento en que me he perdido. Al analizar el motivo me he dado cuenta que, has explicado todo tan bien, tan detallado, hasta llegar a la autocaravana, que el encuentro con Rubén Darío no sabía donde había tenido lugar, si en esta o en el lago. Con esto quiero decir que comparto con la idea ya nombrada, que lo anterior a Rubén Darío, es demasiado fútil como para entrar tan en detalle.

    Luego sigo con el comentario, que he calculado mal y no tengo más tiempo :S

    P.S. Florencia M, agujeros de gusano son como agujeros negros pero que tienen a ver con el espacio-tiempo, y tal.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 13:48
  6. 6. El Sr. Pimienta dice:

    Otilia,

    Lo prometido es deuda, así que aquí estoy otra vez. Además tengo curiosidad por un particular del texto, y es que precisamente a partir de la caravana (unas líneas más abajo), el narrador pasa a hablar en presente, y no lo entiendo. ¿Es algo relacionado con Darío? Parece que sea aposta, no un error, por eso tengo curiosidad…

    En todo caso, en mi opinión el relato tiene un lenguaje fluido y, como dice Florencia, cuidado. A partir de aquí es ir puliendo cosas y, aunque (hablo por mi mismo) ni soy filólogo ni escritor, si puedo ayudar en esa tarea pues bien contento estoy.

    Sí que es verdad que hay algunos errores de forma, pero no creo que sean dignos de mención, excepto el que te voy a hacer, que será siempre a opinión personal. Quizá ni haya una regla que lo diga, pero a mi me sonaría mejor, en el 3r parágrafo, utilizar punto y seguido o dos puntos (:) después de “Había algo más”. No sé muy bien como argumentarlo, pero como que de esa manera le das más importancia a lo que sigue.

    Sigue escribiendo,

    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2019 a las 16:59
  7. 7. Alberto dice:

    Buenas Otilia,

    Me gusta mucho cómo escribes y lo natural que resulta al leerlo, aunque en honor a la verdad, no me ha entusiasmado tanto la historia. Creo que hay algunos párrafos que no aportan mucho al conjunto de la trama (los cinco primeros sobre todo, en los que creo que podrías haber dado menos datos y resumirlo en uno, para tener más espacio después).

    La aparición de Rubén Darío y el particular homenaje que haces, sin duda es lo mejor del relato junto a tu forma de escribir. Enhorabuena.

    Un saludo desde el 98.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 17:42
  8. 8. Piquillín dice:

    Hola Otilia: Me gustó mucho tu relato, de fácil lectura y ameno. Aunque coincido en lo dicho anteriormente, tarda en aparecer el personaje principal.Demasiada introducción. Lo que más interesante me pareció y oportuno con el reto, fue la incorporación del poema.
    Te felicito, Espero pases por mi relato en el 101

    Escrito el 18 abril 2019 a las 22:19
  9. 9. Otilia dice:

    Muchas gracias por vuestras aportaciones y amables comentarios.
    Pronto devolveré la visita a todos.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 08:38
  10. 10. Galia dice:

    Buenos días Otilia, Felices Pascuas!!!
    Gracias por pasar por mi relato, tendré en cuenta tus observaciones.
    El tuyo es claramente un merecido homenaje al gran poeta Rubén Darío, y pienso quizás para darle jerarquía a este eje, lo comezaría enfatizando la atracción que tenía este escritor desde tu infancia.Quizás suprimiría la parte de la travesía en la tormenta y haría flashes de Rubén Darío en tierra nicaragüense. Son simples sugerencias y por cierto, no puedo ponerme en tu cabecita y lo que imaginaste al escribirlo.
    De todas maneras lo considero un buen relato con un merecido homenaje.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 16:49
  11. 11. ortzaize dice:

    Hola Otilia:
    El homenaje a Dario hace que alguna parte del relato sobre, pero me ha gustado.
    saludos.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 21:34
  12. 12. María Esther dice:

    Hola Otilia, te devuelvo la visita. Leí tu relato, y los comentarios de algunos compañeros.Me gustó que fuera un homenaje al gran poeta Rubén Darío, que yo adoro.
    Creo, como los demás que apareció un poco tarde, y faltó más de su “verbo divino.”
    ¡Gracias Otilia por nombrarlo!

    Escrito el 22 abril 2019 a las 00:34
  13. 13. Otilia dice:

    Muchas gracias Galia, Ortzaize y María Esther por vuestro tiempo.
    Nos seguimos leyendo en la próxima escena.
    Saludos.

    Escrito el 22 abril 2019 a las 09:21
  14. 14. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Otilia, aquí estoy devolviendo tu amable visita.

    En lo formal poco que reseñar, un desliz en “rio San Juan”, debería ser “río San Juan”. También percibo un cambio en el tiempo verbal en el desarrollo del diálogo.

    “—Buenos días, señorita. —La voz me sobresaltó. Al girarme vi un hombre desorientado de mediana edad.”

    “—¡Compañeros! —grito —. Vosotros sois del país, ¿conocéis a este hombre?”

    Comparto con los compañeros la impresión de que la finalidad de tu relato es un homenaje a Rubén Darío. Para el cual te viste un poco encorsetada por el límite de palabras tal como tú querías enfocarlo. A partir de ahí y ajustándose a las condiciones del reto, quizás hubiera sido oportuno prescindir de esos detalles superfluos que no aportan y dejar ese espacio para profundizar emocionalmente alrededor de la imagen y figura del gran Darío.

    He disfrutado con tu relato y he aprendido.

    Nos leemos, saludos.

    Escrito el 23 abril 2019 a las 11:33
  15. 15. Josè maría dice:

    Hola Otilia .el relato me ha gustado no creo que se tenga que quitar o añadir nada ,sobre todo me a encantado el final con poesía.me dejas en duda las dos veces que escribes digo ¿esta bien escritas? o quizas seria dijo,un saludo mi relato es el 43 por si te quieres pasar

    Escrito el 23 abril 2019 a las 19:34
  16. 16. Otilia dice:

    Gracias El Apuntador Mudo y José María por leer y comentar.
    Hasta la próxima escena.
    Saludos.

    Escrito el 24 abril 2019 a las 10:40
  17. 17. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por leerte mi relato
    Tu cuento está muy bien escrito, pero echo en falta algo más de trama o de conflicto. Toda la primera parte del relato no añade nada a la historia en sí misma, porque solo arranca cuando hace su aparición en el lago Rubén Darío.
    Es solamente mi opinión personal, espero que no te lo tomes a mal.
    Un saludo

    Escrito el 25 abril 2019 a las 02:27
  18. 18. Otilia dice:

    Gracias Jose Luis por leer y por las aportaciones que tendré en cuenta.
    No puedo tomármelo a mal porque estoy de acuerdo contigo.
    Saludos.

    Escrito el 25 abril 2019 a las 17:42

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