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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Mi mejor clase de historia - por Piquillín

Estaba tan aburrida que, fingiendo una diligencia, abandoné el aula en el que estaba dando clases. Me dirigí hacia la cocina a calentar agua para cargar el termo. Siempre algún profesor se encarga de tener los elementos preparados para la indispensable ronda de mates prevista para la hora de recreo.
Me encontraba desmotivada en el curso. Hace años que estoy intentando encontrar la forma de acercar, en un lenguaje claro y cercano a los adolescentes, los contenidos de la materia historia. Cuando logré tener un discurso ameno y llevadero, me cambiaron el escenario. En estos tiempos a los jóvenes no se los convence con un razonamiento lógico y deductivo por más entretenido que pueda ser la alocución; sino que hay que usar discursos audiovisuales si se quiere captar su atención. Pero en los establecimientos educativos se complica gestionar los dispositivos necesarios para mantenerlos atentos, interesados y para colmo entretenidos. En la Argentina del siglo XXI insistir en construir conocimientos en las escuelas públicas se ha convertido en una proeza. Historia me gustó siempre; pero ya no se trata sólo de eso.
—¿Argentina del siglo XXI?— interrumpió mis pensamientos, que al parecer estaban siendo en voz alta, una vocecita.
Me di vuelta y allí estaba ella. Era una mujer joven, con un rostro que denotaba sufrimiento y cansancio. Tenía puesto una pollera larga negra, una enagua y una blusa blanca muy sencilla. Sobre su cabeza tenía un pañuelo oscuro.
— Me asustaste. ¿De dónde saliste? ¿Por qué estás vestida así?—la interrogué asustada, creyendo que ya era hora de pedir mi carpeta psiquiátrica.
—Me llamo Margarita. ¿Ya llegamos a Argentina? ¿Dónde estoy? ¿Por qué dijiste siglo XXI?
Me refirió que se encontraba con su familia en un barco que venía de Galicia y que se dirigía a Buenos Aires.
—Estaba buscando el cuarto de baños y me topé con una puerta que tenía dibujado un tiburón—dijo, señalando una similar en la cocina en la que nos encontrábamos—la abrí y aparecí aquí. ¿Qué está pasando?
Yo nunca había visto esa puerta ahí. Le expliqué que se encontraba en el año 2019, en una escuela en Argentina.
La invité a que me acompañe al aula, prometiéndole que encontraría la forma de ayudarla a regresar al barco del que había salido. Por curiosidad Margarita aceptó el convite.
Entré al aula y la presenté a mis alumnos. Introduje el tema de la inmigración europea a comienzos del siglo XX y le di la palabra a ella. Margarita contó con lujo de detalle sus peripecias, detalló la situación económica y social de la que huían. Describió de manera precisa el barco en el que viajaban y nos transmitió su esperanza en la búsqueda de nuevos horizontes.
No sé que creyeron mis alumnos, me preguntaban si era una actriz, yo contestaba con evasivas. Fueron respetuosos, se mostraron interesados y me pidieron más clases así.
Con Margarita regresamos a la cocina, nos abrazamos. Abrió la misteriosa puerta. Me di vuelta, para ver si venía alguien, y cuando volví a mirar, había desaparecido mi personaje y la puerta.
Sólo sé que el hecho sucedió efectivamente porque cuando voy a ese curso, mis alumnos me preguntan por mi amiga actriz, y me piden más personajes. Estoy en la búsqueda de una escuela de teatro y preparando un proyecto para presentar en la dirección; tal vez la puesta del cuerpo sea un buen recurso para enseñar en las aulas también.

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10 comentarios

  1. 1. Galia dice:

    Hola Piquillín: gracias por pasar por mi relato. Quizás al desmayar a la protagonista, su ser volvió a la infancia, pero son puntos de vista, justamente la devanecí para evitar el recuerdo.
    Paso al tuyo, me ha gustado mucho cómo te has ingeniado para conjugar todos los elementos de la consigna. Bien descripta nuestra realidad que duele y esa puerta en el tiempo actúa de manera de homenaje a los inmigrantes que forjaron nuestra bendita tierra.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Galia

    Escrito el 18 abril 2019 a las 23:03
  2. 2. Laura dice:

    Hola Piquillín.
    Me ha gustado mucho tu personaje, más que realista. Me esperaba que agregaras a lo de enseñar historia en el siglo xxi, con materiales del siglo xviii.

    Me pareció muy buena la inclusión de las palabras obligatorias.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 00:00
  3. 3. IreneR dice:

    Buenas, Piquillín.

    La idea de tu relato me pareció muy buena. La tarea de los profesores de historia para motivar a sus alumnos es siempre enorme.

    Aunque he encontrado unas cuantas erratas que me han sacado de la historia. Por ejemplo:
    – “Me di vuelta y allí estaba ella.”, falta un “la”.
    – “Estaba buscando el cuarto de baños…”, sobra la “s” de baños.
    – “La invité a que me acompañe al aula,”, acompañe no es correcto, acompañase.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 08:27
  4. 4. Lady N dice:

    ¡Hola Piquillín!

    Tu relato se me ha hecho muy curioso e interesante. El hecho de que justo cuando la profesora se este rindiendo aparezca una pizca de magia para devolverle las ganas y las fuerzas me ha encantado. Lo único que personalmente se me ha hecho un poco raro es que Margarita no se haya sorprendido al saber que estaba en pleno siglo XXI y que tampoco haya preguntado por nada de la sociedad actual.

    Por último, tengo que decir que el final de la historia me ha gustado mucho, creo que sería una novedosa forma de enseñar y de esta manera, sobre todo para los más pequeño, sería más divertido aprender.

    Nos leemos, muy felices letras!

    Escrito el 20 abril 2019 a las 00:39
  5. 5. Otilia dice:

    Hola Piquillín:
    Gracias por leer y comentar mi historia.
    Tu relato toca temas desgraciadamente muy actuales:el poco dinero que invierten los gobiernos en educación, la desmotivación tanto de alumnos como de profesores, la migración y, siempre, la esperanza en la búsqueda de una vida mejor. Buen trabajo.
    En cuanto a la forma, ya te han comentado algunas cosillas. Yo, solo es mi opinión, quitaría “aburrida”. Una profesora en el aula nunca está aburrida, en todo caso, cansada.
    Nos leemos. Saludos.

    Escrito el 20 abril 2019 a las 09:44
  6. 6. Piquillín dice:

    Hola Otilia. Yo, a veces en el aula estoy cansada y entretenida, y otras estoy aburrida y no estoy cansada. Tal vez esta parte era autorreferencial; el aburrimiento es una sensación que también está por muchos motivos.

    Escrito el 20 abril 2019 a las 18:18
  7. Piquillín:
    Muy interesante lo del personaje antiguo que sirve de apoyo para mejorar la cátedra y muy buena la sátira sobre la desconexión de la educación con la realidad que vive la juventud.
    Dos observaciones de lenguaje:
    “abandoné el aula en el que estaba” – Aula es palabra femenina: en LA que estaba. (Por eufonía, las palabras femeninas que comienzan con a acentuada o ha acentuada cambian los artículos “la” por “el” y “una” por “un”.
    “Tenía puesto una pollera larga negra, una enagua y una blusa blanca” – Tenía puestAS una pollera larga negra, una…
    Saludos.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 04:17
  8. Hola:
    Muy buena tu idea la de incluir al viajero del tiempo en una clase de Historia. Bastánte creativo. En general me gustó la escritura del relato, sólo mejoraría la parte donde inicia el “En estos tiempos” y cierra con “En la argentina del siglo XXI”; lo siento a modo de discurso o ensayo, un poco forzado y rompe la tensión del cuento. Tal vez sea mejor mostrar la situación con un ejemplo en vez de explícarlo.
    Creo que por lo demás mantienes el interés hasta el final y el personaje es creible y ameno.
    Buena historia. Saludos y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 13:49
  9. 9. María Esther dice:

    Hola Piquillín, tu relato es muy bueno, es una realidad no solo en tu país. Ha sido muy acertada la idea de una actuación representando un personaje de otro tiempo, en el aula. Creo que el teatro sería un recurso excelente para la historia, porque los personajes están vivos. Ya sé que podrán hablarme de la imagen y su extraordinario valor, pero una cosa no quita la otra.
    También creo que con los magros presupuestos que se dedican a la educación por nuestras latitudes, solo la palabra no alcanza para motivar a los alumnos.
    Saludos, nos encontramos.

    Escrito el 23 abril 2019 a las 00:59
  10. 10. erodosaine dice:

    Hola piquillín

    me ha parecido una historia muy original. Me pareció que, en el comienzo, describes el ambiente y los sentimientos de la protagonista con más dedicación, y a medida que te acercas al final esto en parte se pierde. Es normal apresurarnos por terminar la historia, ten cuidado con que la narración no decaiga. Aún así, con el límite de palabras es difícil.

    Escrito el 30 abril 2019 a las 00:54

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