Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Sorpresa inesperada - por Sirga

Dora estaba de pie junto a la ventana de su cocina. Las vistas desde allí le permitían ver el puerto, los barcos que zarpaban y los que regresaban tras una jornada o más de duro trabajo.
Respiraba aliviada cada vez que veía los colores del barco de Juan, su marido, aproximarse lentamente a puerto. Juan era el capitán del “Margarita”, un pequeño barco que se dedicaba a pasear turistas con el fin de avistar delfines, ballenas o cualquier otra criatura marina. Ese era su trabajo y su pasión, pues lo que más anhelaba era el contacto con el mar.
Llevaban media vida juntos, desde aquella noche en la que Juan apareció en su casa. Pero, aun así, no podía evitar tener miedo del mar, de que un día se lo arrebatara para siempre y no volviera a verlo.

Sucedió en una desapacible noche de tormenta. Durante la tarde, el cielo se fue tiñendo de oscuro, casi negro. Grandes nubes amenazantes, como soldados en formación, lo invadieron. La lluvia no tardó en caer con fuerza, y el viento, frenético, cargado de arena y agua, azotaba a su paso todo lo que encontraba. El mar rugía desesperado, las olas enfurecidas se elevaban formando enormes moles de agua que iban a morir a las rocas de los acantilados o a la arena de la playa.

A las tres de la madrugada, el sonido del timbre de la puerta de la casa se propagó por todos los rincones. El silencio expectante en el que la tormenta los había instalado temporalmente, se rompió. Sobresaltado por lo insólito del momento, el padre de Dora se levantó seguido de su pequeña hija, que no podía dormir.

En la puerta apareció un niño de unos ocho o diez años, quizás más. Estaba empapado, aturdido y desnudo de cintura para arriba. Le curaron las pequeñas heridas, le dieron ropa y en la cocina, tras una humeante taza de chocolate, les contó lo que recordaba.
Estaba jugando en la playa con sus amigos y una apuesta le hizo nadar mar adentro. Cuando quiso volver a la orilla una ola lo arrastró y lo llevó a las profundidades. Aturdido por el impacto y el agotamiento, fue cayendo en aguas cada vez más profundas. Le pareció ver a un tiburón que lo arrastraba y empujaba hacia el fondo hasta caer por el interior de una sima. La arena suave del fondo frenó su caída. Cuando recuperó la conciencia, se dio cuenta de que estaba en una cueva, rodeado de grutas en donde crecía abundante vegetación que le sirvió de comida junto a pequeños crustáceos que recogía. No recordaba cuánto tiempo había estado allí, creía que un par de días.
Lo siguiente que recordaba era despertar en una playa cubierto de algas, bajo la lluvia y el viento. A lo lejos vio una luz y corrió hacia ella y así fue como llegó hasta allí.

Todos se miraron sin creer del todo la historia del niño. Dora le tendió la mano y le regaló una cálida sonrisa que él recogió y guardó en su corazón como un tesoro.

El doctor que lo examinó dictaminó que estaba sano y fuerte. Las pequeñas membranas que unían los dedos de sus manos y sus pies irían desapareciendo con el tiempo. Decidieron no dar publicidad del hecho, mantener alejada a la prensa y a las autoridades, al menos, por el momento. Esperarían a que Juan se restableciera y pudiera contar todo lo que había pasado en realidad. Mientras tanto, Juan creció y se ganó el cariño de todos. No volvió a mencionar su historia en el mar. Hacía todo lo posible por adaptarse a su nueva vida. Pero, de vez en cuando, la llamada del mar lo atrapaba con su dulce melodía y entonces corría a encontrarse con él y se fundían en un largo abrazo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. IreneR dice:

    Buenas, Sirga.

    Un relato muy bonito y bien narrado. Me ha gustado, y el detalle de las membranas entre los dedos de Juan me ha parecido muy original.

    En esta frase me parece que hay dos “todo” demasiado juntos: “Todos se miraron sin creer del todo la historia del niño”.

    Me ha gustado la imagen de Juan atrapado por la melodía del mar. Aunque igual se podría agrandar si se narrase que un poco más “explícitamente” en qué consiste ese correr hacia allí, encontrarse con el mar y fundirse en un largo abrazo. No sé, algo así como que se quita la camisa, los pantalones y se adentra en las olas. Que las membranas de los pies se despliegan y… Algo de eso he echado de menos al final.

    Pero aun así, ya digo que me ha gustado.

    Nos leemos.

    Un saludo.

    Escrito el 17 abril 2019 a las 20:15
  2. 2. María Jesús dice:

    Hola Sirga: Me ha gustado mucho tu relato, tanto el tema como la manera en que está narrado. Esta claro que Juan pertenece al mar y es posible que solo el amor por Dora le retenga en tierra firme. Por eso ella siempre piensa que un día él quizá no vuelva y vive permanentemente con ese temor. Precioso.
    Saludos.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 16:20
  3. 3. M.L.Plaza dice:

    Hola Sirga.
    Gracias por pasarte por mi relato.
    Me ha parecido muy interesante el temor de Dora al mar,a que le acabe quitando su marido de la misma manera que hace años se lo entregó, al hacerlo llegar a su casa.
    La historia es bonita y se lee muy bien, pero creo que hay algo desproporcionado en ella: o le sobra ambientación o le falta acción. El personaje de Juan es excesivamente pasivo, le falta algo ¿a quién prefiere a Dora o al mar?
    En el primer párrafo repites barco, Juan y mar. En el cuarto profundidades, profundo, cayendo, caer, arena, fondo,recordaba.
    En los dos últimos párrafos abusas de todo, todos.
    Me ha gustado mucho el papel que juega el tiburón, casi de hada madrina. Muy original.
    Pobre Dora, el amor al mar me parece un enemigo formidable.
    Me ha gustado mucho leerte.
    Saludos

    Escrito el 20 abril 2019 a las 17:36
  4. 4. Sirga dice:

    Gracias a los tres por leer y comentar mi relato.

    Hola IreneR. Me alegro que te halla gustado.
    Llevas razón hay palabras repetidas y faltan explicaciones que lo hagan más
    completo.

    Hola María Jesús. Me alegro que te guste el relato y hallas visto la esencia de lo que quería contar.

    Hola M.L.Plaza. Llevas razón en lo que apuntas respecto a Juan, le falta protagonismo, debería dejar ver esa dualidad_conflicto que tiene entre sus grandes amores: Dora y el mar.También debería sustituir las palabras repetidas a las que no había visto hasta ahora.
    Gracias por las aportaciones, todas las sugerencias son bien recibidas y valoradas.
    Nos leemos.
    Saludos.

    Escrito el 23 abril 2019 a las 07:37
  5. 5. Carmen Sánchez Gutiérrez dice:

    La historia es muy original y está bien escrita. Quizás la versión del niño tenga algunas incoherencias. No explicas como pasó de las grutas a la playa donde fue rescatado, por ejemplo. Pero en conjunto me ha gustado mucho. Buen trabajo.
    Un saludo.

    Escrito el 25 abril 2019 a las 17:16
  6. 6. Laura dice:

    Hola Carmen.
    Es muy interesante tu propuesta, con el temor eterno de Mrgarita de que el mar se lleve a su esposo.
    Es algo dudoso el relato del niño, pero puede incluso ser una fantasía de él mismo, aunque no creo que si tenìa membranas, las mismas puedan aparecer o desaparecer a necesidad, por màs que el proceso lleve mucho tiempo.
    Es un relato que da para mayor desarrollo.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 28 abril 2019 a las 00:32
  7. 7. Laura dice:

    Perdón, tu nombre es Sirga, no Carmen.
    Disculpa.

    Escrito el 28 abril 2019 a las 00:33

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.