La tercera es la vencida - por Lobita

Estando en cubierta recordé cómo había llegado a este punto y fue a través de un anuncio en una página web:
“El viajero en el tiempo”
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¿Le gustaría vivir la historia con sus propios ojos?
¡Aproveche esta oportunidad única en su vida!
Su matrimonio iba mal y ella pensó que era una excelente oportunidad para reavivar la pasión en su vida.
Mi marido había estado a punto de ser atacado por un tiburón y desde ese día no quería salir de su camarote así que de la segunda luna de miel nada de nada.
El paseo incluía varias escalas llenas de aventura, iba a presenciar la construcción de las pirámides de Egipto, China en la época de los emperadores, se habían trasladado a Dinamarca, para visitar a los vikingos. Lo más divertido era poder personificar a los habitantes de esas épocas ya que para que no corrieran riesgos se podían cambiar de ropa porque el tour incluía ese servicio y se introducían de manera sutil en las poblaciones.
Había tomado una margarita de tequila de las cocinas y había salido al aire nocturno, al día siguiente iban a visitar la zona maya en México, esa cultura siempre le había causado una gran fascinación por su cosmovisión, sus costumbres, etc. Prometía ser una jornada de lo más agradable, por lo que tenía entendido eran unas personas bastante educadas y cultas para nada salvajes.
Desembarcaron en una playa virgen con unas palmeras alegres, la arena blanca y un cielo azul que quitaba el aliento, ella puso mucho empeño en su vestuario tenía el presentimiento de que conocería a alguien importante aunque todavía tenía sus dudas pero mientras su marido no mostraba ningún interés, como decían aunque una estuviera a dieta, no impedía que pudiera ver la carta.
Esta vez las incursiones eran en grupos pequeños y tuvieron que teñirse la piel con un ungüento para aparentar tener piel morena, un guía estaba a cargo y es que algún turista se podría emocionar de más y poner a todos en riesgo como había pasado en Fenicia donde estuvieron a punto de lincharlos.
Se dirigían a un centro ceremonial en la zona de Tulum y donde planeaban una visita rápida, ya cerca del lugar vieron a bastante gente reunida al parecer en una festividad, mucho movimiento, alegría parecía fácil mezclarse esta vez, ella no tomaba muchos riesgos pero decidida a seguir viviendo la aventura se separó del grupo y se coló a una especie de discurso del líder de la tribu.
Apareció encima de una pirámide, un hombre alto y moreno cuando nuestra amiga vio el porte, la presencia de ese hombre, su magnetismo e inmediatamente quedó enamorada, era un miembro de la nobleza maya, se notaba también en su elegancia. Era verdaderamente irresistible. En ese momento supo que su vida había cambiado no tenía nada que la atara con el presente y tenía que encontrar la forma de quedarse a vivir en esa época la gran pregunta era cómo.
Sabiendo que tenía poco tiempo se le ocurrió una idea descabellada poniéndola en práctica al momento, el discurso estaba concluyendo, ella se precipitó a los pies del hombre fingiendo un desmayo sumamente tonto pero…, el hombre y su comitiva se detuvieron de inmediato, la multitud guardó silencio cuando el hombre ordenó a uno de los sacerdotes que la levantaran y que la hicieran a un lado.
No podía creerlo el segundo intento tampoco había funcionado, había intentado colarse en el grupo del hombre, infiltrándose como parte de la servidumbre, pero una mujer con muy mala cara la corrió…
Este era su tercer intento, era el todo por el todo, esperaba llamar la atención del hombre, estaba desesperada, ya era el atardecer, si no tenía éxito, tendría que regresar al barco y a su marido rutinario.
Se dirigió nuevamente a la casa del noble y se puso a cantarle una serenata, con gallos y desafinada pero mucho sentimiento al finalizar los nobles pensaban que era una declaración de guerra y estaban a punto de cogerla cuando alguien la tomo del brazo llevándosela, ya estando lejos le advirtió:
¡Ni se te ocurra hacerlo de nuevo!
Harta y enojada, estaba a punto de mandar todo al carajo y quería terminar el viaje de una buena vez.
¡Hombres! ¿Quién los necesita?
De pronto sintió que alguien la miraba, alzó la cabeza observando que un hombre le sonreía era el mismo que la había ayudado con anterioridad.
¡Vaya, caray, el amor podía tener múltiples caminos!