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EL CONSEJO DEL ABUELO - por J.J. Salcedo Muñoz

Mi abuelo fue un gran científico. Muchos que lo conocieron cuentan que fue el mejor del país y varios libros de historia lo proclaman como el más influyente e importante. Él Trabajó durante toda su vida en más de un millón de inventos: entre los cuales encontramos la posibilidad de viajar en el tiempo, de rejuvenecer o envejecer con una fórmula, de tener cabello por siempre, de que las mascotas no se mueran jamás. ¡Fue un sujeto increíble! Se encargó de mí luego de la muerte de mis padres, me hacía hologramas de ellos para que los conociera y me hacía regalos que no mencionaré, para no excitar la envidia del niño interior del lector.
Antes de que muriera mi abuelo, el año en que cumplí dieciséis, me enseñó la definición de ciencia, me explicó cuál era su misión en el mundo y se esforzó por enseñarme todos sus descubrimientos, con el fin de que ningún otro hombre fuese más experto en esas creaciones. ¡Oh, claro. Un orgulloso!
Lo que más me costó aprender fue a viajar en el tiempo. A este proceso no se le podría llamar complicado ni difícil. Lo mejor será definirlo como inefable. Siempre me hizo ilusión dominar este arte, así que después de que la práctica me hiciera un maestro en los otros inventos, me encerré un año en aquella casa donde crecí. Investigué tanto como pude, releí el cuaderno de notas del abuelo unas mil veces, fallé en incontables ocasiones hasta que finalmente lo conseguí. Abrí un portal que, si las cuentas no fallaban, me llevaría al día en que murió el abuelo. Me emocioné en sobremanera, pero más grande fueron los nervios. Retrocedí y presencié como se desvanecía unos segundos después.
Deseaba sorprender al abuelo, contarle el gran científico en quien me había convertido, hacerle saber que me había graduado de la universidad y que iba a ser papá. Todas estas razones me influenciaron a agarrarme los cojones, prepararme en todos los aspectos y abrir un nuevo portal.
—Hola, abuelo –saludé apenas entré en aquella dimensión.
—Bienvenido —Me abrazó—. Necesito decirte algo.
—No, abuelo. Yo vine a decirte algo.
—Ahórrate todas esas banalidades —Frunció el ceño—. Si te enseñé a viajar el tiempo fue porque esperaba este momento para que te conviertas en el hombre más sabio de tu dimensión.
Lo interrumpí. No entendía un carajo. Quise hablar y desahogar todo lo que llevaba por dentro; que puede enorgullecerse con mis palabras, verle una sonrisa por escuchar mis logros. Después de aquello, miró al cielo y negó con la cabeza de melena grisácea.
—Dios, ¿estos ratones desde cuando se creen ratas? —Se levantó de su butaca—. Regresa a tu dimensión, regálale una margarita a tu esposa cada mañana y recuérdale lo mucho que la amas. A mi nieto dale estos juguetes de tiburón: Gran tiburón Blanco, Tiburón Tigre, Tiburón Ballena, Tiburón toro, Tiburón cabeza de martillo, Tiburón Duende. Le encantarán tanto como a mí y como a ti cuando eras apenas un niño.
Cuando terminó de hablar, me abalancé sobre él y lo abracé. Le dije que lo extrañaba, que era todo para mí y le agradecí por todo lo que me había enseñado. Besé su mejilla como quien junta sus labios con lo más preciado del universo y él lo único que hizo fue darme unas fuertes palmadas en el pecho. ¡Diablos, aquello sí que fue precioso! Después de una sonrisa pícara, abrió un portal y con una patada me devolvió a casa.
Mi esposa estaba en la cocina leyendo el periódico con su barrigota.
—¿Dónde estuviste? —interrogó, inspeccionando mi humanidad de pie a cabeza.
—Estaba donde el abuelo.
Se levantó de la silla, sulfurada y gruñendo.
—¡Tu abuelo está muerto!
No hubo respuesta de mi parte. Salí del lugar mientras ella continuó gritando todos los insultos que se le ocurrieron en el momento; caminé hacia la sala y dejé el hogar. El jardín estaba precioso. Agarré una margarita y antes de que cantase el gallo se la estaba dando a mi esposa.
—¡Te amo! —Besé sus labios en repetidas ocasiones—. ¡Te amo!
Me abrazó, sonrió y cerré los ojos para encontrarme con el abuelo, quien me guiñaba el ojo.

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1 comentario

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Me toca hacer un comentario a tu relato
    Es de ciencia ficción, y con el poco espacio disponible, sin embargo, también hay lugar para la ternura. ¿Quién no sueña con poder volver a estar un rato con algún antecesor nuestro, como por ejemplo, un abuelo?
    Entiendo que este mes hacer un relato con el reto de meter un viajero en el tiempo es muy difícil. Y por eso este cuento quizá no ha quedado tan bonito, tan redondo. No hay mucha trama, ni muchos giros dramáticos. En general, es bastante entretenido.
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2019 a las 02:11

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